lunes, septiembre 30, 2019

Unamuno, Franco y Amenábar


El sábado fui a ver “Mientras dure la guerra” la última película de Alejandro Amenábar. Antes que nada quiero destacar que me gustó mucho, y que me parece un ejercicio ecuánime a la hora de retratar la destrucción de un país y sociedad, asaltado por fuerzas del odio que se desataron, sobre España y Europa, en la primera parte del maldito siglo XX. Quizás el mayor error de la película es la absurda promoción que le han hecho algunos de los que han trabajado en ella, sobre la vigencia del franquismo en nuestra sociedad. Esas declaraciones, equivocadas, pueden restar apetencia por ir a verla, pero no se dejen llevar por ellas. Es un trabajo muy recomendable.

El mítico episodio del paraninfo de la universidad del 12 de octubre de 1936 es el colofón, la meta de una historia que empieza en Salamanca el 19 de julio, un día después del golpe de estado, cuando tropas insurrectas, aún no franquistas, se apostan en la plaza mayor de la ciudad y decretan el estado de guerra. Esos casi tres meses que se relatan se cuentan desde la óptica de Unamuno, personaje central de la película, que contempla con ilusión la revuelta militar, porque cree que es la única manera de que la república, que él ha defendido con pasión, sea salvada de la deriva sangrienta en la que se encuentra sumida. Desde un plano civil y personal, la vida de Unamuno es el eje de toda la historia, y se cruzan tanto sus actos sociales en una ciudad en la que se le admira y respeta como las escenas del hogar en el que las hijas y su nieto son tan protagonistas como la ausencia de su mujer, ya fallecida. A medida que avanzan los días Unamuno va descubriendo como lo que parecía una asonada militar de las muchas que había habido en España en las décadas pasadas empieza a transformarse en una guerra absoluta, y que la pretensión de salvar a la república no es sino una quimera. La violencia se acerca cada vez más a su entorno de trabajo y amistad, y llega un momento en el que irrumpe por completo y lo destroza. Tan genial como cabezota, el bilbaíno universal que era Don Miguel se niega a reconocer al monstruo que tiene delante, no es capaz de asumir su presencia, hace todo lo posible para eludir la realidad que poco a poco se convierte en sombra permanente, pero descubre con angustia que no puede escapar. Adulado por los militares que han dado la asonada, es requerido para prestarles apoyo moral y presencia que les sirva para justificar su alzamiento, y Don Miguel, en un principio acomodado, va pasando cada vez más a una fase de repulsión en la no puede sino llorar al asumir que todo por lo que ha luchado, por lo que ha dado su vida, se hunde en las tinieblas. La literatura, la lengua, la voz discrepante, la libertad de cátedra, la libertad absoluta de ser y pensar que domina por completo su existencia, y por la que todo lo ha sacrificado, se pierde en el marasmo de la violencia y el fanatismo. Ese “muera la inteligencia” que proclama más de una vez Millán-Astray, encarnado como un fanático e inteligente gestor de tropas, que también será manipulado por otros a su antojo, resuena cada vez más en la película como una amenaza personal al propio Unamuno. La desaparición y posterior asesinato de algunos amigos de su círculo más íntimo lo sumen en el desconsuelo, el llanto y la pena total. Sólo su fracaso es comparable a la tristeza que le embarga, y poco a poco se da cuenta de que la universidad, su casa, su ciudad, no son sino trampantojos de una prisión que se cierra inexorablemente sobre su vida. El prestigio que posee es la salvaguarda que le mantiene vivo y, tarde, así lo entiende, pero también asume que lo que le queda de vida es un penar, tanto en el sentido de llanto como en el de condena. Cuando llega ese 12 de octubre lo que él pensaba que era una oportunidad de redimir al régimen que defendió ya es una cárcel mental para muchos españoles, y una máquina de matar a muchos otros. Acude al acto del paraninfo no queriendo hablar, para no meterse en líos, pero lo que allí oye le indigna, y desde su templo, su lugar del saber, improvisa unas notas, que no se sabrán nunca con exactitud, pero en las que “vencer no es convencer” estarán presentes. Sale vivo de milagro de esa escena para volver a su casa, donde vivirá recluido, bajo un arresto civil, hasta que muera el 31 de diciembre de ese año.

Una trama paralela de la película, y de ahí la puntualización que señalaba al no denominar aún como franquistas a las tropas que toman Salamanca, es la de la consolidación de Franco como el líder de la revuelta, en un proceso que tuvo bastante de improvisación, dudas, suerte y caos. Se ve a un franco serio, taimado, que duda, que ambiciona el poder pero que saber que no lo tiene, y que poco a poco se da cuenta de cómo crear una línea de propaganda y pensamiento que pueda consolidar sus movimientos y le permitan movilizar a parte de la sociedad en lo que empieza a planificar como una cruzada. La desgracia de Unamuno es una más de las suertes de un Franco que, ni por asomo, imaginaba las décadas que le esperaban por delante.

viernes, septiembre 27, 2019

China sigue construyendo a lo loco


Esta semana se inaugura la nueva terminal del nuevo aeropuerto de Beijing Daxin. Situado a 46 kilómetros al sur de la plaza de Tiananmen, la instalación consiste en un único edificio, que se convierte en la terminal más grande del mundo, con forma de estrella de mar, con cinco brazos que se extienden medio kilómetro desde su núcleo central. Diseñado por la fallecida arquitecta Zara Hadid, muestra desde el aire unas formas orgánicas a la vez que futuristas, que se realzan en su interior, de un blanco impoluto. Se prevé que de servicio a decenas de millones de usuarios y complemente al enorme, y camino de saturación, aeropuerto internacional de la ciudad, sito al noreste.

