viernes, diciembre 12, 2025

Marina Corina Machado en Oslo

Mientras en España las tramas corruptas del desgobierno sanchista empiezan a reventar una detrás de otra y los juzgados se preparan para años y años de trabajo, en medio del silencio cobarde de los que respaldan o viven del agónico mandato de lo que antaño fue el PSOE, en Oslo, al día siguiente de al entrega del Nobel de la Paz, Marina Corina Machado pudo llegar a la ciudad y presentarse ante la multitud congregada en el hotel en el que se alojan las personalidades relacionadas con ese galardón. Fue su hija la que subió al estrado el jueves y pronunció el discurso de agradecimiento y aceptación. Ayer Marina era, nuevamente, la protagonista.

Su huida de la cárcel que es Venezuela refleja bastante bien lo que supone vivir en una dictadura, llevar una vida en la clandestinidad y oponerse, jugándose el tipo, a los designios del omnímodo poder que no duda en golpear con toda la fuerza posible a quien ose levantarse contra él. Las dictaduras funcionan como cárceles en ambos sentidos, acceder a ellas es difícil desde el exterior, y escaparse resulta aún más complicado, porque una de las obsesiones de todo régimen autoritario es que la población viva confinada, ajena al exterior, sin posibilidad de evadirse. Por eso la salida de Machado del país ha debido de ser una aventura de lo más rocambolesca, y con peligros de todo tipo, porque si llega a ser descubierta es más que seguro que las fuerzas del régimen la hubieran encarcelado en alguna prisión y su hubiese frustrado toda posibilidad de viajar a Oslo. Una vez que ha llegado, Machado tiene dos retos importantes por delante. Uno, el de intentar volver, algo poco recomendable y difícil de lograr de manera clandestina. El otro es el de lidiar con la situación en la que se encuentra ahora mismo su país fruto de la presión militar norteamericana y de sus desconocidas intenciones. Machado, y con ella todos los que ansiamos la libertad, soñamos con la caída del dictador Maduro y de su régimen, pero mi opinión es que esto no puede hacerse mediante una intervención militar expresa de EEUU que, por así decirlo, tome Caracas, o detenga al dictador, o se lo cargue. Esa no sería la manera de lograr la libertad para aquel país, porque contaminaría el proceso de oposición democrática que lleva años enfrentándose al régimen de manera pacífica. Machado lo sabe, y en sus declaraciones desde que ha llegado a Oslo se ha mostrado ambigua, alabando por un lado la presión que Trump está haciendo contra el régimen, pero dejando claro que serán los venezolanos los que recuperen su libertad. La imagen de soldados norteamericanos asaltando el país es lo que necesita un personaje siniestro como Maduro para convertirse en mártir a los ojos de una parte de la opinión pública global, y de, también, capas de la población venezolana. Si, como se ha dicho, se ha negociado una salida para el dictador de tal manera que tenga inmunidad y pueda dejar el país a la búsqueda de un exilo en lugares amigos (Rusia, Bielorrusia, no descarten Madrid) el fruto de esta movilización militar de EEUU puede hacer que caiga la dictadura sin que se produzca un enfrentamiento real, y en ese caso el amago habría sido válido, pero como realmente nadie sabe lo que planea Trump y su círculo más íntimo la inquietud no hace sino crecer en todas partes. El último de los movimientos ha sido la toma de un petrolero venezolano por parte de las fuerzas norteamericanas, acusado de contrabando. Es cierto que este barco parece que sí figuraba en algunas listas que recogen material usado por redes ilegales en sus procesos de tráfico de sustancias y mercancías, pero la imagen de los helicópteros y soldados de EEUU tomando el buque ha desatado aún más nerviosismo.

¿Estamos ante un proceso de amenazas crecientes para que Maduro se de cuenta de que no tiene alternativa y debe huir? ¿La marcha de Maduro provocará que el régimen, en manos de los militares, se avenga a razones y acepte un proceso de transición? ¿Tiene planes EEUU respecto al petróleo y recursos naturales de Venezuela que no ha hecho públicos? ¿Es Venezuela el primero de una serie de intentos de volver a someter bajo su dominio a los países latinoamericanos, renovando la doctrina Monroe del “patio trasero”? Nadie lo sabe, Machado tampoco. Por ahora, festejemos que disfruta de días de libertad y reencuentros con los suyos, pero el futuro de Venezuela es una total incógnita.

jueves, diciembre 11, 2025

Puertas giratorias con nueces

La cascada de casos de corrupción que se acumulan en las postrimerías del sanchismo sólo es comparable a la verborrea de Trump. Ambos fenómenos son imposibles de abordar en su conjunto, saturan al que los recibe, estresan sin piedad al consumidor de noticias, que no logra enterarse de uno de los asuntos cuando aparece otro que lo sepulta. El ruido es total, la sensación de derrumbe creciente y la percepción pública, al menos en lo nacional, bastante coincidente en que esto es la agonía de un desgobierno que no arrancó traicionando su promesa electoral de no amnistiar y que acabará con un rosario de vistas a los juzgados y, quizás, a las prisiones.

Pero siempre los hay que sacan tajada en todas las ocasiones, y en esto es justo reconocer que el PNV es el maestro absoluto a la hora de llevárselo, crudo, cocinado o a medio hacer, da igual. Una de las peores consecuencias de la corrupción es la disolvente evidencia de que uno es imbécil, y que el corrupto así te trata a la cara. Véase lo que pasa en Telefónica. En esa empresa los gobiernos de turno siempre han metido más o menos mano, en función de la época y de la participación que el estado tenía en la compañía y, también, el descaro con el que se actuaba. Ahora mismo, con una posición del 10% en el capital de la empresa, Moncloa manda mucho y se cree el mandamás de la compañía, y eso afecta a todas las líneas estratégicas de la empresa, a sus negocios presentes y futuros, al valor depauperado de la acción y a un montón de cosas. En este contexto, se ha presentado un nuevo ERE que afectará a varios miles de personas. Se empezó a hablar de unas seis mil y ahora la cifra que se baraja ronda los cuatro mil. En todo caso, mucha gente, un porcentaje significativo de la empresa, que afecta a todas las estructuras de la misma. Vendidos como una herramienta para optimizar las cuentas, normalmente estos EREs suelen ser bastante generosos, y esconden en sus condiciones el desprecio que supone el que personas valiosas que puedan llevar mucho tiempo trabajando en la empresa y conocen del negocio sean echadas a unas edades en las que su productividad aún es alta para, en general, ser suplidos o por gente joven inexperta, que debe formarse, pero que cobra mucho menos, y en no pocos casos amiguetes que ni saben ni se espera que trabajen, pero que suponen la devolución de favores pasados en forma de lustrosos despachos, cargos con gran pompa en su denominación y presencia garantizada en eventos y todo tipo de saraos públicos, junto a un sueldo equivalente a varios de los válidos empleados echados de manera indigna. Ayer se supo que Movistar Plus, una de las grandes divisiones de la compañía, va a incorporar como consejero a Andoni Ortúzar, hasta hace poco presidente del PNV. El conocimiento de Ortúzar sobre el mercado audiovisual, el mundo de las plataformas, la conectividad y otras tareas que desarrolla la empresa en la que desembarcas es, probablemente, casi nulo, pero eso da igual. A Ortúzar no se le coloca por su valía o por los contactos, otra de las excusas que se usa en estos casos, a veces con cierto peso argumental, sino para compensarle por lo mucho que ha hecho para que el actual gobierno de Sánchez siga en el poder, empezando por el apoyo de los diputados peneuvistas a la moción de censura que descabalgó a Rajoy. Ortúzar siempre ha sido muy de Euskaltel, la operadora de telecomunicaciones vasca, lo que es una manera de decir que su nacionalismo siempre ha estado por encima de todo, un nacionalismo en versión chulesca en el que siempre ha tenido claro hasta qué punto él y los que considera “los suyos” tienen derecho a una posición de privilegio absoluto sobre todos los demás, a los que considera inferiores en todos los aspectos. Ortúzar siempre ha tenido a gala que el vasco, lo que él entiende como el vasco, claro está, está por encima de todo lo demás, en una visión medieval y retrógrada que puede ser blanqueada como “progresista” si se vota a favor de las medidas de los que venden el carnet de “progresista”. Visto lo que se va a embolsar ahora, es evidente el buen negocio personal que ha hecho.

Póngase usted en la piel de uno de los empleados de la empresa, pasada la cincuentena de años, con la vida a medio hacer y aún un montón de retos por delante, que recibe la comunicación de que es expulsado de la entidad a la que ha dedicado tiempo y sacrificios de todo tipo, y ve como alguien como Ortúzar es aupado (le encantaría a Andoni ese término) a la dirección de la entidad con unos costes que el empleado y gran parte de su departamento juntos jamás alcanzarían. La sensación de cabreo, de estafa, de engaño, es inevitable. Y sí, la sensación de que quienes nos gobiernan consideran que somos imbéciles, y como tales nos tratan.

miércoles, diciembre 10, 2025

Prohibidas las redes sociales a menores en Australia

Hace un tiempo alguien dijo que el móvil era el nuevo tabaco, y me pareció en su momento una expresión bastante acertada para definir el grado de enganche que nos genera el dispositivo y las perniciosas consecuencias, aún muchas en duda o estudio, que puede generar en nuestro cuerpo y, sobre todo, mente. Desde entonces el proceso de adicción al dispositivo ha ido a más en todo el mundo y las redes sociales se han convertido en el gran absorbedor de tiempo, atención y recursos de muchos millones de personas, en mayor proporción si se es joven, pero con un patrón de adicción que se da en cualquier edad y grupo social.

Desde hoy, en Australia, está prohibido al acceso a redes sociales para menores de 16 años. X, Facebook, Tik Tok, Snapchat, Instagram…. Todas ellas y algunas más exigen ya conocer la edad real del usuario y para ello requieren documentación o registros, lo que se haya determinado en la norma por parte del gobierno de Camberra, para verificar que quien realmente accede a ellas realmente ha cumplido, al menos, esa edad límite. Las plataformas dueñas de las redes, casi todas ellas norteamericanas (gran excepción la china Tik Tok) se quejaron ante el gobierno cuando se produjo la presentación de esta idea y su debate en el legislativo, pero han acabado aceptando a regañadientes instalar sistemas de control de acceso, a sabiendas de los costes que esto les va a suponer y, sobre todo, las futuras ganancias que pueden perder. La idea de la norma es que, conocidos ya algunos estudios en los que se señala el impacto de la sobredosis de redes sociales en el desarrollo de patologías como la ansiedad, depresión o el autismo social, los jóvenes australianos se vean forzados a volver a la vida “exterior” de antaño en la que las relaciones entre personas se hacían cara a cara, no con pantallas mediante. La norma es, por ahora, única en el mundo, y supone todo un experimento sociológico, tanto para ver si realmente llega a ponerse en la práctica como, si lo logra, ver si genera efectos. Prohibir es un recurso fácil de proclamar y difícil de llevar a la práctica, ya que siempre genera un mercado negro alternativo en el que la prohibición se vulnera, creando de paso una cierta aura de transgresión, que a esas edades juveniles tiene un atractivo evidente. Hay soluciones tecnológicas que permiten saltarse cortafuegos, muros y demás sistemas de restricción de acceso, y en el mercado internacional no serán pocos los que ofrezcan pasarelas a los chavales australianos para que puedan entrar en las redes saltándose los límites. Habrá que estudiar todo eso, pero es probable que también haya numerosos grupos de críos que sí cumplan la norma y se restrinjan en su uso del móvil, y serán estos los que sirvan como base para comprobar si algunas de esas patologías que antes les comentaba, que se sospecha se han acelerado notablemente por la presión de las redes y el mundo virtual, se frenen, revierten o mutan de alguna manera. A esas edades la presión del grupo, el pertenecer a uno y el papel que se desempeña ante los amigos son fuerzas inmensas que condicionan notablemente el comportamiento de la gente. La adolescencia es, en esencia, la gestión de la presencia de la persona en el entorno social una vez que la autoridad familiar ya no es la única que rige. Durante ese periodo, en el que siempre hay problemas, la influencia que recibe el chaval de lo que y quienes le rodean es máxima y suele socavar lo que las familias han ido inculcando de una u otra manera, a veces de forma violenta, otras no, cada persona es un mundo. Y es evidente que las redes, que a los adultos nos condicionan mucho en nuestro día a día, suponen para los menores una entidad de una fuera irresistible. El triunfo, la visibilidad, el dolor, el reconocimiento, todo ahora mismo gira en torno a ellas, para los críos y para nosotros. Piense usted que me lee, que puede que tenga la sensación de que el móvil y las redes le oprimen, lo que pasará por la cabeza en formación de un crío ante un mundo virtual desbordante e infinito.

