martes, octubre 26, 2010

La buena (o mala) suerte

He jugado una sola vez a la primitiva en mi vida. Creo que fue en otoño de 2001, había un bote muy grande y por una vez me salté mi precepto personal de no pagar esos impuestos voluntarios que son los juegos de azar públicos. Rellené un cuadro, pagué con pesetas, y por si tenían alguna duda no me tocó nada. No he vuelto a jugar ni a ese juego ni al euromillones ni he rellenado quinielas ni he comprado boletos de lotería de Navidad ni los ciegos ni nada. Los hay que juegan todas las semanas, y otros como yo, que no lo hacemos nunca.

Y se juega con el objeto de ganar, que te toquen seis en la primitiva y vivas forrado el resto de tu vida. Pues a veces el sueño se puede truncar de una manera inesperada.
Resulta que este sábado ha habido 47 acertantes de la combinación ganadora de la primitiva. Sí, sí, 47, que se han llevado cada uno la no despreciable cifra de 57.000 euros, pero que sin duda es un premio ridículo para lo que aspiraban. De hecho el premio por el número de acertantes da más de dos millones y medio de euros, motivación más que suficiente para jugar. Este número tan elevado de acertantes se ha debido a que la combinación ganadora ha sido fácil, si es que se puede usar ese término. Los seis números que salieron del bombo fueron 7-8-10-20-30-40. Es esa secuencia de múltiplos de diez tan perfecta la que sin duda ha generado el elevado número de aciertos, pero el hecho de que esa combinación sea fácil, o nos suene y haga gracia es producto de una mera convención mental. Cada uno de los cuarenta y nueve números del bombo de la primitiva tiene las mismas probabilidades de salir, y las combinaciones que se pueden generar son inmensas (concretamente el resultado del número combinatorio 49 sobre 6, casi catorce millones). Sin embargo alguna de ellas nos suenan más curiosas. Si salieran los seis números seguidos nos parecería raro, o sólo pares, o cosas así. Pero cada combinación es matemáticamente idéntica. Una manera de ver esto es que con letras pasa lo mismo. La secuencia, no se... “gftrpñasx” no nos dice nada, y “awkward” tampoco, pero esa segunda combinación para un inglés tiene mucho sentido (quiere decir torpe, incómodo, inoportuno). ¿Qué es lo que le ofrece significado a la segunda combinación? Una convención llamada lenguaje inglés. Con los números pasa lo mismo, y podemos establecer series, secuencias de pares, impares, primos y demás, pero para el ciego azar del bombo cada cifra es una más, no tiene distinción, y puede salir o no. En mi época de universitario, en la que la estadística era asignatura fundamental, hubo un grupo de mi clase que de día que no todas las combinaciones podían tener la misma probabilidad en un sorteo basándose en que les sonaban familiares, cosa que el resto combatíamos con más o menos ganas. Finalmente alguno de ellos se fue al departamento de estadística a platear la consulta, y supongo que los profesores debieron sentirse algo decepcionados por tener que explicar algo tan obvio como, paradojas de la vida, contraintuitivo. No se su reacción porque nos enteramos de su idea de ir a consultarlo pero no supimos más.

Sin embargo, todo este discurso no va a poder consolar mucho a los 47 acertantes, que tras su alegría por haber acertado algo tan difícil deben haberse quedado pasmados al descubrirse tan rodeados de suertudos como ellos. Algo así como coronar el Everest tras dura travesía y descubrir que hay una fiesta en la cumbre. ¿Cómo explicarán esto a sus conocidos y familiares? ¿Dónde quedaron los planes de nueva vida que surgieron nada más conocerse la combinación ganadora? Su caso es muy particular, y según como se mire, fruto de la beuna o mala suerte, pero en todo caso, del puro azar.

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