viernes, agosto 01, 2025

El ciclo económico sigue subiendo

Agosto, mes de vacaciones, la gente que aún no lo ha hecho huye de sus localidades buscando un descanso, que a veces encuentra y otras no. En todo caso, seguro, se van a topar con precios más caros que el año pasado, porque la inflación no acaba de ser controlada del todo. El último dato nacional, el indicador adelantado de julio del INE, se dispara hasta el 2,7%, por los mayores costes eléctricos (evitar apagones por la mala gestión de REDEIA sale caro sí o sí) y el disparo tanto de los productos frescos como todo lo relacionado con el ocio y vacaciones. Creo que los hoteles nunca han estado más caros que ahora, y esa frase se puede asociar a un montón de productos asociados al ocio.

Pero el ciclo económico sigue al alza y los últimos datos muestran que nuestro país es de los que más crece en un entorno complicado. Ya se conocen los datos de incremento del PIB del segundo trimestre del año en la UE. En su conjunto, el área euro ha crecido un pírrico 0,1%, hemos logrado salir del estancamiento, pero por los pelos. Tras un primer trimestre que fue bastante más positivo, este deja una sensación de frenazo. De entre las cuatro grandes economías de la eurozona, somos nosotros los que más crecemos, con un 0,7%, y Francia, dato que ha sorprendido, también se apunta un incremento del 0,3%, aunque en este caso se ha detectado una acumulación de inventarios que puede suponer que parte de esa subida sea un tanto espejismo. Por el contrario, Alemania e Italia comparten registro, con una bajada del 0,1%. Sí, dato negativo. No ha sorprendido el dato de Italia, que permanece dando tumbos arriba y abajo del 0% desde hace mucho, sin conseguir salir de una especie de estancamiento perpetuo. Sí se esperaba que Alemania consiguiera mantener un suave ascenso, pero no ha sido así, y ella, y su obvio gran peso en la UE, es la causante principal de que el dato global sea tan flojo. En España los impulsores del crecimiento en este trimestre han sido más los factores internos que los externos. El contexto internacional de dudas comerciales, gracias a los disparates de Trump, ha hecho que hayan disminuido los aportes del sector exterior, que han sido compensado por un crecimiento de la inversión nacional y del consumo privado. El consumo público también se ha frenado. Sigue el incremento constante de la población, con ganancias netas que se acercan al centenar de miles cada trimestre, de tal manera que suponen un incremento del PIB por el mero hecho de la agregación de más factores. El empleo está en máximos históricos, lo que es coherente con datos de población que superan claramente ya la cifra de los 49 millones de habitantes, y el dinamismo en la creación de empresas y negocios se mantiene. Aún es pronto para hacerse una idea de cómo evoluciona la temporada turística, pero durante el primer semestre del año se han batido récords de entradas de turistas, de pernoctaciones, de ingresos y de todo tipo de variables. Las proyecciones que situaban como posible la cifra de los 100 millones de visitantes durante este año 2025 siguen consolidándose, y a la vez que crecen las protestas y problemas en destinos donde la capacidad de absorción de visitantes se encuentra ya al límite, las cifras macro muestran un incremento sostenido de los ingresos en ese sector. Lo que antes les comentaba de los hoteles y demás servicios turísticos carísimos se conjugan en apariencia algo absurda, con una demanda desatada que lo llena todo. El turismo internacional, de mayor poder adquisitivo, desplaza al nacional en numerosos destinos, especialmente en islas y costa, de tal manera que para la clase media española una semana en el Caribe puede resultar bastante más barata que cuatro días en Mallorca. Es lo que tiene que el ciclo suba, genera tensiones en la oferta y demanda de los sectores más dinámicos y no todas las rentas crecen al ritmo debido para soportar esa presión.

Esto, el que las rentas no suban acorde a los precios y la carestía de la vida, el que la renta per cápita del país se mantenga casi estacionaria desde momentos anteriores al reventón de la burbuja, es lo que genera esa sensación que existe en la calle de que la economía puede crecer, pero los saldos de mi cartera no. Y en muchos sentidos, no todos, es una sensación correcta. La productividad apenas ha crecido en estos últimos años y la economía del país tira con muchas de las disfuncionalidades del pasado corregidas (como el disparate de deuda privada preburbuja) y la competitividad internacional reforzada, pero con bajos ingresos para la gran mayoría de nosotros. La factura del supermercado sí que crece más que el PIB, por así decirlo.

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