martes, enero 20, 2015

Argentina llora al fiscal Nisman


Parece una novela de espionaje, o un episodio desatado de una serie estilo “House of Cards”, pero es muy real. A pocas horas de que el fiscal argentino Alberto Nisman compareciese ante una comisión del congreso bonaerense para desvelar las pruebas que, según él, permitían acusar al gobierno de Crstina Fernández de Kirchner (CFK) de encubrir a los autores de la matanza contra la sede judía de la AMIA en los noventa, su cuerpo fue hallado con un tiro en la cabeza en la bañera de su domicilio. Las fuentes oficiales hablan de suicidio, pero es una teoría que casi nadie da por cierta en un país en el que nada ya es fiable ni creíble.

Pobre Argentina, no se me ocurre otra cosa. Un país de una riqueza y potencial incalculable que, desde hace muchas décadas, vive continuamente sometido a un desgobierno populista que le ha llevado por los más profundos caminos de la ruina económica y social. Desde hace ya bastantes años gobierna en la casa rosada la dinastía de los Kirchner, una extraña fórmula política en la que el marido, Néstor, peronista, ganador de elecciones, falleció, y su esposa, CFK, viuda oficial, amante de la cirugía estética y los lujos desenfrenados, compungida ante las cámaras como pocas y con una notable destreza mediática, se presentí como sucesora natural de su marido, haciéndose con las riendas del poder, ganando las elecciones e imponiendo su estilo de gobierno, basado como muchos otros en una esplendorosa fachada de cartón y un absoluto vacío ideológico y técnico por detrás. Durante algunos años ha soplado el viento a favor de la economía argentina, viento procedente principalmente de Asia. China se ha convertido en la gran inversora en la región, y para Pekín Argentina se ha convertido, sobre todo, en fuente de proteínas, animales con su ganado y vegetales con sus inmensas plantaciones de soja. Este afán inversor y potencia exportadora ha sido dilapidado por el gobierno de CFK en subsidios y otras medidas populistas que son muy bien recibidas por la población, pero que siempre esperan su momento para ser pagadas como es debido. La inflación en el país es desconocida, pero no por inexistente, sino por inmedible. Nadie se cree las cifras que proporciona el Ministerio de Economía, que es tan respetado y fiable como un gabinete de astrología, con cifras oficiales que se sitúan en el entorno del 20% anual pero que muchos analistas doblan con tranquilidad. La pobreza sigue siendo un problema endémico en el país y las desigualdades han crecido mucho en estos años de potencial, pero desaprovechado, crecimiento. Ante este panorama la política de CFK ha sido de puro gesto, como sucedió en el caso de la expropiación de YPF. Medidas impactantes de cara a la opinión pública, pero ausencia de estrategia, conocimiento, profesionales técnicos y todo lo que se podía esperar de un supuesto gobierno. En el fondo la casa rosada se ha convertido en la casa de CFK, su familia y los suyos, un clan que se ha hecho con grandes resortes del poder a base de nombramientos públicos y en empresas controladas. La imagen de la presidenta no deja de caer desde hace meses, acosada cada vez más por una economía que, ya no pueden ocultarlo, se ralentiza a medida de que China frena su crecimiento, y tocada también por la caída del precio del petróleo, que empieza a convertir al gran yacimiento de vaca muerta, una de las esperanzas de CFK para conseguir ingresos, en más o menos un cementerio de vacas, a no ser que el barril vuelva a subir a medio plazo. En medio de esta ola de descontento, las acusaciones de estas pasadas semanas de colaboración con Irán y de encubrimiento del atentado de la AMIA empezaban a ser muy difíciles de gestionar para CFK, que se empezaba a sentir acorralada.

Y el cadáver de Nisman puede ser su tumba política. Como imagen es letal, indicativo de hasta qué punto se ha deteriorado la estructura de poder en el país, y el daño que puede provocar al gobierno puede ser definitivo, aunque está por ver cómo y cuándo se materializará (de hecho no consta que CFK haya abierto aún la boca al respecto). Sobre quién ha podido ser el asesino, si es que como casi todo el mundo sospecha ha sido un asesinato, hay teorías para todos los gustos, desde las retorcidas a las fantásticas, con menor o mayor grado de conspiranoia. En todo caso, una noticia letal que enturbia aún más un caso muy sórdido de por sí y que empuja un paso más a la Argentina hacia un nuevo precipicio político y social. Y sabemos por experiencia que a Buenos Aires le gusta dar saltos en el vacío…

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