A priori, sin ser un experto en el tema, sí creo que hay que establecer una serie de limitaciones en el acceso a dispositivos y a su uso a edades tempranas. Eso de que los jefes de Silicon Valley llevan a sus hijos a colegios donde escriben a mano y se prohíben las pantallas no es un mito, sino una realidad, y parece demostrada la pérdida de ciertas habilidades sociales y mentales tras el consumo indiscriminado de pantallas. Como pasa con el coche, que podemos usar y tiene enormes ventajas, la sociedad ha ido creando un código de circulación para evitar accidentes e impedir su suso cuando no se conoce la normativa ni las consecuencias de emplear la máquina sin control. Puede que Australia, pionera en este caso, marque el camino. Habrá que ir viendo cómo se desarrolla esta iniciativa.

martes, diciembre 09, 2025

Acoso y derribo a la UE

Durante este pequeño puente, en el que en España hemos estado de ocio prenavideño, el mundo no se ha detenido. Más bien lo contrario, ha acelerado en algunas de las dinámicas más perniciosas de las que han eclosionado en este condenado 2025. Mientras que la presión a Ucrania por parte de EEUU crece, en lo que ya es un evidente chantaje que pone sobre las cuerdas al gobierno Zelensky, desde la Casa blanca se ha dado la orden de atacar con saña al conjunto de la UE, con la idea de debilitar nuestro vínculo con Ucrania y los propios lazos que nos unen en el proyecto europeo compartido.

Era asombroso ver, a lo largo del fin de semana, como un desquiciado Elon Musk se dedicaba en su red X a escribir in freno basura tras basura contra la UE, en la que mezclaba noticias ciertas con errores de la Unión y muchas muchas falsedades, todo ello apoyado en la idea general de que la soberanía de los estados debe estar por encima del poder dictatorial de una UE que restringe la libertad de expresión y los derechos en Europa, continente sometido a censuras sin fin. Leer algunos de estos mensajes lisérgicos era como ponerse a ver una película de serie Z en la que la producción es tan cutre que todo resulta cómico, solo que en el fondo no hacía gracia alguna. Muchos de esos escritos se basaban, sí, en errores cometidos desde las instituciones comunitarias, porque la UE también se equivoca, como todo el mundo, pero el contenido general y el tono de los mensajes superaba por mucho lo insultante para llegar directamente a la agresión. El lema que acompañaba a todos ellos era el de CancelUE, eliminar la UE, disolver la UE, así que, al menos, no se puede acusar al personaje de actuar de manera disimulada. Busca sin ambages nuestra destrucción como unión de estados. Lo más cachondo de todo era que cada gracia que soltaba Elon era apoyada fielmente por personajes como Dimitri Mevdeved. Alexander Dugin, Orban, Fico y otros sujetos reaccionarios que, o bien dirigen una dictadura o aspiran a hacerlo en sus naciones. Musk acusa desde su red X de censura a la UE y desde Rusia dirigentes de la nación lo apoyan, en un país en el que no se puede usar X porque, como casi todo, está prohibida. En la UE la red de Musk y todas las demás plataformas tecnológicas dominantes, de nacionalidad norteamericana, son plenamente operativas, y se usan a diestro y siniestro, generando beneficios a terceros y, claro, también a sus dueños, incluido el propio Musk. En Rusia X está tan prohibido como Facebook, Google y demás, y sólo a través de subterfugios como las VPN privadas el ciudadano ruso puede escapar de la cárcel cibernética que el régimen de Putin le ha impuesto. Pero no, la dictadura es la de la UE, el mal radica en Bruselas, y Moscú es el paraíso de las libertades. El mundo al revés, fruto no se si de una ingesta excesiva de sustancias, pero sí de una visión global desquiciada en la que no se es capaz de distinguir las fantasías de la realidad. Los ataques se han sucedido sin freno a lo largo de estos tres días, y desde ayer el propio Trump se ha sumado a los mismos, haciendo suyos los contenidos más vitriólicos de la nueva estrategia de seguridad que ha publicado el gobierno norteamericano, en la que califica a Europa de lugar decadente (algo de razón tiene) sometido a una invasión multicultural y en riesgo de desaparición. Dejamos de ser para ellos un aliado, un socio, un semejante, para convertirnos en un paria, en un estorbo, en alguien débil en un mundo de hombres fuertes que pueden reconfigurar el globo de acuerdo a sus deseos, creando esferas de influencia en las que la soberanía regional esté al mando de los designios de la potencia dominante. Se ve que a nosotros nos toca Rusia, y que Washington ve con buenos ojos todo lo que sean los deseos del Kremlin, en Ucrania y más allá, y claro, para eso la UE es un estorbo. Hay que cargársela, hay que liquidarla, hay que separar a las naciones para debilitarlas.

La tardanza en la reacción de Bruselas ante semejante andanada de disparates ha sido evidente, probablemente también porque allí aún no son conscientes del lío en el que nos hemos metido una vez que el garante de nuestra seguridad, EEUU, nos desprecia. Creo que aún domina en las cancillerías europeas el estupor cuando debiera ser el pánico lo que les moviera a actuar. Hay una negación colectiva, una especie de “esto no puede estar pasando” en la que París, Londres o Berlín, por poner los núcleos reales de poder del continente, no asumen que quien ha sido nuestro aliado determinante desde hace ochenta años está pactando con nuestros enemigos.

viernes, diciembre 05, 2025

Ejecuciones en alta mar

Sigue sin estar nada claro cuál es el objetivo del despliegue milita norteamericano frente a las costas de Venezuela, peo sí sabemos lo que hace con las presuntas lanchas de narcotraficantes que navegan por esas aguas. Las elimina. Desde que empezó esta campaña son numerosas las embarcaciones que han sido atacadas y hundidas por impactos de misiles lanzados desde aviones de EEUU, y la cifra de fallecidos se estima que ya anda por los ochenta, que no son pocos. Uno sería más que suficiente para que estuviéramos ante el dilema de lo que está sucediendo, porque lo que hace EEUU en esas aguas es completamente ilegal.

Cierto que esas embarcaciones pueden ser de narcos, portar drogas y servir para abastecer las líneas logísticas de los traficantes que luego las introducen en el país norteamericano y en otros, no lo niego, pero aun suponiendo esto, ¿Cuál es la legitimidad que tiene una nación para ir ejecutando a personas en el mar? Se puede hostigar a esas naves y forzarlas a que regresen a sus puertos, establecer un cierto bloqueo que permita el tráfico comercial y que ante naves sospechosas se ofrezca resistencia, pero esto de atacarlas como si estuviéramos ante un videojuego resulta inconcebible. Por la misma regla de tres la Guardia Civil podía avisar al ejército cada vez que se detecta una narcolancha en el estrecho o en la zona del Guadalquivir, y que un helicóptero artillado acudiese y la hiciera estallar en mil pedazos, asesinando a sus ocupantes. ¿Cómo lo veríamos? El ajusticiamiento del presunto delincuente no es justicia, sino dictadura. Por esa regla de tres Trump puede decretar que todo lo que no le guste es susceptible de ser disparado, y a buen seguro que estaría encantado de que así fuera. En fin, en medio de este debate en el que poca gente entra sobre lo que pasa en el Caribe, esta semana sí se han oído voces críticas en EEUU contra estas actuaciones porque en una de ellas se ha producido un hecho aún más grave. Se produjo el ataque aéreo sobre el buque y las imágenes posteriores mostraron que algunos de sus tripulantes seguían con vida, y desde el Departamento de Defensa, ahora renombrado como de Guerra, se ordenó rematarlos, cosa que la marina norteamericana hizo. Varios medios del país y congresistas han clamado diciendo, con razón, que si el ataque a las lanchas es un acto de difícil soporte jurídico, esta escalada no puede sino considerarse como una ejecución para la que el gobierno norteamericano carece de justificación ni de cobertura legal. Es un acto de lo más crudo y cruel y no hay forma de defenderlo. Ante el revuelo organizado, el Secretario de Guerra, Hegseth, trumpista hasta la médula, ha ido usando discursos alternativos en los que, en unos casos, admitía lo sucedido y en otros decía no saber si realmente había supervivientes tras el ataque inicial o no. Como buen cobarde que es, ha descargado las culpas de todo lo que haya podido suceder en un almirante naval, y se ha reafirmado en el discurso de dureza de la actual administración contra las drogas, la delincuencia, la inmigración y todo lo que suene a no trumpista. Hegseth es un ex presentador de la Fox, un Javier Ruiz de allí para entendernos, un indocumentado que poco más sabe a parte de mirar bien a la cámara, y que está al frente de la mayor maquinaria militar del planeta. Pillado ya en más de una ocasión compartiendo planes secretos de operaciones militares con conocidos en una red social no protegida, un grupo de Signal, Hegseth es de las personalidades más polémicas y peligrosas de toda la administración Trump. Su desprecio a todo lo que no sea él mismo es elevado, y las muestras de desafección que ha dirigido a Ucrania, y en general a toda Europa, lo definen muy bien. De gatillo fácil, no duda en usarlo, y ha convertido a las aguas del caribe venezolano y aledaños en su particular campo de tiro en el que, como si fueran platos, no duda en lo más mínimo a la hora de ejecutar. Le da absolutamente igual la vida de los que van en esas lanchas, sean quienes sean.

