jueves, octubre 23, 2025

Putin hace lo que quiere con Trump

El pasado fin de semana tuvo lugar en la Casa Blanca otra reunión entre Trump y Zelensky. La idea del ucraniano era pedir que Washington mantenga el respaldo que ahora proporciona y, sobre todo, solicitar el préstamo y uso de misiles Tomahawk, cuyo alcance y precisión pondrían a todo el flanco europeo de Rusia al alcance casi directo de Ucrania. Los analistas aseguraban que el encuentro se iba a dar en buenas condiciones y que había opciones de acuerdo. Me escamé bastante cuando, tras la reunión, Zelensky dio la rueda de prensa posterior ante los medios no en el despacho oval, sino en los exteriores de la residencia. La cosa había ido mal.

Así fue. Ni cesiones de misiles ni nuevas ayudas ni nada. Al parecer volvió a haber bronca en el encuentro, esta vez no retransmitida para todo el mundo, y la sensación de los ucranianos, y la de los que les apoyamos, se tradujo nuevamente en derrota. En paralelo, por sorpresa, Trump anunció una nueva e inminente cumbre con Putin para discutir sobre el final de la guerra. Una reunión que se celebraría en Budapest, capital europea en la que manda el aliado del Kremlin Orban, y que tendría como punto de partida el reconocimiento de la situación actual del frente como escenario de un alto el fuego permanente. Todo eran detalles propios de una cesión absoluta de Trump ante el dictador ruso. Asombro en media Europa por todo ello. Envalentonado por los efectos del plan de Gaza, Trump quería hacer que otra guerra desembocase en un armisticio que le sirviera para presumir ante el mundo de su poder y capacidades, pero al contrario que en el caso de Israel, que no es capaz de actuar sin el permiso y suministro de EEUU, Rusia puede hacer lo que le plazca le guste a Trump o no, y Putin, que es mucho más listo, le tiene totalmente tomada la medida al magante y sabe cómo hacer que ese sujeto infantil e imprevisible siga sus dictados. Le adula lo necesario, le toca la fibra sensible del sentimiento religioso cristiano, que a Trump le da igual, pero no a sus bases, le manda mensajes muy personales que le llegan al inquilino de la Casa Blanca, le camela. Mientras hace todo eso, bombardea Ucrania, mata todo lo que puede y mantiene una guerra de exterminio que no conduce a ninguna parte, más allá de cronificar el sufrimiento en la región. Eso a Putin le da igual. A Trump tampoco le importa mucho, la verdad. Ambos personajes comparten el deseo profundo de ser los que manden, sin cortapisa alguna, en su mundo. El ruso lo ha conseguido y el norteamericano no, gracias a las salvaguardas de la ley, y eso le enrabieta. Putin sabe que Trump, en el fondo, le envidia. Le encantaría al magnate gobernar EEUU a la manera en que lo hace Vladimir, con el miedo reverencial por bandera y palacios inmensos de enormes dorados a su servicio. Para Trump Zelensky es un pordiosero que acude a su mansión a implorar ayuda, y que no deja de molestarle, como si se tratase de un pedigüeño que residiera a los pies de su torre de Manhattan. Él se mueve en el mundo de los hombres duros, como Putin o Xi, los ve como iguales, como rivales con los que comparte una misma forma de ver la vida. Los europeos, en general, son para Trump amigos de ese mendigo que reside en la acera, sujetos complicados, muchos, dispersos, que no se ponen de acuerdo, que piden, que tienen miedo, que respetan algo llamado ley, que siguen normas, que no usan la violencia como argumento principal en sus vidas. Sujetos confusos. Le aburren, le aturden. Le aturdimos. Si al menos rindiéramos pleitesía de manera constante seríamos graciosos, como bufones de corte, pero ni a eso parece que llegamos a los ojos de Donal.

El martes se supo que se cancelaba la reunión prevista en Budapest, en uno de los habituales giros en las decisiones del frívolo Trump, sin que se sepa el por qué. Ayer Bessent, el secretario del tesoro, anunció la imposición de sanciones por parte de EEUU a petroleras rusas, pero está por ver si son algo más que meras declaraciones. Y de mientras, como cada día, ucranianos inocentes eran asesinados por drones rusos en el golpe diario que no cesa. El mendigo que está en la acera cada vez tiene peor aspecto y Trump duda entre darle una limosna o echarle a patadas de ahí. Y Putin, encantado, sigue inamovible. El malnacido de él sigue siendo el más listo en toda esta cruel partida.

miércoles, octubre 22, 2025

El Louvre es Francia

En este caso sí puedo decir que he visitado el museo del Louvre. Lo hice en mi segundo viaje a París. En el primero opté por no acudir a museo alguno y contemplar la ciudad, que es desbordante, y ya en el segundo entré en alguno de los muchos que están por la ciudad. El Louvre me dejó sensaciones encontradas. Aplastante por la dimensión del edificio, su suntuosidad y por todo lo que allí se exhibe. Es un edificio apoteósico que, por ejemplo, deja a Versalles convertido en la casita del perro. Aún vacío el Louvre es una barbaridad que merece una visita intensa por el mero hecho de acceder a semejante edificio. Es lujo y poder sin límite.

En sí, el museo me pareció un caos apelotonado. Los accesos, modernizados tras las obras de la pirámide de Ming Pei en el patio, se habían quedado ya pequeños para la marabunta que trataba de acceder, todos con entradas ya compradas. En general la circulación interior era difícil, y el principal consejo que uno puede recibir si lo visita es no acercarse a la zona de la Mona Lisa ni a la de la Victoria de Samotracia, porque aquello va a estar siempre como los andenes de cercanías de Atocha. El espectáculo en ese caso no es la obra expuesta, y las que le rodean, sino la aglomeración de gente que allí se encuentra. En el resto del museo la densidad humana disminuye y hay zonas de gran interés poco frecuentadas que se pueden ver sin apelotonarse. Vi muy mala educación por parte de visitantes y grupos organizados con respecto a los vigilantes, personal de sala y demás empleados del museo, escenas que en España no he contemplado en ningún caso, y la sensación de que el control del espacio estaba en manos de los encargados de mover a los turistas. Respecto a la seguridad, cualquier apreciación que uno pueda tener es errónea, porque carece por completo del conocimiento real de los sistemas, visibles y no, que están instalados y que garantizan que las obras expuestas ni sean dañadas ni sustraídas. La impresión de que algunas zonas del museo tenían el ambiente propio de la Gran Vía madrileña debilitaba la sensación de posible seguridad que pudiera existir, y casi uno esperaba que el siguiente grupo de orientales que entraba por una puerta decidiera, motu proprio, llevarse alguno de los cuadros expuestos, así, por las buenas, tras haber decidido entre los miembros de la manada cuál era el preferido. Mientras deambulaba por allí hacía algunas ligeras cuentas sobre el precio de la entrada y las miles de personas que se encontraban en el interior, imaginando unas cifras de facturación millonarias, por no hablar de las relativas a las ventas de merchandising, recuerdos y servicios como el de cafetería. El Louvre es, en sí mismo, una fabulosa máquina de generar ingresos. Es evidente también que los costes de mantenimiento de edificio son enormes y su gestión diaria debe suponer un presupuesto disparatado, tanto en personal como en suministros, pero uno tenía la sensación de que estaba ante un negocio rentable, que proporcionaba más ingresos que gastos. Y, dado el carácter patrimonial de la institución, contando con la garantía del estado francés para solventar cualquier tipo de apuro que se pueda sufrir en forma de obras, reformas o cualquier otro tipo de intervención que, por las características del complejo, pueden resultar bastante más complicadas que las que se llevan a cabo en edificios modernos. De hecho, a principios de este año, Macron presentó un plan de reforma general en el que se hacía mucho hincapié tanto en la modernización de las instalaciones como en la reforma de los sistemas de acceso, y se abría la posibilidad, debatida desde hace tiempo, de que para garantizar la supervivencia de la instalación, hubiera dos entradas reales, una a todo sin la Mona Lisa y otra exclusivamente para ella, de tal manera que la obsesión que genera esa obra, absurda a mi entender, no acabe por destruir la experiencia de visitar el conjunto de la colección y desborde por completo las infraestructuras del museo. En ese plan también se habló de la seguridad, de cuestiones como la conservación de cubiertas, ventanas y otro tipo de elementos que empezaban a ser denunciados por los empleados del museo por su deterioro. Macron dijo que tranquilos, que todo se iba a estudiar, financiar y mejorar.

El robo de joyas napoleónicas producido este fin de semana en una de las galerías del museo ha dejado sorprendido a casi todo el mundo salvo, al parecer, a los empleados de seguridad de la institución, que empezaron a comentar en los medios los parches con los que llevan tiempo trabajando. El golpe, audaz, de película, ha dejado en entredicho a toda la gestión del museo y ha supuesto un golpe moral, otro, más, a una Francia que va camino de una crisis psicológica profunda, en la que lo económico, lo político y social presentan grietas que no dejan de extenderse. Para “grandeur” los fallos que han facilitado la acción a los delincuentes.

martes, octubre 21, 2025

La nube se cae

Ayer por la mañana a más de uno le empezaron a surgir los sudores fríos del apagón, el recuerdo de ese infausto día de abril en el que todo se fue a negro y nada funcionaba. Cajeros, terminales de venta, pago con tarjetas, aplicaciones web, un montón de sistemas dejaron de funcionar en medio mundo. El que la máquina de café y las luces del local en el que más de uno se encontraba a media mañana siguieran en marcha tranquilizó rápidamente a la mayoría. No, no se había ido la luz, pero algo pasaba, porque no iban un montón de cosas que nos son naturales, todas ellas relacionadas con nuestro teléfono e internet.

Lo de ayer fue una muestra de lo que sucede si la nube se cae. Esta expresión, tan poética, hace referencia a algo tan masivo, ruidoso y sólido como la infraestructura de soporta y guarda los datos globales, y que permite acceder a ellos desde cualquier parte del mundo. Cuando usted se conecta al correo electrónico realmente esos mensajes que aparecen en su pantalla no están en su dispositivo, sino en un ordenador con un enorme respaldo de datos que se encuentra en Virginia, Colorado, Shenzhen o en otra parte del mundo difícil de imaginar. La nube son edificios feos, con aspecto de nave industrial, que alojan millones de servidores y discos duros en los que se mantiene la información que consumimos a diario. Conectados a la red, alimentados con energía de manera permanente, permiten que de igual dónde nos encontremos y cuando, si tenemos acceso a la red lograremos llegar a nuestros datos, que están en ese anodino pabellón industrial de las afueras que parece otra nave logística más. La nube aloja la mayor parte de las webs de internet, la inmensa mayoría de las fotos y vídeos de cada uno, y es el soporte básico para el negocio de empresas en todo el mundo, que la usan como servicio de alquiler de software, espacio de datos, apps y todo tipo de requerimientos. Todo va bien si la conectividad y los sistemas se mantienen, pero si en alguna de esas naves poco vistosas pasa algo y se desconectan del sistema empezará una cascada de fallos a lo largo de todo el mundo, fallos que afectarán a millones de particulares, que de repente no pueden acceder a su correo, consultar en su app favorita la actualización de lo que desean o cosas por el estilo, y fallos en miles y miles de empresas que, de golpe, no pueden acceder a sus menús de trabajo, o a sus datos, o mostrar en la pantallas facturas y cobros, o realizar transacciones financieras, o llamadas, o lo que sea. La dimensión y alcance de un fallo de este tipo depende de la cantidad de clientes que se vean afectados y la densidad de la red que conformen, la conectividad que tengan entre ellos, pero es seguro que va a tener un impacto elevado, potencialmente global. La mayor parte de los centros de datos que sostienen la nube están en manos de empresas norteamericanas. Sólo Amazon, Microsoft y Google superan los dos tercios de ese mercado global, y la mayor de todas, Amazon Web Services, AWS, es un tercio de la nube del mundo. De media una de cada tres fotos, intimidades, transacciones financieras, operaciones de compra y venta, post de red social o cualquier otro tipo de actuación digital que usted pueda imaginar pasa por los servidores de AWS, que custodian esa información y sus flujos. Tradicionalmente todos estos sistemas se construyen con la tecnología de espejo, es decir, se duplica o triplica la información en lugares diferentes de tal manera que es uno de ellos el que en un momento dado está conectado a la red de datos global, y el resto sólo copian, para que si el conectado sufre algún problema y debe desenchufarse uno de los de respaldo se conecte automáticamente y, de manera transparente, parezca que no ha pasado nada. Este sistema, basado en la redundancia, es costoso, caro y complicado de mantener, pero es el más seguro para garantizar que el servicio no va a ser interrumpido en ningún caso. El respaldo, normalmente, está a cientos o miles de kilómetros del principal para que los sucesos locales que afectan a uno no existan para otro.

