jueves, julio 12, 2012

Me quitan la extra navideña


Ayer Rajoy tuvo su particular 12 de Mayo de 2010, en acertada expresión del Diputado del PNV Josu Erkoreka, haciendo referencia al día en el que ZP subió a la tribuna y dijo que no a todas sus propuestas y dijo sí a lo que le imponía Bruselas. A partir de entonces empezó el derrumbe del gobierno socialista. Es difícil saber si esto sucederá nuevamente, aunque es inevitable ver a Rajoy como un hombre abrasado por unas circunstancias que no supo calibrar en su momento y que, quizás hasta antes de ayer, cuando se hizo público el MoU, no les dio la importancia necesaria.

En lo concreto, las medidas que anunció no fueron muy sorprendentes porque eran las que ya Bruselas había dicho que tenían que tomarse. Hay una que nos afecta a todos, la subida del IVA, y otra que es algo más particular, de momento, que es la supresión de la paga extra a los empleados públicos. Y como yo lo soy, aunque no funcionario, ese recorte me coge de pleno, como mozo corneado por astado en medio de Estafeta. Era algo que también se venía rumoreando desde tiempo atrás, y con la idea de que no se limite únicamente a este próximo Diciembre, sino que sea una medida a extender en varios años, afectando también a las extraordinarias de verano. No es mi caso concreto, pero para mucha gente que ya dispone de pocos ahorros y va muy justa en su final de mes, este anuncio supone un problema serio, parcialmente manejable dado que la reducción se efectuará de aquí a seis meses vista, pero obliga en todo caso a planificar cómo será el final de año con bastantes menos ingresos de los previstos inicialmente. Los que tengan hijos tendrán que apañárselas para comprar unos juguetes más baratos, o sustitutivos que entretengan igual pero supongan menos dolor para el bolsillo, y muy probablemente muchas cenas y eventos festivos sean este final de año mucho más deslucidos que en ocasiones anteriores, entre otras cosas porque, como es obvio, el Ministerio no paga nunca “cenas de empresa” en Navidad, y si los empleados se van por ahí a cenar deben hacerlo sufragando los gastos en su integridad. El efecto de restricción presupuestaria empezará a notarse hoy mismo, porque el empleado deberá decidir si quiere mantener un viaje de vacaciones que iba a hacer o renuncia a él a cambio de reservar ese dinero para finales de año, y así una tras otra, todas las decisiones de consumo que impliquen un gasto significativo se verán repensadas y, es bastante probable, alteradas. Difícil será medir el efecto en el gasto diario regular, en la compra semanal, en los costes de “mantenimiento” que todos tenemos en el día a día, y que muchas veces, por considerarlos rutinarios y de cuantía individual modesta, no reparamos en ellos. Será hoy el día en el que muchos quizás abran una hoja de Excel y empiecen a sumar cuantías, costes, facturas, propinas y demás gastos, y empiecen a descubrir por dónde se les escapa el presupuesto mensual y, por tanto, de qué cosas pueden prescindir o al menos limitar para ajustarse lo más posible. Este ejercicio es sano y necesario, independientemente de que a uno le suban o bajen el sueldo, porque a parte de ser útil sirve para conocer nuestros propios hábitos y patrones de consumo, que a veces pueden sorprendernos mucho, pero en ocasiones como las presentes se convierte en algo obligatorio y urgente. Siéntense, no se mientan ni engañen, cuenten de la manera más detallada y real todo lo que gastan al mes y observen la imagen que obtienen, mien si les gusta y cámbienla para aumentar su satisfacción personal y, por supuesto, reducir el gasto.

El que no se consuela es porque no quiere, y así ya les comenté a mis compañeros que mejor es que te quiten una paga que las catorce, lo que no me hizo ayer el hombre más popular del despacho, como bien comprenderán. Es muy probable que este no sea el último recorte, y está por ver si, como puede que pase en Portugal, la extra navideña no se elimine sólo a los empelados públicos, sino a todos los trabajadores, como ha dictaminado el constitucional portugués. En todo caso la Navidad de este año se presenta más apagada de lo habitual, y será la quinta que suframos envueltos en la crisis. Viéndolo de manera optimista, quizás sirva para reencontrarse con el espíritu navideño de verdad, porque deberemos renunciar al consumismo….

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