La verdad es que es un chollo ser un delincuente y que gobiernen los tuyos. Delinques de formas variadas y, aunque te condenen, ahí van los que mandan y se encargan de rebajarte las penas impuestas para que salgas de la trena o, simplemente, se te amnistíe por ausencia de delito. Da igual que hayas robado, mentido, manipulado, incitado a la insurrección civil, sembrado de mentiras la vida política y social, malversado, engañado, actuado como el dirigente de una panda de xenófobos, discriminado, dilapidado… todo queda convertido en nada por obra y gracia de tus amigos en el poder. La vida real no es como las películas, en ella los malos ganan muchas más veces.
Pero reconozco que frente a los sediciosos independentistas catalanes y los vergonzosos gobernantes que tenemos que actúan a su dictado existe todavía un grado superior de cinismo, latrocinio y caradura, que es el encarnado por el PNV, el sacrosanto partido nacionalista vasco, sin lugar a dudas el que mejor trinca en toda España, más consigue a cambio y menos reproche se lleva. Esta semana el Tribunal Supremo ha ratificado la sentencia de condena del caso De Miguel, rebajando algunas penas pero confirmando los hechos que en su día estudió el tribunal de rango inferior a los encausados. Si el caso De Miguel no le suena de nada es porque no habrá visto dedicación alguna en los medios nacionales al respecto, porque el PNV logra que ni siquiera la pena de Telediario le sea impuesta. Estamos ante la típica trama en la que el cargo público ofrece ventajas a terceros en contratos y otro tipo de decisiones a cambio del pago de la mordida a la caja del partido, beneficiándose él, los suyos y, desde luego, las sagradas siglas que le amparan. De Miguel llegó muy alto en el escalafón del PNV de Álava, en medio de constantes rumores sobre las prácticas en las que se desenvolvía, pero sin que ninguna denuncia llegase a puerto, ni siquiera a un juzgado local. Cómo debió ser el nivel de corrupción alcanzado en torno a su persona que, finalmente, sí se lanzaron acusaciones y denuncias, que dieron lugar a investigaciones y condenas que iban siendo ratificadas una a una en cada instancia a la que el PNV… esto, De Miguel, recurría. Cuando la Audiencia Provincial de Álava condenó los hechos no le quedó más remedio a los burukides (dirigentes nacionalistas) que retirar a De Miguel de sus listas y hacer como si no le conocieran de nada, en un barato ejercicio de hipocresía que, en eso no son originales, se da en todas las formaciones políticas cuando han pillado a uno de los suyos sin posibilidad de huida. Pese a ello el PNV siguió recurriendo y, en medio del silencio mediático decretado por el poder, nadie supo nada más de ese asunto, hasta que hace unas semanas saltó la noticia de que el ex alto cargo peneuvista no se dedicaba precisamente a dar vueltas en bici por Bilbao como repartidor de Globo, no, sino que estaba sueldo de fundaciones en las que el partido tiene un poder de decisión casi absoluto y que, incluso, había ejercido labores de representación institucional del Gobierno Vasco ante otros entes autonómicos. Vamos, que los suyos no le habían abandonado, ni mucho menos, seguramente gracias al buen “recuerdo” que dejaron sus “donaciones” a la caja común, y le habían buscado un lugar cómodo, de esos en los que no falta calefacción ni aire acondicionado sea cual sea la evolución del frente ucraniano, y remunerado con un sueldazo público, pagado por los impuestos de todos los vasquitos y vasquitas. Cierto es que, gracias a la cuasi independencia fiscal que rige en el País Vasco ese sueldo al corrupto supone un robo sólo a los contribuyentes locales, pero dado que el PNV saca tajada en cada acuerdo que llega con el gobierno nacional, ese que perdona a los malversadores de otro partido, a buen seguro algo del sueldo de De Miguel también está financiado con impuestos del resto de los españoles. El pobre corrupto tiene sus necesidades, y son amplias, deben entenderse, ¿verdad?.
Escándalo local al saberse que De Miguel no es un fijo discontinuo, sino un sinvergüenza continuado y subvencionado, y el PSOE, que gobierna en coalición con el PNV en el gobierno vasco, critica, con la boca más pequeña posible, a sus socios de gobierno para que De Miguel deje ese puesto. Y el gobierno vasco lo despide, haciéndose el ignorante de lo que pasaba, pero seguro que con indemnización de indefinido de primera, y con la garantía de que no se irá a ocupar una plaza de barrendero. Y todo ello sin que ningún medio nacional, ningún periodista mediático que persigue a los corruptos, sin que ningún “objetivo” ni otro emblema diga una sola palabra. Por la cuenta que les trae. Sólo El Correo habla de ello. Y sólo algunos pringados lo seguimos. Y sí, en esta historia también ganarán los malos. Y el OPNV, que nunca pierde.
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