Estos son los prolegómenos de lo que pueda llegar a pasar en una Venezuela que sigue sometida a la opresión de la dictadura de Maduro, pero que puede enfrentarse a un ataque, quizás quirúrgico, de las tropas de EEUU. Derrocar a Maduro es una necesidad para que Venezuela pueda llegar algún día a la democracia. Hacerlo mediante una invasión o golpe auspiciado por EEUU es una de las peores maneras posibles de lograrlo, y puede convertir al sátrapa en una especie de mártir para los suyos, blanqueando los crímenes que ha cometido en estos largos años de dominio en Caracas. Todo lo que Trump toca se ensucia, puede que también la esperanza de la oposición venezolana.

jueves, diciembre 04, 2025

Salazar o la hipocresía absoluta

Supongo que ustedes no conocían hace unos meses, allá por el verano, a Francisco Salazar, alto cargo de la Moncloa sanchista. Yo tampoco. Le puse nombre y cara cuando, durante unas horas, sonó como sustituto de Cerdán al frente de la secretaría general de algo que en sus tiempos se llamaba PSOE, pero que apenas duró un par de días en las quinielas al destaparse unas denuncias de acoso sexual durante su desempeño como gran jefazo en el entorno laboral de la presidencia del gobierno. Después de ese incidente sus opciones decayeron y se le apartó de la vida pública, según informaron fuentes del partido.

Pues bien, Salazar ha vuelto a la actualidad pública no porque se ha solventado el expediente que se le abrió en su momento y se han determinado sus culpas, no sino por todo lo contrario, porque el partido ni le apartó de verdad ni, en la práctica, ha realizado gestión alguna para averiguar qué había detrás de las denuncias ni para escuchar a las posibles víctimas de los abusos señalados ni nada de nada. En estos meses lo que ha hecho el partido son dos cosas. Por un lado, dejar que el tema se duerma y desaparezca de los medios, y por otro, trabajar para rehabilitar a Salazar y devolverle algún cargo relevante. Sobre el acoso y las denuncias, nada de nada. Ahora, con el intento de recolocación del personaje, ha saltado a la web la denuncia de las víctimas de la total inacción del partido, de todas sus estructuras, de los altos cargos que las ocupan, a la hora de hacer algo en defensa de las mujeres que denunciaron unos comportamientos no se si delictivos, quizás sí, pero desde luego asquerosos y reprobables. Esas víctimas han sido tratadas por la organización, por eso que un día se llamó PSOE, con el mismo respeto con el que unos críos perciben a una papelera en la calle cuando pasean. Ante semejante desprecio, las víctimas han alzado su voz y la reacción del partido, pásmense, no ha sido la de darles la razón y rectificar lo hecho, no, sino intentar silenciarlas. La obsesión del PSOE ha sido en todo momento la de que nada de todo esto trascienda, de que una especie de omertá se imponga entre los militantes y cuadros directivos de la organización, que las vergüenzas se tapen de la manera más oculta y discreta posible, que esto no pueda ser utilizado como arma política por parte de ninguno de los adversarios del arco parlamentario. Realmente eso último es lo único que les importa. Tras un par de días de escalada en las noticias, y vista la imposibilidad de tapar lo que era una gestión imposible de defender, han empezado a surgir voces significativas que tachan a Salazar de lo que parece que es, voces que durante estos meses han callado con toda su fuerza y que, hasta hace apenas un mes, mantenían una relación de cordialidad absoluta con el personaje, porque el que tuvo poder algo mantendrá, y todo lo que hay en Moncloa tiene capacidad de decisión sobre el partido de una manera tan absoluta como no se ha visto nunca en esa organización que se llamaba PSOE. Ayer por la noche, a ser posible sin testigos, se convocó una reunión telemática en Ferraz con las delegaciones territoriales de igualdad para tratar el caso. Por lo que parece, las directrices del partido, léase de Moncloa, no han cambiado. Actuaremos, prietas las filas, silencio, fe en la organización y nada de preocupaciones. El mantra habitual de estos casos en los que la complicidad y el fracaso lo impregnan todo, pero por lo que se sabe esta sarta de mentiras tan repetidas ya no han colado como antaño, y la bronca entre las agrupaciones regionales del partido debe ser significativa. Quizás Ferraz, es decir, Moncloa, deba hacer algo de una vez, algo como tomarse en serio las denuncias de las víctimas y acudir a la fiscalía. Basta que pongan en los rostros de las acosadas un carnet de partido distinto al suyo para que empiecen a verlas como lo que parece que son, mujeres abusadas, no herramientas de disfrute al servicio del alto cargo de los “míos” que como tal a todo tiene derecho.

Quizás lo más relevante de este caso de inmensa hipocresía política, que ahora sucede en el PSOE, pero se repite a buen seguro en el resto de partidos de nuestro entorno, es que las informaciones que han destapado la necedad de la organización han partido de un medio afín, de eldiario.es, uno de los más fieles de la sincronizada sanchista, y el trabajo de ocultamiento de la televisión, radio y prensa oficiales no ha servido para cerrar la brecha. Si esta información la hubiera publicado, digamos, El Mundo, ¿qué recorrido habría tenido? Como siempre en la mierda de sectarismo político que vivimos en estos tiempos, no es el qué, sino el quién, y la víctima que se joda si no puedo usarla políticamente. Todo muy asqueroso, pero sin el estilo literario de Santiago Lorenzo

miércoles, diciembre 03, 2025

La mesa de Putin

Ayer la delegación norteamericana que actúa como presunta mediadora en las negociaciones de paz en Ucrania acudió a Moscú a reunirse con la parte a la que defiende y admira. Estaba encabezada por Steve Witkoff, millonario amigo de Trump y rendido admirador del dictador rusos, y Jared Kushner, yerno de Trump, marido de su hija Ivanka. Si había algún representante del Departamento de Estado sería para llevar los papeles a esos jefes o para barrer el camino por el que transitarían el par de personajes. El desprecio a la diplomacia, la propia y la ajena, por parte de Trump, es absoluto.

No contento con el ejercicio de pleitesía que se iba a producir, Putin escenificó de una manera bastante clara quién está al mando de la situación, controla los tiempos e impone las condiciones. El encuentro se celebró con algunas horas de retraso sobre lo previsto por necesidades de la agenda del líder ruso, y eso permitió ver entrañables escenas de Witkoff y Kushner paseando por la plaza roja como dos turistas, haciendo tiempo hasta que el mandatario les recibiera. Como muestra del desprecio que le produce a Putin todo este paripé de negociación poco más es necesario. Cuando la reunión se produjo, el sátrapa quiso escenificar su proximidad con los visitantes, de tal manera que les reunió en una mesa más pequeña de las que se suelen estilar en el Kremlin, y ambas delegaciones no se pusieron en los extremos, sino en los laterales de tal manera que se encontraban una frente a otra con una gran proximidad. Algo así como “lacayos míos que son, merecen estar cerca de su amo”. Escenas de sonrisas mutuas, relajadas, justo de este tipo que no son ofrecidas por los norteamericanos ni a ucranianos y europeos, que sólo reciben gestos adustos en cada encuentro. Del teatro escenificado ayer no se podía sacar mucha cosa, y eso es lo que cuentan las crónicas de hoy, con un Putin reafirmando la necesidad de las concesiones territoriales de Ucrania, su semidesmilitarización y prohibición de acercarse a la OTAN no ya como líneas rojas, sino como meros puntos de partida que se dan por descontados. En fin, una nueva muestra de que el ultimátum que lanzó Trump hace un par de semanas no tenía como destino a los contendientes de la guerra, sino sólo a la nación agredida, a Ucrania, no a la invasora, Rusia, que sigue viendo como su ventana de oportunidad global se amplia con las cesiones constantes por parte de una traicionera administración Trump. Pero no contento con esta galería de gestos, Putin decidió que ayer era un buen día para meter miedo a los europeos, cosa que saber hacer muy bien como mafioso profesional que es. En un encuentro con algunos medios, creo que antes de la reunión, mientras sus invitados esperaban, Vladimiro reiteró que el no desea la guerra con Europa (le faltó decir que tampoco la deseaba con Ucrania) pero que si rusia es agredida está más que preparada para responder y añadió que, tras esa respuesta, no sabía si quedaría algún europeo como interlocutor para discutir algo. Todo esta bravata a lo Putin, dicha sin histrionismo, con el rictus serio e impasible de alguien que no duda en mandar matar porque es parte de su cultura y forma de ser. El destinatario de este mensaje no era ni Trump ni Zelensky, sino las cancillerías europeas, los gobiernos de la UE, débiles en lo militar, temerosos en lo estratégico, incapaces en lo que hace a industria de defensa y sustentados por poblaciones que siguen viendo la guerra como una cosa anacrónica que sólo aparece en libros de texto y en monumentos medio olvidados en las calles de sus capitales. El objetivo de esta amenaza era meter miedo a Europa, que no se piensa que su capacidad es válida frente a una Rusia decidida, que no meta las narices en lo que Putin no considera ya su patio trasero, sino directamente una zona en la que posee derechos indiscutibles. Ayer volvió a quedar claro con qué tipo de sujetos nos relacionamos en el patio global.

¿Les da miedo Putin? ¿Debe dárnoslo? El argumento, sólido, de que en estos años de guerra la inoperancia del ejército ruso ha quedado muy de manifiesto contrasta con la capacidad de su industria militar de sobreponerse a los avances tecnológicos y al sobrado poder nuclear que atesora a lo largo de su inmensa nación. Y, sobre todo, al sabido desprecio que Putin procesa por su ciudadanía, por lo que ni les cuento por ustedes y por mi. Jefe de una mafia extractiva que vive de la explotación de los recursos naturales y del sacrificio de sus ciudadanos, Putin no tiene miedo alguno, más allá del de su propio final, y aunque su posición presente debilidades obvias, la nuestra es mucho más precaria.

martes, diciembre 02, 2025

Notificaciones

Desde hace un tiempo, no mucho, cuando iniciamos el viaje en bus a Bilbao, el conductor suele añadir a su aviso habitual de la obligatoriedad del uso de los cinturones de seguridad la recomendación de silenciar los móviles y de mantener las conversaciones en tono bajo. Esto viene de esa manía que tienen muchos de usar sus móviles sin auriculares y estar escuchando vídeos o cualquier cosa con la sensación de estar en el salón de su casa cuando ocupan un espacio público y al resto no nos interesa para nada lo que puedan estar escuchando. En el metro siempre hay más de uno en esta actitud, y pedirles silencio es, normalmente, inútil.

