viernes, agosto 29, 2008

Obama, a las puertas del estadio

Esta noche Barac Obama ha sido proclamado oficialmente candidato demócrata a la presidencia de los EE.UU. Con el estadio de los Broncos de Denver como escenario, y ante miles de personas rendidas, Obama enfila el último tramo de la maratoniana carrera que es el aspirar a presidente norteamericano. Tras meses de primarias, caucus y elecciones parciales, y una vez que McCain siga sus mismos pasos en la convención republicana, sólo quedará la campaña electoral propiamente dicha para saber quién será el nuevo presidente, el nuevo hombre más poderoso del planeta, el nuevo emperador.

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Qué es una convención? Aparentemente no deja de parecer una especie de macromitin de tres días de duración, diseñado para el lucimiento y la glorificación del líder del partido de cara a sus electores y, sobre todo, a las televisiones. A diferencia de las campañas electorales españolas, y en este caso europeas en general, en estos encuentros juega un papel muy relevante la familia del candidato. Todos hemos conocido ya a Michelle Obama, su mujer, que ha hecho un discurso interesante, y la mujer y alguno de los hijos de Joe Biden, candidato a la vicepresidencia, también han hablado en el escenario del Pepsi Center de Denver. En esta ocasión el principal morbo del encuentro estaba en al reacción del matrimonio Clinton, con una Hillary herida, que esperaba actuar el último día, y ser ella la candidata, pero que finalmente no pudo ganar al huracán Obama, que con su mensaje emocional, fresco y renovador se ha convertido ya en un fenómeno, trascendiendo la figura del mero candidato. Los Clintos, Hilalry y Bill, estuvieron en su papel profesional de demócratas. Hicieron serios discursos abogando por la unidad el partido, y prestando todo su apoyo a Obama, por lo que los demócratas salen de este encuentro con la división de las primarias aparentemente cerrada. Todos a una plantando cara a un partido republicano que ahora está presionado para que sus filas se unan de igual manera entorno a McCain, un hombre no muy respetado por algunos sectores conservadores del partido. En lo que respecta a los discursos de esta convención, todos ellos disponibles en la web, destacan especialmente sus apelaciones al patriotismo y al optimismo. Los EE.UU. son una nación curiosa, extraña a los ojos de un descreído y cansado europeo. Mantienen una vitalidad y una creencia en la superación personal y nacional que a muchos nos parece casi ilusoria, pero es una creencia cierta. El no rendirse, el seguir batallando, el esforzarse por esa nación que imaginan justa y que es su madre, ese optimismo profundo que destila el americano es cierto, lo lleva grabado en el fondo de su alma, y quizá eso contribuya a que el país se reinvente cada cierto tiempo, que mantenga ese tono de innovador en tantas y tantas facetas de la vida que no deja de asombrarme. No pretendo con esto ocultar los graves y enormes problemas, internos y externos, que afligen a EE.UU., no, pero no es menos cierto que en estos discursos demócratas se reconocen muchos de ellos, especialmente la crisis económica del país y la desastrosa imagen internacional obtenida tras ocho años de política de Bush hijo, pero frente a ello prevalece ese mensaje mesiánico de “¡¡¡América, levántate, tú puedes, podemos!!!”

Y aunque es un aspecto menor, quiero destacar, por contraste con nuestra cutre casta política nacional, la oratoria de unos señores norteamericanos que hablan mirando a quien les escucha, que no balbucean, no leen torpemente, se emocionan y logran emocionar a su auditorio, elogian al rival antes de denunciar sus posturas, y que no producen vergüenza ajena cuando suben a un estrado, cosa que aquí sucede muy a menudo. Tendrán no cientos, sino miles de asesores, pero desde luego allí se ganan el sueldo, ellos y el señor que sube a la tribuna... y es que, en el fondo, la convención ha sido como una especie de episodio largo de “El ala oeste de la Casa Blanca”, igual de pulcro, profesional y emocionante, verdad??

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