Pues bien, ayer algo falló y los sistemas de AWS se cayeron en todo el mundo, ocasionando una perturbación global que generó enormes disrupciones durante horas, principalmente durante la mañana del horario europeo, siendo solventadas a lo largo de nuestro mediodía, amanecer en EEUU. Esto se traduce, seguro, en millones de euros en pérdidas para clientes de todo tipo, anécdotas divertidas o nada graciosas, y una muestra de que la vulnerabilidad de nuestros sistemas de vida, dependientes en extremo de la red, se vuelve a poner de manifiesto ante un fallo que Amazon deberá estudiar y explicar detalladamente. Nuevas tecnologías, nuevas ventajas, nuevos riesgos.

lunes, octubre 20, 2025

La OPA frustrada

Probablemente quienes más vayan a sentir el final de la OPA del BBVA al Sabadell van a ser los responsables de los medios de comunicación que, durante este año y medio, han visto como ambas entidades los han bombardeado con campañas publicitarias de uno y otro signo, contribuyendo a engordar sus cuentas de resultados. Ha habido días absurdos en los que uno entraba en una web de noticias y veía banners, espacios publicitarios que enmarcan la web, tanto de una entidad como de otra, y es que ¿para qué, como soporte, vas a renunciar a dos ingresos si ambos llaman a tu puerta?. Es el mercado, amigo, que diría el otro.

En la OPA en sí el mercado ha funcionado parcialmente. Desde que todo este asunto empezó he leído a los que saben de banca más que yo y, en general, coincidían en dos aspectos. Uno, que no le veían demasiado sentido económico a la integración de ambas entidades desde el punto de vista bancario, era una operación de sinergias escasas, para usar una terminología habitual en este tipo de asuntos. La otra opinión era que el BBVA era cicatero en el precio, estaba dispuesto a pagar poco por el Sabadell, y la oferta monetaria que hacía a sus accionistas no era tan irresistible como uno pudiera pensar. Partiendo de estos mimbres, se veía que era una operación con elevado riesgo de fracaso por parte del banco que deseaba comprar, pese a la diferencia de tamaño entre ambas entidades y la sensación de que, habitualmente, el pez grande se come al chico. Lo que también se vio desde el principio de este proceso es que la política iba a jugar un papel relevante. El nacionalismo catalán dejó bien claro desde el principio que se oponía a que una entidad tan imbricada en el tejido económico y social de Cataluña pudiera dejar su centro de decisión fuera del alcance de la región. El PSC, filial nacionalista del PSOE en la región, se alineó claramente con esta tesis y de ahí a arrastrar al gobierno nacional no medió ni un paso entero. El gabinete de Sánchez empezó a obstaculizar la OPA en cada una de las decisiones que podía tomar desde su competencia, y desde fuera de ella, y enseguida se vio que las dificultades del comprador no eran sólo económicas, sino también políticas (inenarrable episodio el de la consulta pública que el Ministerio de Economía abrió en su web con un cutre formulario en Word). Torres, presidente del BBVA, empezó a recibir mensajes de que su operación iba a ser boicoteada desde instancias muy altas, y que lo mejor era renunciar a ella. La ejecutiva del Sabadell tiró de arraigo y patria catalana, usando tanto argumentos reales como el gran flujo de crédito a las PYMES locales que la entidad suministra, por encima de la media del resto de financieras en la región, como argumentos de terruño, de historia, de nombre de la marca y de compromiso local, lanzando guiños al nacionalismo burgués catalán sin cesar. Las decisiones que el Ministerio de Economía o la CNMC iban tomando sobre el devenir de la OPA no eran de imposibilitarla directamente, pero sí de ir aumentando sin cesar requisitos, restricciones, salvaguardas y demás de tal manera que los costes de la operación no dejarían de incrementarse si al final tuviera lugar. Vista desde fuera, la OPA era cada vez menos rentable para el BBVA, partiendo como he señalado de una posición en la que no resultaba ser la mejor jugada financiera imaginable, y por lo bajinis propios y ajenos achacaban a la cabezonería de la presidencia del banco mantener una acción que se veía ya con más inconvenientes que ventajas. En fin, hace unas semanas llegó el momento real de la OPA, en el que se abre la posibilidad para el accionista para realizar el proceso de canje de títulos. Si en una primera fase se alcanzaba el 50% de la entidad catalana, hecho, sino, se debía superar el 30% para repensar la idea de una segunda fase de compra, se supone que a un precio mayor, aunque esto, lo de la subida de precio, era desmentido en todo momento por el BBVA, para no retraer a los que pudieran acudir a la primera fase.

Terminada esa primera fase, el BBVA había alcanzado un capital del Sabadell de, más o menos, el 25%, lejos de ese umbral del 30%, y a una distancia enorme del necesario para hacerse realmente con la entidad. Esa cifra de la cuarta parte del capital era un fracaso y, esta vez sí, el banco comprante lo reconoció con velocidad. Carlos Torres salió en uno de sus vídeos admitiendo que la operación no era viable y que se retiraba, aunque él no dimitía, (porque eso en España es de pringados, ya saben, lecciones prácticas del sanchismo). Festejo de la cúpula del Sabadell en una escena extravagante en su sede social y, en bolsa, disparo de la acción de BBVA y caída abrupta del Sabadell. Se acabó el culebrón y la publicidad infinita.

viernes, octubre 17, 2025

La locura inmobiliaria sigue

Aunque hoy la actualidad me obligaría a hablar de la fracasada OPA del BBVA al Sabadell, no puedo evitar comentarles una historia que he vivido de manera indirecta esta semana que muestra lo desquiciado que está el mundo de la compra y venta de pisos, y lo inaccesibles que se muestran estos a la creciente demanda, especialmente de la gente más joven y de los sueldos medios. La cosa es que, el lunes, al salir de casa, vi en el portal un cartel escrito a mano de SE VENDE con un móvil y así me enteré que, en una de las tres escaleras que compartimos entrada al bloque, se vendía un piso. Interesante.

Tras mucho lío en la oficina, por la tarde, en un hueco, me fui a la web de Idealista para ver si lo encontraba, y lo hice con relativa rapidez. El piso estaba en, si consideramos mi escalera la primera, la tercera, era un séptimo con orientación inversa al mío, sol por la tarde y vistas sobre Madrid capital y sierra, orientación oeste. Se vendía con garaje, cosa que mi bloque no posee, por lo que debía estar situado en otro edificio cercano. El piso es unos cuatro o cinco metros cuadrados mayor que el mío y se encontraba, por las fotos, más usado. Para mi no sería necesario hacerle una reforma, pero sospecho que la mayoría de compradores se inclinaría por ello. Lo que me dejó patidifuso fue el precio, porque si, supongamos, yo pague 6,2 veces X por el mío, sin garaje, lo que me hace poner un precio de partida comparativo de 7 veces X de salida entre ambos, eludamos costes de reforma, en el anuncio de la web se ofrecía el piso por 10 veces X. Me cambié en verano de 2022 y apalabré el precio de compra a finales de febrero de ese año, por lo que en tres años y medio mi piso se ha revalorizado en 3 X, una X cada año y poco. Sólo para que se hagan una idea, sí mi piso ya entonces hubiera costado 8 veces X no habría podido comprármelo porque mi ingreso no daría para sostener la cuota de la hipoteca necesaria, con los criterios estrictos con los que ahora se otorgan. El ritmo de subida del precio me pareció bestial, como impulsado por una fuerza imparable que arrasa con todo. Me fui a casa entre asombrado y asustado. Alguno diría que también eufórico al saber lo que se ha revalorizado mi compra en este tiempo, pero eso para mi es secundario, porque me compré el piso para vivir en él, no para hacer juegos de compra venta, así que suba o baje no voy a convertirlo en dinero ni a corto ni a medio plazo. En fin, reflexiones varias en mi cabeza esa noche y el martes, con abundantes comentarios entre los compañeros de oficina ante la situación, y el ejercicio extendido entre ellos de buscar pisos muy cercanos a los suyos en el portal inmobiliario para hacerse una idea de cómo está el mercado que les toca. En general, la sensación que teníamos todos era que los precios estaban desatados, pero cuando se hicieron esas pruebas de contexto conocido esa sensación tornó en varios casos en pura incredulidad, al ver las cifras que se piden por viviendas cercanas a las suyas, que conocen, y que pueden referenciar perfectamente respecto a lo que poseen y lo que pagaron en su momento. La idea general de que no estamos ante una burbuja de crédito, pero sí ante precios de burbuja empieza a ser la más extendida. La demanda presiona con una fuerza inusitada, la inversión ve en el ladrillo un activo que se revaloriza sin freno, la llegada de inmigrantes y de potentados de otras naciones con altos ingresos que demandan vivienda, los crecientes divorcios que disparan la necesidad de pisos donde crear hogares múltiples que una vez fueron únicos, el deseo de emancipación de unos jóvenes que debieran irse de casa pero que no lo logran… y una construcción de viviendas lenta, escasa, llena de trabas, permisos y malas opiniones por quienes ya tienen vivienda, que ponen obstáculos de todo tipo a que se edifiquen nuevas para los que no las poseen. El mercado de los pisos está loco, y sometido a una tensión inmensa.

En esas estaba cuando, el martes por la noche, vuelvo a casa del trabajo y me encuentro con que, en el portal, ya no está el anuncio del piso. No puede ser, pienso, no puede ser. Después de cenar vuelvo a la web inmobiliaria de referencia, busco el piso, y no lo encuentro. Pulso el enlace que mandé a algunos amigos para indicarles la referencia de la venta y el portal me responde que ese anuncio ya no está disponible. Dos días ha durado la exposición de la vivienda, y sospecho que en dos días se ha vendido, a ese precio 10 veces X que les comentaba. Tan asombroso como disparatado. ¿Hasta dónde va a subir esto?

jueves, octubre 16, 2025

Quince años de muerte abandonada

De entre todas las noticias que pueblan la actualidad ha habido una social que esta semana ha logrado escalar hasta lo más alto del debate en cafés, comidas y demás eventos diarios, que son los que definen el día a día de una sociedad. Se trata el hallazgo del cadáver de un hombre que llevaba quince años muertoo en su casa y a quien nadie había echado de menos. Las lluvias de la DANA Allice provocaron la inundación de la terraza de un edificio en Valencia y la gotera chorreante por varios pisos del bloque. Al acceder al último piso del edificio, justo debajo de la terraza inundada, quienes lo hicieron se encontraron un cadáver casi momificado en un dormitorio convertido en una especie de palomar improvisado.

