viernes, agosto 29, 2025

Cierto pinchazo del turismo en el verano

En homenaje a Manuel de la Calva, miembro del dúo dinámico, fallecido hace un par de días, se puede decir que este fin de semana que tenemos por delante sí que va a sonar con todo su sentido “el final del verano”: La operación retorno del domingo se prevé masiva y el lunes será 1 de septiembre, un lunes de esos enormes en el calendario, con L mayúscula, que significan un cambio temporal y de ánimo. Para muchos hoy y mañana serán de despedida de sus lugares de descanso, y el domingo el día del viaje y el agobio. Consuélense, tienen trabajo al que volver.

Aún es pronto para hacer balance del gran mes turístico del año, pero por lo que se puede leer en varios sitios, hay algunas sensaciones generales que parecen ser dominantes. Si exceptuamos las zonas azotadas por los devastadores incendios, donde las cancelaciones han hundido la temporada, en el resto del país las reservas de alojamientos han llegado a los picos que se esperaban, y el volumen de gente deambulando por los lugares turísticos ha sido el previsto, una marabunta. Pero eso sí, deambulando más que gastado. La sensación general en la hostelería es de pinchazo, de que no se han llenado sus locales. Paseantes a mansalva, pero clientes los justos, con unas cifras de facturación que no han cubierto las expectativas. Puede haber varias causas, pero una es la determinante, la subida disparatada, alocada, de los precios de todo lo relacionado con el ocio, restauración y vacaciones. No es sólo que los viajes y hoteles se han puesto por las nubes, que también, sino que una vez en destino, cualquier destino, tomar una copa o comer se ha convertido en toda una experiencia dolorosa para cualquier bolsillo. Ante esto, el turista español ha optado por una política de recortes. Se viaja a costa, sí, pero menos tiempo, y se toman tragos y comidas, sí, pero bastantes menos. Los volúmenes de ocupación que antes correspondían a turistas nacionales empiezan a ser suplidos en numerosos destinos por turistas extranjeros, que son los que tienen capacidad adquisitiva para permitirse ir, pongamos, a Baleares, archipiélago cuyos precios empiezan a ser disuasorios hasta para los que tienen ingresos elevados. En general, la sensación es que mucho turista ha tirado de bocadillos y compras en supermercados para cubrir la necesidad de alimentación, dejando el chiringuito a medio gas. El de la terraza, que había puesto en su cartel precios equivalentes a restaurante de Michelín, en parte se ha estrellado, y por ello, en general, se ha podido acudir a muchos locales sin reserva porque no todo el mundo puede pagarlo que se pide en ellos. Hay una cierta sensación, lógica, de abuso en los precios del sector y de que se ha producido un incremento ilógico, que a gran parte de la población le ha supuesto renunciar a días de ocio y a costumbres arraigadas en lo que hace a comidas y cenas. Es probable que, al menos en este sector, se haya podido llegar a un tope en lo que hace a la demanda, porque el precio de la oferta parece haberla agotado. Irse de vacaciones a los precios actuales empieza a ser un lujo en gran parte del país, y el residente nacional se encuentra con que el esfuerzo de pagarse unos días de ocio le puede suponer el gran roto de su economía familiar. El incremento de precios que se da en otros sectores ajenos al turismo, como es el de la cesta de la compra de cada día o el de lo relacionado con la vuelta al cole (ay, eso sí que es desmoralizante), por no hablar de todo lo relacionado con el acceso a la vivienda, agota por completo la capacidad de gasto del ciudadano medio. Han proliferado los estudios comparativos de los que se deduce que una semana en Mallorca equivale a otra en Bali o en un destino exóticos similar, dado los precios que ha alcanzado todo en el archipiélago balear. En este estado de cosas esos lugares antes frecuentados se vuelven prohibitivos para la clase media nacional, y los extranjeros pudientes cubren gran parte de ese nicho, pero no todo.

Cogerse vacaciones es una necesidad, irse por ahí durante ellas no. Las redes sociales, especialmente Instagram, han disparado el postureo vacacional y han masificado muchos destinos a la vez que convierten en pringados a los que no acuden a una cala o paisaje a posar. Esas fotos, vacías de contenido, cuestan una pasta, y suponen una sangría para muchos, que la sufren a cambio de no parecer menos frente a otros. Gran error. Nadie es más que otro, y tener dinero para irse a un lugar y no tenerlo y quedarse en casa no es la manera de medir a las personas, sus vidas y sus valores. En fin, que ánimo para el lunes, y a esperar a que las cifras de agosto ya cerradas nos den la imagen fiel de cómo se ha comportado la gran industria de este país, la del turismo.

jueves, agosto 28, 2025

Nvidia y la IA

Ayer presentó resultados trimestrales Nvidia, la mayor empresa del mundo por capitalización bursátil. Al cierre de ayer, antes de publicarlos, su valor en Wall Street era de 4,4 billones de dólares, billones europeos, billones burros. El PIB de España es de aproximadamente 1,6 billones de euros, por lo que esta empresa vale bastante más del doble de toda nuestra producción anual. Es una de las que está en el centro de la IA, la fabricante de los mejores chips para los centros de datos que alimentan a ChatGPT y demás modelos LLM que pueblan nuestros dispositivos, y reflejo de la fiebre que existe en el sector sobre la IA y todo lo que se le parezca.

