De
entre todos los nombramientos del nuevo gobierno de Sánchez, el más sonado y
mediático, hasta la elección de Maxím Huerta como responsable de Cultura, es
sin duda el de Pedro
Duque, como gestor de Ciencia, Investigación y Universidades. Duque es un
símbolo de este país, un lugar en el que la ciencia no destaca y los que se
dedican a ella malviven tantas veces entre la indiferencia. Si la cultura en
España no da mucho dinero, me atrevo a decir que la ciencia casi menos. Por eso
es aún más relevante su presencia al frente de un cargo de tan alta
responsabilidad y lo que pueda hacer, impulsar y mover desde ese puesto.
¿Qué
va a ser capaz de hace Duque como ministro? Lo primero y más recomendable, como
casi siempre, es rebajar las expectativas y no esperar revolucione ni cambios
trascendentes. Se pone Duque al frente de una enorme maquinaria en la que un
montón de organismos oficiales y privados desarrollan su actividad y miles de
personas, funcionarios y no, trabajan cada día. Eso implica, sobre todo,
inercia. Y contra esa inercia poco podrá hacer la voluntad de una sola persona.
El diagnóstico de los males de la investigación en España es ya clásico y muy
acordado entre los responsables del gremio, y afecta tanto a la parte pública
como a la privada. ¿La elección de un personaje mediático puede ser un
revulsivo? Sí, pero no garantiza nada. Ya tuvimos dos ministros con fama en
áreas similares en el gobierno de ZP: Bernat Soria en Sanidad y Cristina
Garmedia en Ciencia e Innovación, y su desempeño no fue memorable. Posee Duque
características especiales que pueden ayudar en labor. No sólo el hecho de que
sea un genio, que lo es, ni que concite todo el respeto posible por parte de
todo el país, que lo tiene, sino, sobre todo, su experiencia internacional y de
trabajo en equipo. Uno no llega al espacio subido en una montaña de soberbia y
autoconfianza, sino en toneladas de esfuerzo, combustible y trabajo en equipos
inmensos, de miles de personas que desempeñan las más inimaginables labores. Duque
domina toda la técnica que podamos esperar, pero también sabe negociar, ceder,
colaborar, compartir y, una vez logrado el éxito, no dejarse obnubilar por él, saber
bajar de la borrachera de los elogios para volver a la vida discreta y
entregada. Ha trabajado con las tres principales agencias espaciales (EEUU,
Rusia y ESA europea) y ha desempeñado labores en empresas privadas como Deimos,
por lo que sabe lo que es ciencia y lo que significa un presupuesto, y que este
último puede ser una restricción para los viajes espaciales miles de veces más
fuerte que cualquier campo gravitatorio o de radiación cósmica. El 23 de
febrero les conté en este mismo blog mis impresiones tras una charla en la que
le pude ver, en la que el tema principal era el de un posible viaje a Marte y
el estado actual de la exploración espacial. Divulgativo, sencillo, directo,
claro y con un toque socarrón, Duque habló mucho de la tecnología de los
viajes, de los retos científicos y de los problemas que aún no hemos sabido
resolver para desarrollar esa aventura, pero también se explayó en la necesidad
de la cooperación internacional, en la simbiosis entre lo público y lo privado,
en que si los europeos no dotamos de presupuesto a la investigación no rendirá
y los que sí lo hacen (China sin ir más lejos) nos adelantarán y que estudiar
carreras de ciencias y motivar a los chavales para ello es trascendente para
que la sociedad tenga capital humano formado. Trató de sembrar vocaciones ante
un auditorio diverso, con personas de todas las edades y, seguro, inquietudes.
Y lo hizo muy bien.
Un
aspecto de Duque muy importante, y no menor en estos tiempos, es su lucha
constante contra los escépticos y los que defienden las pseudociencias, que
lamentablemente tan en boga están hoy en día. Terraplanistas, homeaopáticos,
creacionistas, antivacunas y demás especies de este aberrante zoo son atacadas
sin piedad, pero a la vez con gracia y estilo, por Duque cada vez que tiene
oportunidad para ello. El
contraste con Italia, donde han escogido una ministra de sanidad que flirtea
con los antivacunas no puede ser mayor. En fin, a expensas de lo que pueda
durar el gobierno y de lo que sea capaz de hacer en él, es seguro que Duque
trabajará sin descanso para mejorar el área que le ha tocado. Ojalá acierte y
todos le ayudemos a ello. Qué emocionante va a ser verle como ministro
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