lunes, mayo 06, 2013

Luces y sombras de la arquitectura española


La burbuja inmobiliaria que nos ha conducido hasta el fondo de esta crisis no sólo ha generado la quiebra económica del país, sino que también ha arrasado la industria de la construcción y todo lo relacionado con ella. La profesión de arquitecto se ha convertido en un destino maldito en el que recalan jóvenes para juntarse con mayores que ven como sus carreras se han frustrado. Los restos de la burbuja, visibles en miles de urbanizaciones abandonadas, son la viva imagen e al decadencia de un sector para el que serán necesarias muchas décadas de purga tras los excesos cometidos.

Por ello, resulta muy recomendable asistir a la exposición que se presenta en el museo del ICO en Madrid, exposición bipolar, que muestra por un lado la orgía que degeneró en burbuja y el trabajo profesional y concienzudo de los arquitectos que buscaban crear edificios y espacios, no simplemente espacios urbanizables de especulativo valor. Por un lado se muestra una galería de fotos y planos de proyectos urbanísticos que han embarrancado, principalmente en costa, pero ni mucho menos en exclusiva, que son el fiel reflejo de lo que nos ha pasado. Pequeños pueblos en los que, en sus afueras, se proyectaban enormes complejos de viviendas, campos de golf, estanques y toda la parafernalia que uno pueda imaginar, siempre con un nombre ostentoso, en inglés, y de grandes dimensiones, y que inevitablemente se vendían como el paraíso del residencial para las clases medias y acomodadas. Las fotos, tomadas por la arquitecta alemana Julia Schulz-Dornburg, muestran inevitablemente la decadencia, construcciones a medio empezar en las que la vegetación está empezando a tomar nuevamente posesión de un terreno que nunca debió serle arrebatado, campos de golf convertidos en charcas y pozas en las que la arena de los banker se mezcla con la de las obras a medio empezar, y la sensación común de que todo era un castillo en el aire, fruto de la codicia de unos pocos y el ansia de poseer de casi todos, y de que detrás de esas imágenes deprimentes se encuentran comisiones, pelotazos, recalificaciones y corrupción de todo tipo. Para depurar el cuerpo y alma uno sigue la exposición y pasa a otra sala en la que se muestran unas fotografías de edificios construidos en torno a la misma épcoa, algunos son anteriores, por prestigiosos estudios de arquitectura españoles tales como Francisco Mangado, Mansilla + Tuñón, Nieto Sobejano, Paredes Pedrosa y RCR, y que muestran como de mientras la locura crecía sin freno algunos seguían creando arquitectura al servicio de un proyecto, de una idea, de un fin social o cultural, sin pensar tanto en la rentabilidad del proyecto o del dinero que de allí se iba a obtener, sino reflexionando sobre cómo integrar el edificio en el entorno, como dotarlo de un volumen acorde a la función prevista, cómo diseñarlo para que fuera lo más operativos posible, lo más práctico, y que permitiera que el usuario del mismo se sintiera integrado, acogido por el edificio, y lo hiciera suyo. Se muestran edificios de todo tipo, desde el MUSAC de León hasta una biblioteca y centro de jubilados en Barcelona, desde unas pistas de atletismo en Olot hasta la cubierta de la villa romana de La Olmeda en Saldaña. Todos ellos ejemplos, grandes ejemplos, de la calidad de la arquitectura española, de la gran imaginación de los creadores y, sobre todo, de su profesionalidad, porque en una sociedad en la que la figura del arquitecto estrella, tanto por su relumbrón como por sus honorarios, ha contaminado la imagen que tenemos del ramo, los proyectos muestran a grandes arquitectos que ponen su obra, su destino, su entorno y sus posibles usuarios, por encima del prestigio, la fama y el reconocimiento. Vuelven a realizar arquitectura en el más noble y profundo sentido del término, y acaban dándole al visitante una luz que permite salir de la exposición no agobiado por la decadencia vista al principio, sino esperanzado por la honesta creatividad del final.

Un detalle que no puedo dejar de mencionar es que, en la segunda exposición, un grupo de estudiantes de arquitectura se encuentra a disposición del público para, maquetas de los edificios fotografiados en mano, explicar cómo son, porqué se hicieron así y entender plenamente que es lo que estamos viendo. Simpáticos, con un gran conocimiento de la materia y con ganas de explicártelo, tuve la oportunidad de que una pareja me explicase en persona durante más de una hora toda la exposición, tiempo en el que estuvimos comentando todo lo que veíamos y en el que aprendí un montón. Desde aquí quiero dar las gracias a mis cicerones particulares y un ánimo a todos los que estudian esa bella y compleja profesión. Lograréis edificar vuestros sueños, seguro que sí.

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