Los resultados han estado en la línea de lo esperado, sin sorpresas. La empresa ha ingresado 46.700 millones de dólares en el trimestre que va de abril a junio, y el beneficio por acción se sitúa en 1,04 dólares (tiene unos 24.400 millones de acciones cotizando a diario). Son cifras mareantes que sonrojan a cualquier otro negocio, y que ayer fueron recibidas, tras el cierre de mercado, que es cuando se publican los resultados, con caídas en la cotización del entorno del 3%. Nvidia ha acostumbrado a los inversores a batir las expectativas, y eso de que se ajuste a ellas los dejó algo fríos. Los resultados de ayer son los primeros que se publican tras la puesta en funcionamiento de ChatGPT 5.0, la última evolución del LLM de OpenAI, que ha resultado ser parcialmente un fiasco, y la creciente publicación de estudios y opiniones que hablan de un riesgo de burbuja en el sector de la IA. Uno de los que ha utilizado esa palabra es Sam Altman, el todopoderoso líder de OpenAI, afirmando seguidamente que, pese a ello, la IA es la tecnología más importante en estos momentos y que cambiará nuestras vidas. Por definición una burbuja sólo se puede afirmar que ha existido una vez que se ha reventado, porque alzas explosivas sin bajadas no lo son. La IA ahora mismo cumple varias de las condiciones necesarias que se relacionan con estos fenómenos, como el acaparamiento de inversiones, el disparo de precios o cotizaciones de todo lo relacionado con ello y la sensación de vivir algo nuevo, nunca visto, el no va más, donde las expresiones grandilocuentes se suceden una tras otra. Todas las burbujas que han sido han tenido momentos similares y luego han pinchado, dejando tras ellas numerosas expectativas frustradas, ruinas abundantes, empresas quebradas, hileras de adosados abandonados o lo que tocase en aquel momento. Quizás la imagen de burbuja que más fácilmente nos viene a la cabeza es la de la inmobiliaria de 2008, pero creo que, dado el sector del que estamos hablando, puede que sea la de las puntocom del dos mil la que no sirva mejor como referente. Con el surgimiento de internet como fenómeno social y económico se produjo un disparo desaforado de inversión, creación de empresas y empleos, y anuncios maravillosos sobre todo aquello que tuviera una versión web, fuera lo que fuese. En España Terra se convirtió en el fenómeno burbujero. Partiendo de los 11 euros de cotización llego a superar los 130, y acabaría con el tiempo valiendo nada. Aquella burbuja, que arruinó a más de uno, produjo una depuración del ecosistema empresarial ligado a internet, arrasó muchas empresas, algunas de ellas valiosas, la mayoría superfluas, y creo las bases de lo que luego ha sido el negocio en la web tal y como lo conocemos. Internet sí transformó nuestras vidas, como se anunciaba por entonces, pero de una forma algo más lenta y para nada como se esperaba, ya que fue la eclosión de la web y sus simbiosis con los teléfonos móviles lo que realmente ha transformado las economías, y sociedades, en lo que ahora son. Por tanto, algo de aquellos mensajes de trascendencia que se postulaban en su momento sí se ha cumplido, pero obviamente no todo. La inversión en la red y en todo lo relacionado con ella ha seguido creciendo tras el derrumbe y hoy en día es imposible imaginar la vida sin conectividad. Los negocios que sí han sabido subirse a esa ola se han hecho de oro, el resto han logrado adaptarse o se han quedado atrás, y de aquel reventón queda bastante como resto útil, por lo menos si lo comparamos con el desastre del ladrillo patrio de hace tres lustros.

¿Va a pasar lo mismo con la IA? ¿Estamos en el punto álgido de una burbuja que ha sobreestimado sus efectos y va a generar una crisis? ¿Surgirá de esa crisis la economía de la IA libre de humo y promesas huecas que ahora pueden estar llenándolo todo? No lo se, es muy difícil hacer vaticinios sobre esto. Estudiar el pasado permite reconocer patrones que, como les señalo, se vuelven familiares en la situación actual, pero el futuro no está escrito y no tiene por qué repetirse de igual manera. En todo caso, Nvidia y el resto de las empresas que ahora, o pertenecen a ese sector o apuestan por él, son, hoy en día, las más punteras, valiosas e importantes del mundo. Y eso ya es mucho. Mañana ya se verá.

miércoles, agosto 27, 2025

Trump contra la FED

Son muchos los frentes abiertos por Trump en su proceso de deslegitimación de las instituciones norteamericanas y su búsqueda de suplirlas por un autoritarismo personalista, encarnada en él. Los ataques que realiza día sí y día también contra la FED, el Banco Central de EEUU, son seguidos con cierta distancia por los comentaristas políticos, que lo ven como una línea más de las muchas gruesas que traza el presidente, pero no es así. Es una de las más graves actuaciones que está llevando a cabo desde su despacho, y si consigue su propósito, puede tener consecuencias enormes, tanto en EEUU como en el resto del mundo.