Un edificio de este tipo está asociado a cifras mastodónticas, tanto de variables de obra como financieras, y la tendencia a expresarlo todo en la unidad internacional de medida, el campo de fútbol, es tan tentadora como carente de sentido cuando esas unidades se cuentas por muchos millares, pero hay una cifra que es la que me parece más reveladora de todas ellas, y se mide en tiempo. El aeropuerto empezó a construirse en 2016, y tres años después, repitos, tres años después, se inaugura. Los mies de metros cúbicos de hormigón, los miles de millones de euros de presupuesto, los intuyo miles y miles de empleados que han trabajado para levantar semejante mastodonte y toda su infraestructura apenas son anécdotas frente a la velocidad, inaudita, con la que todo el complejo se ha erigido. En lo que lleva construir un bloque de pisos se ha construido en China la mayor terminal aeroportuaria del mundo. El reto logístico es descomunal, pero aún más lo es la fuerza de voluntad y la determinación que han mostrado las autoridades y todos los implicados en un proyecto semejante. Y pongo a las autoridades delante no por casualidad, sino porque el régimen chino es el que dictamina qué se construye, cómo, cuándo y para qué. Y el resultado asombra. Uno observa imágenes por internet de lo que eran las ciudades chinas hace veinticinco años y lo que son ahora y el cambio es tan radical que parece imposible que haya sucedido, pero es que esa misma sensación se obtiene contemplando escenas de centros urbanos de hace cinco años respecto a hoy. Bosques de rascacielos surgidos de la nada ocupan terrenos que hasta hace apenas unos instantes no eran sino conjuntos de casas bajas, allí donde existían edificaciones. El mapa del gigante asiático está lleno de urbes de nombres que nos son completamente desconocidos pero que dejan, en población y edificios, convertidas a las capitales europeas en pequeñas villas rurales. Y eso por no hablar de megalópolis como la propia Beijing, Shanghái, Xenxen y otras, cuyos habitantes se sitúan ampliamente por encima de los 15 millones de habitantes y cuyos centros de negocio urbano ya no compiten con los occidentales, sino que simplemente los rebasan sin pudor alguno. Apenas Nueva York o Tokyo son capaces de compararse con la imagen de esas megalópolis chinas. Cierto es que los niveles de renta de nuestras ciudades están a una altura comparable a la de sus rascacielos y los suyos son como nuestras tramas urbanas, pero ese diferencial también se acorta día a día. Pero es que si uno se sale de las ciudades comprueba que China ya comienza a poseer los récords mundiales de edificación en todo tipo de infraestructuras. Presas, puentes, túneles, kilómetros de alta velocidad…. Se puede coger cualquier clasificación y los puestos que hasta hace poco estaban bastante ocupados por los países europeos y copados por EEUU son ahora pasto de los chinos, encontrándose lugares desconocidos. Por ejemplo ¿les suena el nombre de Guizhou? Quizás no, a mi hasta ayer nada de nada. Pues en esa provincia se acaba de inaugurar el puente sito en el lugar más alto del mundo y que cruza el valle más alto, con más de quinientos metros de caída desde su vano atirantado. Otra joya de la ingeniería que ha recibido un montón de premios y se suma a los muchos récords que caen del lado chino. Poco a poco estas clasificaciones serán, todas ellas, dominadas por infraestructuras de esa nación.

Estos datos dicen muchas cosas, pero una de ellas, y de las más relevantes, es que el poderío de China como nación y economía no deja de crecer con el tiempo, y su primacía mundial empieza a ser no ya un juego de rivalidad con EEUU, sino otra clasificación que se decanta de su lado. Cierto es que son serios y profundos los problemas económicos, conocidos y no, que se viven en aquel país, pero su crecimiento no cesa, y si en tres años es capaz de hacer el edificio que inaugura hoy, en diez no quiero imaginar lo que puede alcanzar, y lo poco que las viejas y escleróticas naciones europeas podemos hacer para resentir semejante empuje. Da para pensar.

jueves, septiembre 26, 2019

Trump y la trama ucraniana


Desde su llegada a la Casa Blanca, la posibilidad de que se lleva a cabo un “impeachment” ha estado muy presente en todo lo relacionado con Trump. Se han buscado todo tipo de causas, financieras y políticas, y alguna han llegado tan lejos como la investigación de la trama rusa en las elecciones de 2016, que contó con un fiscal especial para estudiar todo el proceso. Sin embargo, pese a que basta con analizar cada uno de los episodios de la vida privada y pública del personaje para encontrar sospechas de corrupción, nunca estas acusaciones han pasado a más. Nunca, hasta ahora, con la trama ucraniana.

El asunto ucraniano tiene un poco de todo, y se presenta apenas a un año de las próximas elecciones presidenciales, lo que lo hace aún más potente para ser utilizado por los dos partidos como arma arrojadiza. Simplificando las cosas, se acusa a Trump de haber presionado al nuevo presidente de Ucrania, el cómico Zelensky, con bloquearle ayuda financiera y militar norteamericana ya comprometida si no investigaba y encontraba pruebas de corrupción en los negocios que desarrollaba en aquel país uno de los hijos de Joe Biden, el que fuera vicepresidente con Obama y hoy en día serio aspirante a conseguir la nominación republicana para las presidenciales del año que viene. Hay conversaciones telefónicas, cuyas transcripciones se conocieron ayer, que dejan en bastante mal lugar a Trump y siembran una profunda sospecha sobre qué es lo que quería hacer el presidente y hasta qué punto puso por encima sus intereses personales y de partido frente a los de la nación. El caso es potente, tiene todos los ingredientes necesarios para que pueda salir adelante y, potencialmente, puede ser muy lesivo para los republicanos. Como les decía antes, llenos de ganas de iniciar el procedimiento desde el inicio de esta presidencia, los demócratas finalmente han arrancado ese proceso que tiene la palabreja anglosajona larga, que pudiera traducirse más o menos como de destitución. Es un juicio político que realizan las cámaras (representantes y senado) y que exige mayorías reforzadas en ambas para, si se prueba y demuestra la realización de los delitos de los que se acusa al presidente, sea aprobado por ellas la destitución de la persona que ocupa el cargo. Como verán, existan esos delitos o no, no hay tribunales de por medio que los juzguen sino hemiciclos, reuniones de parlamentarios, por lo que es la composición de la mayoría en esas cámaras las que determina que una acusación y proceso de este tipo salga delante o no. Los demócratas tienen suficientes votos en la cámara de representantes para iniciar el proceso, que es en lo que están ahora, en la recluta de votos, pero no tiene las mayorías necesarias ni en esa cámara ni en el senado para que las resoluciones de destitución puedan ser aprobadas. Haría falta que no uno ni dos, sino varios republicanos de ambas cámaras cambiasen el sentido de su voto para que prosperase algo así, y pedir un acto semejante a un año de las elecciones resulta, cuando menos, utópico. Es por ello que, con alta probabilidad, el “impeachment” no salga adelante, pero a buen seguro va a monopolizar el intenso debate de la eterna precampaña electoral presidencial, que dura aproximadamente un año. Para los demócratas es una pieza clave para movilizar a los suyos y tratar de convencer a los contrarios de la nefasta figura que es Trump para la presidencia e imagen de los EEUU. Para los republicanos, este procedimiento supone evidenciar la caza de brujas a la que se refieren constantemente cuando hablan de los intentos de la prensa y grupos opositores de culpar al presidente de todos los males y delitos posibles. Su estrategia pasa por hacerse la víctima ofendida de una campaña de acoso injusta y falsa, como todas las anteriores, y volver a insistir en el discurso del voto del pueblo frente a las orgullosas élites que no aceptan que Trump haya roto su ecosistema. Ambas visiones se enfrentarán a cara de perro hasta noviembre del año que viene y de cómo exploten la situación, y del juego que el caso de, dependerá en gran parte el resultado electoral.