Ayer el chófer no dijo nada, lo que fue un inicio de viaje que me preocupó porque, abierta la veda, el descontrol podía ser intenso. Siempre con la espada de Damocles de un vídeo petardo o un tema reguetonero de fondo, el viaje trascurría sin incidentes (al final fue aburrido, ya se lo adelanto) pero con señales de notificación abundantes. Hubo un par de personas que recibieron varias llamadas a lo largo del recorrido y hablaron no poco, afortunadamente sin estridencias, una en castellano y otra en un idioma que no reconocía diría que de aire eslavo, pero no podría asegurárselo. Por fortuna tenían un tono de voz suave y aunque contestaron unas cuatro o cinco llamadas cada uno no causaron problema. Lo que era insistente eran los avisos de notificación que mensajes, whatsapps, actualizaciones o lo que sea que entraban en los terminales de muchos compañeros de viaje. No pasaba ni un minuto sin que sonase alguna campanilla, un “pop”, ping, u otra onomatopeya por el estilo que señalaba una entrada en el teléfono de alguien. Especialmente en la segunda parte del viaje el goteo de señales era casi como un contador de kilómetros, algo incesante. No eran avisos a un gran volumen, pero sí sonidos persistentes. Una de las principales causantes de ellos era una chica que estaba dos asientos delante y a mi derecha, que se pasó la mayor parte del tiempo trabajando con el ordenador portátil, y que simultaneaba dos teléfonos móviles con los que cruzaba mensajes y archivos. Había momentos en los que la pobre me daba pena, porque se le veía realmente agobiada con tanto cacharro y comunicación, y claro, todos los dispositivos emitían sus señales de recepción de mensajes cruzados con una insistencia intensa. De vez en cuando le llamaban y ella hablaba por teléfono, nuevamente con un tono suave y apenas perceptible, pero su conversación era interrumpida por sus propios avisos de entrada de nueva información en el resto de aparatos a los que se mantenía unida. Su compañera de asiento, que asistía en posición de palco de lujo al desfile de comunicaciones y señales, le lanzaba de vez en cuando miradas que, a mi entender, mezclaban hartazgo y conmiseración, pero no le dijo nada en ningún momento. A esa fuente constante de “pips” le acompañaban “pops” intercalados de manera irregular, así que, como les comentó, el viaje transcurría en medio de una noche cerrada y gélida, que en diciembre es lo normal, y con una actividad intensa entre los asientos. Se escuchaban bastantes menos ronquidos que cualquier otro tipo de señal tecnológica, como si en ese entorno también quedara claro cuáles son los elementos que dominan el mundo de hoy, y quiénes son los usuarios, o alguno diría esclavos, que los mantienen todo el tiempo en marcha y requieren saber lo que sucede. Supongo que nada nuevo bajo el sol, en el caso de ayer semi luna, en estos tiempos.

En el trabajo, por las tardes, cuando hay poca gente, me pongo los auriculares y de mientras hago cosas escucho un poco de música para aligerar las largas tardes de números que me suelen tocar, y es entonces cuando aprecio las notificaciones de mi propio ordenador, normalmente mudo dado que siempre están conectados los auriculares a la salida y, así, el sonido ambiente nunca se produce cuando trabajo. Y sí, ahí también los correos, actualizaciones, avisos y otro tipo de mensajes emergentes se suceden sin freno y perturban no poco, en este caso sólo a mi. Lo de captar la atención del usuario se convierte en imposible en medio del constante bombardeo de señales. Y de lo de la concentración, olvídense.

jueves, noviembre 27, 2025

¿Ábalos en prisión?

Que sea mandado a prisión preventiva es una de las opciones principales a las que se enfrenta Ábalos, y su lugarteniente Koldo, como resultado de la cita ante el juez que ambos tienen esta mañana. Las elevadas penas de prisión solicitadas por la fiscalía y el ya final de la instrucción del caso mascarillas, una de las tramas en las que se encuentran involucrados, pone la fecha del juicio sobre el tema en el horizonte próximo y aumenta el riesgo de que ambos se fuguen o hagan cosas indebidas. No sería raro que esta noche la pasasen resguardados del frío tras las rejas.

En previsión de que eso ocurra, o no, quién sabe, ayer Ábalos empezó a tuitear directamente en contra de la figura de su jefe, Sánchez, que lo fue y sigue siéndolo, sin la menor duda. Confirmó la noticia que difundió El Español el fin de semana sobre una reunión en un caserío vasco, el de Etxillarre, entre Sánchez y Otegi para pactar su acuerdo de cara a la moción de censura de 2018, movimiento previo al que se dio con otras formaciones, y que supuso el inicio de la excelente relación que mantiene el sujeto que reside en Moncloa con el jefe de lo que fue la rama política de ETA y lo que hoy sigue siendo el principal elemento blanqueador de los crímenes del terrorismo. Esa reunión no era ilegal, pero si inmoral para el PSOE que existía en esos tiempos, bueno, para el PSOE, no para lo que hay hoy, claro. La cosa es que ayer, cuando Ábalos escribe en relación a este asunto y confirma algo que Sánchez, Otegi y todos los medios a sus servicios han desmentido pone en un serio brete a Moncloa, y una de las preguntas que nos podemos hacer es por qué ahora el corrupto tira de esta estrategia. ¿Empieza a verse realmente acorralado y quiere que el marrón se lo coman otros? ¿Es venganza? ¿Es un aviso reclamando protección? ¿Pidiendo al gobierno que depende de él que lo siga siendo y por ello deben ayudarle? ¿Es distracción? Cualquiera de las alternativas es posible. El comportamiento conocido de Ábalos, Koldo, Cerdán y de lo que les rodea, y ahí evidentemente entra Sánchez, es lo suficientemente sórdido como para suponer que todos ellos se tienen atrapados por sus partes por lo que han ido creando a su alrededor en los años en los que ascendieron al poder y usaron de él. Se ha visto, con Cerdán, que el dinero de verdad no estaba en los sobres con billetes que se trajinaban en Ferraz como si fuera una sucursal bancaria de pueblo, sino en las mordidas a la contratación pública que se decidía desde instancias gubernamentales, tanto autonómicas como locales, y si de las prácticas guarras de los personajes sabemos algo, lo desconocemos casi todo del resto de asuntos, especialmente de esos mollares. En todas las tramas de corrupción se acaba descubriendo que los personajes involucrados acumulan exceso de información para cubrirse las espaldas, Una vez que el montaje empieza a ser de gran dimensión hasta el más inútil sabe que existe un riesgo de ser atrapado, por errores propios o ajenos, y se empiezan a diseñar no coartadas, pero sí algo que cubra las espaldas, que pueda ser ofrecido a las fuerzas y cuerpos de seguridad como información de cara a que, en futuros procesos, uno se pueda ver beneficiado ante condenas elevadas. Esas acumulaciones de pruebas dejan rastros, en ocasiones difíciles de seguir, pero los que las persiguen también tienen experiencia en ello, y acaban por desenredar madejas que parecían imposibles. Tengo pocas dudas de que Ábalos sabe mucho más de lo que dice, del resto de personajes se puede afirmar algo parecido, y que en Moncloa hacen bien en tener miedo por lo que puedan llegar a revelar, o a ofrecer como intercambio. Lo de confesar para ser el arrepentido de la trama se ha visto varias veces tanto en la ficción como en la realidad. Casi nunca es un arrepentimiento sincero, siempre es por egoísmo, pero bueno, son delincuentes corruptos, no puede esperar uno de ellos lecciones de ética.

Siendo muy muy malo, lo que más teme Ábalos de entrar en la cárcel es la soledad, lo de pasar las noches solo y no tener a ninguna de sus “amigas” (patético el uso de la corrección política en los medios ante un comportamiento de puteros tan explícito como el de estos sujetos) a mano para retozar. A buen seguro, si va a la cárcel, los vigilantes rondarán por la noche su celda para ver si el tío aguanta célibe, y cuando se den los “bis a bis” el morbo en el centro penitenciario estará servido, porque habrá algún abogado y varias “mujeres con un estrecho vínculo” con Jose Luís. Jo que si estrecho el vínculo. Canta, Abalos, canta, elude tu soledad relatando lo que sabes.

Subo hoy a Elorrio y me cojo el lunes. Nos leemos ya en diciembre, el martes 2

miércoles, noviembre 26, 2025

Precios desatados en el supermercado

Hay varias razones que provocan que la buena salud macroeconómica del país no sea percibida como tal por grandes capas de la población. La más profunda es el estancamiento en la productividad de nuestra economía, concepto este un tanto esotérico en ocasiones, pero que provoca que la renta de los individuos no crezca en el tiempo. Nuestra economía crece principalmente por agregación, porque somos muchos más, pero las rentas de cada uno llevan estancadas mucho tiempo, y eso da una sensación de parálisis difícil de combatir con estadísticas.

Y luego, claro, está el momento de ir a hace la compra. El repunte inflacionario que se vivió tras la salida del Covid y el estallido de la guerra de Ucrania se ha moderado, pero eso significa que los precios, que subieron mucho, ahora suben bastante menos, pero han pasado de estar a un nivel dado a otro mucho más alto, no han vuelto a sus orígenes. Y uno de los sectores en los que las subidas se han notado más ha sido el de los alimentos. Ir al supermercado a hacer las compras semanales se ha convertido en un ejercicio de sorpresa, desagradable, para casi todo el mundo. Reconozco que no es exactamente mi caso, dado que llevo una vida anómala en ese sentido (en otros muchos también) y no hago lo que se dice una compra convencional, pero veo los medios y, sobre todo, tengo gente a mi alrededor, con o sin familias, con pocos o bastantes hijos, que adquieren mucho producto fresco de alimentación con elevada regularidad, y me ponen al corriente de cómo están las cosas. Uno ve en la tele que la gripe aviar provoca la eliminación de algunos millones de ejemplares de gallinas ponedoras y que eso va a suponer restricciones en la oferta de huevos, y luego en el café es donde me entero más o menos de cuánto costaba antes una docena y a cuánto se ha puesto ahora, o incluso cuánto se puede pagar por packs en los que ya no se ofertan doce unidades, sino diez o menos. Si uno consume huevos en casa con asiduidad, y sus hijos también, el coste de la compra de ese producto se notará muy rápido en la factura del súper, y eso generará un efecto de pobreza evidente al que los adquiere. Realmente la subida de precios genera dos efectos, uno el llamado sustitución, que es el de la variación de la demanda por el cambio en los precios relativos. Suben los filetes de ternera, y por tanto compro menos ternera y más pollo, intentando adquirir la misma cantidad de producto. El otro efecto es el llamado efecto renta, al subir el precio de algo mi disponibilidad total de gasto se reduce, dada que la cifra que tengo para consumir es menor, por lo que me veo obligado a comprar menos del bien que se encarece, o a restringir la compra de otros si quiero mantener el que se ha puesto más caro. Los dos efectos son negativos para mi capacidad de gasto y pueden generar diferentes escenarios en la cesta de la compra de cada uno, pero obligan en todo caso a hacer reajustes no deseados, y eso resta utilidad, genera insatisfacción. Si no son sólo los huevos lo que sube, sino que también la carne, frutas, verduras, café y otro montón de elementos se unen al carro de las subidas la percepción de muchos cuando sales de la caja de la tienda con las bolsas de la compra es que son más pobres, porque su dinero les permite cada vez comprar menos, y es una percepción cierta. Hay bienes que mantienen precios controlados, o a la baja, y la gasolina es uno de los más relevantes, por lo que ofrecen un cierto alivio, pero es verdad que el efecto de las variaciones de precios es mayor cuanto más necesario y generalizado es el uso del bien. No todos usan el coche cada día, aunque sí servicios que requieren motores de combustión, pero es una costumbre generalizada comer de manera regular a lo largo de la jornada, y de todas las jornadas. Por ello que baje la gasolina beneficia a bastantes, pero que suban los frescos perjudica a casi todos.

Llegando como estamos a las fechas navideñas, suele ser habitual que se de un subidón de precios en productos que podríamos denominar suntuarios, como el marisco o ciertas carnes y pescados de postín, y es casi una tradición ver hasta qué niveles llegan los centollos en una lonja de pescados gallega, pero lo cierto es que uno puede renunciar a uno de esos presuntos manjares sin que eso suponga sacrificio alguno, y comerlo fuera de las semanas de las fiestas sin arruinarse. El problema está cuando lo que sube es el ABC del menú de muchos de los ciudadanos en su vida normal, a lo largo de todo el año. Y ahí el sacrificio es doloroso y genera mala (y quizás también cara) uva.

martes, noviembre 25, 2025

¿Qué va a pasar en Venezuela?