El Banco Central tiene dos grandes cometidos en todos los países. Control de la política monetaria y supervisión del sistema financiero. La FED, adicionalmente, incluye entre sus mandatos la búsqueda del pleno empleo. Para la primera de las funciones, la más relevante, el Banco Central mantiene el control de las emisiones monetarias, los tipos de interés de referencia, los posibles procesos de compra y venta de títulos de deuda pública, etc. Muchas de estas acciones tienen que ver con las políticas que se desarrollan por parte de los gobiernos, pero la teoría de la independencia del Banco Central respecto al gobierno de turno es de las más asentadas en la doctrina económica. Se busca que la posible irresponsabilidad en el gasto en la que puede incurrir cualquier gobierno en cualquier momento no sea respaldada por su autoridad monetaria, para así frenar inflaciones descontroladas. Qué gobierno no tiraría de la impresora de billetes si pudiera para pagarse todos sus caprichos, empobreciendo de esta manera al país. Separar ambas instituciones y blindar lo máximo posible el Banco Central de las injerencias políticas ha sido uno de los mayores avances institucionales logrados en las últimas décadas. Adicionalmente, desde hace tiempo los economistas saben que una de las principales bazas para luchar contra la inflación es la gestión de las expectativas, es decir, si se hace creer que la política monetaria va a ser estricta y hará lo posible por mantener una tasa, digamos el 2%, lo más probable es que ese valor sea la referencia que se instale en la mente de particulares, empresas y demás agente, anclando las expectativas, que se suele decir, evitando movimientos de todo tipo que puedan alejarnos de él. Es un refuerzo, la credibilidad de la institución y su objetivo manifiesto de inflación, hecho público, contribuyen a saber hasta dónde se puede llegar y qué no se puede traspasar. Esto es difícil de lograr en la práctica, requiere tiempo, suerte, constancia y mucha perspicacia por parte de las autoridades monetarias, que normalmente toman sus decisiones con mucha incertidumbre, muy habitualmente con retardo respecto a la posición real del ciclo económico y con variables de control que son indirectas respecto a las que pretender realmente regular. La política monetaria tiene algo de arte, y por eso acertar con ella es tan difícil. Desde la crisis de 2008 los bancos centrales en occidente se han convertido en salvadores de última instancia de las democracias mediante la puesta en marcha de programas muy polémicos y transgresores, como los QE, criticados por no pocos, y que han solucionado los graves problemas que se pretendían corregir, aunque han generado distorsiones de otro tipo en otros mercados. Su relevancia ha ido creciendo mucho más allá de lo que nunca imaginaron sus titulares o aquellos que establecieron sus reglas básicas de funcionamiento, y en tiempos de deudas públicas crecientes y de costes de financiación disparatados para los erarios públicos, esas instituciones aparecen como jugosas manzanas disponibles para ser merendadas. Ejemplos históricos tanto de décadas pasadas como muy recientes muestran hasta qué punto la toma del poder del gobierno en la autoridad monetaria acaba en todo tipo de desmanes que se traducen en inflaciones disparatadas, empobrecimiento general, crisis y ruina. No se debe jugar con esas cosas.

¿Para qué quiere Trump controlar la FED? Principalmente para que derrumbe los tipos en EEUU y así el gobierno federal se ahorre un pastizal en intereses de la desbocada deuda pública que no deja de crecer. También para dejar claro que él es el que manda y nadie puede estar sin servirle ni complacer sus deseos, y eso de los organismos independientes es algo propio de democracias, no de la visión totalitaria del poder que tiene en su mente. Si Trump logra hacerse con el control de la FED, cosa que me temo acabará sucediendo, nos puede meter a todo el mundo en un monumental problema, porque el dólar es mucho mucho mucho más que la moneda de EEUU.

martes, agosto 26, 2025

Israel usa tácticas rusas en Gaza

Ayer, durante su ataque al hospital Nasser, en Gaza, las IDF de Israel utilizaron una táctica que Rusia ha empleado en numerosas ocasiones en la guerra de Ucrania, destinada a disparar el balance de fallecidos civiles. Se denomina “doble tap” o doble golpe, para entendernos. Se busca primero un objetivo civil, fuera de las líneas de frente de batalla, que cause daños significativos y víctimas, a ser posible más heridos que fallecidos, y se espera a que los servicios médicos o rescatadores acudan al lugar a prestar ayuda a los que allí se encuentran. Es en ese momento, en el de los auxilios, cuando se vuelve a atacar el mismo lugar y se disparan las bajas causadas.

Acciones de este tipo no son muy efectivas en lo que hace a la toma de posiciones, urbanas o de otro tipo, pero sí funcionan muy bien a la hora de conseguir dos objetivos. Matar al máximo número de personas posibles e inocular el miedo irracional entre todos los que sobrevivan. Desde el momento en el que se realiza un acto así, la pregunta que surge en muchos al día siguiente, cuando se vuelve a dar un ataque en otro punto será “¿me están esperando a que vaya a ayudar y erradicarme?” Cruz roja, sanitarios y demás personal de auxilio, así como los medios de comunicación, acuden a cada ataque porque es su obligación, y eso les pone en primera línea en caso de un doble golpe. Decidir no acudir en el rescate de alguien por miedo a ser cazado es un acto racional, sí, pero que viola la humanidad de la profesión sanitaria y deja inermes a los ciudadanos de las zonas atacadas. Es por eso que la crueldad de este tipo de acciones es conocida por todos, y denunciada día tras día por parte no sólo de la población atacada, sino por muchas voces de eso que se llamaba comunidad internacional. Voces que claman en el desierto, porque el atacante sabe de la enorme efectividad, en bajas y en moral, que le reportan este tipo de acciones. Ayer, en el segundo golpe, murieron, entre otras personas, cinco periodistas que acudieron a informar de lo que había sucedido. Ha tenido mala suerte Israel, porque lo que seguramente estaba planificado era que debían morir el mayor número de sanitarios y sin testigos, pero en el ataque de ayer la proporción de informadores muertos es salvaje. Ello ha obligado a los portavoces de las IDF a salir a dar explicaciones, ha decir que se ha cometido un error y que lo investigarán. Estas declaraciones son, obviamente, falsas. El ataque de ayer buscaba provocar la mayor de las carnicerías posibles, y en número lo logró. Era una acción perfectamente planificada, programada y ejecutada, en el amplio sentido de este último término, y se llevó a cabo con el pleno conocimiento y aprobación de los mandos militares de las IDF y de los responsables del gobierno israelí, que son en última instancia los que dirigen la guerra en Gaza. A menos de dos meses del segundo aniversario de los salvajes atentados de Hamas, la venganza ciega y el odio din fin que destila una parte extremista de Israel se ha hecho con el control de la fuerza del país y lo ha convertido en un exterminador en la franja, donde no se distingue de ninguna manera ni a civiles ni a combatientes de Hamas ni nada, sólo se busca la destrucción, el asesinato indiscriminado y la reducción de la población allí asentada a una masa informe que puede ser desplazada, aprisionada, apelmazada y eliminada sin pudor alguno. Las imágenes que llegan todos los días desde allí, sabiendo que la propaganda también está presente en ellas, son bastante claras, y muestran la muerte lenta del pueblo de Gaza y la destrucción de un espacio físico en el que no será posible que nadie habite en mucho tiempo. ¿Cuál es el último fin de las ofensivas de las IDF? No, no es rescatar a los rehenes aún en poder de Hamas, sino salvar el pellejo a un primer ministro, Netanyahu, asediado por casos de corrupción, que ha visto en la guerra la mejor de sus oportunidades para seguir en el poder y eludir su responsabilidad. Si para ello debe cometer crímenes sin cesar, es evidente que está dispuesto a hacerlo sin reparo alguno.

