jueves, enero 15, 2015

2015, ningún día sin elecciones


Me asombra la capacidad de Artur Mas para ejecutar piruetas en público que llaman la atención sobremanera y consiguen convertirle en el centro de todas las atenciones. Su necesidad de ser el foco al que todo el mundo mira es patológica, digna de estudio profesional, y como lo es la astucia que hasta ahora ha demostrado para, pese a dirigir un gobierno inoperante y asediado por la corrupción, mantenerse en el poder. Ayer, en otro de sus mítines camuflados como rueda de prensa, procedió otra vez a adelantar las elecciones, a ocho meses vista, por lo que el 27 de septiembre se votará en Cataluña.

Si no les gustan los procesos electorales y todo lo que llevan asociados, les aconsejo que busquen un monasterio de clausura que ofrezca el alquiler de estancias y pasen allí un retiro hasta, al menos, las próximas navidades, porque 2015 va a ser un año de constante campaña electoral, continua propaganda, mítines sin parar y elecciones, resultados, análisis y opiniones sin fin. El año arranca con las elecciones griegas del 25 de Enero, dentro de do domingos, en las que nos jugamos bastante, y en las que ya se empieza a intuir, por si tenían dudas, de hasta qué punto nuestro futuro no sólo depende de lo que nosotros decidamos. En Mayo, a finales, tendrán lugar las municipales en toda España y las autonómicas en todas las Comunidades Autónomas a excepción de las mal llamadas históricas (País Vasco, Cataluña, Galicia y Andalucía) y por esas fechas también acudirán a votar los británicos en unas elecciones generales que pueden ser determinantes para la futura presencia o marcha del Reino Unido de la UE. Tras el verano, con los nuevos ayuntamientos ya constituidos, tendrán lugar las elecciones catalanas convocadas ayer, casi cuatro meses exactos tras las municipales, y en Noviembre, aunque hay posibilidades legales para atrasarlas algo, tendrán lugar las generales, en las que Rajoy se juega sus barbas y Pedro Sánchez, seguramente, su figura. Y no crean que eso es todo. La cada vez más inestable situación del pacto de gobierno en Andalucía entre el PSOE e IU hace que Susana Díaz tenga enormes tentaciones de adelantar las suyas (quizás para hacerlas coincidir con las municipales?) En todo caso háganse a la idea de que, lejos de disminuir, este calendario todavía puede apretarse un poco más. Además del número, todas estas elecciones van a ser muy especiales, porque en ellas veremos por fin el resultado que obtendrán nuevas formaciones políticas que ahora ocupan el escenario mediático y demoscópico, pero que no están presentes en ningún centro de poder, sea del nivel que sea. De cara a las municipales las candidaturas de “Ganemos” versiones descentralizadas y franquiciadas de Podemos, pueden dar la sorpresa en muchas ciudades, incluso en capitales de provincia, y condicionar la estrategia electoral del resto de partidos para los siguientes comicios. Si los resultados de Ganemos son tan buenos como predicen las encuestas que PP y PSOE no toman en serio, el miedo les entrará en el cuerpo de verdad. Las catalanas de septiembre también servirán para medir en primera instancia la fuerza de Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, que tras anunciar que quiere presentarse en toda España, ha irrumpido en los sondeos, relegando a UPyD a la esquina del 5%. Un buen resultado de Rivera en el 27S catalán puede ser el preludio de una gran cosecha de votos en todo el país, y un nuevo varapalo para el binomio ganador que ve cada vez más precaria su posición.

¿Y cuál va a ser la consecuencia más notable de tantas y tantas elecciones? Ruido, mucho ruido. No sólo de mítines y megáfonos, sino sobre todo de discursos y comunicación. Ruido en forma de mensajes, de tertulias, de eslóganes que unos y otros se van a tirar a la cabeza para tratar de conseguir el voto, y que van a lograr que el votante mediano, el que quiera encontrar algo de luz en las propuestas o en la realidad económica y social, acabe hastiado. Prepárense para un año continuo de campaña electoral desde todos los frentes, los viejos y los nuevos, cómprense unos buenos tapones para los oídos y ármense de paciencia. Esto va a ser largo y duro.

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