jueves, enero 08, 2015

Je suis Charlie Hebdo


El vídeo, que todas las televisiones y webs muestran sin cesar y sin emborronar parte alguna, a excepción de TVE, muestra a dos hombres vestidos de negro, tapados por completo, que se mueven por las aceras de París como si estuvieran en las arenas de Siria, y que utilizan sus armas con una precisión y frialdad asombrosa, propia de militares profesionales entrenados para matar sin límite ni conmiseración alguna. La imagen del hombre, postrado en el suelo, y ejecutado sin piedad alguna lo dice todo, y hace que sea muy difícil añadir algo más.

Lo que sucedió ayer en París no fue exactamente un atentado terrorista, no, aunque haya generado las mismas consecuencias. Ayer en París se produjo una cacería, un asalto en el que un par de hombres entrenados para matar, servir al fanatismo y dar su vida hasta que su reino triunfe, se levantaron por la mañana de su casa y, tras haber estudiado detenidamente a quiénes eliminar, se fueron en coche a ejecutarlos. En compañía de un tercero, apenas mayor de edad, los asesinos se movieron por las calles de París hasta llegar a la sede del semanario satírico Charlie Hebdo, amenazado desde hace años por publicar caricaturas de, entre todos los demás personajes imaginables, Mahoma. Aparcaron junto a la sede de la publicación, salieron del coche pertrechados con armamento militar, y en unos pocos minutos entraron en la redacción, asesinaron a los que allí se encontraban, buscando especialmente al director de la revista y a señalados dibujantes de la misma, y la policía que escoltaba la sede del local apenas supuso un estrobo en sus planes, siendo eliminados con la misma frialdad y sangrienta eficacia. Por cada disparo que salía de sus armas, los asesinos trataban de acallar la libertad de expresión de ese medio y de todos los demás, y de todos nosotros. Cada uno de los muertos que caía en la redacción era un mártir por nuestra libertad, y los asesinos mandaban en cada ráfaga un mensaje muy claro. Si no os sometéis, os mataremos. Y los dibujantes de Charlie Hebdo, como los londinenses durante el Blitz nazi, o como muchos otros resistentes, no se doblegaron ante las amenazas y el temor, ante el fanatismo. Semana a semana siguieron dibujando, poniendo de vuelta y media a Mahoma, al Papa, a Le Pen, a Sarkozy, a Obama o a quien fuera, con el arma del humor, aquella que todo lo puede y que es la más odiada por los fanáticos, que no saben reírse de ellos mismos ni de los demás. Por ello, hoy sólo puedo poner en este blog, que no es sino una pequeña, ínfima ventana de mi propia libertad de expresión, un par de viñetas de esta publicación, rendir homenaje a los caídos por la libertad, por nuestra libertad, y decir a grito pelado.

Je suis Charlie Hebdo!!!

¡¡Viva la libertad de expresión!!

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