El hombre se llamaba Antonio Famoso, y ha hecho honor a su apellido después de una vida sometida a un final de vacío espeluznante. Divorciado, con dos hijos de los que se distanció cuando eran muy pequeños, murió a los 86 años, en 2010, en plena crisis financiera global. El rastreo de los que permanecen vivos y llegaron a conocerle, realizado por los medios de comunicación tras el surgimiento de la noticia, ha permitido crear un perfil algo más detallado de una persona de aparente normalidad absoluta. Tras el divorcio Antonio se dejó ir, como señalaba alguno de los residentes por la zona que solían verlo pasear. Iba reduciendo sus apariciones y su aspecto se estropeaba poco a poco, como el de alguien que, tras perder lo que le impulsaba, se va frenando, y es la inercia menguante lo que le permite seguir avanzando. Saludaba a quienes se encontraba, pero no mantenía conversaciones. Correcto, distante, los lazos con su entorno eran mínimos. Es probable que llevara una vida tranquila, anodina y sin sobresaltos, triste. Y, sin duda, solitaria. A su muerte, mejor dicho, tras dejar de ser visto lo poco que ya era en el entorno, algunos pensaron que se habría marchado a una residencia, o a otro lugar, o que se habría recluido voluntariamente, quién sabe. En todo caso Antonio dejó de ser visto y nadie lo echó realmente de menos. El vacío en el que vivía se hizo total y la luz se apagó, real y metafóricamente, hasta esta semana, en la que la sorpresa ha sido mayúscula. El sistema burocrático en el que vivimos no ha detectado la muerte de Antonio, como es lógico, y seguía cobrando su pensión, lo que le permitía pagar los recibos domiciliados. Evidentemente no cogía el teléfono si le llamaban, y los comerciales pesados de cada día acabarían por ficharle como el peor de los engañables posibles, y hasta ellos le dejarían en paz. Como ya no se recibe apenas correspondencia su buzón no se llenaba de cartas, y la comunidad retiraba la publicidad que, muchas veces, es lo único que nos llega a ese punto de referencia. No compraba por internet, y por lo visto las revisiones técnicas de su instalación de gas o de cualquier otro suministro no eran lo frecuentes que indica la normativa, dado que nadie accedió a esa casa. La vida biológica de Antonio se detuvo de manera definitiva pero la relacionada con su persona jurídica no, y eso muestra lo implacable que puede ser la burocracia cuando se pone en marcha, y que su inercia no sufre efecto de rozadura alguna que la frene. La sorpresa de quienes encontraron los restos de Antonio debió ser enorme, y más dado que su habitación tenía la ventana entreabierta, así se quedó hace quince años, y desde entonces palomas y otras aves habían tomado posesión de la habitación, convirtiéndolo a la vez en el sueño y pesadilla de un ornitólogo, una escena digna de película de Tim Burton con cadáver incluido, que tenía todos los ingredientes para revolver el estómago del más aguerrido. Tras el hallazgo, se ha visto que los vínculos de la vida de Antonio con los demás eran realmente débiles, casi inexistentes. Un encierro voluntario hubiera bastado para romperlos del todo y dejar al hombre solo hasta la nada absoluta. Fue la muerte lo que lo logró, pero hubiera bastado un grado más de misantropía en su vida para conseguir el mismo efecto de huida de la realidad en vida que el logrado tras su fallecimiento.

Antonios no hay pocos, cada vez más, de hecho, y todos los que vivimos solos en nuestros pisos corremos el riesgo de acabar así, deslizándonos por una pendiente en la que la soledad sea cada vez más nuestra compañera. La biología hace que parientes y amigos vayan abandonando nuestras agendas, a las que llega una edad en la que la poda es superior al rebrote, y se van extinguiendo. Espero que no me suceda, pero más de una vez he pensado, si se produce una desgracia y, pongamos, me muero durmiendo en la cama, cuánto tardarían en darse cuenta el entorno de mi ausencia. En época laboral como la presente, intuyo que poco, pero ¿y en un futuro de retiro? Sí, un pequeño Antonio está presente en nuestras cada vez más solitarias vidas.

miércoles, octubre 15, 2025

Turbulencias en la cumbre

No, no me refiero a la que se ha organizado en el Everest a cuenta del último temporal y la evacuación de un montón de gente que por allí estaba, de manera incomprensible, pudiendo disfrutar de las comodidades de su hogar en vez de aventurarse por montañas inmensas, frías y peligrosas. Hablo de los días revueltos que se viven en los mercados financieros desde el pasado viernes, cuando un recrudecimiento del temporal arancelario, con fuerte cruce de vientos entre China y EEUU, provocó una caída abrupta de los índices bursátiles en EEUU y el desplome en no pocos activos, entre ellos el bitcoin, que se dejó en torno al 15%.

Este marasmo sucede en la cumbre de los índices, que llevan una racha de encadenar máximos históricos difícil de repetir. Desde el mínimo registrado en abril, tras la aberrante presentación de Trump de sus aranceles al mundo, las bolsas globales han subido de manera sostenida, y el SP 500, el principal índice de Wall Street, ha pasado del 4.700 en el fondo arancelario de abril al 6.670 al que cotiza ahora en los futuros de la próxima sesión, un ascenso enorme en un índice que, por la composición tan amplia que lo define, tiene movimientos amortiguados. Si las medias han subido, ni les cuento algunos valores relacionados con la tecnología y, especialmente, la IA, que han duplicado o triplicado ampliamente sus cotizaciones, lo que ha hecho saltar en todos medios la discusión sobre si nos encontramos en medio de una burbuja en este sector. Esta subida bursátil no ha supuesto que valores refugio como el oro se devalúen, cosa que se ha dado en muchas otras ocasiones, sino todo lo contrario. El metal dorado ha batido récords y cotiza claramente por encima de los 4.000 dólares la onza, en un año de enorme ganancia acumulada. Sí, está subiendo todo, casi se mire donde se mire los valores se disparan sin apenas opciones de arruinarse. En el mundo cripto, donde el dinero invertido se somete a una auténtica lotería, el bitcoin ha llegado al entorno de los 125.000 dólares como cota superior y, con sustos, acumula en el año una ganancia clara, pero el viernes su papel promocionado por muchos analistas como valor refugio y depósito de valor se vio claramente deshecho, con un derrumbe enorme que dejó a más de uno entrampado. Todas las criptos cayeron, algunas con recortes de cerca del 50%, arruinando a muchos y provocando algunos suicidios, según se ha podido leer este fin de semana en algunos medios, sin que tenga manera de poder confirmarles hasta qué punto es cierto o no, aunque depende de lo perdido no sería descartable. En general, es sana una corrección en los índices tras tantos meses de ascenso ininterrumpido, y la entrada masiva de dinero por parte de profesionales y particulares en todo tipo de activos, fruto de una liquidez que no afloja, hace que si se producen movimientos convulsos puedan tener serias consecuencias, porque cuanto más arriba está uno mayor es el porrazo que puede darse. A medida que las bolsas suben y suben el número de expertos, sea eso lo que sea en ese mundo, se ve superado por el de principiantes, oportunistas y avariciosos en general, que se lanzan a la piscina de las subidas con pocas precauciones, comprando a precios caros. El volumen de gente que entra en cada subida hace que las ganancias acumuladas por pocos sean elevadas y cada vez sean más los que han comprado caro y necesitan que la subida se mantenga para sacar un rendimiento, y esto a veces se da y otras no. Si uno lee a los que dicen saber de bolsa y mercados, en general sigue el sentimiento optimista, porque la liquidez no frena y la presión para que bajen los tipos en EEUU se mantiene, pero las suspicacias de algunos empiezan a verse claramente. El debate sobre la posible burbuja en la IA denota el vértigo que producen las subidas experimentadas, sostenidas, intensas y rápidas, y el miedo a que todo ese castillo de valor se pueda derrumbar, total o parcialmente, si se produce algún revés. No son pocos los que comparan la situación actual de la IA con la de las puntocom que reventaron en 2000. Tras aquello internet no desapareció, ni mucho menos, pero se hizo una limpia profunda. ¿Se va a repetir la historia? Quién sabe.

Lo cierto es que la impredecibilidad de los acontecimientos es ahora muy alta, las tensiones geopolíticas y comerciales intensas, y la incertidumbre sobre lo que va a pasar en economía y materias aledañas profunda, y eso casa de una manera no muy clara con un mercado alcista como el actual. El disparo del precio del oro introduce cada vez más señales sobre el debilitamiento de nuestras monedas y un posible cambio de patrón financiero, y el ruido crece en muchos sectores calientes, donde la inversión no deja de entrar pero los beneficios no se ven tan claramente. Está por ver si a este mercado alcista le queda mucho recorrido o poco. No lo se. Hagan sus apuestas.

martes, octubre 14, 2025

La firma del acuerdo de paz

Si Trump quería un día a mayor gloria suyo en el que todo el mundo le hiciera la pelota no hay duda de que ayer lo obtuvo, retransmitido en directo para todos los países y con la pompa de los acontecimientos especiales. El tiempo dirá si, además de coba, Trump obtendrá una reseña en la historia por ello, ya que Oriente Próximo es un lugar tan fértil en acuerdos de paz como en violentos incendios que los convierten en nada, llevándose por delante vidas y propiedades en estallidos de ira irrefrenables. ¿Cuál será la suerte de este acuerdo extraño? ¿Logrará persistir y dar fruto?