Lo que nos dice la experiencia sobre procesos similares anteriores es confuso. Dos son los casos más estudiados en el pasado, ninguno de ellos acabó suponiendo la destitución presidencial, pero tuvieron efectos dispares en la valoración del presidente. A Nixon le supuso un gran dolor de cabeza y consiguió que las encuestas, que siempre le sonrieron, le abandonaron. Clinton, envuelto en el caso Lewinsky, vio como las encuestas le favorecieron al final de aquel cómico y algo escatológico asunto, haciendo valer el victimismo en su caso. ¿Qué ocurrirá ahora? Estando Trump de por medio cualquiera sabe,

miércoles, septiembre 25, 2019

Más elecciones, más partidos


Sí, lo se, están ustedes hartos de política. La nueva convocatoria electoral los trae al pairo y sólo desean que el más pesado de los camiones muy cargado se estrelle contra la sede de cada uno de los partidos que nos pretenden gobernar y sólo nos desgobiernan con su manifiesta incapacidad. Si la audiencia de este blog nunca ha sido muy elevada, imagino que se volverá subterránea cuando le tenga que dedicar varios artículos a la precampaña eterna y a la breve campaña oficial. De antemano, les pido disculpas, pero ya saben, la actualidad manda, y uno no escoge los sucesos que se presentan ante sus ojos. Eso sería un superpoder.

Es curioso que ninguno de los cuatro fracasados candidatos que vuelven a presentarse a estas elecciones con aspiraciones de gobierno asuma culpa alguna de lo sucedido. Todos ellos, que representan posturas ideológicas en principio opuestas, adoptan un mismo discurso del tipo “yo he hecho todo lo posible para llegar a acuerdos pero han sido todos los demás los que lo han impedido”. ¿de cuántas bocas hemos oído salir este discurso en los últimos días? Incontables. Y pese a ello vuelven a presentarse a unas elecciones que. Probablemente, alteren algo la fuerza de cada uno de ellos pero no van a arrojar unos resultados claros, más allá de una elevada abstención. Los que aspiran a ser nuestros gestores no asumen siquiera los fracasos que son de su única responsabilidad, porque problemas y crisis diarias que vivimos cada día pueden tener un componente complejo y ene las el gobierno a veces no es tan poderoso e influyente como cree o quiere hacer creer, pero la crisis que vivimos ahora es exclusiva responsabilidad de las fuerzas políticas que fueron elegidas como representantes en las elecciones del 28 de abril. Acudí a votar a esas elecciones, como lo hago en todas las ocasiones, y en ese mes primaveral poco costaba animar a los que me rodeaban para que acudieran a las urnas, había un entorno de alta movilización a lo largo del variado espectro político, por causas muy distintas seguramente, pero se respiraban las ganas de votar. El resultado fue bastante claro, dejó ganadores, amplios y no tanto, y perdedores, amplios y no tanto, y una vez repartidas las cartas, era responsabilidad única y exclusiva de los 350 diputados y de los líderes de sus partidos el usar esos números, esas correlaciones de fuerza, para alcanzar acuerdos que permitieran formar un gobierno y salir del atasco en el que nos encontramos. A lo largo de los meses de negociación, por llamarlos de una manera, hemos visto cómo no se han producido conversaciones reales, no, sino figuraciones, simulaciones de encuentros, mascaradas más o menos teatralizadas, porque tanto unos como otros tenían claro que sus posiciones de partida eran las de destino, y que no iban a renunciar a nada. Hemos tenido incluso formaciones políticas que ni se han sentado a negociar con otras. La imagen creada a lo largo de este proceso ha sido bochornosa, con periodistas corriendo de un lado a otro para contar la más absoluta de las nadas, radiada en tiempo real por portavoces de los partidos con un discurso ya aprendido y reiterado hasta el hartazgo. Usando una expresión que el propio Sánchez dedicó a Rajoy en la investidura fallida del líder popular, “suya y solo suya era la responsabilidad de alcanzar un acuerdo, y suyo y sólo suyo es el fracaso al no haberlo logrado.” La percepción del votante no es tan tajante respecto a la asunción de culpas, porque entiende con toda lógica que es compartida la culpa de habernos traído hasta esta repetición, pero está por ver cómo la va a traducir en votos, y en no votos, y en quedarse en casa. Los efectos pueden ser de todo tipo y los que se dedican a las encuestas y estimación de voto, agotados tras años sin parar de trabajar, tienen ante sí uno de los retos más complejos que imaginarse puedan, con el descontrol de todas las variables y el comportamiento, algo impredecible, de una masa de votantes furiosa.

A estas elecciones, en el culmen de la fragmentación, se van a presentar seis partidos, seis, con presencia nacional. Los tres de la derecha, y ahora tres en la izquierda, con la irrupción de la formación de Errejón, que hoy dirá que sí, que vale, que dije que no pero como buen político os mentí. Lo lógico sería que, tras los experimentos, el voto se concentrase en las formaciones mayoritarias, PSOE y PPE, y se redujera en las minoritarias (y mi deseo sería que extremistas como Podemos y VOX apenas sacasen representación) pero si realizar pronósticos es siempre arriesgado, esta vez es un puro ejercicio de lotería. ¿Ilusionados? Cero, pero tenemos otras elecciones por delante que debemos afrontar.

martes, septiembre 17, 2019

El vértigo electoral asusta a Ciudadanos


Hoy sabremos si, como parece, tendremos que ir nuevamente a votar el próximo 10 de noviembre, tras la incapacidad mostrada por los partidos para llegar a un mínimo de acuerdos a lo largo de todos los días transcurridos desde el 28 de abril. Es vergonzoso. Leí ayer que, además de procastinar, que es un término de origen latino que quiere decir que se dejan las cosas para el día siguiente, la lengua de Virgilio también definía perendinare, que es dejarlas para dos días después, retrasando aún más las cosas debidas e incumpliendo lo que se ha comprometido. Nuestros políticos, que nacen de nuestra sociedad, son expertos en perendinar, son maestros en ese rancio arte.