Toda la legitimidad que tenía Israel para responder tras los ataques yihadistas del 7 de octubre hace tiempo que ha quedado sepultada bajo los escombros y cadáveres en Gaza. La nación va camino de ser un paria internacional por el comportamiento extremista de su gobierno, y la crisis social en el país no deja de crecer. Las naciones que defienden a Israel hoy en día se cuentan con los dedos de una mano, y la destrucción de su imagen es total. El fruto sembrado por el islamismo yihadista ha devenido en árbol de odio que se expande por la región y ahoga por completo a la que fue la única democracia de la zona, ahora mismo sometida a un régimen que va camino de arrasarla, civil y legalmente. El desastre es total, absoluto.

lunes, agosto 25, 2025

Enanitos en la Casa Blanca

Como les iba contando el viernes, las cancillerías europeas tuvieron ataques de pánico cuando vieron el resultado de la reunión entre Trump y Putin, sintiéndose con razón amenazadas por el compadreo que mostraban ambos dirigentes. Tras el encuentro en Alaska, Trump citó a Zelensky en Washigton, y esta vez, los países importantes de la UE (obviamente España no estaba entre ellos) coordinaron una respuesta en forma de misión conjunta, para que Zelensky no estuviera solo y no se produjera el patético espectáculo que se dio en su primera reunión en el despacho oval, aquella encerrona indignante.

Así que a Washington viajaron varios de los presidentes de los países de la UE, y la Casa Blanca tuvo que establecer un protocolo de reunión, de tal manera que no consintió que Zelenskey se reuniera con la delegación europea y Trump. Primero sería el encuentro con el presidente ucraniano y luego el de EEUU con todos los europeos, pero la mera presencia de esos dignatarios allí lanzaba un mensaje interesante para todo el que quisiera entenderlo. Desde Europa no se iba a consentir otro acto de insultos hacia Zelensky. En las formas, esta vez, la reunión entre Trump y el presidente ucraniano fue bastante mejor que la vez pasada (cierto, había mucho margen de mejora) y el mero hecho de que Zelensky se pusiera una americana negra fue suficiente para que esta vez el magnate no se empezara a meter con él por su atuendo. El resultado de la reunión es que quedaba en manos de Ucrania tanto la realización de una bilateral con Putin, o una trilateral con Trump presente, y que también quedaba al alcance de Kiev dar por concluida la guerra si aceptaba cesiones. De una manera no disimulada, Trump actuaba como portavoz de las peticiones rusas, si se quiere no con la firmeza expresada por el Kremlin, pero sí con el mismo argumentario basura. Tras las formas, Zelensky se marchó y, al poco, se produjo el encuentro entre los mandatarios europeos y Trump. Hay una foto que recoge ese momento y no se si es ilustrativa de lo que allí se trató, pero si recoge fielmente dónde se encuentra el poder de decisión y dónde la necesidad. En esa escena Trump está sentado en su sillón frente a su escritorio, imagino que con su gesto soberbio habitual, dado que la toma está hecha a la altura de su hombre y no se ve su rostro. Frente a él, Macron, Stammer, Metz, Rutte y unos pocos más observan con cara de preocupación. Es la muestra de sumisión más clara que se ha visto, a los ojos del mundo, de lo que antaño fueron las potencias europeas ante el poder norteamericano, en este caso en relación a la seguridad de nuestro continente. Los presidentes de las naciones de la UE parecen implorar clemencia al emperador, que sin duda sabe ser magnánimo, pero que ofrece su caridad a cuentagotas y en función de quién le adule con la mayor de las convicciones. Hay una estrategia, que han revelado varios de los que trabajan con Trump, que viene a decir que Donald hace caso al último que habla con él, de tal manera que ser el primero es un error y que hay que tratar de cerrar la ronda de conversaciones para que tus argumentos sean los que tengan más peso. En este sentido la idea de los mandatarios de la UE fue buena, acudir allí y ser los que dejasen claras sus opiniones ante Trump después de la cumbre de Alaska y el encuentro con Zelensky, pero está claro que la escena ofreció al mundo una imagen contraproducente, muy cruda, sobre cuál es el papel de la UE y de sus distintas naciones en medio de la guerra de Ucrania y, si me apuran, sobre todo el tablero global. Se ha contrastado en varios medios esa foto con la escena, durante la primera presidencia de Trump, en la que Merkel, junto a otros dignatarios, se encara ante el magnate y, desde una posición altiva, le insta a reconsiderar su postura, en lo que, sino recuerdo mal, eran las primeras disputas comerciales instadas desde el proteccionismo trumpista. Ahora Merkel no está, su acuerdo con Putin no existe y Alemana ve como su PIB cae y su seguridad está en entredicho.