Esta es la primera vez que recuerde que, en los tiempos modernos, la diplomacia no la ejercen los profesionales, sino una serie de individuos que están allí y ocupan poder por ser amigos y familia de otros. Los que se presentaron hace unos días en la plaza de los rehenes de Tel Aviv para anunciar la futura liberación de los rehenes no fueron embajadores ni secretarios de estado ni nada por el estilo. Hablaron Steve Winkoff, millonario y amigo de Trump desde hace años, Jared Kushner, yerno de Trump, e Ivanka, hija de Trump y esposa de Jared. En una alocución anómala, desataron la euforia de los presentes y dieron esperanza a los familiares de los rehenes, creando el caldo de cultivo para la recepción que Israel le otorgó ayer a Trump, de rendida pleitesía y agradecimiento. Frente a la figura de Netanyahu, enemigo de parte de la sociedad israelí y gobernante rechazado por los familiares de los secuestrados, Trump se erigió ayer en el salvador de Israel, en el hombre fuerte del país, en el reinante. Todo fue un despliegue del poder y la sociedad israelí como pocas veces se habrán visto. Es obvio que el ego del magnate se sentiría más que recompensado, y viendo lo que se veía tenía motivos para ello. Los rehenes vivos fueron finalmente liberados, casi dos mil presos palestinos se soltaron de cárceles israelíes y fueron mandados a Gaza, y algunos de los cadáveres de los rehenes que han fallecido durante el secuestro han empezado a ser entregados a sus familias. Los frutos directos del acuerdo de paz se produjeron ayer en medio de escenas de enorme emotividad, de gran impacto humano, y el gran rentabilizador de todo ello fue Trump, que se convirtió en el hacedor de lo que estaba sucediendo. Es cierto que quizás haya sido más relevante el enfado de Qatar tras el ataque que Israel perpetró contra su territorio y la presión del resto de monarquías del golfo a la Casa Blanca para que se produjera lo de ayer que cualquier idea surgida de Trump y de su equipo, pero por una causa o por otra el magnate se apropió de lo que estaba sucediendo y la sociedad israelí se entregó a sus brazos por completo. A los suyos, no a los de Netanyahu o a los de cualquier otro político local. En el acto celebrado en el complejo turístico egipcio de Sharm el Sheikh, Las Vegas locales, se reprodujo la entrega de todos los presentes a la figura de un Trump que lo acaparó todo, en gestos, declaraciones y cualquier otro aspecto. Todos los invitados a la ceremonia, presidentes y primeros ministros de sus naciones actuaron de una forma algo infantiloide, aplaudiendo las gracias del presidente norteamericano y dejándose dominar por sus gestos y formas. Quizás, conscientes de su pequeñez, los europeos acudieron para solamente refrendar algo en lo que no han participado y para lo que no han sido consultados, como muestra de la total irrelevancia de la UE en el mundo global, y dieron por bueno que hacer la pelota al líder puede ser la única opción que les quede para que el niño rubio no se enfade y le de una rabieta en forma de aranceles, trabas o cualquier otra medida alocada. Para los expertos en protocolo y gestos el encuentro de ayer fue un festival de obscenidades, y para los diplomáticos, la muestra clara del fin de su papel en el mundo, arrumbados por magantes, amigos y familiares, que se han convertido en los tratadistas que escriben acuerdos y se reparten botines. El nuevo mundo de hombres fuertes que establecen las reglas se escenificó ayer en la costa del mar rojo egipcio.

Sobre el acuerdo en sí, ahora viene lo más complicado, una vez puestos en libertad los rehenes. La posibilidad de que se de una paz estable en la zona es escasa, y no son pocas las fuerzas que tratan de que así sea, y está por ver como lo acordado, vago y ambiguo como poco, permite una mínima estabilidad. En todo caso hace ya algunos días que no hay bombardeos en Gaza, no mueren civiles y la situación no empeora, y eso es un avance. El futuro de la arrasada franja y de sus habitantes sigue siendo sombrío, el islamismo desquiciado no ha desaparecido y el sionismo militarmente poderoso sigue crecido. El tiempo lo dirá. De momento, Trump ya tiene la gloria a la que aspiraba, sea efímera o no.

lunes, octubre 13, 2025

Nobel muy merecido para Marina Corina Machado

Hubo el viernes un suspiro de alivio en medio mundo por la no concesión del Premio Nobel de la paz a Donald Trump. El personaje, ególatra hasta el extremo, desea todo para sí, incluido ese galardón. No sabe, como es habitual en él, que el comité Nobel suele otorgar sus premios tradicionalmente no por un hecho concreto, sino por una carrera, por un esfuerzo de años. Cierto es que a veces se han saltado esta norma, y una de las más sonadas, y erróneas, fue la concesión del premio de manera preventiva a Obama nada más llegar al cargo. Ese galardón no lo entendió nadie, creo que ni el mismo presidente de EEUU.

Marina Corina Machado, la premiada de este año, es una de las cabezas más visibles de la oposición venezolana y, a la vez, una de las mujeres más escondidas del mundo. Desde que el régimen la enfiló y ella, candidata a las presidenciales, vio de manera clara que su vida corría peligro, decidió esconderse dentro de Venezuela, sin que se sepa su paradero. Por eso, pese a ser la candidata unitaria de la oposición, no pudo disputar las últimas elecciones presidenciales, las amañadas, las de las actas que nunca aparecerán, y ella, junto con el resto de líderes opositores, escogieron la figura de Edmundo González como candidato para disputarle a Maduro el sillón presidencial. Tras lo que pasó en aquellos comicios y la posterior represión del régimen, Edmundo, un señor mayor y de carácter suave, tuvo que huir del país y reside en España, y Machado permanece escondida. Marina es una mujer fuerte, valiente, directa, que sobrevive en medio de una de las dictaduras más burdas y crueles de la historia de América Latina. Lo que comenzó con el triunfante golpe de estado de Hugo Chávez y se transformó en una dictadura vestida de revolucionaria para congraciarse con ciertas élites izquierdistas occidentales se ha convertido en un régimen militar obseso con el control del poder, del dinero y de la nación. Venezuela hace tiempo que se ha convertido en una gran prisión al aire libre, donde el ciudadano que no ha optado o podido salir del país malvive sometido a los designios de un poder arbitrario, caótico y despiadado. La economía de la nación es un desastre absoluto, con tasas de pobreza enormes y con unos indicadores que no dejan de agravarse año tras año, y el endémico problema de la violencia en la sociedad civil ha sido agravado por los actos represivos del régimen. Venezuela es un fracaso absoluto desde todos los puntos de vista, un país en el que, nadie, en su sano juicio, desea vivir, y no es mucho más allá de la finca particular para recreo de los militares del país, con Maduro en la presidencia y Diosdado Cabello como hombre fuerte, haciendo y deshaciendo a su antojo. Los vínculos de ambos personajes y, en general, los altos cargos del régimen, con el narcotráfico son bastante claros, y el enriquecimiento ilícito de todos los que se encuentran en la cúpula de semejante entramado es cada vez mayor, en una nación en la que la pobreza se ha convertido en la manera de vida habitual de los que permanecen en ella. La oposición al régimen ha actuado varias veces de manera dividida, con intentos significativos de cambiar las cosas, como la autoproclamación de Guaidó como presidente legítimo del país, que acabó siendo flor de pocos días, y ha visto como muchos de sus dirigentes eran apresados o perseguidos con saña. Escaparse del país ha sido la manera que han encontrado no pocos de ellos para mantenerse con vida. Marina Corina Machado ha sido la última gran figura unitaria de la oposición y ha mostrado poseer una valentía que pocos de los líderes nacionales han sido capaces de igualar. Su figura, y el hecho de ser mujer, le han catapultado a la relevancia internacional, y desde un principio el régimen tuvo claro que era peligrosa para sus intereses. El hostigamiento hacia ella ha sido contante, pero de una manera novedosa, Marina opto por exhibirlo, por mostrar al mundo cómo se las gastan los siervos de Maduro, y lo hizo en público hasta que el riego de su vida se disparó y tuvo que esconderse.

Este premio es un acto de justicia a la causa por la libertad en una nación sometida desde hace décadas a una crueldad pasmosa, y los silencios que se han dado en España al conocerse su concesión dicen mucho. Nuestro desgobierno aún no ha felicitado a Corina, muestra de cobardía absoluta y de complicidad con la dictadura madurista. Los socios del gobierno al menos sí han hablado para expresar lo que se esperaba, su alineamiento pleno con los represores y su absoluta hipocresía, la de unos personajes ricos y que hablan sin cesar del paraíso venezolano residiendo a cuerpo de rey a miles de kilómetros de allí. Por sus hechos les conoceréis, y Marina, con su valor, los desnuda a todos.

viernes, octubre 10, 2025

José Sacristán, 88 años, una voz

Raro es el día en el que, tras ver el concurso de Cifras y Letras en La2, permanezco delante de canales de televisión nacionales. Apenas doy una vuelta rápida por ellos y otros que me ofrece mi proveedor de telefonía para acabar siempre o en la CNN o la BBC, tratando de ver noticias no contaminadas por la cutre actualidad nacional y, de paso, hacer algo por mi pobre inglés. A veces estoy contento porque soy capaz de entender algo y me sube la moral, pero otras tengo auténticas dificultades para discernir si eso que hablan es inglés o no, y me da la depre. Supongo que será lo habitual, o al menos, como cenutrio en esto de los idiomas, eso quiero pensar.

Ayer tuvo lugar una excepción, porque al pasar fugazmente por El Hormiguero me encontré a José Sacristán, y eso le obliga a uno a hacer una parada en el camino y quedarse quieto, callado y atento. Sacristán, 88 años, comienza una nueva gira con una obra basada en la vida de Fernando Fernán Gómez, uno de los mayores genios españoles del siglo XX, al que él conoció en detalle. Ya sólo tener delante a alguien que, a esa edad, se sube a las tablas para hacer la función diaria es motivo de respeto constante, pero es que Sacristán es una máquina de contar anécdotas de su época, de la presente, y de cualquier otra, con un estilo propio inconfundible y lleno de sorna, que imposibilita al que lo ve no sonreír. Además, cuando habla de cosas de actualidad, lo hace con el aplomo del tiempo y con una enorme razón. Ayer no se explayó mucho sobre la actualidad nacional, pero su diagnóstico de cutrez generalizada, de bajeza de nivel en todos los sentidos y lados (y su especial dolor por que la izquierda, a la que el siempre ha dicho pertenecer, sea indistinguible en esto de la derecha) es compartida por muchos, y desde luego por el que les escribe. Pero más allá de sus historias, opiniones y frases, Sacristán es un gusto en sí mismo al ser oído. Posee una voz poderosa que el tiempo ha ido llenado de matices y profundidad. Empezó su carrera con papeles muy cómicos y con voz estirada frente a las ya graves de sus maestros de profesión, pero con los años no sólo él se ha convertido también en un maestro, sino que su voz ha alcanzado el temple propio de los doctos, de los que con su mero sonido logran captar la atención de todos aquellos que los rodean. Una presencia, una calidad, un timbre, una gravedad absoluta. Realmente da igual de lo que estuviera hablando Sacristán, podía ponerse a leer un recetario cocina o una lista de los infinitos y plúmbeos considerandos que preceden a todo reglamento comunitario, que el que lo escucha queda atrapado por su sonido y no puede hacer ya otra cosa. Sacristán pertenece a una escuela de actores que, durante años, han trabajado como locos por calles, plazas, teatros, salas y espacios de todo tipo, a los que el cine les hizo famosísimos y logró que tuvieran un elevado nivel de vida, pero no dejaban de ser cómicos de teatro. En ellos, la voz, el uso de la voz, era uno de sus principales instrumentos, a veces el más poderoso con el que contaban cuando el espectador estaba lejos, al fondo del patio de butacas, y el gesto del actor no le llegaba de ninguna manera. La capacidad de esa generación para hablar bien, no sólo con buen idioma, sino con una vocalización precisa, es excepcional. Frases entonadas con precisión, acentos marcados, nada de sube y bajas ampulosos o chillones, línea de sonido estable y no sujeta a extraños vaivenes, dicción precisa, proyección perfecta… no era sólo que se les entendiera perfectamente, es que era un gustazo oírlos. En el caso de Sacristán, ayer en la tele o cualquier día sobre el escenario, su voz es una presencia con un poder magnético y una capacidad de atracción irresistible. Desde el momento en el que alguien así te dice “hola” ya te ha ganado, y sospecho que saca un par de cuerpos de ventaja al resto de compañeros en el caso de las obras de reparto múltiple. Era imposible no estar pegado a la tele mientras en ella estaba Sacristán. Fuese, y no hubo nada.