Desde este fin de semana no es posible volar de Madrid a Caracas. Iberia, junto con otras aerolíneas, han suspendido los vuelos a Venezuela siguiendo las recomendaciones de las autoridades de EEUU, que han señalado graves riesgos para la navegación aérea en el espacio de tránsito de esa nación caribeña. La suspensión se mantendrá en vigor hasta que, o bien la alerta se levante o suceda algo que permita saber que la seguridad ha vuelto a la zona. Por lo tanto, ahora mismo sólo se puede acceder a Venezuela por tierra desde el continente sudamericano. El contingente militar de EEUU que rodea sus costas aconseja no hacerlo por mar.

Hay mucha confusión y todo tipo de hipótesis sobre lo que puede pasar en Venezuela, y los signos se acumulan señalando a algo feo. Ayer mismo el gobierno de Trump declaró como organización terrorista a uno de los cárteles de la droga que operan en Sudamérica y considera que es Nicolás Maduro, el presidente del país, la máxima autoridad de esa organización delictiva. Lo cierto es que no se si Maduro es o no un traficante, pero sí se que es un vulgar dictador y responsable, junto con no pocos, de haber sumido a Venezuela en la miseria absoluta y en el oscurantismo de la represión de un régimen que ha convertido a todo el país en una cárcel. ¿Excusa eso para una intervención militar que lo derroqué? No es algo que me guste, y creo que precisamente algo así contribuiría a dar al represivo régimen venezolano una pátina de mártir que sería muy fácil de explotar por parte de los movimientos ultras que lo apoyan, algunos muy presentes, y muy forrados, entre nosotros. Lo cierto es que la creciente acumulación de tropas norteamericanas en el entorno del país indica que eso es algo más que un juego. No tiene sentido movilizar al mayo portaaviones de la flota y a miles y miles de soldados para un ejercicio de intimidación puramente teatral. Sin embargo, dadas las dimensiones del país, tampoco es imaginable una operación invasiva como tal con las fuerzas que se han reunido. Venezuela no es Panamá, ejemplo último que puedo recordar de una intervención militar norteamericana en la zona, un país pequeño y con dos únicos puntos estratégicos de control, su capital y el canal. Aquí sólo las dimensiones de Caracas impiden una toma de la ciudad por un contingente como el desplegado. ¿Busca Trump asustar a Maduro y que él mismo opte por la huida? ¿Trata de ofrecer el apoyo de sus tropas a posibles movimientos disidentes en el ejército venezolano, que puedan optar por alzarse contando con el apoyo de EEUU? ¿Se planea una operación de toma del centro de poder y extracción / eliminación del líder y que el caos consiguiente sea aprovechado por las fuerzas opositoras? Nada está claro y las dudas, a la par que la tensión, crecen y crecen. Dentro de los propios EEUU no está clara la pretensión de Trump, y por si acaso se decreta una intervención militar, no son pocas las voces que señalan que el presidente debiera pedir permiso a las cámaras para lanzar algo así. No se si eso es requisito obligado o no dada la legislación y los poderes que allí rigen, pero sea como sea a Trump la legalidad le importa tanto como a Sánchez. Los planes que le hayan elaborado desde el rebautizado Departamento de Guerra sólo los conocen ellos, y sus intenciones permanecen ocultas. Como en muchos casos, se habla también de la motivación económica, y del posible intento de acceso de EEUU a los inmensos recursos petroleros de Venezuela, cosa que no es descartable, pero a priori me parece secundario, dado que EEUU ya es uno de los principales productores del mundo y el petróleo, que sigue siendo decisivo, empieza a no serlo tanto frente a otros recursos, como pueden ser las famosas tierras raras. ¿Todo esto para hacerse con los yacimientos de crudo? No es descartable, pero se me antoja demasiado burdo.

Para los venezolanos de a pie, los que quedan en el país y no han podido huir, su situación es desastrosa, tras años y años de represión política y destrucción económica. La miseria y violencia en el país es elevada, y sus posibilidades de recuperación nulas. La junta militar que realmente controla la nación y sus recursos sigue enriqueciéndose a cuenta de la pobreza de todos los demás y no querrá dejar el chollo que ha conseguido fabricar en lo que antaño fue un país. A toda esa desgracia se suma ahora la impredecible actitud del presidente norteamericano y las fuerzas que se sabe rodean las costas del país. Habrá que seguir atentamente lo que allí suceda, pero no, no pinta muy bien.

lunes, noviembre 24, 2025

Ucrania se la juega, nosotros también

A lo largo del fin de semana se han ido conociendo detalles sobre el proceso de gestación de la propuesta norteamericana de paz para Ucrania, ese documento de 28 puntos, y la percepción de todo el mundo ha sido que las cosas son peores de lo que ya se sospechaba. La incorporación a última hora de Marco Rubio al proceso de negociación ha permitido confirmar que todo ese documento ha sido elaborado por el enviado especial de Trump, Winkoff, y el representante ruso, y que es una mera recopilación de los deseos del Kremlin. No es una negociación previa entre EEUU y Rusia, sino la asunción norteamericana de las demandas de Moscú. Un texto pensado en la rendición de Ucrania, en su sometimiento.

Los países europeos, bueno, los tres que realmente pintan algo, Reino Unido, Alemania y Francia, han decidido que no pueden permanecer indiferentes ante una propuesta que no sólo reduce a Ucrania a una mera marca defensiva, sino que elimina garantías de seguridad para ese país y para el conjunto de la UE. Han visto, con lógica, que ese documento les agrede, les amenaza, y se han lanzado a colaborar con la parte ucraniana de cara a que las conversaciones que comenzaron ayer en Ginebra sean lo menos desequilibradas posibles. ¿Tienen alguna fuerza esas tres naciones para doblegar el pulso ruso y el de su aliado Trump? Me temo que no mucha, pero es loable el intento desesperado para conseguir apurar algo. Así de grave es la situación actualmente, con una Europa no sólo excluida inicialmente del proceso de negociación, sino sometida a un futuro chantaje en forma de vecino ruso crecido, impune tras su masacre y con ganancias evidentes en lo que hace a territorios, recursos y población. Y es que las naciones europeas podrían esgrimir un peso negociador si tuvieran la fuerza militar suficiente que les otorgase capacidad de disuasión. Una vez que hemos abandonado el mundo de la diplomacia, de las reuniones de presuntos caballeros y las palabras, y hemos entrado en el mundo de la fuerza, de los hombres duros y de la chulería, es el músculo militar, es el poder el que manda, y ese trío de naciones europeas, las que realmente cuentan para algo en el contexto global, carece ahora mismo de capacidad bélica como para impresionar a Rusia o a cualquier otro matón de barrio. Sabe bien Trump y sus asesores que Ucrania sólo puede seguir manteniendo el esfuerzo bélico si logra acceder al suministro de armas de EEUU, bien porque esa nación se lo entregue directamente o bien porque terceros, los europeos, lo compren y se lo pasen. Pero sí o sí el armamento que Kiev emplea para defenderse de la agresión rusa debe provenir mayoritariamente de EEUU, porque es el único país capaz de suministrárselo en cantidad y en el tiempo. Desde el estallido de la guerra en 2022 hemos tenido tres años en la UE para despertar y ponernos a fabricar stocks de munición como locos para convertirnos en suministradores fiables, pero es evidente que no lo hemos hecho. La indolencia, la confianza naif en un futuro de acuerdos, el pragmatismo equivocado, el pacifismo mal entendido, el desgobierno de nuestras naciones…. Muchas han sido las cusas que nos han llevado a la dejadez y que ahora nos muestran como los débiles aliados que somos, frente a un contexto internacional en el que EEUU, China o Rusia no sólo no dudan en exhibir músculo militar, sino que lo usan sin las cortapisas del pasado. Los símiles entre la herbívora Europa y su futuro rodeada de depredadores carnívoros están más que sobados en la literatura en los últimos tiempos, pero son certeros. La urgente y angustiosa necesidad de garantizar nuestra defensa pasa porque nos creamos lo que está pasando desde el jueves, desde que EEUU abrazó sin disimulo la posición rusa y asumen que traicionar a sus socios europeos es lo mejor que puede hacer, por el simple desprecio que le produce nuestra debilidad. No hemos querido verlo y ahora tenemos delante el peor de los panoramas posibles.

Los ucranianos se enfrentan al diabólico dilema de rendirse para conseguir la paz a cambio de la humillación o mantener una resistencia sin el apoyo de EEUU y con unos aliados europeos que poco más que ánimo podrán suministrarles. Es un chantaje cruel, en el que tienen mucho que perder sea cual sea el devenir de las negociaciones. Ucrania es la barrera que se interpone entre las ambiciones de la dictadura rusa y el miedo de las democracias europeas, y pese a la profunda necedad con la que Moscú lleva a cabo su guerra, es precisamente el desprecio por la vida de los demás lo que le hace mucho más fuerte y peligroso ante unos europeos que llevamos el pacifismo clavado en las venas. No somos conscientes del peligro al que nos enfrentamos.

viernes, noviembre 21, 2025

Traición a Ucrania, y a Europa

En el día en el que en España se ha conocido el fallo del juicio al Fiscal General del Estado, algo de justicia en medio de la usurpación sanchista de las instituciones, en los medios internacionales se iban filtrando los presuntos puntos de acuerdo de las conversaciones que, al parecer, se están desarrollando entre EEUU y Rusia sobre el futuro de Ucrania. Encabezadas por Steven Winkoff, el ricachón amigo de Trump que también ha estado detrás del plan de pacificación de Gaza, estos encuentros se producen en un ámbito muy reservado, y a ellos no están invitados ni representantes de la UE ni del país invadido, lo que es una buena muestra de lo que puede salir de ellos.