Comparar las dos escenas induce a la melancolía, pero es un ejercicio falso, porque entonces la UE no estaba tan fuerte como la imagen de Merkel parece transmitir. Lo que es seguro es que, desde entonces, nuestra posición económica y de poder se ha deteriorado, y la de EEUU no. El resultado de todos estos encuentros sobre Ucrania, vendidos por no pocos como decisivos, sigue siendo, a día de hoy, el de constantes oleadas de ataques aéreos rusos, muertos a mansalva y una posición norteamericana dudosa, cuando no comprensiva ante las demandas del kremlin. Es lo que tiene que EEUU haya caído en manos de sus, y nuestros, enemigos. El mundo se ha vuelto muy hostil para nosotros.

viernes, agosto 22, 2025

Frivolidad en Alaska

Ayer Rusia lanzó otro enorme ataque sobre suelo ucraniano, usando para ello unos cinco centenares de drones y algunos misiles de distinto tipo. Los principales objetivos fueron zonas civiles, urbes que llevan siendo castigadas sin piedad a lo largo de este verano con ataque más o menos similares en intensidad. En el frente de batalla, se han producido avances rusos, y rupturas de la línea de frente que han permitido a las tropas rusas avanzar en el territorio ocupado. Tampoco se han dado conquistas enormes, ni mucho menos, pero sí avances que han roto la estabilidad que llevaba caracterizando a ese frente desde hace tiempo.

Mientras todo esto sucede, y los ucranianos mueren sin remedio, se ha producido en Alaska la muy esperada cumbre entre Trump y Putin, encuentro improvisado, al estilo de la desastrosa administración estadounidense que padecemos, que ha sido muy poco fructífero en lo que hace a propuestas e indignante en las formas. Había muchas dudas sobre qué iba a salir de ese encuentro y cómo iban a reaccionar los dos personajes al verse, pero lo que nadie esperaba era una recepción por parte de Trump al presidente ruso más propia de un emocionado aficionado que otra cosa. Trump le puso la alfombra roja, le recibió con palmadas, abrazos, sonrisas infinitas, confraternización sin límite y alegría plena. Recordemos que Putin, perseguido por la Corte Penal Internacional, es un dictador en su país y un agresor nato que no disimula en lo más mínimo a la hora de mantener su guerra de invasión en el exterior y sus políticas represivas en casa. Trump le obsequió incluso con un viaje en su coche oficial, el apodado como “la bestia” de tal manera que se podía ver a los dos como viejos amigos compartiendo el recorrido desde la pista de aterrizaje de la base de Anchorage hasta el punto en el que se iba a realizar el encuentro. Sólo estas escenas bastan para darse cuenta de hasta qué punto puede llegar la traición de Trump a occidente y a las libertades que son atacadas en Ucrania. Tras un encuentro de unas tres horas, menos tiempo de lo que se anunciaba, se produjo una rueda de prensa extraña en la que los dos mandatarios aparecieron sentados junto a sus asesores, con caras que lo decían todo. Trump tenía pinta de cansado y, pese a lo que es él, no estaba nada locuaz. Putin exhibía un semblante raro para el, sonriente, graciosillo, poniendo caras ante algunas de las preguntas de los periodistas, haciendo gestos de todo tipo. Se le veía disfrutando, como si del encuentro hubiera quedado claro cuáles son sus posturas y lo que Trump puede hacer para respetarlas y lo que le da igual que haga si pretende alterarlas. Pocas palabras y fin del encuentro sin ninguna conclusión clara, más allá de la confianza vista en el arranque. Para la mayoría de los analistas, la cumbre fue un fracaso para las aspiraciones trumpistas de acabar con la guerra vía cesión del Kremlin. Putin, que ya partía como ganador del encuentro por el mero hecho de que se celebrase, por la rehabilitación pública que eso le suponía, salió de Alaska con una doble sensación de victoria, que las cancillerías europeas no podían ocultar en su lamento. Para Ucrania, el gran tema sobre la mesa, no presente de ninguna manera en el encuentro, sin representante alguno, el resultado de la cumbre fue nefasto, quedando claro que su agresor tiene bastante más elaborada su propuesta y sabe lo que quiere hacer, frente a la indecisión de quien debiera ser su mayor aliado, que no deja de dar bandazos en función de los vaivenes de la pelambrera de Trump. Una cumbre de este tipo requiere mucho trabajo previo, y muy serio, por parte de niveles intermedios de las naciones que se reúnen para garantizar que el encuentro vaya a ser poco más que un par de fotos. Nada de eso se ha producido esta vez, por obra y gracia de la actual negligencia norteamericana, y por ello, el agresor es el único beneficiado de un encuentro que, visto lo visto, mucho mejor que no se hubiera producido.

A partir de ahí se ha especulado sobre posibles altos el fuego, acuerdos de paz, el papel que las “potencias” europeas pueden tener en consolidar una situación de seguridad en Ucrania, una reunión con o sin EEUU en la que sí estuviera Zelensky, etc, pero todo han sido divinas palabras en medio de unos combates constantes y una actitud rusa de troleo general. El Kremlin parece tener controlados los tiempos y la manera en la que se debe negociar con Trump, un fanfarrón arrogante al que ser adulado es lo que más le pone, y Putin, bastante más listo que él, le tiene cogida la medida. Por ahora, en agosto, Rusia ha ganado en todos los frentes posibles, y nosotros vamos perdiendo. El posterior encuentro que se dio en la Casa Blanca entre Trump y los líderes europeos merece un artículo propio, a ver si la semana que viene puede ser.

jueves, agosto 21, 2025

Tecnología incapaz frente al fuego

Si este fuera un país normal, tras conseguir apagar los fuegos, se organizaría un equipo de trabajo para estudiar qué es lo que ha pasado, cuáles han sido las causas, organizar la detención de aquellos que hayan provocado los incendios que no sean fruto del azar, evaluar todo lo que se podía haber hecho semanas y meses antes de que empezaran, redimensionar los efectivos de bomberos y avisos, y empezar a planificar cómo recuperar las zonas afectadas. Tranquilos, no se hará nada de eso. Requiere trabajo y pensar. Sólo tendremos sucia bronca política muy bien alimentada por sandeces vestidas de argumentarios de parte.