Una de las cosas que he comprobado en los últimos tiempos, comparando las noticias en los canales anglosajones y los nuestros, más allá de la caída de la calidad y el sesgo infantiloide que domina en España, es la aparición cada vez más frecuente en nuestras cadenas de locuciones estridentes, de voces que, por hablar muy alto, de manera chillona, creen dar más empaque a las noticias o que estas sean más ciertas. En el mundo anglosajón se cuidan más los tonos y los informativos llevan un volumen sonoro mucho más estrecho, sin los sustos que uno se pega aquí. En ninguno hay voces como las de Sacristán, claro. Pero no requiero la excelencia para el informativo diario, me basta la sobria imitación.

jueves, octubre 09, 2025

Primer acuerdo Israel Hamas

Ya ayer por la noche, pasadas las 23 horas, existía en las redes el runrún de que las conversaciones que mantienen Israel y Hamas en Egipto podían dar unos primeros frutos. La propia presión de la Casa Blanca, exigiendo casi que esta semana misma se pudiera tener algo tangible y los mensajes que empezó a lanzar Trump al respecto daban esperanzas de que, realmente, se pudiera alcanzar un logro en no muchas horas. Se especulaba incluso con una visita del presidente norteamericano este mismo fin de semana a la zona para, con su presencia, ratificar el acuerdo. Sobre esto último aún se especula, sobre lo primero, ya hay certezas

Sí, hay anuncio oficial de un primer acuerdo entre las partes, en el marco del plan presentado por Trump. Resumidamente, Hamas acepta entregar todos los rehenes, vivos y muertos, en un canje que incluye a una larga lista de presos palestinos e Israel detiene sus operaciones militares en Gaza y comienza un repliegue de sus fuerzas en toda la franja. A lo largo de la mañana se conocerán más detalles de este primer acuerdo, pero al menos supone un notable avance respecto al desastroso punto en el que nos encontramos y, si no me equivoco, supondría también el final de los combates militares en la franja. No es sólo una tregua, sino el inicio del final de la guerra, o al menos así es como el plan presentado hace unas semanas recoge en su espíritu. Se supone que los islamistas de Hamas han aceptado el pacto muy presionados por sus aliados cataríes y que hoy Netanyahu, muy presionado por Trump, llevará este resultado a su gabinete para que lo ratifique. Es probable que en la reunión del gobierno israelí haya una gran bronca, porque los aliados ultras del primer ministro han expresado claramente, desde el principio, su oposición a la idea del pacto, desde cuando se presentó hace un par de semanas, pero es poco probable que logren desdecir a un primer ministro que ve como su aliado, su único aliado, está ya más que harto de todo lo que pasa en Gaza y le exige el final de una batalla cruel que también ha soliviantado a buena parte de la sociedad norteamericana. Para Israel el pacto supone, por encima de todo, la devolución de los rehenes, que es la gran aspiración de sus familias y del conjunto de la sociedad, y la esperanza de que todo esto suponga el estabelecimiento de unas condiciones de seguridad reales que impidan que algo como lo del siete de octubre de 2023 se vuelva a repetir. Sobre todo, para Israel, esto puede servir para empezar a asumir el desastre que su respuesta militar a los atentados de Hamas ha causado en el pueblo palestino y ver, a las claras, el hundimiento de su posición en el mundo. La imagen del país ha quedado destrozada tras verse embarcado en una guerra salvaje por parte de la minoría ultra que ahora lo gobierna. Sin la guerra, esos ultras se quedan sin motivo de existencia y está por ver cuál será la estabilidad del ejecutivo (no olvidemos las tramas de corrupción que asedian a Netanyahu y que ahora volverían a reactivarse, de lograrse la paz). Para los palestinos el acuerdo supone, primero, la supervivencia de todos aquellos que iban a seguir muriendo día tras día víctima de la ofensiva israelí y de las deplorables condiciones de vida, es un decir, que existen en la franja. Destruidos como sociedad, masacrados en lo militar, convertido en escombros su lugar de residencia, los gazatíes han sido los arrasados a lo largo de estos dos años, gracias al islamismo de Hamas y al integrismo de los halcones israelíes, y su futuro es una incógnita. Aunque llegue la paz Gaza es ahora mismo un lugar de pesadilla, y sin una asistencia internacional de verdad, masiva y coordinada, la hambruna que allí se vive y las pestilentes condiciones que lo rodean todo impedirán que cualquier tipo de solución prospere. No se sabe nada aún de todo este tipo de cosas, ni si se van a dar ni cuándo ni cómo.

El mero hecho del acuerdo y de que las bombas dejen de atronar en la franja es una muy buena noticia, tras dos años y dos días de desastre absoluto ininterrumpido, y de derrota absoluta, a mi parecer, de un Israel herido y un islamismo cruel. Que haya paz es la condición necesaria para que los gazatíes puedan volver a pensar que futuro es un concepto y no una mera unión de letras en forma de palabra. La solución de los dos estados, la única que tiene sentido, volverá a estar sobre la mesa, supongo, en un futuro cercano, y como se ha visto, sólo será viable si hay una presión internacional profunda, léase imposición de EEUU, que lo imponga. Esto es sólo el principio.

miércoles, octubre 08, 2025

Francia, encallada

“Durar menos que un primer ministro francés” es una expresión que puede acabar calando en la calle como sinónimo de brevedad, ahora que la campaña contra el azúcar sigue hostigando a los vendedores de dulces, estén o no junto a colegios, y la política francesa ha entrado en una deriva de inestabilidad impropia. Si en España el panorama político es deprimente, lo cierto es que no están las élites de París para dar muchas lecciones sobre estabilidad, mantenimiento del orden y estrategia. Antaño era Italia la que devoraba gobiernos a un ritmo casi anual, quién iba a pensar que Francia dispararía la frecuencia de sus ceses a apenas unos meses.

La espantada de Lecornou (sí, el apellido da para muchos chistes) ha supuesto el último fracaso del presidente Macron de dotarse de un gobierno tras las mociones de censura que derribaron a los ejecutivos de Barnier y Bayrou. Desde su disparatada idea de adelantar las legislativas a apenas un mes de la cita olímpica del verano pasado, todo ha sido un caos en Francia. La cámara quedó dominada por fuerzas extremistas de izquierda y derecha, y el macronismo no tiene el peso suficiente para ganar votaciones en ella. Es cierto que la constitución francesa otorga enormes poderes al presidente, elegido directamente por voto popular, y puede gobernar a golpe de decretos, e incluso impugnar decisiones que salgan del legislativo, pero una cosa es que la ley lo contemple y otra que la posición de poder efectiva del presidente lo soporte. Macron está siendo erosionado de manera determinante por el rumbo de los acontecimientos, y cada primer ministro que cae es un fuste que se derrumba de la columnata que lo sostiene. No puede aguantar mucho más en esta situación. Ha rogado de Lecornou que se lo piense y que medite sobre su renuncia, efectuada al día siguiente de haberse presentado el gobierno, y está por ver si Sebastián asumirá el sacrificio de quedarse para verse chamuscado en unos pocos meses o, directamente, le dirá a Macron que se niega a sumarse al grupo de cadáveres que salen de la Asamblea Nacional. Si decide aguantar, Macron habrá ganado algunos meses, pocos, pero sino, la decisión que le toca al presidente es profunda. Puede escoger a otro candidato, y sospecho que no habrá muchos voluntarios para el puesto. Puede lanzarse a la piscina y convocar legislativas anticipadas, repartir la baraja de los escaños y ver si se conforma una nueva mayoría estable. Los extremos claman por elecciones desde hace tiempo, conscientes de que aumentarán aún más su representación en la cámara, y quizás sea en esas siguientes legislativas, cuando se convoquen, cuando la extrema derecha de LePen alcance el número de escaños suficientes para que un primer ministro de Francia sea de su partido. Lo único que parece seguro de esas nuevas elecciones, cuando sean, es el más que probable derrumbe del partido de Macron. Una tercera opción, la más drástica de todas, es que Macron anuncie que dimite, que lo deja, y adelanta las presidenciales, un hecho que sería el gran terremoto de la política gala. Esas son las elecciones determinantes en aquel país. Siempre se ha dicho que Francia decapitó al Rey pero se quedó con ganas de tenerlo, y el presidente francés tiene un mandato poderoso sobre la nación y sus instituciones. Su figura determina todo el juego político y la llegada a ese cargo de un candidato de extrema derecha (pongamos Bardela) sería no ya una convulsión en aquel país, sino en toda la UE, donde es el equilibro entre Francia y Alemania lo que determina el rumbo de la Unión. Esa opción de presidente extremista gana enteros día a día, porque sino me equivoco, y no hay adelantos, las presidenciales serían en primavera de 2027, dentro de año y medio de manera irremediable. ¿Qué va a hacer Macron?

De mientras todo esto sucede, la economía gala sigue mostrando síntomas de estancamiento y la cotización del bono francés ha superado al italiano, hecho absolutamente histórico. Ahora mismo el bono a diez años galo cotiza al 3,5670 frente al 3,5610 del romano. Esto significa que al estado galo le sale más caro endeudarse que al italiano. Los costes de la ingente deuda francesa y la elefantiasis que vive su estado, a la que nadie se atreve a meter mano, ponen cada vez más cerca a esa nación de una posible crisis de deuda, como la que vivimos las economías del sur en 2012 2013.Algo que sigue siendo impensable para muchos, pero que ya no se mide con un cero por ciento de probabilidad. Y el caos político, evidentemente, no ayuda.

martes, octubre 07, 2025

Dos años de los atentados de Hamas en Gaza

Hoy se cumplen dos años de los salvajes atentados yihadistas de Hamas que causaron más de mil muertos en Israel, y del secuestro posterior de cientos de ciudadanos, tomados como rehenes por la milicia, con lo que se iniciaba el actual ciclo de terror que se vive en la franja y en toda la región. El ataque fue sorpresivo, devastador, de unas dimensiones nunca vistas en Israel. Fue el día en el que murieron más hebreos desde los de la liberación de los campos de exterminio. Un fantasma traumático se despertó en la sociedad israelí y no ha cesado, desde ese momento, de golpear con saña a todo lo que sienta como enemigo, lo sea o no.

