Reconozco que ayer, cuando ví la noticia, me costó darle crédito. No me refiero al record del IBEX 35 ni a nada relacionado con el descubrimiento de inteligencia en la clase política, no. La antigua teniente de alcalde de Marbella, Isabel García Marcos, se ha reincorporado a su puesto como inspectora médica de la Junta de Andalucía. Toma ya. Resulta que la pájara en cuestión disfrutaba de una especie de excedencia para poder ocupar el cargo público (es un decir) en el Ayuntamiento de Marbella, y ahora que ha salido de la cárcel ha pedido reincorporarse, porque ahora no tiene trabajo. Que se sepa tampoco lo tenía antes y no creo que lo haya echado en falta.
No se si fue está individua o al ex alcaldesa, Marisol Gayüe, la de la frase aquella de que yo papel que hago papel que cobro. Pues mira que como se ponga a hacer recetas..... Imaginaros la escena. Va uno al médico con una inflamación y necesitas un calmante. Va Isabel y te firma la receta y, llegado el caso, el volante para poder ir al ambulatorio u hospital más cercano para que te hagan una revisión. Te levantas de la silla y se pone ella muy sería pasándote una factura por tres impresos, por importe de muchos euros. Tu te quedas aterrado, no sólo por la estafa, sino porque sólo te ha hecho dos, y ella, muy seria, te responde “La factura es otro impreso, y yo papel que hago papel que cobro”. Menos mal que no trabaja en una copistería o una imprenta, o no se dedica ala confección de los listines de las Páginas Amarillas, que sino las máquinas del Banco Central Europeo no daban abasto para alimentar los cobros que iba a cargar por hoja editada. Además, en su puesto de inspectora, la tunante de ella podrá inspeccionar, claro, y de paso llevarse una comisión de aupa, dado que entre otras cosas a lo mejor debe incluso redactar informes, y, conociéndola, seguro que los hace en Arial 14 a triple espacio, con muchas negritas, mayúsculas y con amplios márgenes, para que el número de hojas se dispare, todo envuelto en portadas y contraportadas varias, y plastificadas, que la hoja recortada, impresa o no, tiene un valor incalculable (pare ella, claro).
Y ahora, un poco en serio, no lo entiendo. No comprendo como nadie se ha levantado a protestar por la vergonzosa, humillante y ladrona actitud de la Junta de Andalucía, que readmite a una delincuente convicta y confesa. Esta mujer, y muchos otros de la llamada Operación Malaya, y es mi opinión, merecen pasar el resto de sus días en la cárcel, y morirse en ella, para escarmiento, por ser no sólo unos ladrones, sino unos sinvergüenzas y mentirosos, que se creen presos políticos, y que viven de robar a los ciudadanos y de las exclusivas que las televisiones les pagan (antes de un mes esta tía estará en todas las televisiones). Parece que lo más útil en este país es robar lo que puedas, cuanto más mejor, porque luego encima el gobierno, con nuestro dinero, te premia. Alguien de la junta debiera dar explicaciones, a ser posible con poca ropa y en plaza pública, para así poder recibir tomatazos y objetos varios. Este triste país no tiene remedio.
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