Como siempre es bueno tener un enemigo público número uno, en este caso en el mundo económico, Jean Claude Trichet ha ocupado el cetro que durante años domino Alan Greenspan sin sombra de duda. Cada vez que habla tiemblan las bolsas y nuestros bolsillos. Tres creo yo son los factores inmediatos donde los ciudadanos de corrientes como yo (no así usted, amable lector, mimbro de una élite sin duda alguna) notamos directamente la crisis. En la cesta de la compra, sobre todo en alimentación, en las gasolineras y en las hipotecas. Dado que no compro mucha comida ni tengo coche, hablemos del Euríbor.
Cuando firmé mi hipoteca el 30 de Marzo de 2004 el mercado inmobiliario estaba en medio de una vorágine que sólo podemos describir los que la hemos sufrido. Veías los pisos a todo correr, porque había colas de compradores, y tardabas menos en escogerlos que en decidirte por una camisa de rayas o sin dibujos. Los tipos estaban bajos y, gran novedad respecto a ahora, quietos. El presidente del Banco Central Europeo, el BCE, era un señor llamado Win Duisenberg, hombre que murió hace tres años ahogado en una piscina, y que poseía una canosa y muy poblada cabellera. Su sustituto, el francés Trichet, cogió las riendas de la institución a las puertas del desplome inmobiliario norteamericano, el disparadero de los precios del petróleo y la escasez de materias primas alimentarías, ingredientes principales del indigesto cóctel que nos estamos tragando a pelo. Frente a una laxa y agresiva política de la Reserva Federal norteamericana, la FED, que ha bajado tipos como si de unas rebajas de verano fuesen, el BCE se ha mantenido firme en sus posiciones, e incluso ayer Trichet anunció que no descarta una próxima subida de tipos. Sus palabras fueron hielo para la bolsa, que sino cayó más fue porque en Wall Street pasaron una alegre mañana de Junio de compras y fiesta. Y encima lo peor es que, ahora alguno se va a acordar de mi y mi familia más próxima, creo que Trichet tiene razón. La inflación en la zona euro está creciendo más de lo debido, y si la FDE tiene en sus estatutos que el crecimiento es lo prioritario, el BCE tiene a la inflación como referente obligado. El gran problema que va a generar esta subida de tipos es que, como no existe una convergencia real entre las economías europeas (España no es Alemania, no) serían deseable políticas de tipos distintas por país. Por fijarnos sólo en la óptica local, durante estos últimos años hemos disfrutado en España de tipos demasiado bajos para nuestra economía, lo que han provocado (junto con otras cosas) el crecimiento que hemos vivido. Ahora los vamos a tener más altos de lo que nos vendría bien, lo que va a hacer que la contracción del crédito sea más brusca y rápida de lo necesaria. En esta montaña rusa, tras subir las pendientes, nos toca despeñarnos
Precioso, dirá alguno, y eso en qué me ayuda en mi hipoteca???? Pues en nada, la verdad, ni en la mía ni en la de nadie. Ayer el Euribor seguía por encima del 5%, y más que subirá. Probablemente ese ascenso se coma en intereses la cancelación que tengo previsto hacer a final de año, y en ese momento de amor y paz navideño me acordaré del muérdago y se me pondrá una cara de Scrogge cuando vea como la cuota mensual sube pese a haber aportado, y sentiré una desaceleración muy pronunciada en mi cuenta corriente, tanta como si me estampara contar una pared, como si me diesen 400 golpes, pero sin el estilo y arte de Truffaut, claro.
El Lunes me lo tomo festivo, así que no habrá entrada. Hasta el Martes
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