miércoles, enero 29, 2014

Obama ante su sexto año de mandato


Esta noche, hora española, Obama ha pronunciado su sexto Discurso del Estado de la Unión, SOTU en su acrónimo anglosajón, que no se parece en nada a lo que aquí llamamos el debate sobre el Estado de la Nación. En el SOTU el presidente norteamericano no es replicado por nadie, habla ante las dos cámaras juntas, Senado y Cámara de Representantes, y expone lo que van a ser las líneas maestras de su política para el año en curso. El balance del pasado no es lo fundamental, sino las ideas para el futuro. Supone el inicio oficial del curso político en EEUU y es uno de los actos más importantes del año para el Presidente.

2013 fue un año malo, muy malo, para Obama. Tras su reelección en Noviembre de 2012, libre de la presión electoral para siempre, se esperaba un Obama más activo, que se dedicase a la política de verdad, que ejerciera el liderazgo que de el se espera, demanda y, muchos, necesitan. Sin embargo nada de eso ha sucedido. Empantanado en unas cámaras donde no posee mayoría y la obstrucción ha sido su forma de actuación más recurrente, Obama se ha ido menguando a lo largo del año, tocando fondo en mi opinión ene l surrealista episodio de las armas químicas de Asad, donde transformó un ultimátum de una superpotencia en una declaración vacía, donde mostró que su poder es mucho menor del que se cree y donde, para solucionar el entuerto, regalo a Putin una vitoria diplomática de enorme relevancia. En el plano interior dos son los asuntos que han enturbiado notablemente su imagen., Por el lado económico las cifras macro de EEUU son, vistas desde esta orilla del Atlántico, envidiables, con crecimientos de PIB, empleo, precios y ventas de viviendas y carrera alcista en los mercados de activos. Sin embargo es evidente que la economía norteamericana de hoy es muy diferente a la que se vivía en los años previos al derrumbe. El paro de larga duración ha aumentado como pocas veces se ha visto a lo largo de su historia, la brecha de desigualdad entre los más ricos y los menos se agranda a pasos agigantados y en “main streeet” la calle común ha calado la percepción de que la recuperación es sobre todo para “Wall Street” el mundo de las finanzas y las corporaciones, mientras que la clase media americana se encuentra mucho más débil y acosada. El otro frente interno de difícil gestión ha sido el reguero de revelaciones que el exanalista Snowden ha ido desvelando sobre el funcionamiento y alcance de los servicios de seguridad y espionaje de la NSA, lo que ha dado lugar a numerosos chistes textuales y gráficos en los que Obama aparece como el Gran hermano orwelliano que todo lo sabe, que inducen inicialmente a la risa pero que, al poco, dan paso a una lógica preocupación. Constatar lo que es un secreto a voces, que los países espían, y que el más poderoso y rico es el que espía más ha sido muy traumático para mucha gente, que ha sentido como su intimidad era violada entre otras cosas, mediante el uso de dispositivos como smartphones o cualquier artefacto conectado a internet, que ha pasado a ser visto no sólo como la panacea de un mundo digital de infinitas posibilidades, sino también como el retorcido tentáculo de un gobierno omnipotente que todo lo controla y sabe, y que no está nada claro para que fines va a utilizar el inmenso poder que le otorga toda esa información. Unido a todo esto se ha producido el cierre federal de la administración por luchas políticas intestinas, la web de la reforma sanitaria, el Obamacare, ha sido un desastre y, en general, no ha habido muchas alegrías en la Casa Blanca y sus aledaños.

Con este panorama Obama lo tiene muy fácil para que 2014 le resulte algo mejor. Se enfrenta al reto, de la mano de Yellen, sustituta de Bernanke, desmontar los estímulos de la FED y devolver a la normalidad a la economía financiera sin que eso suponga que la economía real entre nuevamente en recesión (está por ver si eso es posible). Las relaciones con China y la tensión que ha surgido en las aguas del pacífico oriental entre todos los vecinos asiáticos, junto a la relación con Rusia y la distensión con Irán parecen los principales retos exteriores. En casa la reforma migratoria, el desarrollo de Obamacare y la gestión de los cada vez más productivos yacimientos petrolíferos del norte del país pueden ser los temas más candentes para este año. Y recordemos que en Noviembre están las elecciones de mitad de mandato para renovar parte de las cámaras. Obama empieza a tener un pie de pato cojo. Debe espabilarse en 2014.

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