Me asombra la capacidad de Artur
Mas para ejecutar piruetas en público que llaman la atención sobremanera y
consiguen convertirle en el centro de todas las atenciones. Su necesidad de ser
el foco al que todo el mundo mira es patológica, digna de estudio profesional,
y como lo es la astucia que hasta ahora ha demostrado para, pese a dirigir un
gobierno inoperante y asediado por la corrupción, mantenerse en el poder. Ayer,
en otro de sus mítines camuflados como rueda de prensa, procedió otra vez a
adelantar las elecciones, a ocho meses vista, por lo que el 27 de
septiembre se votará en Cataluña.
Si no les gustan los procesos
electorales y todo lo que llevan asociados, les aconsejo que busquen un
monasterio de clausura que ofrezca el alquiler de estancias y pasen allí un
retiro hasta, al menos, las próximas navidades, porque 2015 va a ser un año de
constante campaña electoral, continua propaganda, mítines sin parar y
elecciones, resultados, análisis y opiniones sin fin. El año arranca con las
elecciones griegas del 25 de Enero, dentro de do domingos, en las que nos jugamos
bastante, y en las que ya se empieza a intuir, por si tenían dudas, de hasta qué
punto nuestro futuro no sólo depende de lo que nosotros decidamos. En Mayo, a
finales, tendrán lugar las municipales en toda España y las autonómicas en
todas las Comunidades Autónomas a excepción de las mal llamadas históricas (País
Vasco, Cataluña, Galicia y Andalucía) y por esas fechas también acudirán a
votar los británicos en unas elecciones generales que pueden ser determinantes
para la futura presencia o marcha del Reino Unido de la UE. Tras el verano, con
los nuevos ayuntamientos ya constituidos, tendrán lugar las elecciones catalanas
convocadas ayer, casi cuatro meses exactos tras las municipales, y en
Noviembre, aunque hay posibilidades legales para atrasarlas algo, tendrán lugar
las generales, en las que Rajoy se juega sus barbas y Pedro Sánchez,
seguramente, su figura. Y no crean que eso es todo. La cada vez más inestable situación
del pacto de gobierno en Andalucía entre el PSOE e IU hace que Susana Díaz
tenga enormes tentaciones de adelantar las suyas (quizás para hacerlas
coincidir con las municipales?) En todo caso háganse a la idea de que, lejos de
disminuir, este calendario todavía puede apretarse un poco más. Además del número,
todas estas elecciones van a ser muy especiales, porque en ellas veremos por
fin el resultado que obtendrán nuevas formaciones políticas que ahora ocupan el
escenario mediático y demoscópico, pero que no están presentes en ningún centro
de poder, sea del nivel que sea. De cara a las municipales las candidaturas de “Ganemos”
versiones descentralizadas y franquiciadas de Podemos, pueden dar la sorpresa
en muchas ciudades, incluso en capitales de provincia, y condicionar la
estrategia electoral del resto de partidos para los siguientes comicios. Si los
resultados de Ganemos son tan buenos como predicen las encuestas que PP y PSOE
no toman en serio, el miedo les entrará en el cuerpo de verdad. Las catalanas
de septiembre también servirán para medir en primera instancia la fuerza de
Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, que tras anunciar que quiere
presentarse en toda España, ha irrumpido en los sondeos, relegando a UPyD a la
esquina del 5%. Un buen resultado de Rivera en el 27S catalán puede ser el
preludio de una gran cosecha de votos en todo el país, y un nuevo varapalo para
el binomio ganador que ve cada vez más precaria su posición.
¿Y cuál va a ser la consecuencia
más notable de tantas y tantas elecciones? Ruido, mucho ruido. No sólo de mítines
y megáfonos, sino sobre todo de discursos y comunicación. Ruido en forma de
mensajes, de tertulias, de eslóganes que unos y otros se van a tirar a la
cabeza para tratar de conseguir el voto, y que van a lograr que el votante
mediano, el que quiera encontrar algo de luz en las propuestas o en la realidad
económica y social, acabe hastiado. Prepárense para un año continuo de campaña
electoral desde todos los frentes, los viejos y los nuevos, cómprense unos
buenos tapones para los oídos y ármense de paciencia. Esto va a ser largo y
duro.
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