El balance de estos dos años es desolador, y apenas mencionar algunos de sus efectos deja sin muchas esperanzas a nadie con dos dedos de frente. Gaza, la zona de la que surgieron los atacantes, se ha convertido en una escombrera debido a la invasión que han desarrollado las tropas israelíes, que no se han cortado en lo más mínimo. Decenas de miles de personas han muerto en unos combates donde la caza del islamista de Hamas o la búsqueda de los secuestrados ha mutado a un mero ejercicio de fuerza bruta sin conmiseración alguna. La franja ahora mismo es inhabitable y por ella deambulan los supervivientes sin rumbo, tratando cada día de escapar de los bombardeos. Asediados por Israel y abandonados por el resto del mundo, empezando por el conjunto de los países árabes, los palestinos han sufrido el mayor desastre en décadas por la acción combinada de los yihadistas de Hamas y el gobierno sionista de Netanyahu. Las IDF han mostrado unas capacidades enormes, y a lo largo de este tiempo han sido capaz de desarrollar ataques en hasta cinco frentes, a veces de manera simultánea: Gaza, Líbano, Siria, Irán y Yemen, dejando claro que no hay nadie que pueda hacerles frente. Irán, principal valedor de Hamas y la milicia libanesa de Hezbola, ha sido el país más debilitado por los ataques y ha perdido gran parte de su influencia en la región, y con ello la debilidad de sus proxy se ha visto muy claramente. Sólo los hutíes de Yemen se han mostrado irreductibles y capaces de hostigar a los israelíes, logrando alcanzar su territorio con misiles de una manera reiterada. También, junto con estos frentes convencionales abiertos, el gobierno de Netanyahu ha ido presionando sin cesar a la población de Cisjordania, en una campaña de enfrentamientos soterrados, alentando la violencia de los colonos y su expansión mucho más allá de lo que los acuerdos internacionales reconocían. No hay ahí una guerra como tal, pero si una presión violenta que busca convertir a esa zona en un lugar lo más hostil posible para los palestinos. Convertida en una especie de Esparta desatada, Israel ha ido dejando atrás su normalidad institucional, la propia de una democracia, para ir cayendo en un autoritarismo en el que su gobierno, presidido por el encausado en tramas de corrupción Netanyahu, apoyado en una serie de partidos extremistas, se ha lanzado descaradamente a la ejecución de una política sionista pura, ni semita, sino nacionalista integrista. Durante este tiempo algunos de los ministros del gabinete israelí han pronunciado discursos de un tono racista, supremacista, absolutamente indignos, idénticos a los que los islamistas proclaman cuando aspiran a la pureza en su región y desean acabar con el estado de Israel. El comportamiento durante estos dos años de guerra de la política y las IDF sobre el terreno ha supuesto un ejercicio de degeneración permanente hasta la pérdida completa de legitimidad que atesoró la nación hebrea cuando, hace dos años, Hamas le golpeó con una crueldad nunca vista.

Este proceso ha ido convirtiendo a Israel en un estado paria a ojos cada vez de más naciones en el resto del mundo, y la opinión pública global ha ido mutando de la solidaridad con Israel tras los atentados a una condena inequívoca de las acciones del gobierno de Tel Aviv. Hoy en día el gobierno de Netanyahu deshonra la bandera de la estrella de David y la arrastra por el fango violento causado por sus actos. Los palestinos han sido masacrados y la región, a pesar del acuerdo de paz que impulsa EEUU, el único que puede detener los acontecimientos, sólo ha visto dolor y muerte en este par de malditos años. El dominio absoluto de los extremistas en ambos bandos ha causado el mayor de los desastres, el horror sin freno.

lunes, octubre 06, 2025

Vara y Lambán

Ayer, un día antes de cumplir los sesenta y siete años, falleció Guillermo Fernández Vara, ex presidente de Extremadura. Tenía un cáncer de estómago que ha ido consumiéndolo a ojos vista durante los últimos tres años. Vara alcanzó el poder regional a la sombra de Rodríguez Ibarra, del que fue consejero, luego lo perdió cuando Monago, del PP, se lo arrebató en unas elecciones en las que un tal Iván redondo jugó un importante papel como asesor de los populares, y luego volvió a retomarlo al derrotar a Monago. Era la figura más conocida de la política extremeña y tenía mucho predicamento en el conjunto del país.

Ha sido una triste coincidencia que, en poco tiempo, hayan fallecido dos expresidentes autonómicos socialistas, devorados por el cáncer de una forma tan cruel como inexorable. Javier Lambán, el otro fallecido, llegó al poder en Aragón, región más poderosa que Extremadura, pero que tiene, curiosamente, menor peso en la política nacional que la sureña. Ambos expresidentes han tenido en común algo más allá de su final compartido e injusto, que es su pertenencia a un socialismo clásico que ahora mismo se encuentra en casi total retirada. Dotados de convicciones de partido, de ideología socialdemócrata profunda, combinaban la defensa cerrada de sus posturas con unos postulados generales de lo que, para ellos, era la izquierda, y la creencia absoluta en las instituciones democráticas y en el respeto a la ley. Sabían lo que pasa cuando la ley se vulnera, lo hace el más fuerte, el que puede, y se impone al débil. Procedentes de zonas de rentas bajas y de gran tradición agraria, vivieron en sus tiempos mozos lo que es que el poder absoluto de la dictadura se enseñorease de tierras, haciendas y personas. Sabían en sus carnes lo que era combatir la represión y nunca dejaron de luchar por conseguir la democracia. Encarnaban, junto con muchos otros, el espíritu de la transición, esa idea de que la reconciliación del país requiere cesiones mutuas, y que más vale que estemos todos juntos y si n que cada uno se lleve toda la razón que a la gresca desde la trinchera particular. Consiguieron, especialmente en el caso de Vara, victorias electorales absolutas, indiscutibles, y nunca dejaron de tener voz propia en un partido que les respetó mientras se respetó a sí mismo. A medida que el socialismo iba mutando en sanchismo, la presencia de barones regionales con peso y opinión propia fue vista cada vez más como un estorbo. De mientras mantuvieron cargo y poder regional, ambos alzaron su voz ante los cada vez mayores dilates que iba cometiendo el gobierno de Sánchez, especialmente en todo lo relativo a la cesión ante los sediciosos puigdemoníacos y sus aliados. Page y Lambán sí tenían en su cabeza una idea de España, de conjunto de país, y la defendían a pesar de que, desde el gobierno, para comprar su permanencia en la Moncloa, se apostara por el discurso falaz de los sediciosos. Era una situación que no podía prolongarse mucho en el tiempo, sabida la egolatría que rige en los pasillos que rodean a Moncloa, y más desde que Sánchez se encuentra en ella. La pérdida de poder que ambos sufrieron, junto con otros cargos socialistas, en las autonómicas de mayo de 2023 los llevó a la oposición en sus parlamentos regionales y, despojados del mando, al ostracismo en su organización política. Ahora el aparato sanchista podía hacerles pagar todas las declaraciones que habían realizado en contra de las decisiones de Moncloa. Ante esta disyuntiva, Lambán optó desde el principio por mantenerse en sus opiniones, sin importarle lo que eso le supusiera ante el partido. En él la enfermedad comenzó antes. Vara optó por tragarse algunas de sus palabras en el entendimiento de que la organización a la que pertenecía era más importante que todo lo que pudiera decir, pero a la vez, decidió ir retirándose de todos sus cargos, dejando paso a otros. Veía que lo que él entendía como política no era lo que ahora se lleva, en un tiempo de infantil confrontación mediática, de insultos en redes y de analfabetos opinadores que se dedican hora tras hora a repetir argumentarios de pacotilla fabricados por expertos en marketing.

Este ya no era su tiempo, y la crueldad del destino ha decidido que en él fallezcan y se vayan. Ambos han recogido unánimes mensajes de condolencia, en algunos casos bañados en hipocresía barata, especialmente de no pocos que en su tiempo fueron compañeros suyos de partido. La izquierda clásica, la de verdad, la que se preocupa por la vida de los que menos tienen, ha perdido a dos de sus grandes figuras, y el debate nacional, ya mermado hasta el extremo, echará mucho de menos a dos personajes que, desde su ideología, que uno puede compartir o no, mostraban nobleza de formas y fondo. ¿De cuántos se puede decir hoy eso?

viernes, octubre 03, 2025

Revuelta Z en Marruecos

Quizás recuerden como, hace pocos meses, se produjo una revuelta en Nepal, protagonizada por la juventud de aquel país. Se le apodó como revuelta Z, en alusión a la generación que la encabezaba, y era un movimiento de protesta ante el autoritarismo del gobierno y las constantes denuncias de corrupción. La cosa acabó desmadrada, con el parlamento nacional en llamas y la casa del primer ministro igualmente incendiada. Creo recordar que en uno de esos asaltos falleció la mujer del mandatario. En todo caso, el ejército tuvo que intervenir para imponer un cierto orden en el país, que se encontraba en plena anarquía,

Es distinto, pero en Marruecos también se está produciendo un movimiento juvenil de protesta que lleva ya varios días en las calles y que, poco a poco, se traduce en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y leva ya un balance de tres manifestantes fallecidos por disparos de la policía y un buen puñado de heridos fruto de cargas atropellos. La mecha que ha prendido la revuelta ha sido la muerte de varias mujeres embarazadas en un hospital de Agadir al recibir una anestesia que se encontraba en mal estado. El recorte de servicios sanitarios que vive el país se traduce en cosas como esas, y las protestas, que en principio eran localizadas y contra ese recorte, se han expandido. Otro de los motivos que está movilizando a los manifestantes es el dispendio absoluto en el que está cayendo el gobierno a la hora de invertir para el mundial de la cosa esa de pegar aptadas a un balón de 2030. Nuevos y faustuosos estadios con un coste disparatado, para el que no hay recorte alguno, conviven con la economía de un país con enormes carencias en infraestructuras, servicios sociales y todo lo relacionado con el estado del bienestar. Ver como no hay problemas para financiar un obrón relacionado con el balón pero sí una asistencia sanitaria es algo que solivianta, en Marruecos, aquí y en todas partes, y la juventud del país se ha lanzado a las calles. Debemos de tener en cuenta que la demografía marroquí no tiene mucho que ver con la nuestra. Pese a que allí también ha comenzado el frenazo a la natalidad que se da en casi todas las naciones del mundo, su población mantiene una estructura de pirámide bastante coherente, y los menores de veinticinco años son, más o menos, el 40% de la población total. La masa de gente joven en el país es enorme, sus tasas de paro elevadas, y sus perspectivas de futuro, escasas. La principal aspiración de muchos de esos jóvenes es emigrar, legal o ilegalmente. A catorce kilómetros de distancia de su país se encuentra el nuestro, la puerta de una Europa que, a pesar de sus problemas, tiene un nivel de vida inimaginable para el grueso de la población marroquí, y unas estructuras de poder democrático muy alejadas de la monarquía que rige en Rabat, donde Mohamed VI, no es listo el tío, no, pasa la mayor parte del año en su lujosa residencia parisina o en alguna de las villas de recreo que posee en África, lejos en todo caso de la vida real del país que rige con firmeza. Algunas de las promesas de apertura y democratización que la casa real ha realizado a lo largo de los años se han ido diluyendo por completo, y si bien es cierto que Marruecos no es una dictadura perfecta, no cumple los estándares necesarios para ser calificado como democracia. El control del régimen, junto con el papel de líder religioso que el monarca encarna para la creencia alauí, ha permitido que el islamismo no arraigue en el país, evitando un enorme problema que generó la guerra civil que desangró a la vecina Argelia y que ha sembrado de inestabilidad a todo el Sahel. En ese sentido el poder ejercido desde Rabat ha convertido a Marruecos en un país fiable para occidente y sus vínculos con EEUU no han hecho sino estrecharse, lo que ha supuesto un grave perjuicio para los saharauis y su causa, tradicionalmente defendida desde España, y de la que Sánchez renegó un viernes por la tarde sin dar explicación alguna al respecto.

Esa estabilidad en Marruecos es condición necesaria para que las complicadas relaciones que tenemos con esa nación se mantengan dentro de unos cauces razonables. La seguridad de Ceuta, Melilla, el estrecho y muchas otras cosas más dependen más de los designios del gobierno marroquí que de nuestras propias capacidades disuasorias, que no son tales. Vamos a ver en qué acaba esta revuelta, si es reprimida o logra ablandar las posiciones del gobierno. En todo caso, hay un magma de cólera en la sociedad del país vecino que puede llegar a ser explotado si alguien, con argumentos falaces, logra hacerse con la voz necesaria. El islamismo, que siempre está ahí, seguramente también observará con interés las protestas.

jueves, octubre 02, 2025

Abusos sexuales en Bernedo

Bernedo es una pequeña localidad, relativamente cerca de la zona de bodegas de la denominación de origen rioja alavesa y de la frontera con Navarra. No he estado nunca allí. Como en varias localidades, en verano suelen celebrarse allí colonias, concentraciones de chavales cuidados por monitores que pasan unos días de ocio y disfrute de la naturaleza, dejando de paso algo de tranquilidad a sus padres, que también tienen de esta manera unas ciertas vacaciones en lo que a sus obligaciones se refiere. Se supone que este tipo de colonias están controladas, tienen los permisos y seguros adecuados, y las cosas son más o menos normales.