Como la posibilidad de elecciones empieza a ser muy cierta, ya están en marcha los cálculos en la sede de todos los partidos sobre lo que puede pasar en ellas, y si en unos cunde el optimismo, en otros el pánico resulta evidente. Todas las encuestas señalan tres potenciales perdedores; Vox, Podemos y Ciudadanos. La actitud de estos dos últimos en el proceso negociador resulta tan absurda como lesiva para sus propios intereses y los de la gobernabilidad del país, y por ello es probable que sean castigados en una nueva votación. Si no son útiles, para qué escogerlos. Mucho hemos hablado de los garrafales errores de Podemos, supeditados al infinito ego de un líder mesiánico que, se disfrace o no de corderito, se cree que está siempre por encima de todos los demás. En su pecado llevará su penitencia electoral. No hemos hablado tanto de Ciudadanos, cuyo camino negociador ha sido una copia con retardo del desarrollado por Podemos. Rivera se ha ido creciendo como líder a medida que su formación ha despegado, y se ha ido contagiando del mesianismo de todos los jefes de partido que le rodean, adoptando los mismos tics autoritarios y nefastos que Sánchez o Iglesias ejercitan cada día (Casado no, no porque no quiera, sino porque de momento no puede). Ha ido perdiendo candidatos y personas de alto nivel a medida que su discurso se ha escorado y radicalizado, y el partido centrado y liberal se ha ido convirtiendo poco a poco en una máscara que no ocultaba la aspiración, creo que imposible, de convertirse en la fuerza hegemónica de la derecha. Sacó unos excelentes resultados en las elecciones de abril, pero quedó por detrás del peor resultado imaginable para el PP. Si entonces no lo superó difícil que lo haga alguna vez. Muchos asesores aconsejarían a Rivera que mirase a su flanco izquierdo. Ciudadanos ha recogido votantes descontentos moderados, lo que significa centro derecha y centro izquierda. Su idea de escorar al partido ganando más por el extremo derecho que por el centro izquierda llegó a su máximo resultado en abril, pero desde entonces la formación palidece. La negativa rotunda a negociar con Sánchez, ni siquiera a reunirse con él, es algo que nadie ha entendido. Ayer, sospecho que definitivamente asustado ante unas elecciones que parecen inevitables, y con sondeos que le cuentan a él lo que le cuentan a todos, Rivera decidió dar un volantazo, que llega tarde y mal. Ofreció una alternativa de pacto a “Sánchez y su banda” con tres puntos llenos de lógica, pero ni el entusiasta titular que le dedica hoy El Mundo a esta oferta de Rivera puede esconder la asunción del fracaso que supone a la hora de valorar lo que Ciudadanos ha hecho desde el 28 de abril. una vez fracasada la investidura de julio, como muy tarde, Rivera ya debía de haber hecho esta propuesta, en un mensaje de tipo “no aguanto a Sánchez, pero me importa más la gobernabilidad del país”. Eso hubiera sido coherente con su idea de partido bisagra, abierto a la sociedad civil y enemigo de los extremistas y nacionalistas. Con una oferta de este tipo, sostenida en el tiempo, Rivera hubiera dejado en el tejado del PSOE y Sánchez la obligación de justificar su política de alianzas y los movimientos durante el proceso negociador. Casi al 100% Sánchez hubiera hecho durante este tiempo lo que hizo ayer, rechazar la propuesta, pero al menos los de Rivera podían presentarse como pactistas frente al radical Sánchez. Sería una estrategia mucho más inteligente de cara a elecciones, hubiera o no.

Ahora la situación es mucho más difícil para Rivera y los suyos. El movimiento de ayer es muestra de debilidad y miedo, una acción a la desesperada, y tanto PSOE como PP, que ven bien la repetición, calculan cuántos de los escaños que perderán los naranjas e irán a uno u otro partido mayoritario. Por motivos distintos, Iglesias y Rivera han dado una lección de cómo no negociar las cosas del poder, obteniendo ambos, probablemente, un resultado nefasto de sus movimientos. Políticos jóvenes, muy preparados en teoría, que van camino del fracaso. Se aprende a hacer camino al andar y tropezar, sí, pero el recorrido que llevan hacia ninguna parte es tan asombroso como incomprensible. Y mientras tanto, El Rey, harto, muy harto de todos ellos.

Cojo unos pocos días de vacaciones y subo a Elorrio. Si todo va bien volveremos a leernos el miércoles 25, a mediados de la semana que viene.

lunes, septiembre 16, 2019

Ataque con drones a Arabia Saudí


Uno de los escenarios clásicos que se plantean en los juegos de gesoestrategia es el del bloqueo del estrecho de Ormuz, impidiendo la salida del petróleo que de allí surge, y abastece a medio mundo. Derivadas de ese escenario implican que lugares que a usted quizás no le suenen de nada como Ras Tanura o Abqaiq sean atacados e inutilizados. Esas palabras arábigas hacen referencia a enormes complejos de procesado, refino y abastecimiento de petróleo, que son la base de la potencia exportadora de Arabia Saudí y su joya absoluta. Inutilizar alguno de esos complejos implique el primer productor y exportador mundial de crudo quedaría bloqueado. De ahí sale, redondeando, el 10% de todo el petróleo que se consume. No es poca cosa.

Pues bien, de una manera innovadora, sorprendente y con un toque extraño que lo hace aún más inquietante, el complejo petrolífero de Abqaiq fue atacado este pasado sábado mediante un grupo de drones cargados con explosivos enviados por los rebeldes hutíes. Lo reconozco, la frase tiene mucha miga, y junta conceptos clásicos con otros que no lo son tantos. Conocida es la guerra que se libra en Yemen entre los hutíes y el régimen del país, que no es sino una guerra “proxy” entre Irán,q eu apoya a los chiíes hutíes y Arabia Saudí, que apoya al suní régimen. Esta guerra lleva ya varios años en marcha, con muy escasa cobertura de la prensa, y ha causado la ruina absoluta de Yemen, un país que ya de por sí era pobre, y un balance de miles de muertos y refugiados, que a pocos les interesan. Los hutíes han demostrado una resistencia mucho mayor de la que nadie esperaba y han logrado realizar ataques con misiles a lugares insospechados, como el aeropuerto internacional de Riad, pero el que puedan manejar drones militares resulta algo que nadie, o casi nadie, tenía en su radar. Al parecer han sido diez los aparatos utilizados, y los daños en el complejo petroquímico, minimizados en un primer instante por el gobierno saudí, son más intensos de los que nadie pudiera esperar. Hay una enorme distancia entre la zona de guerra yemení y el lugar atacado, más de una España de uno a otro punto, por lo que surge dudas evidentes sobre cómo los hutíes han podido hacerse con esa tecnología, estar adiestrados en su uso y acertar de pleno en un ataque tan intenso. Han afirmado portavoces rebeldes que han contado con el apoyo de elementos locales, y eso pondría en la diana al pequeño porcentaje de población chií, en torno al 10%,que vive en el reino del desierto, pero aun así la logística del ataque y su éxito son realmente sorprendentes, tanto que de primeras permiten hacer dos deducciones muy interesantes (e inquietantes). Una es que las acusaciones de que Irán esté detrás de este ataque no son un brindis al sol, por las características que les estaba comentando, y que la seguridad de los complejos saudíes es, como mínimo, muy mala, así como su sistema de defensa antiaéreo. No sabemos casi nada de lo sucedido, a excepción del hecho de que ha pasado, y es probable que la información militar profunda sobre ello n se sepa nunca, pero intuyo que ahora mismo en Riad y Washington se está analizando en detalle qué detectaron los sistemas de seguridad saudíes, y qué no detectaron, en el momento del ataque. Riad es uno de los principales compradores de armamento a EEUU, pero cada día que pasa parece obvio el poco partido que saca a tales inversiones. El estancamiento eterno de la misma guerra de Yemen es una muestra de la inoperancia de los saudíes, y deja a las claras que el reino del desierto es una máquina de generar dinero y derrocharlo, pero con una incapacidad absoluta de gestionar cualquier problema que se le pueda presentar. Frente a ellos, Irán, país bastante más pobre, pero dotado de una estructura de gobierno mucho más seria, se convierte en un enemigo potencialmente mucho más peligroso, y vuelve a ser el paraguas de EEUU la única coraza que permite que la cleptocrácica monarquía saudí siga en pie. El heredero al trono y hombre fuerte del país, MBS, tiene ante sí un nuevo reto. Ha demostrado ser cruel con los periodistas molestos e inoperante en la gestión militar ¿Qué hará ahora?