Lo que si requiere una pensada profunda, y no sólo aquí, es cómo combatir unos incendios que, en todas partes, adquieren cada vez más unas dimensiones que no son controlables. No hemos pasado la ola de calor más dura e intensa de la historia, por mucho que diga el gobierno, pero no es necesario que eso sea así para que unos cuantos días sostenidos a cuarenta grados hagan que las cosas ardan con sólo mirarlas fijamente. Aquí, en California, en Canadá, las oleadas de incendios crecen y los sistemas de extinción siguen anclados en los mismos métodos que se usaban hace décadas. Mucha intervención humana a pie de tierra y ataques aéreos con helicópteros y aviones anfibios descatalogados que sólo se usan para estos menesteres. Al contrario que otras muchas cosas, el fuego no se ha digitalizado, y las nuevas tecnologías que nos ofrecen todo tipo de comodidades al alcance del dedo apenas son capaces de aportar nada en la extinción de unos fuegos que cogen dimensiones monstruosas. Ya hace años suponía que, con la creciente dimensión del problema, agravada por unos veranos cada vez más largos e intensos, surgirían ideas sobre cómo poder atacar esos frentes de llama de una manera más efectiva, o cómo diseñar sistemas de aviso de alta velocidad que permitan atacar a toda velocidad un fuego nada más iniciarse, con el objeto de que no se descontrole en los primeros instantes, ofreciendo de esta manera una ventana de oportunidad. Pero no, no parece que se haya creado nada por parte de la comunidad científica e ingenieril. Si desde el martes las labores contra el fuego avanzan se debe más a la mejora en las condiciones meteorológicas que a la propia labor de los esforzados que se están dejando la piel frente a las llamas. Si la ola de calor llega a durar una semana más a lo mejor el fuego se apaga cuando llegue al mar, o a un terreno ya yermo en el que nada pueda arder. Contemplar la impotencia de los que se dedican al tema frente a un fenómeno tan destructivo contra el que apenas se puede hacer nada resulta desoladora. Hay gente miles, millones de veces más lista que yo, que seguramente podría crear algún tipo de tecnología o hacer brotar ideas novedosas sobre cómo atacar esos incendios, o al menos la manera de impedir que avancen y contener sus perímetros. ¿No hay sustancias retardantes efectivas que se puedan arrojar sobre aquellas masas boscosas a las que las llamas se acercan para que no ardan? Que tanto satélite y móvil sólo sirva para que llevemos un recuento lo más actualizado y preciso de las dimensiones del desastre resulta descorazonador. Y claro, para que podamos poner corazoncitos en las imágenes de los que luchan contra el fuego o las de los que han perdido sus casas. Y, desde luego, para lanzar insultos a diestro y siniestro y convertir las redes en un remedo sin llamarada del incendio que devora la realidad. Los botoncitos virtuales no ayudan para nada ante un problema que sigue siendo cruelmente analógico. Y, por lo visto, poco rentable.

Tampoco se ha inventado nada para el después. Los cientos de miles de hectáreas arrasadas han liberado toneladas de CO2 a la atmósfera en cantidades ingentes, que estaban almacenadas y ahora ya se han puesto otra vez en el sistema climático, reforzando el proceso de calentamiento global. El terreno tardará décadas en cubrirse de arbolado, porque no se ha inventado nada parecido a una clorofila artificial que permita crear “árboles” que realicen una fotosíntesis artificial pero efectiva. La velocidad de recuperación de los espacios sigue siendo la misma que hace décadas, siglos. Otro enorme problema analógico para el que, por lo que parece, tampoco hay ideas novedosas. No, tampoco debe ser rentable.

miércoles, agosto 20, 2025

Fuegos e ineptos eternos

Me repito hasta la saciedad. He dicho una y mil veces que no hay mayor desastre natural que un incendio forestal, por mucho que otros sean también dañinos y visualmente espectaculares. Nada destruye como un fuego, nada arrasa propiedades, enseres, vidas, infraestructuras y paisaje de una manera tan profunda y duradera como un fuego. Seguimos sin ser conscientes de ello, y lo naturalizamos, lo damos como normal, no castigamos con la dureza requerida a quienes prenden fuego al monte, no hacemos lo que es debido para evitarlos.