Los detalles que se han conocido asustan. Rusia promete detener las hostilidades si Ucrania acepta los siguientes puntos; reconocimiento pleno de la soberanía de Moscú sobre Crimea, entrega a Rusia de todo el Dombas, lo que implica la franja de tierra ya conquistada por las tropas de Moscú y zonas aún en disputa o en posesión ucraniana, y reducción muy significativa de las fuerzas militares ucranianas, con la renuncia expresa a poseer armamento de medio y largo alcance capaz de alcanzar territorio ruso, y la nula presencia de fuerzas militares de otras naciones, léase de aliados europeos, en su territorio. A cambio de esto se acabarían los combates por parte de Rusia y EEUU ofrecería garantías de seguridad a Ucrania de que sus fronteras serían estables. Recordemos que los términos de “garantías” y “seguridad” expresados por boca de portavoces de la Casa Blanca bien poco significan en los oscuros tiempos de Trump. En definitiva, el pacto que se puede estar negociando a espaldas del país agredido puede suponer su mutilación y sometimiento, y ese sería el mejor de los escenarios que se le ofrecen. Todo parece indicar que si, finalmente, acuerdos o términos de este tipo se hacen públicos, la presión de los dos grandes países recaería en el gobierno ucraniano, que sería forzado o a aceptar unas condiciones infames o, de no hacerlo, a ser tachado de belicista y culpable del mantenimiento de la guerra. Un vulgar ejercicio de matonismo callejero donde la pandilla violenta pega al indefenso y, si este no se somete, se le acusa de merecerse el castigo que recibe por parte de los delincuentes. Ayer un representante del gobierno de EEUU se reunió en Kiev, de manera formal, con miembros del gobierno de Zelensky, y es más que probable que fuera el encargado de comunicar a los representantes de Kiev estos y otros puntos del plan negociado, entregados como un texto cerrado en el que Kiev sólo tiene la opción de rubricar, no de añadir o de opinar. Los comentarios que han salido de fuentes oficiales ucranianas mezclan la incredulidad no expresada como tal como su voluntad a la negociación y sus líneas rojas, referidas al no reconocimiento de pérdidas de soberanía territorial fruto de una agresión invasiva injusta. Como pueden imaginar, el terreno en el que nos movemos ahora mismo es pantanoso, porque no hay constancia oficial de que la oferta que reciba Kiev se encuentre sujeta a esos términos, pero cuadra bastante con la posición que Trump ha ido expresando en público en los últimos tiempos, posición que cada vez se ha ido escorando más y más hacia los deseos de su buen amigo Putin. Si las cosas acaban siendo así, Ucrania se encontraría ante un texto que le deja convertido en un país pelele, en una especie de marca sometida a Moscú sin la capacidad, fuerza, de decisión necesaria respecto a su futuro. Y todo esto sucede cuando los avances rusos en el frente siguen siendo escasos pero constantes y los muertos civiles en el resto del país por los drones de Moscú se cuentan por decenas cada día.

No es Checoslovaquia en 1938, pero se le parece. Ucrania perdería y sería desposeída de parte de su integridad, soberanía y sentido de nación. Y Europa, en su conjunto, se enfrentaría directamente a una situación en la que Rusia habría obtenido réditos fruto de una agresión territorial injusta. La guerra le habría rentado al dictador ruso, lo que lanza un mensaje de lo más amenazante a todo el continente. ¿Qué garantías de seguridad tendrían los países bálticos en un escenario semejante? ¿Cuál es la credibilidad de unos EEUU rendidos ante los pies de Rusia, fruto de la admiración mutua que se tienen sus líderes? Traición, a esto suena la propuesta. 

jueves, noviembre 20, 2025

Todos pendientes de Nvidia

Ayer por la noche, horario español, todo el mundo económico estaba pendiente de la presentación de los resultados de Nvidia, la empresa más valiosa del mundo en bolsa, fabricante de chips y estructuras de soporte a la IA que se ha convertido no sólo en la joya de los mercados sino la piedra angular en la que se sostiene todo el mundo de la IA. Las empresas y demás actores que pretenden utilizar servicios de IA como ChatGPT, Copilot o cualquier otra de las que se encuentra en el mercado acaban dependiendo de la tecnología de Nvidia. Era la de ayer una noche especial, y que medio mundo estuviera cruzando los dedos esperando a los resultados por miedo a que si no eran demasiado buenos las cotizaciones de ese mundo se desplomasen es, admitámoslo, una anomalía.

Y los resultados, buenos, superaron ligeramente las expectativas del mercado, lo que da opciones a los que dicen que no estamos ante una burbuja. Durante el tercer trimestre de 2025 el beneficio neto ha sido de 31.190 millones de dólares, una barbaridad, y un 65% más de lo cosechado en el mismo periodo del año anterior. Tanto en beneficio por acción como en otros múltiplos de interés la compañía mejoró algo los exigentes vaores que le exigían los analistas, y eso se tradujo en subidas de la acción en post mercado de hasta un 5%, moderándose posteriormente al entorno del 2% – 3% Con eso el valor, tras la subida de casi el 3% que experimentó ayer, recupera prácticamente el 6% de bajada que había sufrido el lunes y martes de esta semana. El negocio de la empresa va viento en popa y su CEO, Jensen Huang, fue ayer tajante a la hora no sólo de prometer un futuro magnífico para su empresa y el sector de la IA; sino también en su negativa sobre la impresión de que estemos ante una burbuja en el sector. El miedo a ese fenómeno ha ido creciendo entre los analistas y otros muchos participantes en los mercados, y ahora mismo casi podíamos dividir a la opinión económica entre los que opinan que estamos ante una burbuja y los que no, y los primeros daban una importancia trascendental a los resultados de ayer para, en caso de ser decepcionantes, decretar el inicio de su estallido. Es cierto que se han visto desplomes en acciones ligadas al sector que tienen un perfil gráfico muy de burbuja reventada, casos como el del Oracle o Palantir, pero en las grandes, como es Nvidia, Microsoft, Alphabet y otras no se aprecian síntomas de una figura por el estilo. Obviamente el ascenso infinito no existe, las exigencias para Nvidia irán a más a medida que el tamaño de la empresa crezca y llegará un punto en el que sus cifras de ventas y beneficios se estanquen, como pasa en todo sector económico, pero parece que ese momento no es ya. En la opinión burbujil también hay dos sesgos significativos. Los que no lograron en su momento subirse al carro de las subidas se mueren de envidia ante lo que contemplan y creen que el derrumbe es inevitable, dado que ellos no lograron ver la oportunidad de ganancia. Por el contrario, los que están sobre una fortuna acumulada de subidas sostenidas necesitan que las cotizaciones no se derrumben para no perder lo acumulado en estos años de euforia. Eliminando estas opiniones interesadas, el miedo a que se produzca un porrazo en el mercado es lógico, y a medida que las valoraciones de las compañías se disparan es creciente, por el impacto que puede tener en la macroeconomía. El hecho de que muchas de las empresas del sector de la IA estén participadas también entre sí y aumente sin cesar el cruce de inversiones y préstamos que unas hacen sobre otras aumenta la sensación de que la caída de una de ellas pueda generar efectos de arrastre mucho más intensos de lo que sería deseable, por no hablar de las consecuencias puramente financieras sobre los volúmenes de deuda emitidos para financiar las inversiones mastodónticas que se anuncian día sí y día también. Es realmente difícil saber en qué situación nos encontramos.

Por definición, una burbuja lo es cuando ha reventado, porque si no lo hace no la subida podrá ser todo lo explosiva que queramos, pero responde una realidad. Es caso de las puntocom de principios de los dos mil es el que más se está recordando, como caso de una burbuja reventada que limpio el sector de internet, no lo arrasó, sino que sirvió para consolidarlo y convertirlo en lo que luego ha sido, la clave de bóveda de nuestra economía y sociedad. ¿Puede haber una burbuja de ese tipo en la IA, que borre muchos proyectos absurdos y ayude a consolidar los que realmente serán líderes? Sólo el tiempo lo dirá. De momento es eso, tiempo, lo que parecen haber comprado las cotizaciones. Disfrutemos de ello.

miércoles, noviembre 19, 2025

Reunión de mafiosos

Y no, no me refiero hoy a los encuentros entre Cerdán, Ábalos y demás miembros de la ejecutiva socialista, que de mafia parecían saber bastante y de reunirse más, siempre a cuenta de Rey, o más bien de su y mi dinero, querido lector. Hablo de la reunión que tuvo lugar ayer en la Casa blanca entre Trump y Mohamed Bin Salman, MBS, el hombre fuerte de Arabia Saudí. Ambos mandatarios firmaron acuerdos de intercambio comercial. MBS comprará aviones F35, los más caros de los que se fabrican en EEUU, los mismos que se le venden a Israel, y el reino del desierto promete realizar inversiones inmensas en territorio norteamericano. Apretones de manos, risas mutuas y compadreo nada disimulado.

La CIA ya dejó más o menos claro que el asesinato del periodista KAshogui en el consulado de Arabia Saudí de Estambul fue ordenado por MBS. Kashogui trabajaba para el Washington Post y había destapado varias corruptelas que afectaban MBS y su entorno, y se convirtió en un enemigo del régimen saudí. Su asesinato, y posterior descuartizamiento, escandalizó a la opinión pública mundial y forzó a un enfriamiento de las relaciones de varias naciones con Riad, entre ellas los propios EEUU de un Biden que tenía bastante claro que había pasado allí y quién había dictado la orden ejecutora. Pues bien, llega Trump al poder y pelillos a la mar. Las relaciones Washington Riad se restablecen de la manera más plena posible, con los llamados acuerdos de Abraham de fondo para estabilizar todo Oriente Próximo y las declaraciones del magnate rubio sobre el príncipe saudí escalan en elogios cada vez que él es preguntado al respecto. Y todo hasta llegar al momento de ayer, en el que MBS es recibido en la residencia del poder ejecutivo de EEUU con toda la pompa posible, con deferencias que se emplean en las ocasiones distinguidas, y con una cordialidad absoluta. Parecía lo que era, la reunión de dos compadres. En el encuentro posterior ante los medios, una periodista de la ABC pregunta a Trump sobre Kashogui, sobre las acusaciones que pesan sobre MBS en relación con su asesinato y si tiene algo que añadir. Trump empieza desviándose, pero al poco se lanza, en defensa absoluta de su anfitrión. Dice que ese periodista era una persona que no caía bien a todo el mundo, que es un asunto complicado y que, bueno, son cosas que pasan. “Cosas que pasan” es la valoración que el presidente de EEUU otorga a un asesinato cruel presuntamente ordenado por el señor que se encontraba a unos pocos centímetros de él. “Cosas que pasan”, supongo que todos tenemos conocidos a los que les “han pasado cosas”, ¿qué hay más natural y cotidiano que un vecino, amigo o conocido acabe siendo descuartizado después de desaparecer? Supongo que en el mundo de la mafia debe ser una de las maneras habituales para librarse de soplones, chivatos, testigos y, en general, todo aquel que sea considerado por los capos como sobrante. Una ejecución y listo, a otra cosa. Los medios de todo el mundo recogen las palabras de Trump y se quedan alucinados, pero el presidente apostilla, aumentando la dimensión de la vergüenza de lo visto ayer, criticando a la periodista por ser descortés con el invitado que en ese momento se encuentra en el Despacho Oval. “Tiene a usted a un dictador de primer nivel, a un ejecutor despiadado, trátele con el respeto debido o lárguese” parecía querer decir Trump con su mirada a una reportera que ya no sabía dónde meterse después de haber obtenido unas de las declaraciones más obscenas que imaginarse uno pueda. La reunión sigue entre los mandatarios, con los anuncios de inversiones y otras preguntas, pero el encuentro ya queda marcado por lo sucedido. Trump no sólo ha rehabilitado a MBS, lo ha elevado a sus altares y ya se ha convertido en otro de esos hombres fuertes que admira y envidia, que aspira a imitar en sus formas y modos de gobierno.

