Este pasado lunes fue un día histórico para la bolsa española. Tras dieciocho años de espera, que se dice rápido, el Ibex logró marcar un valor intradía que superaba el anterior máximo histórico. Un ya lejano el 8 de noviembre de 2007 el índice alcanzó los 15.945 puntos, y fue el colofón del ciclo. Este lunes, al cierre, se superó esa cifra y el martes y miércoles se logró cerrar rompiendo la barrera de los 16.000. Nunca el índice de la bolsa española ha estado tan alto, aunque ya saben, según los valores que tengan en su cartera la cosa puede ir bastante mejor o peor, porque los bancos están desatados y otros no han vuelto a las cifras pre burbuja ni se sueña que lo logren.
Estos dieciocho años ha sido una agonía para la bolsa española, que se encuentra entre las últimas en haber logrado volver a los niveles anteriores al derrumbe. A finales de 2007 se empezaba a mascar la tragedia subprime en EEUU y la burbuja inmobiliaria española era ya obvia, menos para los que la negaban o seguían subidos a ella. El desmoronamiento de los valores fruto del reventón de esa burbuja arrastró la bolsa y la llevó a un primer mínimo en 2009, en el entorno de los 8.000. Eso supone más o menos la pérdida de la mitad del valor en poco más de un año, una caída espectacular que dejó en la estacada a muchos y que era el reflejo de lo que estaba pasando fuera de la bolsa con el resto de activos, con el empleo, la actividad y todo tipo de variables económicas. La crisis era enorme. Tras un rebote durante el año 2010, comenzó otro goteo a la baja que se profundizó cuando la crisis financiera global, que ya iba siendo dominada, mutó en crisis de deuda soberana europea, que afectó sobremanera a los países periféricos. En 2012, en pleno hundimiento de Grecia y con dudas serias sobre el futuro del proyecto europeo, con la prima de riesgo por encima de los seiscientos puntos y la financiación de nuestras cuentas públicas colapsada, la bolsa marcó un mínimo en el entorno de los 6.000. Si el índice estaba ahí imagínense lo que pasaba en algunos valores, que lo fueron todo y ya eran menos que nada, y pensar en Bankia, Abengoa o cosas por el estilo da más miedo que cualquier disfraz de pesadilla que se puedan encontrar hoy por la calle. De esa nos salvó Mario Draghi, al que nunca podremos agradecer lo que hizo desde su puesto del BCE, a pesar de que hay quienes critican su gestión en esos años. Poco a poco el Ibex fue subiendo durante los años 2013 a 2015, superando la barrera de los 11.000, pero no fue capaz de ascender más y se metió en un camino a ninguna parte que le llevó hasta 2020 con sube y bajas pero sin rumbo, más bien goteando a la baja. La llegada de la pandemia supuso otro enorme batacazo, y la cotización se derrumbó nuevamente hasta la zona de los 6.000 puntos, en el entorno del mínimo de 2012. A partir de ahí hubo una recuperación rápida pero no intensa, con recaídas en el 2022, que llevaron a un máximo de 9.000 y mínimo de 7.000, con el inicio de la guerra de Ucrania, y no ha sido hasta 2023 cuando el índice ha cogido carrerilla y ha comenzado un ascenso fulgurante que le ha conducido, con muy pocos descansos, hasta el máximo logrado esta semana. La subida del año 2024 y 2025 es espectacular, con un perfil alpino, y ha conseguido borrar en apenas un par de años década y media de penurias. Como suele ser habitual en nuestro índice, los bancos han sido los grandes responsables de este subidón, como lo fueron del desplome absoluto. La banca sobrepondera en el Ibex respecto a otros índices europeos, y eso hace que su estado de salud sea determinante para la evolución de las cotizaciones medias. Santander, Caixabank y BBVA, por hablar de los enormes, están en máximos absolutos y sus cuentas de resultados respaldan las cotizaciones.
El que en 2007 el máximo de la bolsa fuera preludio del estallido de la burbuja ha hecho a no pocos temer que estemos ante una situación similar. Nuevamente los precios de los pisos están enloquecidos, y las bolsas de todo el mundo rompen sus máximos cada día al calor de nuevos anuncios de inversión en la IA. ¿Hay otra burbuja tecnológica esperando a estallar? No lo se. Es cierto que algunas cosas “riman” respecto al pasado, y que hay valoraciones tan descabelladas que tienen un componente irracional, pero la definición de burbuja implica reventón, por lo que sólo si eso se produce podremos estar seguros de que estábamos ante una. De momento, euforia en el mercado y, a dos meses del final de año, el saldo de las carteras de inversión es inmejorable.
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