La subida del 10% del precio del petróleo en lo poco que llevan abiertos los mercados es una respuesta lógica, no tanto por el corte de suministro saudí, que también, como por el incremento de la tensión en la zona. EEUU amenaza con intervenir militarmente contra Irán si se demuestra que está detrás de este ataque, y un conflicto desatado en aquel lugar sí que puede suponer un desastre en el suministro global de petróleo y un problema de primer orden para todo el mundo. Tarde o temprano los juegos de guerra que se desarrollan a ambas orillas de Ormuz y las amenazas mutuas pueden acabar en un enfrentamiento real de serias y graves consecuencias. Muy atentos a todo lo que allí puede acabar pasando. Nos afecta de lleno.

viernes, septiembre 13, 2019

Inundaciones de septiembre


Se dice, con razón, que España es un país en el que no sabe llover. Salvo la zona cantábrica, donde el régimen pluviométrico es sostenido y elevado, en el resto del país se suceden los episodios de largas sequías y lluvias torrenciales, que se dan el relevo de manera constante, provocando destrozos ambos de manera muy distinta. La lluvia en España no fue instruida, jamás pasó por el colegio y nada sabe. Caprichosa, vaga por ahí y vuelve como hija pródiga en tromba, siendo tan deseada por los que la necesitan como temida por esos mismos, porque a lo mejor pasa de agostar el campo a llevárselo en forma de riada. No hay manera. Episodios de este tipo son constantes y los registros históricos y modernos así lo atestiguan.

Más allá de las metáforas, la situación que se vive desde hace día y medio en la zona del sur de Valencia, Murcia y Almería es muy seria. Se han juntado todos los factores propicios para desencadenar un episodio muy fuerte de riada otoñal que, si me apuran, se ha presentado pronto para lo habitual. El agua del mar está muy cálida, soplan intensos vientos de levante que aportan humedad proveniente de esa agua caldeada a tierra y, sobre todo, existe ese embolsamiento de aire frío en las capas altas, esa DANA, antaño llamada gota fría, que permite a la humedad condensarse y crecer como una psicópata hasta lo más alto de la troposfera, acumulando poder en forma de cantidad de agua que descargará en cuanto se rompa su equilibrio. La orografía de la zona, llena de valles y zonas escarpadas es la que actúa como bombo de lotería para determinar que unas localidades sean agraciadas con precipitación salvajes, superiores a los 200 litros por metro cuadrado, y otras cercanas sean mojadas, pero ni mucho menos con esa intensidad. Los cauces de la zona, habitualmente resecos, sufren crecidas súbitas que los anegan y desbordan, y muchos caminos y zonas de paso, que cruzan esos cauces que tantas veces son transitados como si nada, se convierten en trampas mortales. En esta ocasión la ciencia ha funcionado, los servicios de meteorología han detectado la posibilidad, hace unos días, y el desarrollo del fenómeno y han permitido hace una predicción muy ajustada de lo que iba a pasar, pudiendo así advertir a la población del riesgo potencial que se acercaba a sus localidades. No siempre esto es posible, porque por definición la meteorología es una ciencia que trabaja con un sistema dinámico que porta mucho caos, lo que convierte el hecho de predecir en una locura, y no existe forma de eliminar ese caos. En esta ocasión el fenómeno se está comportando con la gravedad y virulencia con la que lo anticipaban los modelos, y está atacando las zonas que se suponía que iban a verse perjudicadas. Si lograr esto, que es muy difícil, se ha conseguido, resulta prácticamente imposible determinar qué localidades serían, a priori, las más afectadas. Orihuela, Santa Pola, Torre Pacheco, Molina de Segura y otras localidades de Albacete y Almería están siendo, a esta hora, los lugares en los que el agua caída y la acumulada por los torrentes que las circundan generan mayores problemas. Ayer hubo una desgracia en Albacete, donde dos hermanos murieron al ser arrastrado su coche por las aguas, y leo ahora que hay una tercera víctima en Almería, al parecer también fallecido al quedar atrapado en su vehículo y ser éste arrastrado por la corriente. Huyan de los coches, en situaciones como estas un coche es más parecido a un ataúd que a cualquier otra cosa. Las rieras que antes comentaba se pueden transformar, en minutos, en cauces desatados sin que vehículo alguno pueda hacer frente a la intensidad de la corriente. Suban a zonas altas, aléjense de bajos y similares, y aunque suene absurdo, es mejor pasar la noche mojados en un lugar seguro que seco en el interior de un coche con el riesgo de morir. Bastan treinta y cinco centímetros de agua para que un coche flote, y una vez producido ese efecto, los mandos del vehículo no sirven para nada. Por favor, sean prudentes.

En este momento la situación sigue siendo preocupante en las zonas afectadas ayer, y el fenómeno meteorológico sigue su proceso de traslación, en este caso un poco hacia el norte y centro peninsular. A lo largo de la mañana las lluvias irán a menos en Murcia y Almería, pero se intensificarán en Alicante y Valencia provincia, extendiéndose de manera más desorganizada hacia Castilla la Mancha, Extremadura y Madrid, con menor intensidad a medida que, como viajando en diagonal, trazásemos una línea que uniera Alicante con Madrid y la recorriésemos sentido a la capital. En muchas de las zonas llueve sobre mojado, por lo que bastan unas pocas gotas más para que se creen nuevas situaciones de riesgo. Por favor, prudencia máxima, la vida es lo más importante.

jueves, septiembre 12, 2019

Mario Draghi se despide del BCE


Hoy Mario Draghi realizará su última rueda de prensa como presidente del BCE desde la ampulosa sede que la institución posee en Frankfurt, en un nuevo edificio que se ha inaugurado durante su mandato. En su última reunión decisoria sobre tipos y política monetaria Draghi va a tener la sensación de que lo deja todo demasiado desarbolado, sabiendo que impidió que sucediera lo peor, pero que no ha sido capaz de normalizar unas políticas expansivas nada ortodoxas que se han convertido en la nueva normalidad, y que mantienen a la economía viva pero enganchada al exceso de liquidez, sin que inflación u otros fenómenos normales muestren su cara. Sabe que lo deja y que nada es como pensaba que iba a ser.