La previsión de ola de calor disparatada y larguísima que teníamos para primeros de agosto colocaba sobre la mesa las condiciones necesarias para que se desatasen fuegos, por lo que nadie debiera extrañarse de que se hayan producido. Necesario no es suficiente. Han tenido que jugar las tres variables que se le añaden al calor asfixiante para generar el desastre; la imprudencia, la mala suerte y la maldad delictiva. Las dos primeras son difícilmente evitables, porque errores humanos y desgracias como las provocadas por las tormentas secas son apenas imposibles de evitar. Las terceras, las maldades provocadas por sujetos odiosos que alientan sus fines particulares, económicos o de otro tipo, son las que deben ser perseguidas sin descanso, sin tregua, con el mismo afán desde los despachos judiciales con el que miles de personas se juegan su vida a diario para tratar de parar el avance de las llamas. Tengo por seguro que no se hará, que no conoceremos los partes de detenidos, que no habrá medios de comunicación siguiendo juicios en los que pirómanos son condenados a altas penas de cárcel por el enorme daño causado. No habrá nada de eso, casi seguro. También tengo claro que de este desastre, como de anteriores, como el de la DANA, volveremos a sacar la conclusión de que vivimos en un país disfuncional, un reino de taifas llamadas Comunidades Autónomas que, en general, son bastante incapaces de afrontar situaciones complicadas, y que una vez desbordadas, ni piden la ayuda debida ni, por su puesto, la encuentran en el gobierno nacional, que primero duerme, luego mira de qué color político son las CCAA afectadas y, haciendo unos cálculos sobre los votos que puede ganar o perder, actúa desganadamente para tratar de no chamuscarse. El mismo esquema que vimos en la DANA, en aquel caso con una Generalitat Valenciana inepta y un gobierno central inexistente, se ha visto en estos incendios, con el agravante técnico de que las muertes de la DANA se produjeron, casi todas ellas, durante la tarde noche de la maldita riada, y el destrozo ya era inevitable, pero aquí, afortunadamente sin un número de víctimas tan salvaje, el tiempo es fundamental para actuar y tratar de que un incendio no se convierta en un fenómeno incontrolable. Esos días en los que los que Castilla y León o Galicia no han sido capaces de atajar el fuego y el gobierno central no ha movido un dedo para actuar se han traducido en decenas de miles de hectáreas adicionales arrasadas, en pueblos que han desaparecido. En comarcas enteras convertidas en ceniza, donde antes había poca gente, algunos recursos y mucha riqueza forestal ahora ya no queda nada, ni siquiera casas en las que habitar. Cientos de kilómetros cuadrados donde residían personas mayores, abandonadas, olvidadas, se van a convertir en páramos arrasados donde ya no podrá vivir casi nadie, donde la sombra será inexistente y el recuerdo de un paisaje verde se morirá completamente en apenas pocos años, cuando los lugareños se extingan. El olvido que ya son esas comarcas se ha visto claramente en la incapacidad o indolencia a la hora de actuar contra los fuegos.

Sí, estamos, otra vez, ante un fallo de país, ante una inoperancia institucional y social, ante una batalla entre administraciones, encantadas de haberse conocido y de recaudar tributos, pero que no son capaces de actuar pase lo que pase en sus territorios porque su calculadora de votos es más importante que todo lo demás. El desastre natural es absoluto, el social enorme, el sentimental, para quienes son de allí, eterno. Para el político, regional o nacional, la oportunidad de navajear con lo sucedido vuelve a ser grande, y para el ciudadano común, se reproduce la sensación de asco y de temor, asco ante quienes nos gobiernan y temor por la evidente soledad de cada uno de nosotros ante lo que el futuro depara. Otra vez, hemos fallado como país. Otra vez.

lunes, agosto 04, 2025

Agosto revuelto en los mercados

Fue el viernes 1 un mal día para los mercados. Las bajadas se generalizaron en las bolsas de todo el mundo a medida que la Casa Blanca iba desgranando los punitivos aranceles que se iban a aplicar a naciones, amigas o no, tratadas todas ellas como vulgares formas de extraer recursos. Los casos más llamativos fueron los de Canadá, con un 35% de castigo, y Brasil, con un 50%, la más afectada. En ese caso el disparate de tasa tiene un trasfondo político, y es una forma de chantaje de Trump frente al proceso judicial que vive el expresidente Bolsonaro tras su participación en el asalto golpista que se produjo en Brasilia tras las elecciones que perdió.

No hace falta mucha cosa para generar inestabilidad en agosto, porque es un mes de bajo volumen de movimiento, con muchos operadores ausentes por vacaciones. En un agosto normal las cosas son tibias y los índices sestean en medio de la indiferencia, y luego existe el agosto brusco, en el que se dan fuertes movimientos, amplificados por ese escaso volumen que les comentaba, de tal manera que los sustos son mayores de lo que la realidad puede ser, aunque esto a su vez condicione la realidad. ¿Va a ser este agosto de los revueltos? Si Trump se va de vacaciones y deja de destrozar cosas puede que sí, pero la hiperactividad del personaje amenaza con amargar a más de un inversionista. Los mercados reaccionaron con fuerza al maldito día de abril que Trump bautizó eufemísticamente como el de la liberación, y tras ello se ha producido una recuperación generalizada, junto con una marcha atrás de los trumpistas al ver el daño que estaban haciendo, pero la creencia en que las cotizaciones puedan ser capaces de domesticar al magnate es una idea loable, pero que puede ser errónea. El sujeto es un egocéntrico como los ha habido pocos, y resultados como el nefasto acuerdo comercial con la UE engordan aún más su viciada interpretación de la realidad, y le animan a subir apuestas que puede que luego retire, pero que harán daño en su tramitación. En todo caso, lo que ya todos los operadores del mercado van asimilando, por duro que sea, es que EEUU ha pasado de ser el garante principal de la economía abierta a uno de sus mayores enemigos. Esto es un movimiento sistémico en el conjunto de la economía global, y es algo capaz de generar enormes consecuencias, muchas de las cuales se extienden en el tiempo y espacio de una manera que resulta muy difícil de atisbar. El proceso de globalización, que ha traído el más extenso de los tiempos de crecimiento económico global y que ha sacado a cientos de millones de personas de la pobreza en todo el planeta se enfrenta a la posibilidad de ser cercenado por uno de los países que más se ha beneficiado del mismo, aunque algunas partes de su población se haya visto perjudicada por deslocalizaciones productivas. En la industria EEUU ha perdido grandes empresas y empleos, y ahí está una de las fuerzas reactivas que han llevado a Trump a la presidencia, pero en la economía de servicios dominante las empresas de EEUU no son las líderes, no, son casi un monopolio absoluto que no tiene competidor significativo. Si no se lo creen, echen un vistazo al software que corre en su ordenador, en su móvil, las plataformas televisivas que observa, y haga recuento de la procedencia de las empresas que desarrollan todo eso. Con suerte encontrará una que no es de EEUU. Pues bien, si desde el centro del sistema económico global se decide lanzar un pulso contra el resto del mundo, es probable que las consecuencias no sean buenas para nadie. Las guerras comerciales se pierden por todas las partes, sí o sí, porque suponen un incremento de costes, una generación de ineficiencias, la creación de sectores subsidiados que viven del presupuesto público y un montón de cosas más que son frenos al crecimiento e innovación. Por encima de todo, las guerras comerciales son una enorme estupidez.