No es el caso de la de Bernedo, y este ha sido el año en el que se ha destapado un escándalo mayúsculo relacionado con esa colonia y una acumulación de negligencias por parte de las administraciones públicas que pasa de lo sonrojante a lo delictivo. Algunos de los padres de niños y niñas que estuvieron en los campamentos de verano denunciaron las condiciones en las que se encontraban sus hijos. Teóricamente el plan de la colonia, así se divulgaba de manera pública, se centraba en el fomento del euskera y la igualdad sexual, entendida por los monitores como el tratamiento indiferenciado por sexos. Eso se ha traducido en escenas en las que niños y niñas se duchaban juntos, lo que es discutible, pero con la presencia de adultos, lo que no tiene un pase. Algunos de los testimonios de los críos aludían a la obligación que les imponían algunos monitores de chuparles los dedos de los pies para conseguir cosas, favores o atenciones, lo que pueden ustedes calificar como quieran, pero que suena a lo que suena. Los críos escribieron cartas a sus padres narrando escenas que les asustaban, pero no llegaron porque los monitores lo impidieron, pero una vez en casa unos pocos tuvieron el valor de contar estas y otras cosas, que sin duda pusieron a los padres de los nervios, y empezaron las denuncias. Los monitores, y la organización de la colonia, mostraron en todo momento su orgullo por cómo habían dirigido el evento, en medio de un escándalo creciente, y achacaban a los padres ser unos mojigatos, estar dominados por el heteropatriarcado y demás argumentos dignos de un cómic woke. Una vez destapado el asunto, empieza el papel de las administraciones en todo esto, y se asiste por parte de la ciudadanía al habitual ejercicio de escaqueo, de negación de responsabilidades y de búsqueda de otros culpables. La Diputación de Álava empezó alegando que eran muchas las colonias y campamentos que se desarrollan en verano y que no puede ir vigilándolas una a una, dejando claro que para recaudar tributos no perdona una, pero para revisar permisos de actividades es mucho más laxa. El gobierno vasco se puso de perfil y echó las culpas a la Diputación, que ya empezaba a virar su discurso a medida que se iban conociendo detalles cada vez más sórdidos de lo que había pasado en la colonia. El bombazo llega cuando se hace pública la noticia que, desde enero de este año, la Ertzaintza ya investigaba unas denuncias por agresiones sexuales presuntamente producidas en esa misma colonia durante el verano de 2024. Es decir, hace ya un año se produjeron hechos intolerables en ese lugar y por parte de esa misma organización, y con una investigación en curso nadie, ninguna institución, había pensado si quiera que fuese buena idea suspender las actividades previstas para este verano, de tal manera que los padres, sin tener ni idea, mandaron a sus hijos a un lugar en el que ya se investigaban hechos de enorme gravedad. La fiscalía ha declarado que nadie le había trasladado denuncia de ningún tipo, por lo que no podía dictar orden alguna al respecto al desconocerlo todo. La descoordinación entre todas las instituciones no es ya total, sino que bordea la negligencia premeditada, como si el objetivo fuera ocultar lo sucedido, o que algo de semejante gravedad no sea considerado como lo que es. Y de mientras, los niños desprotegidos, potencialmente abusados, y sus padres absolutos desconocedores de la naturaleza del lugar al que mandaban a los hijos.

En esta historia, llena de sordidez, basura y negligencia, también destaca la capacidad del PNV, que es el poder local, para ocultar las cosas. Titular tanto del Gobierno Vasco como de la Diputación Foral de Álava, se las ha arreglado bastante bien para que el escándalo no salga mucho más allá de las fronteras del País Vasco, hasta que ha sido inevitable, pero aún así con gran sordina. Salvo El Correo, que lo ha hecho saber a todo el mundo, la discreción con la que los medios nacionales tratan un asunto que abriría todas las portadas de haberse producido, pongamos, en una colonia celebrada en la sierra de Madrid, es más que destacable. Qué profesional es el PNV para ocultar sus miserias y pregonar las del resto. Qué eficacia la suya.

miércoles, octubre 01, 2025

El plan para Gaza

De las pocas cosas que tengo claras sobre el futuro de Gaza, una es que sólo EEUU es capaz de frenar a Israel y detener el actual estado de guerra despiadada. Nada de lo que el resto de los países o poblaciones haga, sean declaraciones públicas, manifestaciones o boicots deportivos será de utilidad. EEUU es la fuerza decisiva en la región y el sustento del ahora atacante. Sin su apoyo militar, logístico, económico y público, Israel no puede sostener campaña militar alguna, por lo que frenar a Netanyahu y sus tropas requiere que EEUU desee hacerlo. ¿Es el plan presentado útil para ello? Puede que sí.

El plan contiene veinte puntos, algunos de ellos bastante vagos, que se pueden resumir en que si Hamas acepta su rendición completa y disolución Israel se retirará de la franja y los palestinos podrán seguir en ella. Sino, la guerra seguirá y las posibilidades de que haya palestinos vivos en Gaza se irán reduciendo de manera inmisericorde. El plan impone un ultimátum a Hamas, organización terrorista que es tratada en algunos medios españoles como una especie de ONG caritativa, y fuerza a que Israel no se anexione la franja, pero deja demasiado abierto un futuro nada definido. Que Trump se autoproclame como responsable del territorio ya es una manera de decir que nadie sabe qué se quiere hacer con aquel lugar ni con los que allí residían, ahora convertidos en parias. No está claro cuál sería el plan de reconstrucción de un lugar arrasado por completo ni el destino de lo que se recomponga allí. El plan habla de la posibilidad de un futuro estado palestino, pero Netanyahu ya ha dejado claro que no va a permitir nada de eso, y conociendo la volatilidad de las opiniones de Trump uno puede quedarse con una idea de lo que esos puntos suponen y escuchar, por boca del magnate, una interpretación completamente distinta al cabo de un par de días. Véanse sus cambios de opinión sobre Ucrania como ejemplo de la inconsistencia absoluta del personaje. En todo caso, y dado el nivel de desastre al que se ha llegado en la franja, todo lo que suponga un cese de los combates y el final de la sangría sería visto por todo el mundo como un avance. La liberación de los rehenes y la entrega de los fallecidos es condición necesaria para cualquier tipo de avance y se necesitan garantías explícitas por parte de los islamistas de que renuncian a cualquier aspiración militar. En este asunto es muy importante la participación de naciones como Qatar o Turquía, que han saludado el plan con buenos ojos, y según todas las fuentes están negociando con los representantes de Hamas para dar una respuesta lo más rápida posible, se espera que incluso a lo largo de los días que quedan de esta semana. Irán, patrocinador de Hamas, sustento económico y militar de la milicia, no ha dicho nada, o al menos eso es lo que consta. Un silencio no es un no, y algunas informaciones señalan que puede estar realizando un papel de mediación entre los países anteriormente mencionados y las milicias, pero no es seguro. La posición de debilidad en la que se encuentra el régimen de los Ayatolas tras el enfrentamiento habido con Israel y la incursión norteamericana en Fordo y Natanz no le otorga una gran posición de bloqueo en todo lo que sea negociaciones en la zona, cosa que sí podía hacer apenas hace un par de años. Si Irán da su brazo a torcer y convence a los islamistas para que se rindan puede que la opción de que la guerra termine gane muchos enteros, y se podría poner fin a tanto sufrimiento. Es la esperanza a la que se agarran muchas naciones de todo el mundo, los palestinos y los familiares de los secuestrados. Desde que Hamas atacó el 7 de octubre de hace dos años todo es un horror sin fin ni atisbo de solución.

De todas formas, reitero, si hay suerte y se produce la entrega de los rehenes y el final de los combates, no me queda nada claro qué futuro le espera a la franja. Esa autoridad internacional encargada de su gestión es un ente muy vacuo, apenas determinado, y el fin de la guerra no va a significar, ni mucho menos, que se haya acabado el odio entre los islamistas y los extremistas israelíes. De hecho, las voces críticas contra el plan en el ala radical del gobierno de Netanyahu son claras y se escuchan sin problemas. Demasiadas dudas sobre la mesa, pero si al menos sirve para que se frene la muerte, bienvenido sea el plan. Y luego Dios dirá.

viernes, septiembre 26, 2025

ChatGPT como amigo

Historia real de la mañana de este pasado martes. Iba el metro atestado en el camino desde mi casa al trabajo, todos presionados. Mi idea de ir leyendo en el trayecto la tuve que aplazar. Un par de paradas después de la mía subió, entre otros, una chica joven, moderna, era guapa. Se tuvo que poner muy cerca de mi. Llevaba el móvil en las manos y podía ver su pantalla, de echo tenía que hacer esfuerzos para no hacerlo dado las posiciones prensadas en las que estábamos todos. En ese momento se escribía por whatsapp con su madre, a eso de las 07:20 de la mañana. Discutían, con formas adecuadas, pero con firmeza mutua. No quise hacer caso al contenido concreto del problema.

Una parada después, tras haber cerrado el whatsapp, la chica abrió la app de ChatGPT, y se puso a escribir, y ahí no puede evitar engancharme. Contaba, resumidamente, que era una chica de 23 años, estudiante de derecho, carrera que no le gusta pero que la hace porque sus padres se lo habían exigido. Saca buenas notas pero a desgana. Lo que a ella realmente le gusta es la música, desde pequeña cantar, y desde hace un par de años componer sus propias canciones con las apps que ha descubierto para ello. Tiene estudios básicos de solfeo y le gustaría ampliarlos. Su idea, su gran idea, es dedicarse a eso una vez que acabe la carrera y olvidar el derecho para siempre, pero en casa no están de acuerdo y cada vez que surge el tema se organizan serias discusiones. Le escribía a ChatGPT para contarle todo esto y para que le ayudase, para que le diera consejo, para que le guiara sobre cómo afrontar las discusiones en casa, que le estaban haciendo la vida imposible, para que le animase cuando se iba a llorando a la habitación después de haber tenido otra bronca en la sala sobre su futuro, para que le diera fuerzas…. Y más o menos por aquí es cuando ella se bajó de parada y yo seguí en el vagón. Durante el tiempo en el que escribió a ChatGPT lo hizo de una manera bastante más pausada y reflexiva que cuando discutía por whatsapp, como si estuviera pensando con mucho más detalle lo que estaba poniendo, con un cuidado muy superior a la interacción con su madre. Eso me permitió seguir bastante bien el hilo de lo que le escribía a la IA. A medida que iba relatando su historia mi asombro no dejaba de crecer, porque al otro lado, en la IA, no hay nadie. De hecho no hay exactamente ni inteligencia, pero sí hay algo que escribe y responde de manera personalizada a todo aquel que le consulta lo que sea. Es probable que, cuando acabara su escrito y se lo mandase, ChatGPT tardase poco más de unos segundos en escribirle un texto lleno de recomendaciones, avisos, sugerencias, relativas a la necesidad de compaginar los deseos de su familia y los suyos, y todo con un lenguaje frío pero respetuoso y fabricado en exclusiva para ella. Supuse, durante el resto del viaje, que esa chica habría contado su problema a los amigos de la universidad, o a los que tenga fuera del mundo educativo, pero luego pensé que a lo mejor su círculo de amistades, como pasa cada vez más, es muy corto, y la relación no es tan estrecha ni íntima como es necesaria. Si tuviera pareja es casi seguro que ese debe ser uno de los grandes temas de conversación, y problema, en la relación, pero obviamente no tengo información al respecto. ¿Estaría usando ChatGPT para contrastar su “opinión” con la de otras personas del entorno? Quizás no estaba satisfecha con lo que el resto le ha sugerido y quería una opinión adicional, y sabiendo que la IA siempre está ahí recurrió a ella. No quiero pensar que esa referencia, la IA, era la principal de las suyas, o que le estaba contando su problema antes que a otras personas de su círculo íntimo, pero la proliferación de casos que se ven en las redes y la vida real de personas que usan a ChatGPT como compañero y amigo son tales que es una posibilidad que no es descartable. Prefiero pensar que no es así, pero se que no puedo asignarle un cero de probabilidad a algo que supondría la soledad profunda de esa chica ante su problema y, desde luego, las demás complejidades de su vida.