Draghi es el tercero de los gobernadores que ha habido de un BCE que, con el tiempo, se ha convertido en la institución más poderosa, importante y beneficiosa de la UE. El primero, Duisemberg, holandés, poco pudo hacer más allá de lanzarla a la luz pública y empezar a dotarle de instrumentos, personal y recursos. El segundo, Trichet, francés, se encontró a los mandos de una nave llena de restricciones pero que iba viento en popa hasta que la crisis casi se la lleva por delante. Subió tipos cuando la recesión ya era evidente y mostró que su amplia experiencia, con años de mandato en el Banco Nacional de Francia, apenas le sirvió para manejar el duro temporal al que se enfrentaba. Draghi llega al BCE en 2011, con un currículum sólido y muchas suspicacias en torno a su figura. Antiguo miembro de Goldman Sachs y gobernador del Banco de Italia, sus críticos destacaban en exceso su nacionalidad, latina, y lo propenso que son, somos, a la hora del relajo e incumplimiento de las normas. Los halcones del norte estaban asustados porque un nacional de un país no estricto se hiciera con los mandos de la nave del BCE. A su llegada a la presidencia, la situación económica es desastrosa. La crisis de 2008 ha devastado gran parte de los sistemas financieros nacionales y provocado la recesión global. Las medidas de estímulo de una Reserva Federal norteamericana y la coordinación entre la dirigencia de las economías globales parecen haber evitado la depresión global, pero no el estado recesivo que afecta a casi todos. En el caso de la UE la crisis ha generado un síntoma adicional que es el descontrol del mercado de deuda soberana. La incredulidad respecto al sostenimiento de las finanzas públicas hace que las primas de riesgo periféricas se disparen y que naciones como Portugal o España bordeen la bancarrota, tras la quiebra absoluta de una Grecia que empieza a ser demasiado conocida por todos. La crisis de deuda soberana absorbe recursos, esfuerzos y gobiernos, y en España, el reciñen llegado Rajoy se enfrenta a una debacle ante la que bien poco puede hacer. La prima española se empieza a hacer insoportable y estrangula toda la economía. Sabe Draghi que sólo el BCE tiene la capacidad para poder salvar esta situación, no sólo la española, sino la de la UE, porque el destrozo del euro puede ser el de la propia Unión, pero también sabe que sólo podrá actuar de manera efectiva si rompe ciertos corsés mentales e institucionales que constriñen a su entidad. Listo como pocos, trata de romperlos, pero para ello necesita tiempo, y en un día que pasará a la historia, Draghi se hace con el control del reloj y salva la UE y las economías nacionales. El 26 de julio de 2012, con todos al borde del precipicio, pronuncia el discurso más importante de los expresados en Europa en lo que llevamos de siglo. Anuncia que hará “todo lo necesario” (whatever it takes) para salvar la economía europea y al euro “y créanme, será suficiente” (and, believe me, it would be enough). Ese día las primas periféricas cierran a la baja y desde entonces no han dejado de caer. Draghi da un golpe de autoridad en la mesa mediática global y se inviste de poder suficiente para hacer que el BCE empiece a actuar. A partir de ahí se producen no sólo bajadas de tipos que los llevan al 0% en el que estamos instalados desde hace tiempo, sino medidas no convencionales de todo tipo que disparan el balance de la entidad, lo convierten en el principal tenedor de deuda soberana de la UE y le permiten estabilizar mercados financieros, bursátiles y de divisas. Nada de lo que ha sucedido desde entonces hubiera sido posible sin la determinación de Draghi ese 12 de julio y los hechos que luego impulsó. Ese día Don Mario salvo nuestras economías, y no es ninguna exageración afirmar algo así.

Hoy, 2019, a su marcha, observa Draghi un panorama que no le gusta. La extensión antinatural del ciclo y las tensiones comerciales fruto de guerras de poder entre EEUU y China golpean a la economía de la UE y la amenazan con volver, sino a una situación de crisis, sí de absoluta anemia. El arsenal de la política monetaria está devaluado por el exceso de uso y su efectividad es decreciente, los mecanismos de transmisión monetarios a la economía real no funcionan como indica la teoría y la situación es, como mínimo, seria. Draghi será relevado por Christine Lagarde, que tiene una papeleta muy difícil por delante, y un perfil en apariencia poco técnico y demasiado político para el cargo que ocupa. Don Mario se va habiendo hecho historia. Todos estamos obligados a agradecerle lo que ha hecho durante estos años. Echaremos de menos su figura.

miércoles, septiembre 11, 2019

11 de septiembre de 2019


 Hoy es 11 de septiembre. Se cumplen dieciocho años ya del salvaje atentado terrorista que destruyó las Torres Gemelas del WTC de Nueva York, que atacó la sede del Pentágono en Washington y terminó por derribar un avión en las planicies de Pensilvania. Cuatro fueron las aeronaves estrelladas, tres de ellas contra los objetos que los terroristas marcaron. Todos sus ocupantes fueron asesinados, así como varios miles de personas más en un día atroz. En la jornada de hoy, un recuerdo a las vidas de esos inocentes, y a las de los muchos asesinados por el fanatismo terrorista, caídos en nuestras calles, en la de los países cercanos o muy lejos. Recuerdo y homenaje a sus figuras, dolor por su pérdida, desprecio a sus asesinos y la voluntad de seguir firmes en la defensa de la libertad y la dignidad humana ante la barbarie fanática que lucha por imponerse, sea religiosa, nacionalista o cualquier otra la forma que adopte.

martes, septiembre 10, 2019

La administración, como un mercadillo


Hoy PSOE y Podemos vuelven a contactar en busca de un posible acuerdo que permita respaldar una investidura de Sánchez. El tiempo corre, los plazos se estrechan y, dada la mecánica del proceso de investidura, no hace falta llegar al 22, un día antes del límite del plazo, para que no haya tiempo para nada. A día de hoy, y si hay que hacer caso a las opiniones que vierten todos los partidos políticos en los medios, las únicas dos dudas que quedan es cuáles van a ser la participación y el resultado de las elecciones del 10 de noviembre, a quien penalizarán más uno y otro dato y qué cosecha recogerán las irresponsables formaciones y líderes que a ellas se presentan.

Una de las peores consecuencias que está teniendo este proceso de no negociación que vivimos es el deterioro de las instituciones, y no me refiero con ello a la imagen de la política, los partidos o cargos como los que encarnan el presidente o los diputados y senadores, que ye están muy vapuleados, sino a instituciones muy importantes para la gestión diaria de los asuntos y para el análisis técnico de los mismos, con las que se está negociando en público de una manera tan obscena como irresponsable. Niega el PSOE una y otra vez la posibilidad de que Podemos se siente en el Consejo de Ministros pero está dispuesto a cederles el control de organismos como el CIS, la CNMV y otro tipo de consejos sobre los que el gobierno no tiene atribuciones decisorias. Pongamos, por ejemplo, la CNMC, Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia. Su labor es la de regular los mercados, investigar si existen prácticas que violen esa competencia (principalmente pactos ocultos entre empresas y / o agentes para sacar beneficio a costa de otros) y sancionar a los que así actúen. Presidente y consejeros de esta institución se nombran por el Congreso a propuesta del gobierno, y lo lógico es que sean personas de acreditado perfil técnico y solvencia para que realicen su función como es debido, que es muy importante. Este Consejo, como otros muchos, no es gobierno, pero sí que ejerce un poder de gobierno en su ámbito, y existe para garantizar no sólo que la política no pueda cooptar todas las áreas de poder del país sino para que los profesionales que saben de estos asuntos o de otros, que son especialmente complejos y que a casi todos se nos escapan, valoren las cosas con el rigor y profesionalidad que poseen y actúen sin cortapisas ni presiones de siglas. Lo reconozco, esto es la teoría, en la práctica no suele ser así, todos tenemos ideología y en el día a día la neutralidad es un objetivo que se marca como meta, pero unos se quedan cerca y otros lejos. El chalaneo de cargos en estos consejos por parte de los partidos es una práctica habitual y en no pocas ocasiones han servido de retiro dorado para altos cargos venidos a menos o caídos en desgracia ante las cúpulas de sus partidos. Eso es una forma de viciar estos organismos, de desprofesionalizarlos, de vaciarlos de contenido y prestigio, que es lo que les otorga sentido. Una de las excusas con las que se amasó la moción de censura del PSOE contra el PP era la de sacar a un partido corrupto de las instituciones y evitar que sus tentáculos se extendieran por lo que era “de todos los españoles”. Loable propósito, lleno de hipocresía por parte de sus pregoneros. A las primeras de cambio, el PSOE ofrece algo que no es suyo, ni de ningún otro partido político, a otra formación para que le otorgue los votos de la investidura. Es lamentable. ¿Quién se va a fiar de un CIS que sea otorgado a Podemos? Ya el de ahora, en manos del coronel Tezanos da algo de vergüenza ajena cuando publica sus estimaciones mensuales de voto, como mínimo sesgadas. ¿Quién daría credibilidad a la información de una TVE en la que una formación política sería la que dictase la línea editorial? Las quejas contra el control de los informativos de la tele pública por parte del PP, que tenían lógica, se convierten en silencio cuando es el PSOE el que las ejecuta o es Podemos quien podría hacerlo si el gobierno así lo cree conveniente. Además del injusto doble rasero a la hora de juzgar lo que es bueno y malo (las doctrinas desde el poder siempre son malas) el desprestigio a la casa, pongamos TVE, es lo que queda después de semejantes actos, y ese daño permanece.

