Si no me equivoco mucho, y creo que no es así, hoy jueves 28 de agosto, a eso de las 22:00, será el último día en el que José Antonio Maldonado de la información meteorológica en Televisión Española. Tras muchos años al frente de ese espacio, visto por muchos más de lo que lo afirman, y que cuenta con devotos como es mi caso, Maldonado se va al acogerse “voluntariamente” al Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que ha contribuido a jubilar y retirar a muchos de los nombres más conocidos del mundo de la televisión. Casos como los de Paco Montesdeoca, Cristina García Ramos, Juan Manuel Gonzalo, o José Ángel de la Casa son conocidos por todos
En algunas de sus últimas declaraciones Maldonado se ha mostrado molesto, no tanto por el hecho de irse, que también, sino por las formas, la sensación de que llegado el día el despido te despiden, así de simple, sin demasiados agradecimientos por el trabajo prestado y sin miramiento alguno. Pese a ser duro, no es su caso el más sangrante. Hay dos personas en el ente de RTVE que para mi ejemplifican la profesionalidad, el ejemplo y la dedicación, y que han sido tratados de una manera ruin y vergonzosa. El primero de ellos es el de Rosa María Calaf, la corresponsal en Asia Pacífico, una mujer valiente, fuerte y compleja, culta como pocas y con una capacidad de explicación y sacrificio enorme. Sus crónicas son ricas en matices, informan y opinan de una manera consciente y con argumentos. De pertenecer “la Calaf” a una cadena de televisión norteamericana estaría trabajando hasta los ochenta años en medio de constantes y merecidos homenajes de los suyos, y se le estudiaría en todas las facultades, pero aquí sólo se le ha prorrogado el contrato unas semanas, hasta el final de los juegos olímpicos. Ahora ya puede ser despedida, olvidada por los directivos (???) y sustituida por una atractiva joven, receptora de un sueldo ridículo, con escasos conocimientos y una capacidad de expresión y dicción que probablemente roce el mero balbuceo, como bien refleja Forges aquí. Un desastre. El otro profesional mancillado, humillado, es Fernando Argenta, director durante muchos años de ese “Clásicos Populares” de Radio Nacional de España que a muchos, me incluyo entre ellos, hizo conocer, disfrutar y amar la música clásica. Hijo de un director de orquesta fallecido prematuramente, Argenta ha realizado un trabajo de divulgación, enseñanza y, sobre todo, de amor hacia la música como quizás nadie lo haya hecho nunca en España. Seguro que alguien piensa que estoy exagerando, pero Argenta se merece todos los homenajes que se le puedan hacer, y alguno más, y el primero de ellos debiera ser permitirle seguir en las ondas, radiando su cariño y pasión hacia lo clásico, y no despedirle, prescindir de él como un artículo viejo y agotado. Hace pocas semanas se publico en el confidencial un precioso artículo de elogio hacia su persona, trabajo y dedicación, que explica de una manera mucho mas precisa y bella de lo que yo pueda ser capaz de escribir el trabajo que ha hecho Argenta durante estos años, y sobre la estupidez que supone tomar este tipo de decisiones por parte de unas corporaciones, sean públicas o privadas, que parecen no tener ni idea de cómo gestionar un negocio, salvo que este sea el de hacer crecer de la manera más rápida la caja registradora.
Aunque bien pensado todo esto no debiera extrañarnos. En España se prejubila todos los días a muchísimas personas a los 55 años, o poco más. Se prescinde de una experiencia muy valiosa, y más en tiempos de crisis como estos, para contratar a recién titulados que cobran poquísimo y saben menos aún. Es un desperdicio de talento, a largo plazo es una pérdida de dinero y, sobre todo, es cruel. Consecuencias?? Fernando Argenta está en su casa limpiando e polvo del aparador y ayer, a las 22:00, en horario estelar en TVE, Carlos Sobera presentaba “Canta single star” o algo así. La única vía que encuentro para evitar el cabreo o la depresión es demasiado violenta para reflejarla aquí, pero me sale un ramalazo a lo Pérez Reverte que me asusta......
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