Sí, cada vez estamos más solos. Tenemos montones de “amigos” en las redes que, en muchos casos, no son sino bots o personas que están al otro lado de una aplicación, pero fuera de nuestra realidad. En nuestros entornos personales la frialdad crece, la consolidación de las amistades se vuelve más difícil en un mundo de narcisismo creciente y la complejidad de la vida moderna erosiona los patrones de relación social que han existido durante infinidad de años y nos han moldeado a la hora de relacionarnos con los demás. Recurrir a ChatGPT como amigo o confidente es el síntoma de un problema más profundo, novedoso, y que, sinceramente, no se muy bien cómo se puede abordar.

Este finde subo a Elorrio y me cojo dos días de ocio. Si no pasa nada raro nos leemos el miércoles 1 de octubre.

jueves, septiembre 25, 2025

La grave crisis de la ONU

Septiembre es el mes de la ONU, cuando la institución se viste de gala para celebrar su asamblea general y dirigentes de todo el mundo acuden a Nueva York a intervenir ante el plenario con un tiempo tasado, breve. Muchos de los mandatarios usan esta oportunidad para reivindicarse, otros para huir de los problemas que les acechan en su país y algunos para proponer cosas interesantes. En general, son discursos ampulosos sobre grandes problemas globales que ningún país es capaz de resolver por sí sólo, pero que sirven para que los dirigentes aumenten su talla internacional, cosa que alimenta el ya bien nutrido ego de muchos de ellos.

La ONU está sumida en la que, quizás, es su mayor crisis desde que fue creada tras la IIGM, y esa crisis se deriva de la caída progresiva del orden internacional que se instauró tras esa contienda. Habiendo estudiado el fracaso de la Sociedad de Naciones que se desarrolló tras la IGM, la ONU se crea con mayores garantías, instituciones novedosas, como el consejo de seguridad, agencias paralelas que se encarguen de temas específicos de índoles social más allá de la geopolítica, como la UNESCO, FAO, etc. Y, lo más importante, el compromiso de los países poderosos de otorgarle representatividad y, con ello, poder. Como toda institución creada por acuerdos entre naciones, sobrevive y se desarrolla en la medida en la que sus creadores mantienen la fe en ella, sino está abocada al fracaso. Bajo el dominio occidental la ONU ha tenido un papel muy relevante en la diplomacia global y ha servido como punto de encuentro para tratar de buscar acuerdos que desencallen conflictos y acaben con las guerras. Su balance es positivo, pero con muchas sombras, porque cuando los países más poderosos, léase EEUU y la URSS durante la segunda mitad del siglo XX, querían hacer lo que les interesaba, no contaban para nada con la opinión del resto ni, claro, de este foro. En los tiempos actuales la ONU ha ido perdiendo relevancia a medida que varias naciones, encabezadas por China, han ido reclamando una cuota de poder global que no poseen en las instituciones, pero sí en la economía y sociedad mundial. EEUU, el hasta ahora líder del mundo, ha emprendido un camino de desentendimiento respecto a problemas globales, centrado cada vez más en sus intereses propios y en lo que le pasa de fronteras para dentro, y el discurso de Trump del martes ante la asamblea general fue casi el simulacro del portazo de la Casa Blanca a la institución. Si China busca un mundo moldeado a su imagen y EEUU no defiende las instituciones creadas en el pasado es casi imposible que la ONU, y otras muchas siglas que nos son familiares, tengan un contenido real más allá de las letras que las definen. Guerras como las de Rusia en Ucrania o Israel en Gaza muestran la quiebra total de un mecanismo de gobernanza global, con sus problemas ineludibles, que se basaba en el multilateralismo, en el respeto a la soberanía de las naciones y los derechos humanos como bandera. Las dos guerras que he mencionado, originadas de manera muy distinta, son ejercicios de fuerza despiadada por uno de los bandos que elude cualquier idea de someterse a una jurisdicción internacional, en la que no cree. Son ejercicios de poder duro, puro, de fuerza bruta por quienes han descubierto que la poseen y que las reglas de convivencia con las que se dotaron las naciones hace unas cuantas décadas están empezando a diluirse. Ante ambas guerras hay naciones que han optado por sancionar a los atacantes, y por protestar por sus crueles acciones, pero el respaldo de China a Rusia y el de EEUU a Israel muestran quienes realmente dirigen el mundo y operan al margen de lo que el resto puedan o no opinar. La sede de la ONU corre el grave riesgo de acabar siendo un cascarón vacío, un bello elemento decorativo en un Manhattan lleno de iconos, pero sin apenas relevancia global. Y eso sería una mala noticia

¿Para quién? No sólo para los que trabajan allí, desde luego, sino sobre todo para naciones que carecen de fuerza, que no son agresivas, que no tienen ejércitos que puedan servir de disuasión frente a terceros. Piense usted en la UE, pero no sólo. Sobando la metáfora clásica sobre el tema, en un mundo de carnívoros los herbívoros tienen las de perder. La ONU era el amparo global a muchas de las decisiones legales que surgían de instituciones como la Comisión Europea, el Tribunal Penal Internacional, la Organización Mundial de Comercio y otras. Su decadencia pone en tela de juicio todo ese trabajo legal y multilateral, que sólo genera efectos reales si todos creen en él lo respetan, y hacen respetar.

miércoles, septiembre 24, 2025

El disparo de Alliança

Ripoll es una pequeña localidad de Gerona, de unos diez mil habitantes, algo más que Elorrio, en la que el independentismo ha sido una fuerza política dominante desde hace tiempo, como ha sucedido en muchas comarcas interiores de Cataluña. Tras ser gobernado por el PSC, su ayuntamiento pasó a ser regido por formaciones nacionalistas de derechas e izquierdas (es un decir) hasta que Convergencia Junts ganó dos mandatos consecutivos. En las últimas elecciones, las de 2023, la victoria correspondió a Alliança catalana, y se proclamó como alcaldesa Silvia Orriols, la presidenta de ese partido, una formación extremista bastante singular, que a cuenta de este triunfo empezó a ser conocida en todo el país.

El último sondeo electoral publicado por La Vanguardia sobre elecciones autonómicas arroja unos resultados que han dejado asombrados a todos, sobre todo por el papel de Alliança. Se registra una bajada relevante del PSC, que seguiría en primera posición, un debilitamiento de Esquerra, un desplome relevante de Junts y un disparo de Alliança y Vox, con un PP quieto. Vox pasaría de 11 a 16 escaños, superando al PP, pero es que Alliança, que ahora tiene sólo dos escaños, escalaría hasta los diecinueve, convirtiéndose en la cuarta formación del parlamento, en un escenario de fragmentación absoluto en el que lograr pactos de gobierno se antoja casi imposible y que refleja una derechización creciente del electorado catalán. Junts es el gran perjudicado, y Alliança la gran receptora de votantes del sedicioso. Esto ha alarmado a muchos, especialmente en las filas del independentismo a sueldo del fugado, que ve como su poder mengua a pasos acelerados a medida que avanza la legislatura. Frente a ellos está surgiendo una alternativa que les disputa el espacio independentista pero que va mucho más allá en otro tipo de propuestas. Y es que Orriols, la presidenta de Alliança, es una mujer de armas tomar con una mezcla ideológica digna de estudio. Independentista radical, odia a todo lo que no sea catalanismo del duro, negando papel alguno al español como idioma y a lo español como concepto de nación compartida. Es abiertamente xenófoba con todo lo que suene a español, pero en ese sentido su supremacismo es consistente, porque también desprecia la inmigración de otras naciones como algo ajeno. Unida desde el principio a la teoría del gran remplazo, considera a los inmigrantes como impurezas que están pervirtiendo la esencia de lo catalán y que deben ser extirpadas, un discurso tan curo como el que pregona Trump o los mentecatos de Vox. Desde su visión, solo el catalán catalán, que por supuesto ella y los suyos decidirán quién cumple los requisitos para serlo, tiene derecho a residir en Cataluña, y todos los demás deben irse. Este planteamiento se mezcla en su discurso con una defensa de los derechos LGTBI, lo que la diferencia de las posiciones clásicas de la extrema derecha, aunque recalca que el buen catalán debe ser cristiano y católico, por lo que quizá acabe proclamándose papisa de una congregación que se reúne en torno a la cruz pero que es permisiva con las orientaciones sexuales privadas. En materia internacional es abiertamente pro israelí, quizás no tanto por defender las posiciones de Netanyahu como por el odio que tiene hacia lo musulmán, lo que sí le emparenta con las formaciones extremistas del resto de Europa. Todo este mejunje mental, de mucho sectarismo y brocha gorda, recibe el aplauso de los votantes según se refleja en la encuesta, y es probable que este sondeo, como todos los que reflejan el ascenso de una formación de la que no hay datos pasados para comparar, infravalore los resultados finales del partido. Por ahora Alliança es mucho más fuerte en pueblos que en el área de Barcelona, pero el sistema electoral beneficia a las comarcas interiores frente a la gran ciudad para no sesgar al conjunto del territorio por lo que el porcentaje de voto que pueda lograr se traduciría en un resultado en escaños proporcionalmente mayor. Súmenle a eso el efecto de fuga de votos de Junts, que se puede acelerar, y tenemos servida una situación de vértigo.

Más allá de estos números, y del crecimiento de algo tan antisistema como Alliança, en el movimiento del sedicioso están en crisis. Sin poder en la Generalitat siguen extorsionando al gobierno de Sánchez, con la plena colaboración del inquilino de Moncloa, pero eso no se traduce en beneficios en forma de votantes. El fugado Puchi sabe que, o retoma el poder de verdad, o se verá obligado a renunciar al insultante tren de vida que se pega en Bruselas, a cuenta de su falso victimismo. ¿Forzará Junts un adelanto electoral nacional para frenar la sangría y actuar como oposición real? ¿Necesita Junts un gobierno en Moncloa de otro color para hacerse la víctima y competir por el electorado indepe en Cataluña? ¿Hasta dónde pude llegar la locura de Orriols?