martes, septiembre 05, 2017

Mal dato de empleo en Agosto

Normalmente en agosto sube el paro. La superación de la punta del verano, y con ella el fin de numerosos contratos temporales provocan que a finales de mes muchos se apunten a las listas del antiguo INEM. Normalmente el último día de ese mes recoge cifras de destrucción de empleo salvajes, aunque nunca como en el presente año, en el que un cuarto de millón de empleos se volatilizaron el 31, en una operación retorno al desempleo nada escalonada. Las cifras de contratación son tan elevadas como volátiles, síntoma de una precariedad en el empleo, asociada a los tradicionales contratos veraniegos, que va a más.

Teniendo en cuenta todos estos factores, aun así el dato de agosto es malo. Supone el peor registro desde 2008 y rompe una racha de creación de empleo que duraba ya muchos meses. ¿Estamos ante un dato anómalo o algo más?. Es esta una pregunta importante y muy difícil de contestar a corto plazo. Habrá que esperar a los próximos meses para ver si agosto ha sido “raro” o supone un cambio de tendencia. Hay tres factores específicos que han jugado contra el sector turístico en este mes. Uno es el atentado de Barcelona, minimizados sus efectos por parte de todos aquellos implicados en el sector, pero que ha supuesto la noticia mundial del mes y que, desde luego, no viene bien para nada. ¿Ha provocado el atentado cancelaciones? Parece que no, pero está por ver si ha creado una sensación propicia para que algunos que iban a venir no lo hagan. Este es otro de esos aspectos que habrá que estudiar en detalle, a sabiendas que destinos como París, cierto es que ante ataque más salvajes y continuados, sí se vieron resentidos. Otro factor particular ha sido el temporal de lluvias y tormentas que la última semana de agosto ha caído sobre el levante español, que quizás haya animado a más de uno a adelantar la vuelta a casa, sobre todo los que poseen segundas residencias y pueden hacer los viajes de ida y vuelta cuando les plazca, dentro de su periodo vacacional. El tercer factor que puede haber jugado en contra es la apreciación del euro, que está disparado, y que bordea los 1,2 dólares. Es evidente que esto no afecta al turismo intracomunitario, pero sí hace daño, y mucho, al turismo británico, uno de nuestros principales mercados. una libra baja respecto al euro implica un encarecimiento de las vacaciones, en cierta manera no previsto ante la velocidad de subida del tipo de cambio, y puede haber reducido no tanto la llegada de británicos (eso puede que se de en los próximos meses si el cambio se mantiene) como el gasto de los mismos, que se habrá visto mermado cada vez que hayan cambiado sus libras por escasos euros. Para otros visitantes, como norteamericanos y asiáticos, el efecto del euro fuerte es igualmente doloroso, y afectará de una manera no prevista, dado que en los modelos de muchos agentes no se encontraba esta subida del tipo de cambio, que ha sido tan intensa como rápida. La conjunción de estos tres factores puede explicar una cierta atonía en el mes y, como resultado, un frenazo del sector turístico, provocando por tanto un desempleo mayor del previsto. Cuanto más peso tengan los factores atípicos (tiempo y atentados) más probable es que estemos ante un dato anómalo que ante otra cosa. Pero la pregunta inicial sigue ahí, y la posible causa de fondo también. ¿Hemos llegado al techo de la velocidad de crecimiento económico? Tras numerosas revisiones al alza del PIB, ¿hemos alcanzado la máxima velocidad de crecimiento y hemos soltado el acelerador? ¿Fue el segundo trimestre de este año, con el 0,9% de subida, el mejor? Bien pudiera ser que sí. En ese caso agosto no sería tan atípico, sino el primero de una serie de meses que reflejasen una reducción del ritmo de crecimiento.


Hay datos de ventas minoristas, de compras de coches y otro tipo de indicadores que señalan, en efecto, un freno en la demanda interna, un parón, lógico por otra parte tras muchos meses de subida por encima de lo previsto. Gran parte de la demanda embalsada tras la crisis, que esperaba a una mejor coyuntura, ya ha salido y ha sido satisfecha, y con una vuelta a las tasas de ahorro muy bajas y con la moderación salarial extendida, el consumo privado no va a poder aportar al PIB mucho más de lo que ya lo hace. Los datos de este cuatrimestre serán determinantes para saber dónde estamos. Es seguro que el año acabará con un crecimiento en el entorno del 3%, lo cual está muy bien, pero que 2018 verá un ritmo de subida menor, cosa que ya se preveía, empieza a tomar cuerpo.

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