Embarcados como estamos en una, sufriremos sus consecuencias. No tanto Trump y su camarilla, como sí usted, yo, y el consumidor norteamericano, que vamos a ver como los precios de los bienes que adquirimos suben porque los costes de la cadena productiva no hacen sino crecer al introducirse ineficiencias en forma de aranceles. Las empresas se enfrentan a nuevas restricciones globales y deberán adaptar inversiones, cancelando algunas, redirigiendo otras, perdiendo esfuerzos duramente ganados. Se ha puesto en marcha un freno al crecimiento global que nos perjudicará a todos. Y eso es bastante más serio que un agosto movido en bolsa.

Subo a Elorrio un par de semanas, a pasar algo menos de calor allí. Descansen, pásenlo bien, y si no pasa nada raro, nos leemos el próximo miércoles 20.

viernes, agosto 01, 2025

El ciclo económico sigue subiendo

Agosto, mes de vacaciones, la gente que aún no lo ha hecho huye de sus localidades buscando un descanso, que a veces encuentra y otras no. En todo caso, seguro, se van a topar con precios más caros que el año pasado, porque la inflación no acaba de ser controlada del todo. El último dato nacional, el indicador adelantado de julio del INE, se dispara hasta el 2,7%, por los mayores costes eléctricos (evitar apagones por la mala gestión de REDEIA sale caro sí o sí) y el disparo tanto de los productos frescos como todo lo relacionado con el ocio y vacaciones. Creo que los hoteles nunca han estado más caros que ahora, y esa frase se puede asociar a un montón de productos asociados al ocio.

Pero el ciclo económico sigue al alza y los últimos datos muestran que nuestro país es de los que más crece en un entorno complicado. Ya se conocen los datos de incremento del PIB del segundo trimestre del año en la UE. En su conjunto, el área euro ha crecido un pírrico 0,1%, hemos logrado salir del estancamiento, pero por los pelos. Tras un primer trimestre que fue bastante más positivo, este deja una sensación de frenazo. De entre las cuatro grandes economías de la eurozona, somos nosotros los que más crecemos, con un 0,7%, y Francia, dato que ha sorprendido, también se apunta un incremento del 0,3%, aunque en este caso se ha detectado una acumulación de inventarios que puede suponer que parte de esa subida sea un tanto espejismo. Por el contrario, Alemania e Italia comparten registro, con una bajada del 0,1%. Sí, dato negativo. No ha sorprendido el dato de Italia, que permanece dando tumbos arriba y abajo del 0% desde hace mucho, sin conseguir salir de una especie de estancamiento perpetuo. Sí se esperaba que Alemania consiguiera mantener un suave ascenso, pero no ha sido así, y ella, y su obvio gran peso en la UE, es la causante principal de que el dato global sea tan flojo. En España los impulsores del crecimiento en este trimestre han sido más los factores internos que los externos. El contexto internacional de dudas comerciales, gracias a los disparates de Trump, ha hecho que hayan disminuido los aportes del sector exterior, que han sido compensado por un crecimiento de la inversión nacional y del consumo privado. El consumo público también se ha frenado. Sigue el incremento constante de la población, con ganancias netas que se acercan al centenar de miles cada trimestre, de tal manera que suponen un incremento del PIB por el mero hecho de la agregación de más factores. El empleo está en máximos históricos, lo que es coherente con datos de población que superan claramente ya la cifra de los 49 millones de habitantes, y el dinamismo en la creación de empresas y negocios se mantiene. Aún es pronto para hacerse una idea de cómo evoluciona la temporada turística, pero durante el primer semestre del año se han batido récords de entradas de turistas, de pernoctaciones, de ingresos y de todo tipo de variables. Las proyecciones que situaban como posible la cifra de los 100 millones de visitantes durante este año 2025 siguen consolidándose, y a la vez que crecen las protestas y problemas en destinos donde la capacidad de absorción de visitantes se encuentra ya al límite, las cifras macro muestran un incremento sostenido de los ingresos en ese sector. Lo que antes les comentaba de los hoteles y demás servicios turísticos carísimos se conjugan en apariencia algo absurda, con una demanda desatada que lo llena todo. El turismo internacional, de mayor poder adquisitivo, desplaza al nacional en numerosos destinos, especialmente en islas y costa, de tal manera que para la clase media española una semana en el Caribe puede resultar bastante más barata que cuatro días en Mallorca. Es lo que tiene que el ciclo suba, genera tensiones en la oferta y demanda de los sectores más dinámicos y no todas las rentas crecen al ritmo debido para soportar esa presión.

Esto, el que las rentas no suban acorde a los precios y la carestía de la vida, el que la renta per cápita del país se mantenga casi estacionaria desde momentos anteriores al reventón de la burbuja, es lo que genera esa sensación que existe en la calle de que la economía puede crecer, pero los saldos de mi cartera no. Y en muchos sentidos, no todos, es una sensación correcta. La productividad apenas ha crecido en estos últimos años y la economía del país tira con muchas de las disfuncionalidades del pasado corregidas (como el disparate de deuda privada preburbuja) y la competitividad internacional reforzada, pero con bajos ingresos para la gran mayoría de nosotros. La factura del supermercado sí que crece más que el PIB, por así decirlo.