Al igual que las temperaturas en este veranazo de octubre, la cotización de los bonos soberanos no deja de subir hasta límites peligrosos tras varias semanas de inestabilidad financiera. El nuestro de referencia, el español a diez años, ha roto la marca del 4% y eleva el coste de la financiación de la deuda de una manera muy dolorosa. Si se preguntan por nuestra vieja y cruel amiga, la prima de riesgo, está bastante estable, supera por poco los cien puntos básicos respecto al bono alemán. Eso quiere decir que la deuda alemana también se ha encarecido mucho, muchísimo para lo que es habitual en ella. Su bono a diez años cotiza al 2,96%.
¿Qué significa todo esto? Que parece que ahora sí que viene una tormenta económica en los mercados financieros, y que puede ser el reflejo de la recesión en la macro en la que se pueden estar adentrando EEUU y el resto de economías occidentales. ¿Fiabilidad total para este pronóstico? No, pero sí alta. Hace un año, a la vuelta del verano de 2022, las perspectivas eran muy feas, y casi todos descontábamos una recesión más o menos intensa, pero la sorpresa fue general cuando ese hecho negativo no se produjo. A posteriori se han barajado varias explicaciones para saber el porqué, entre las que se encuentra la bajada de los precios de la energía, el ahorro que aún seguía acumulado desde los tiempos de la pandemia, las ganas de gastar del consumidor tras dejar atrás el bache de la Covid… ideas que vistas después tienen bastante lógica pero que antes eran difíciles de asumir. El consenso de los pronosticadores fracasó, y yo, que soy un pringadillo en esto, también. No hubo recesión, sino más bien lo contrario, pero es cierto que algunos países sí se adentraron en problemas serios en los que aún persisten. Alemania es el principal ejemplo de una economía que no crece realmente desde hace un año, sometida a precios energéticos altos, desglobalización y competencia brutal de terceras naciones ante su industria clásica, que no logra defenderse. España y otras naciones en las que el turismo y los servicios son determinantes hemos marcado cotas de crecimiento desde septiembre de 2022 hasta ahora que son excelentes, y los EEUU, el motor económico del mundo, se ha mantenido gracias al gasto desatado de su administración y sus consumidores, que gastan como si no hubiera mañana. Desde septiembre de este año las bolsas han empezado a coger un tono más bien gris, como si ese mañana que nunca llega empezase a estar realmente aquí, y los índices han empezado a caer de una manera sostenida, con altibajos, pero perdiendo soportes desde niveles casi de máximos, sobre todo en EEUU. En paralelo se ha producido un disparo del precio del petróleo, sobre todo por las políticas de recorte de la producción de países como Rusia y Arabia Saudí, y el mercado de bonos se ha desmadrado, cotizando todos a niveles muy altos. El que los bonos en el mercado secundario paguen mucho interés, siendo como son activos de renta fija, significa que hay sobreabundancia, que el precio de los mismos baja, que se están vendiendo a lo loco, y ese alto tipo de interés supone una señal de que las condiciones de financiación de la economía se endurecen. Los tipos de la FED y BCE son altos y van a serlo bastante tiempo, el euríbor sigue por encima del 4% en media mensual, las líneas de crédito de los bancos a las PYMEs se estrechan y endurecen sus condiciones, la concesión de hipotecas cae por los altos precios de los pisos y, sobre todo, por lo caras que se han puesto a la hora de poder pagarlas, el volumen de impagos en las tarjetas de crédito en EEUU crece y los intereses de demora son enormes, las carteras de deuda soberana acumulada en los balances de bancos y otras entidades, compradas en tiempos de alto valor nominal y baja remuneración, se devalúan rápidamente… hay un montón de variables financieras que ofrecen señales preocupantes, y todas ellas indican la proximidad de una recesión, cuya dimensión y duración son prácticamente imposibles de atisbar.
Sin que se hayan dado noticias financieras de esas que abren los telediarios, como lo fue la quiebra del Silicon Valley Bank en primavera, la sensación de que se puede producir un accidente en cualquier momento en alguno de los mercados o en determinada entidad es creciente, y ese puede ser el inicio oficial de los problemas económicos que se están agudizando. En naciones como EEUU o la nuestra, con una inestabilidad política manifiesta, que entremos en crisis puede ser un grave problema ante el que las autoridades no podrían actuar con la velocidad y diligencia debida al carecer de respaldo en los legislativos. Lo que pase en estos próximos meses puede ser muy relevante, más de lo que muchos creen. Atentos y cuidado.
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