En otros países instituciones de este tipo son más independientes del gobierno porque, en muchas de ellas, sus cargos se han profesionalizado del todo y son elegidos mediante concurso púbico en muchos de ellos de manera abierta, a la que pueden presentarse personas de distintas nacionalidades. ¿Es imposible hacer en España algo así? Viendo el desastre que está siendo el concurso de TVE parece que sí, porque las formaciones políticas se niegan todas ellas, a perder el control de instituciones que, usadas a su antojo, sirven para otorgarles una ventaja frente a quienes, en ese momento, no pueden manipularlas, pero ansían hacerlo si llegan a poder. No me digan que no es lamentable, y que da igual cual sea la sigla y la presunta ideología que ampare este latrocinio, que también es corrupción.

lunes, septiembre 09, 2019

La melancolía de Camilo Sesto

Sí, yo también he cantado, como en un karaoke, “vivir así es morir de amor” al final de una noche de discoteca, gesticulando como el maestro Camilo, a veces simulando que cantaba, otras a voz en grito, y casi siempre pensando que la letra de la canción es una verdad como un templo y que sus armonías son, simplemente, perfectas, en una secuencia que no deja de crecer y crecer en un proceso extraño para una canción melódica, conteniendo en sí misma un carácter musical muy profundo. Pensar esto a altas horas de la mañana en un antro de mala muerte, y lejos de cualquier chica a la que se pueda adjetivar como amada es, quizás, el sumun del frikismo, y desde luego lo parece. En eso Camilo Sesto también fue un maestro, un adelantado a su época.

Me pilló tarde el boom del cantante de Alcoy, la música que asocio a mi adolescencia es la de los ochenta y, pese a que en esa década Camilo también tuvo éxitos, fue en los setenta cuando se estableció su reino absoluto sobre la canción melódica. No inventó al intérprete en solitario ni al cantautor, pero lo fue en ambos sentidos, y junto a Julio Iglesias y Raphael encarna el trío de ases de la canción española que rompieron las barreras del angosto y gris país en el que existían y fueron bendecidos con el éxito internacional. De los tres Iglesias se ha demostrado que era el mejor a la hora del marketing y la promoción, que Raphael es el mejor gestionando el éxito y la vida personal con la profesional y que Camilo era el mejor músico. Repasando sus éxitos a lo largo de los años resulta asombroso comprobar el enorme número de canciones que llevó a lo más alto y que persisten en la memoria colectiva de un país que apenas se acuerda de nada. Quizás sólo otro cantante valenciano, Nino Bravo, pueda estar en el imaginario colectivo con sus temas de la misma manera. La temprana muerte del maestro Bravo nos impidió saber hasta dónde hubiera sido capaz de llegar, pero la carrera de camilo fue prolífica y, sinceramente, llegó hasta donde quiso. En su caso se debe anotar el hecho de que él era el compositor y productor de sus temas, por lo que todo el mérito de sus éxitos era achacable a su genialidad, sin que existiera por detrás un grupo de mentes que creasen una percha sobre la que colgar a un chico guapo con muy buena voz. No, Camilo Sesto no era un producto de marketing, él creaba su propio marketing y se acabó convirtiendo en figura personal y personalista, en un divo particular. No perdió el instinto del éxito ni del riesgo, y supo ver que los musicales podían ser una apuesta ganadora en un país en el que la zarzuela ya se había pasado de moda y la ópera sólo era posible para dos o tres de las élites, que la usaban para la figuración, no el disfrute. Osó, al final de la dictadura nacional católica de Franco, de montar Jesucristo Superstar, que si ahora nos parece que hay censura entonces desde luego que la había, y con poder para encarcelar y pegar a quien se le pusiera por delante. Produjo el espectáculo y lo interpretó, sin que nadie confiara en él, y cosechó otro éxito avasallador. Su figura no dejaba de crecer con los años y el encadenado de éxitos, era invencible. Los ochenta fueron otros años, tiempo de modernidad adolescente en una sociedad que había cambiado de manera radical, que experimentaba buscando nuevas formas, despreciando todas las anteriores por antiguas. Muchos artistas de triunfo en décadas pasadas fueron dejados en la cuneta como vestigios de una era que había que olvidar, y eso en no pocas ocasiones generó olvidos injustos. Camilo Sesto fue uno de esos que se vieron como setenteros, como antiguos, y su imagen empezó a deteriorarse. Su retirada parcial de los escenarios para ejercer como padre, algo de una modernidad que hoy mismo sorprende, acentuó su separación con el público, y poco a poco se convirtió más en un mito que en un artista. Contadas actuaciones y rumores sin fin sobre su vida y salud hicieron que el personaje de camilo suplantase al artista, y con los años desapareció de la vida pública, convirtiéndose en una especie de espectro.

Una cosa que tenía Camilo muy desarrollada, mucho más que el resto de los mortales, era el sentido para saber qué es lo que tenía éxito y lo que no, y en un momento dado notó que su estilo, su forma de componer y actuar, ya no cuadraba con los gustos de una sociedad que se había decantado por otras formas. Se convenció de que su carrera como artista había terminado y actuó como tal. Su renuncia a la vida pública sorprendió en su momento, y seguía haciéndolo hasta ayer, cuando se supo que había muerto. En el Imprescindibles de TVE que se emitió hace pocos meses, repuesto nuevamente ayer, se le ve opinando sobre su vida y trayectoria. Uno duda mil veces si la persona física que ahí se expresa, muy mal, es Camilo Sesto, pero era él. El genio, en su ocaso, dominado por una aparente melancolía, porque morir de amor no es vivir, y él no sólo lo cantó, sino que lo supo.

viernes, septiembre 06, 2019

Construir el relato electoral


Relato es la palabra mágica por la que disputan todos sus actos los políticos españoles en este momento. Y mucho más allá, relato se ha impuesto como concepto entre todo tipo de personajes e instituciones para tratar de amoldar lo sucedido, la verdad, a sus intereses, sean estos del tipo que sean. No es más que construir una historia, un cuento con lógica y que ofrezca el desenlace deseado para que sea comprado, apoyado, por los propios y a ser posible alguno de los contrarios. Saben los que tratan de elaborarlos que el poder de las historias que se relatan es tan elevado que no hay campaña de marketing que pueda contra ellas. Crear ese texto mágico que de coherencia a lo sucedido y soporte a la visión propia es el santo grial que todos buscan.