Todo es tan obsceno que mereciera ser una mera película, ficción, y asustaría en ese caso. Pero no, es real, el mandatario del país más poderoso del mundo, garante de la estabilidad financiera y geopolítica global sigue en su proceso de alianza con lo peor del planeta, con las dictaduras más crueles, y encamina a su país, y a eso que se llama occidente, a una incongruencia que no puede ser resuelta. Que MBS o Putin sean sujetos admirados por el Presidente de EEUU no es ya una anomalía, sino una señal de alarma que no deja de avisar que algo se está resquebrajando bajo nuestros pies. Me temo que no somos conscientes de la gravedad de lo que está pasando.

martes, noviembre 18, 2025

Zelensky visita hoy España

Hoy Zelensky está en España, en la tercera y última parada de una pequeña gira europea en la que el presidente ucraniano está firmando acuerdos de suministros necesarios para el mantenimiento de la guerra. En Grecia, primera parada, ha suscrito un compromiso para adquirir gas y en Francia, segunda etapa, acordó ayer la compra de, entre otras cosas, un centenar de aviones de combate Rafalle, para fortalecer las capacidades aéreas tripuladas ucranianas, que son realmente débiles. Tengo serias duras de cómo se va a financiar esa compra por parte de las arruinadas arcas de Kiev.

En su estancia de hoy nuestro gobierno puede ofrecer suministros bélicos limitados y tampoco mucho más, quizás líneas de crédito para financiar compras de terceros países, y apoyo moral, que siempre viene bien, pero no sirve para que los enemigos huyan. La situación en el frente y, en general, en Ucrania, no es positiva que digamos. De camino al cuarto invierno de combates las tropas rusas siguen avanzando, despacio, pero lo hacen, en el frente del Dombás, y la localidad de Pokrovsk se encuentra casi rodeada por todos sus flancos, por lo que su caída se espera si no sucede algo sorprendente. Los ataques con drones son casi constantes en la zona de combates y en muchas localidades del conjunto del país. No son ataques que permitan ganar una guerra como tal, pero sí generan heridas que minan la solidez moral de una nación que ve como Rusia no cesa en su ataque y las respuestas de apoyo occidentales se debilitan. La economía rusa, tocada pero no hundida, es capaz de fabricar los cientos de drones que diariamente se lanzan sobre Ucrania y posiblemente pueda escalar aún más su producción en los próximos meses. Los daños que Kiev logra producir en la infraestructura económica rusa, principalmente mediante ataques a las refinerías y otras industrias similares, demuestran la inutilidad con la que Moscú gestiona su espacio aéreo, un coladero en el que no parece haber tecnología alguna de seguimiento, y ocasiones rupturas de stock en suministros tan elementales como la gasolina, lo que notan los ciudadanos rusos de a pie. Se han visto colas en estaciones de servicio en Moscú y otras ciudades mientras el gobierno sigue hablando de esa operación militar especial que se prolonga sine die. Nuevamente, Kiev no ganará su enfrentamiento de esa manera, pero al menos hará ver que mantiene la voluntad de lucha y es capaz de humillar a un enemigo tan poderoso, que muestra debilidades impropias. En todo caso, son cientos las personas que mueren o resultan heridas cada día en el frente, en ambos bandos, y la sangría continúa. Mantener esas tropas de combate empieza a ser cada vez más complicado para Kiev, dada su menor población frente a la rusa y la incipiente desmovilización que se ve por parte de capas de una sociedad que se está hartando de una guerra a la que no ve salida. Ucrania pasa por momentos de euforia y depresión, en función del éxito de sus ataques y el daño que sufre a manos de Moscú, pero ese sube y baja constante no es muy sostenible en el tiempo, y el que la situación en el este empeore, aunque sea a la ridícula velocidad de avance a la que actúan las tropas risas, mina toda esperanza. En el frente interno también siguen, y crecen, los casos de corrupción en el entorno del gobierno, que atacan directamente a la figura de Zelensky. Destituciones y ceses que, emprendidos por él, apenas logran atajar uno de los males endémicos del país y que ahora mismo más daño puede hacer a la moral de combate de los soldados y a la esperanza de un pueblo acosado. Pintan bastos para Kiev. Zelensky bien lo sabe.

El mayor de los bastos, sin embargo, no es todo lo anterior, sino Trump. El efecto más práctico de su política de contemplación, cuando no amiguismo con Putin, es el del agotamiento de los suministros militares norteamericanos, y la necesidad de que una Europa que no es capaz de producirlos pueda suplir esas carencias. Eso es de lo que más agobia a Zelensky, que sabe que cuenta con el apoyo, comprensión y respaldo financiero de la UE, pero que necesita armas, municiones, equipamientos físicos, de los que empieza a estar corto. Sin ese flujo de material de guerra Ucrania ira perdiendo fuerza en su resistencia. Putin sabe que, por ahora, el tiempo no corre en su contra, y no va a cesar sus ataques.

lunes, noviembre 17, 2025

Cuesta mucho ir contracorriente (para MLLP)

El pasado sábado por la noche me llamó un buen amigo, MLLP, para que, sin falta, acudiera el domingo por la mañana a la tercera y última interpretación del oratorio “El libro de los siete sellos” en el Auditorio Nacional, dentro del ciclo sinfónico de la orquesta y coros nacionales de España. Mi amigo salió extasiado de una obra que ya me comentó que iba a ir pero de la que yo carecía por completo de referencias. Compuesta por el austriaco Franz Schmidt y estrenada en 1938, nada había en mi cabeza para situar obra e intérprete, más allá del miedo de que se tratase de un ejercicio de vanguardias, de los que suelo huir porque no me gustan. Me aseguró que no, que no me iba a arrepentir, y que fuera sin dudarlo.

Por la noche, compré una entrada en el Auditorio para la sesión del domingo, porque me fío del gusto de mi amigo y de su sabiduría, no sólo musical, y allí que me planté en una fría y cubierta mañana, arriba del todo, en la grada alta, que permite ver a distancia y escuchar perfectamente. La obra consta de una introducción y dos partes, sin intermedio, y llega prácticamente a las dos horas de duración. La orquesta requiere la presencia de casi todos sus componentes y de un elevado grupo de percusionistas, y el coro estaba reforzado por el de la Comunidad de Madrid, ocupando por completo la bancada posterior al escenario donde se sitúan los instrumentistas. La obra me encantó. Sí, no es atonal, es melódica, y no es una imitación del barroco como pudiera pensarse al tratarse de un oratorio, sino una sucesión de música bella y potente con un recitativo que le permite ir avanzando en el texto y una orquesta, coro y órgano utilizados en su máxima expresión. Se alternan los pasajes tranquilos y melódicos con otros de gran exaltación, de enorme potencia sonora y dramática, y existe un grado de unicidad en la obra que permite identificarla y seguirla sin dificultad. Es posible encontrar ideas en la música de carácter cinematográfico, que recuerdan a algunos pasajes de Körngold, Waxman o Hermann, autores de una época posterior pero que tuvieron un mismo origen germánico y que escaparon con su calidad y formato a un Hollywood que llenaron de su estilo clásico. La cuestión es que no quiero fijarme tanto en el aspecto musical como en otro. A medida que la obra avanzaba me iba preguntando por qué una música tan buena, tan potente, era tan desconocida. No soy un experto absoluto en música clásica, ese es un mundo de una dimensión tal que es imposible abarcarlo por completo, pero lo cierto es que de esta obra apenas hay referencias, es algo exótico y está completamente fuera no ya del canon, que también, sino directamente de lo que puede llegar a sonar en el mundillo. ¿Por qué ese olvido? El programa de mano señalaba dos causas, una la actitud cobarde del compositor una vez que el régimen nazi se hace con el poder en su país, se estrena en un 1938 con el anschluss recién producido, lo que hizo que tras la derrota nazi su figura fuera orillada, y la otra, más importante, era el tono de la composición, el estilo, alejado de las vanguardias dominantes. Tras el derrumbe del romanticismo la música atonal, el dodecafonismo y otras variantes de lo que se denominaron vanguardias se hicieron con el poder de la música clásica occidental, y los compositores que no se sometieron a ellas fueron tachados de rancios, de desfasados, de carcas. Schdmit es uno de ellos, de muchos, que no se rindió a un estilo imperante que no le gustaba. Hay aires de Bruckner en su obra, del primer Mahler, de una estructura sinfónica brillante que escapa de las formas de vanguardia, que no deconstruye nada. Y probablemente esa fuera la causa principal de que su obra quedase muerta de risa tras la derrota del totalitarismo, porque tras eso la vanguardia siguió dominando el pensamiento y la historiografía musical durante muchos años. Al igual que era políticamente correcto decir que la magnífica música orquestal que se componía para Hollywood fuera considerada menor, mero accesorio comercial de productos de baja calidad, ese mismo desprecio se extendía a todas las composiciones de autores no relacionados con el cine que se dedicaran a extender sus ideas en un pentagrama con estructuras clásicas. Ese dogmatismo, errado como lo son todos, ha ido perdiendo fuerza a medida que la vanguardia, constatado su fracaso como elemento escuchable, se ha debilitado.

¿Cuántas obras y autores habrán quedado arrumbados por culpa de esa visión sesgada de la vanguardia? En general, lo que se pone de moda, y lo que la academia dictaba, en los tiempos en los que imponía todo su poder, hacen que muchas obras de otro tipo sean expulsadas, y a veces el tiempo y la suerte logran rescatarlas, pero en no pocas ocasiones la pérdida es definitiva y el olvido caer sobre autores y partituras que ya no volverán a la luz. El oratorio de Schmidt es una obra colosal, digna de figurar en el repertorio sacro de cualquier festival. La belleza del arte no entiende de estilos y épocas, su grandeza radica también en la atemporalidad, en lograr conmover a públicos distantes en el tiempo y contexto. Y Schdmit, en esta obra, lo consigue.

viernes, noviembre 14, 2025

La nacionalidad de los delincuentes

¿Se imaginan que Ayuso pidiera que se hiciese pública la nacionalidad de las personas detenidas por la policía por la comisión de delitos? No tardaría mucho el movimiento de opinión sincronizada alentado desde Moncloa en lanzarse contra ella acusándola de racista, y con un cierto grado de razón, al querer usar esos datos para alentar la idea de que son “los de fuera” los que cometen los delitos y eso justifica políticas antiinmigratorias duras, discurso que es defendido con poco disimulo y mucha hipocresía por Vox, y genera arrastre en otros partidos y organizaciones sociales.

