martes, junio 19, 2018

Feijóo no luchará por la presidencia del PP


Ayer, tras casi dos semanas de total oscurantismo, concedió Pedro Sánchez su primera entrevista en televisión tras la llegada a la Moncloa, a una TVE que, como es habitual, fue indulgente con el jefe. Lo más novedoso que aportó, a parte de un escenario muy distinto a los acostumbrados, fue su intención de aguantar en el cargo hasta cuando pueda, verano de 2020 como plazo máximo para convocar elecciones. Si la intención de Sánchez era la de acaparar hoy los titulares y portadas, en parte no lo ha conseguido gracias a que, desde Galicia, se los robaron hora y media antes.

Y es que, si a las 22:00 empezaba la entrevista al presidente, a las 20:30 terminaba una comparecencia de Núñez Feijóo con aire de mitin de campaña en la que todo el mundo daba por sentado que haría su oficial su aspiración a la presidencia del PP y que se saldó con la enorme sorpresa de su renuncia a intentarlo. Escudado en su obligación con los gallegos, estando como está a mitad de mandato, y entre lágrimas, Feijóo fue muy gallego para decir que no se presentaba sin ser explícito, pero lanzando el mensaje de su renuncia de manera señalada. Sorpresa total. Otra vuelta inesperada de guion que vuelve a descolocar a analistas y opinadores de todo tipo que, en estos tiempos, están demostrando saber más o menos lo mismo que el resto de mortales. Es decir, nada. La candidatura de Feijóo era la más segura y dad por arrolladora ganadora en el congreso del PP. Se hablaba incluso de que fuera necesario que alguno más apareciera para dar imagen de batalla frente al líder gallego que concitaba todos los apoyos posibles. Ese esquema se derrumbó ayer por completo en medio de un sol que relucía en Galicia como no lo ha hecho durante meses, según dicen las crónicas meteorológicas del largo invierno y primavera que hemos vivido. A los pocos minutos del suceso era obligado escuchar comentarios y análisis, y aquí, otra vez, asistimos a uno de esos ejercicios de travestismo intelectual a los que nos tienen acostumbrados periodistas y expertos a la hora de coger todos sus pasados argumentos y olvidarlos en segundos ante la nueva realidad. Los que hasta las 20:20 daban por seguro que Feijóo sería el nuevo presidente del PP argumentaban, ni un par de horas después, que era lógico que Feijóo no se presentase dado el convulso estado en el que se encuentra el partido, la lucha soterrada que se vive en él y el oscuro horizonte electoral que le espera en las seguras municipales del año que viene y en las, quién sabe cuándo, generales próximas. Yo seguía instalado en mi sorpresa ante lo que había anunciado el político gallego cuando mi asombro fue sustituido por esa capacidad reversible que dota al tertuliano y opinólogo de argumentos para vadear todo tipo de situaciones de la actualidad y poder pontificar sobre ellas con plena autoridad, al menos durante unos instantes, hasta que el viento sople por otro lado y la autoridad la otorguen otros apellidos y figuras. ¿Es el miedo a la futura derrota en las urnas lo que ha hecho que Feijóo no quiera presentarse? ¿Aspira a liderar un PP triunfador pero no quiere comandar la travesía en el desierto? ¿Cree que el liderazgo que surja el mes que viene será débil, provisional y sometido a la dureza de unas votaciones nefastas para el partido? ¿Se ha acobardado? No tengo ni idea. Pero lo cierto es que el panorama difícil para el PP, el escenario muy complicado, ya estaba sobre la mesa a las 20:20 de la tarde, antes de que Feijóo se pronunciase, no apareció de la nada como si fuera el sol en el Cantábrico. ¿El no de Feijóo materializó todos esos fantasmas que se conocían pero, pensaban los pelotas de turno, que él borraría? Más misterios y dudas sobre la mesa.

¿Y ahora, qué? Excelente pregunta. La conclusión obvia es que ya nada frena el esperado y debido duelo entre Cospedal y Sáenz de Santamaría, aunque de momento ninguna de las dos se ha presentado oficialmente, y visto lo visto ayer sería conveniente que lo hicieran para dar por sentado que así será. Hay cuatro candidatos de momento, dos desconocidos y otros dos, Margallo y Pablo Casado, famosos y con pocas posibilidades de ser líderes del partido. Si las dos jefas se presentan, la batalla será dura, el liderazgo disputado, y las dagas voladoras se oirán en todas las sedes del partido. Y todo ello será visto con silencio y distancia desde Galicia. ¿Esperará Feijóo a que este tiempo pase y, en unos años, volver a intentarlo? Pregunten a los sabios opinadores que, a posteriori, todo lo aciertan. Yo no tengo ni la más remota idea.

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