lunes, diciembre 22, 2025

Final de 2025. Resumen nacional

El resultado de las elecciones autonómicas extremeñas de ayer es un buen colofón a este año, e indicativo de por dónde van los tiros en la desquiciada política nacional. En una de las regiones tradicionalmente más a la izquierda del espectro, la suma de PP y Vox alcanza el sesenta por ciento del voto emitido. El PP gana pero sin lograr la mayoría absoluta, Vox más que duplica su peso en votos y escaños, Podemos, la lista de extrema izquierda que se presentaba, mejora sus resultados y el PSOE obtiene los peores de su historia en esa región, dejándose once escaños y haciendo suelo en diputados y porcentaje de voto.

Todas las encuestas, menos la que se inventa Moncloa y publica con la marca del CIS, muestran un crecimiento sostenido del bloque de la derecha, un desgaste profundo de un PSOE noqueado y la reducción global de las posiciones de Sumar y Pablemos, si se quiere con un relativo trasvase de votos de la agónica marca de Yolanda Díaz a la de los morados. Este escenario se da en casi todas las comunidades autónomas, excepción hecha de País Vasco y Cataluña, con dinámicas políticas propias, que no obstante, en el caso catalán, también muestran la emergencia creciente de una posición de extrema derecha nacionalista, Alliança, que sube y sube. A lo largo del 2025 quizás la constante más clara que ha dominado la política, además de su absoluta infantilización, es la de los casos de corrupción que han ido rodeando cada vez más a la figura de un Sánchez asediado, que se ha acastillado en Moncloa contra propios y extraños, queriendo hacer ver que todo lo que sucede en su entorno no tiene nada que ver con él. El caso Ábalos y Koldo ha ido creciendo con personajes de todo tipo, algunos sacados de un vodevil cutroso como es Leire Díez, la llamada fontanera, y otros de gran calado político, como el de Cerdán, el que fuera secretario general del partido y que acabó dimitiendo pocas horas antes de que desde el partido y gobierno se le defendiera sin pudor alguno. Los informes de la UCO, hechos poco a poco y publicados con periodicidad, han sido como misiles dirigidos a la línea de flotación de un PSOE que no asume lo que pasa, y ha decidido ir por el camino de la negación. La debilidad del gobierno es palmaria desde que los sediciosos puigdemoníacos, aterrados con el ascenso de Alliança, han decidido romper con el gobierno y pasarse a la oposición con su habitual estilo elegante y comedido. Todos estos hechos aumentan la sensación total de parálisis, de bloqueo total en las cámaras y la imposibilidad de aprobar normas que sirvan para el bienestar del país. De los presupuestos mejor no hablar, porque este vuelve a ser otro año en el que se incumple la obligación legal de presentarlos, y se asume por no pocos que la incompatibilidad entre mantener el ejecutivo y no tener presupuestos es cosa de tiempos pasados, de gente pringada que no vivía en estos momentos de nueva política. Las perspectivas de bloqueo, como se podrá ver a partir de hoy en las negociaciones de gobierno en Extremadura, no son sólo propiedad de la presunta izquierda gobernante. Durante el año se han roto varios de los gobiernos liderados por el PP que estaban apoyados por Vox, y eso va a generar un cierto carrusel de elecciones regionales en 2026 (Aragón, Castilla y León y Andalucía) en donde es probable que se repita el patrón de lo sucedido ayer en Extremadura, de tal manera que el espectro político gobernante se traslade de la izquierda a la derecha, pero el problema del bloqueo siga. En unas hipotéticas elecciones generales pocos dudan de que la suma de PP y Vox alcanzaría una holgada mayoría absoluta, pero las disputas entre ellos pueden ser de tal calibre que veamos absurdeces como las reproducidas durante los primeros gobiernos del PSOE con Pablemos.

Sí, la política nacional está en un estado de degeneración absoluto. Hace tiempo que dejó de ser una vía para solucionar problemas de la sociedad para convertirse en una forma de proteger la vida de quienes a ella se dedican. Ayer, Gallardo, el candidato del PSOE, que cosechó el peor resultado visto por ese partido, no dimitió, y en su comparecencia acuso al PP de fracasar. El personaje está imputado en la trama de amaños para favorecer al hermando de Sánchez y busca un aforamiento por encima de todo para cubrirse las espaldas. Ayer lo logró, y eso es lo que le importa. Hay Gallardos en el PSOE, en el PP, en VOX, en Sumar, en Pablemos, en los sectarios partidos nacionalistas…. Así está el panorama.

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