Pues bien, ha sido el muy derechista PNV el que ha decidido hacerlo, ordenando a la Ertzaina la publicación de esos datos. Como el PNV es nacionalista y socio del gobierno tiene bula para hacer lo que quiera, aunque ideológicamente sea de lo más carca, y apenas se ha visto revuelo por parte de esa sincronizada, que ataca con precisión y se queda quieta indolente en función de la orden que se dicte desde el despacho de Sánchez. Sí, crisis es una palabra demasiado suave para definir el hundimiento de lo que se llamó periodismo. La cuestión es que esos datos, así, en bruto, refuerzan la idea de que sí son los inmigrantes, los no europeos para más señas, los que cometen el mayor número de delitos, destacando los de origen latinoamericano y magrebí. Eso es miel para los oídos de los que defienden los argumentos voxeros, y seguramente así serán utilizados. De hecho el PNV lo hace precisamente para captar votos en ese espectro, el de aquellos que buscan la seguridad, frente a la posición tibia que en este asunto tiene Bildu, su gran rival local. El problema de los datos que se han conocido es que son así, en bruto, y que un estudio adecuado de la sociedad permite ver que las cosas son un poco más complicadas. Es normal que los inmigrantes cometan más delitos desde tres puntos de vista. Uno, muchos se encuentran en una situación de desarraigo, desubicados, y la posibilidad de cometer errores en una sociedad que no es la tuya y no entiendes crece. Dos, por lo general, tienen unos ingresos mucho más bajos, porque la mayoría de los que trabajan desempeñan los puestos que el resto de la población no quiere, por lo que viven cerca de la precariedad, y los que no trabajan ni les cuento, y la correlación entre delincuencia convencional y renta es bastante alta, e inversamente proporcional a los ingresos regulares. El tercer punto, que puede resultar chocantes, es que cometen más delitos las personas jóvenes que las mayores, la adolescencia y juventud son épocas de riesgo, de sobrevalorar las capacidades propias, y en esas franjas de edad los inmigrantes son, en muchos casos, tantos o más que los nacidos de familias autóctonas, y esa sobrerepresentación en ese espectro genera que los datos agregados de los que cometen delitos les haga parecer que son muchos más. Si se hace un estudio un poco serio se verá que son estos factores los que explican gran parte de los datos, y rompen en gran medida la ecuación de inmigrante delincuente versus pacífico nacional. Las cosas no son tan simples. ¿Significa eso que debemos adaptar la ley para beneficiarles? No, la ley debe ser igual para todos, y si se comete un delito me da igual quién haya sido, sus apellidos, su origen o el Dios en el que cree o abandonó. La ley debe ser ciega, como se le representa, y tratar a todos por igual, y las normas son comunes. No debe castigarse de más a una persona por ser extranjera si se le pilla delinquiendo ni se le debe defender ante el mal que ha hecho alegando que es de fuera. No, debemos ser ecuánimes. Publicar esos datos busca lo que busca, que no es arreglar el problema de la inseguridad, sino captar algunos votos que ven en ella, en la inseguridad, un factor muy importante para decidir a quién escoger en unas elecciones.

De hecho, sino fuera trágico, daría mucha risa que fuera precisamente en el País Vasco donde se centre este debate, dado que ha sido el lugar de nacimiento de la mayor y más sanguinaria banda terrorista de nuestra época, ETA, formada toda ella por autóctonos muy autóctonos, y que ahora mismo algunos de los nostálgicos de las capuchas y la extorsión tratan de reanimar una especie de Kale Borroka 2.0 enmarcada en la ideología de extrema izquierda que abanderan grupos como GKS. Esos, que son muy muy muy de aquí, dan miedo, generan inseguridad, amenazan, destrozan cosas, se enfrentan a la Ertzaina, y no consta que allá inmigrantes en sus filas. Mal nacidos hay en todas partes, nos guste o no.

jueves, noviembre 13, 2025

Aquí nunca tendremos BBC

Una medida bastante fiable del grado de hipocresía de un periodista español es contar cuántas veces desea que el medio público en el que trabaja sea la BBC española, o tenga como referente a la cadena inglesa. Es una frase obligada de todo trabajador del medio y, normalmente, sirve para esconder la incapacidad de ese empleado para escapar de la manipulación que el gobierno de turno impone en la empresa en la que trabaja. La BBC es el paradigma del rigor y la neutralidad (aunque cometa fallos) y recitar ese mantra es una manera de asumir que el medio en el que se trabaja está muy lejos de todo eso. De hecho, en España, cada vez más.

A las múltiples causas que han generado la crisis que vive el periodismo, tanto económicas como tecnológicas y sociales, se le ha sumado una que ha venido propiamente generada por los profesionales del ramo, y es el activismo. El periodista ha entendido que su labor no es informar, sino proclamar el dogma político que o se le impone o le permite mantener su puesto, o ambos. Esto es una grave enfermedad que convierte a los medios en vulgares voceros de un poder establecido, por lo que su representatividad disminuye y, sinceramente, se convierten en algo prescindible a mi entender. Em España se ha sobreentendido que la ideología está en la base de los medios y que, en el caso de los públicos, la simbiosis de ellos con el poder debía ser total, se convertirían sí o sí en correa de transmisión del partido que detentase el poder en ese momento. Es decir, serían la antiBBC. Y todos hemos, han tragado con ese discurso. El ejemplo paradigmático es el de las televisiones autonómicas, engendros catódicos que no hacen sino loar de una manera tan servil como ridícula al presidente de la CCAA de turno y a su partido, elevándolo constantemente a los altares de una santidad laica extravagante pero tan sacralizada como la original religiosa. Ver entero un informativo de TeleMadrid, ETB o TV3, pueden añadir ustedes aquí el resto de canales de este tipo, es una prueba de tortura que soy incapaz de soportar. No sólo es aburrido, que también, sino que llegan a un nivel de burdez impropio de algo creado por personas adultas. Es, de hecho, una estafa, porque dicen vender información y todo es propaganda. Los que trabajan en el medio cobran su nómina, casi todas ellas más elevadas que la mía, y nadie observa con sonrojo una situación que es indigna. La bajeza de las autonómicas tenía su contraste teórico en RTVE, la pública nacional, que siempre ha estado regida por el gobierno de España, pero que como se ve en todo el país y se escruta sin cesar ha tenido habitualmente una serie de frenos para que no degenerase. Ha habido épocas de más o menos manipulación en el ente, especialmente en la televisión, que es lo que más le importa al gobernante, pero en general estaba clara cuál era la línea editorial de los informativos, “el gobierno tiene razón”. De un tiempo a esta parte, esa sutileza que pudo estar más o menos presente en el pasado ha sido sustituida por la manipulación más grosera. Ahora mismo RTVE, especialmente la parte de televisión, ha alcanzado cotas de manipulación que la dejan casi a la altura de una tele autonómica. Aún no del todo, porque ese nivel de bajeza es cierto que hay que trabajárselo con empeño, pero en ello están. Al sesgo descarado en los informativos de bandera se han unido toda una serie de programas de “entretenimiento” consistentes en tertulias políticas en horario continuo que, además de ser de lo más soez en su planteamiento ideológico, desvirtúan por completo la labor de los espacios puramente informativos. El consejo de informativos de RTVE lleva meses criticando con fuerza lo que pasa en la corporación, el intrusismo de presentadores y productoras ajenas a la casa que se llevan notables ingresos a cuenta de este tipo de programas y que pretenden ser vistos como informativos cuando no lo son. Sus quejas caen en saco roto, porque directivos muy bien pagados y colocados por el gobierno harán lo que sea para merecerse sus elevadísimas nóminas, y el peloteo salvaje a Moncloa es lo que se debe hacer, sin cesar, hora tras hora.

Ni nuestra sociedad quiere una BBC y, desde luego, nuestros políticos, que son fruto de ella, la desean. Más bien todo lo contrario. Mazón, la tarde de la maldita DANA, sólo tenía ojos para la periodista a la que quería colocar al frente de Canal9 para que fuera su sierva. Sánchez, al día siguiente, sólo tenía ojos para aprobar el decreto que modificaba el estatuto de RTVE y le daba pleno control sobre el consejo de administración del ente. Dos sujetos necios, sectarios, soberbios, que adoran que les hagan la pelota, deseaban poseer un medio por encima de todo. Si quieren BBC, vayan aprendiendo inglés, aquí no dejarán que la haya nunca.

miércoles, noviembre 12, 2025

Crisis en la BBC

A ver si puedo dedicarle un par de días a escribir sobre la BBC y la profunda crisis que viven los medios en España, una vez que han abandonado el periodismo por el activismo. Hoy quiero centrarme en la cadena británica, probablemente la televisión más prestigiosa del mundo, que ha visto como algunos de sus mayores ejecutivos han dimitido tras haberse probado la manipulación de algunos reportajes que afectaban a Donald Trump, concretamente sus declaraciones en el aciago día del asalto al Capitolio en 2021. Otras coberturas también estaban en cuestión, y siendo investigadas, pero en esa en concreto se ha visto que la mala praxis era deliberada, y eso ha originado el escándalo.

La BBC, como es habitual en las corporaciones públicas de comunicación, tiene un consejo rector en el que participan tanto periodistas de la casa como representantes de las fuerzas políticas del país del que se trate. Este consejo toma decisiones editoriales, realiza nombramientos, aprueba contratos para la realización de programas concretos, etc, y debe velar por los principios que guían a la entidad. En este caso, la información, la veracidad y el rigor, siendo la audiencia algo positivo si se logra, pero no un determinante. No vale todo por conseguir espectadores en un medio público, porque su finalidad no es la de competir en el mercado publicitario en el que viven las televisiones comerciales, sino la de realizar funciones que, por su coste, su carácter de audiencia minoritaria, su valor social y cultural, sean dignas de hacerse, aunque no generen rentabilidad. Por ello, se entiende que la financiación de una entidad de este tipo se haga mediante aportaciones públicas, salidas de los presupuestos que financia el ciudadano y las empresas con los impuestos que aportan al Tesoro Público. Además, en Reino Unido, existe una cuota que los particulares deben abonar si quieren tener acceso a la emisión, algo así como una pago por uso, supongo que será similar a lo que tenemos aquí para contratar plataformas privadas de televisión. El contribuyente paga el coste de la emisión y, a cambio, la corporación se compromete a mantener unos estándares de calidad y servicio. Si la segunda parte de la ecuación se rompe, y las emisiones no son acordes a lo debido, ¿por qué se debe pagar por ello? Esta pregunta, que es bastante profunda, va más allá de la ideología del ciudadano, que puede ser de lo más diversa, y que a veces será satisfecha por lo que ve en el canal público y a veces no. La pregunta tiene todo su sentido cuando el canal público estafa, es decir, vende un compromiso que no cumple. Para lo que es habitual en España, lo que está causando problemas a la BBC en Reino Unido es una cosa que pasaría desapercibida en el lodazal que son nuestros canales públicos, pero allí aún hay profesionales y directivos de medios que se creen lo que rezan los estatutos y compromisos de la corporación, y por ello, el que se haya detectado una manipulación es un tema muy grave. El máximo directivo de la cadena, que ha dimitido, llegó a la misma con el anterior gobierno conservador y lleva, por tanto, año y medio en el cargo con un gobierno laborista, situación que sería impensable entre nosotros, pero que allí es de lo más habitual. El escándalo ha surgido por que un organismo interno de control y verificación de la cadena ha emprendido una investigación y ha encontrado pruebas que den soporte a las acusaciones de manipulación. Es decir, el fallo interno ha sido detectado por los procedimientos internos creados para ello, y para perseguirlo. Ha habido un error consciente y el sistema lo ha detectado, aireado y depurado. En este sentido la BBC ha demostrado ser eficiente, y justa, porque podría haberse dado una situación, nada difícil de imaginar, en la que la falla, conocida, se tratara de ocultar de una u otra manera, aunando al error de manipulación el de la corrupción interna, pero no ha sucedido nada de eso. Y es meritorio reconocerlo.

Los profesionales de la BBC saben que su prestigio radica tanto en la calidad individual de su trabajo como en la seriedad con la que la corporación defienda sus valores de rigor, y más en un mundo de desinformación, propaganda y ruido. Es inevitable que haya algunos trabajadores que no cumplan con lo debido, no está el mundo hecho de mármol, sino de personas, pero la velocidad con la que la corporación sea capaz de gestionar este escándalo determinará mucho de su impacto. Los ceses acelerados, las dimisiones, el no ocultamiento, afrontar el error y pedir disculpas es el camino más seguro para acabar haciéndolo bien. Y, otra vez, la BBC ha dado una lección en este sentido.