A día de hoy, a esta hora, la probabilidad de que haya elecciones en noviembre es muy alta, casi el único escenario posible. Tras la reunión fracasada de ayer entre PSOE y Podemos no parece haber muchas opciones de un acuerdo de última hora, por lo que puede que nos tengamos que enfrentar a las urnas otra vez, en un tedio de votaciones que harta a todo el mundo. Los hechos crudos a los que nos enfrentamos admiten poca discusión y son compartidos por todos. Hubo unas elecciones a finales de Abril que ganó el PSOE, con notable distancia respecto al resto de partidos, pero muy lejos de la mayoría absoluta. En función de las reglas de investidura que poseemos (y que requieren de un alto consenso para ser alteradas) es necesario que el candidato a presidente cuente, en alguna votación, al menos con más votos a favor que en contra, sino no podrá ser escogido como tal. Transcurridos los plazos del proceso, si no se logra investir un candidato, la convocatoria electoral es automática. Estos son los hechos, y lo que puede pasar el lunes 23 de este mes si nadie es investido antes. A partir de aquí empieza la construcción de ese relato soñado que trate de justificar el por qué se repiten las elecciones y el grao de culpa que tienen unos y otros en todo ello. La base de la construcción es siempre la misma, y se puede resumir en “yo he hecho todo lo posible y la culpa de que no haya acuerdo es de otros” y a partir de ahí se cogen momentos reales, hechos ciertos, y se tejen de tal manera que el que cuente la historia sea capaz de embaucar con lo narrado a la mayor cantidad de ciudadanos, léase votantes, posibles. A día de hoy, a esta hora, el que más fácil lo tiene para engarzar sus pelar en el collar de la historia es el PSOE. Puede argumentar que ganó y que ha sido la intransigencia de Podemos la que le ha impedido acceder al gobierno. Tras los resultados de abril Sánchez era el único candidato a presidente posible y los de Iglesias, sobre todo Iglesias, lo han frustrado. A partir de aquí se desarrollaría toda la campaña electoral con el objetivo de laminar a Podemos y quedarse con la mayor parte de sus votos, todo ello aderezado con toques de miedo a la derecha, que nunca faltan en este caso. Podemos, a día de hoy, tiene que fabricar un discurso casi inverso, en el que sea la intransigencia de un PSOE crecido y orgulloso la que ha impedido alcanzar el pacto, que aparezca Sánchez como el orgulloso, el que ha impuesto un trágala que la formación morada no podía aceptar, y es verdad que en el estado actual de la negociación ese relato es el de más difícil venta. Una jugada estratégica de última hora de Iglesias, que regalase sus votos a cambio de nada sería una manera de forzarlo todo. Ayer se comentaba en los medios que, ante esta última opción, Sánchez no aceptaría, al sentir que se le daba una investidura válida pero una presidencia tocada. De hacer ese movimiento, y de optar el PSOE por esa respuesta, también iríamos a elecciones, pero los relatos de ambos partidos debieran alterarse y las opciones de Podemos de vender su posición mejorarían mucho respecto a la de un PSOE que podría ser acusado mucho más fácilmente de ser el culpable de que volvamos a votar.

En el resto de partidos esa necesidad de relato de cara a las elecciones es algo menor, porque para el centro derecha la base de la historia es culpabilizar tanto a PSOE como a Podemos de ser los culpables de la repetición, pero como en todo en la vida hay matices. Así, Vox no tiene argumentos ni parece necesitarlos, le bastan plantas de chalet irregular. El PP sabe que de repetirse las elecciones mejorará resultados, porque peor no puede estar, y es Ciudadanos el que tiene que estar muy preocupado porque su posición en estos meses ha quedado muy tocada, para los suyos y los ajenos, y no está claro cómo va a poder construir una historia que le salve los papeles. Rivera necesita urgentemente un hábil relatador que le ayude a sobrellevar una probable derrota en caso de nuevos comicios.

jueves, septiembre 05, 2019

Brexit va, Brexit viene


Es espectacular lo que está sucediendo en el Parlamento Británico. Obnubilados como estamos por las series y demás producciones audiovisuales, asistimos en tiempo real a unas escenas de confrontación, tensión, estética y dramatismo imposibles de superar por el mejor grupo de actores, y todo sin guion alguno, sin reglas sobre lo que va a poder suceder en los próximos minutos. Ese hemiciclo que no tiene forma de tal, en el que no entran todos los están habilitado para ocuparlo, y en el que, es genial, basta con que un parlamentario se cambie de bancada para que eso signifique el abandono de un partido y su adscripción al contrario. Es asombroso.

Dos fueron las derrotas consecutivas que sufrió ayer Boris Johnson en sus días de parlamento antes del cierre decretado. A buen seguro, de saber algo así, hubiera ordenado un cierre mucho más prolongado, y seguro que sueña, como otros, con aquellos autócratas que en el mundo hay que no tienen que soportar esa tortura de verse superados por los votos de un hemiciclo electo. La democracia es así, y no a todos les gusta. Su primera derrota fue la del proyecto de ley, que debe ser tramitado con urgencia extrema, para obligarle a solicitar una prórroga del plazo de salida del Brexit, que se cumple el 31 de octubre. Si esa ley al final sale, sería una absoluta humillación para Johnson que él fuera el que acudiera a Bruselas a pedir, rogar, por un aplazamiento. En esa derrota fueron capitales una veintena de diputados conservadores que votaron junto al resto de la oposición, dejando a las claras la fragilidad del grupo parlamentario que sustenta al precario gobierno. La segunda derrota vino derivada de la primera. Ante esa posible vergüenza que supondría para él renunciar al Brexit duro, Johnson solicitó ir a elecciones, pero esa convocatoria, que allí puede proponerla el Primer Ministro, requiere que dos tercios del Parlamento la validen, y no fue así. Corbyn, el líder de los laboristas, un político no tan nefasto como Johnson pero también negativo en muchos términos, no quiere, de momento, unas elecciones. Sospecha, como todo el mundo, que nos las podría ganar, por lo que no tiene especial prisa para convocarlas, y desde luego ninguna antes de que esa primera ley que les comentaba, la que obliga a pedir el aplazamiento, entre en vigor, porque sería un horror que se convocasen comicios y que llegara al poder y fuera justo él el que tuviese que gestionar el desastre de la salida. Sabe Corbyn que en las condiciones actuales una campaña electoral sería totalmente polarizada y que Johnson se presentaría como el mártir de los auténticos ingleses, traicionados en su voluntad de salir de la UE, por los que no respetan el resultado del referéndum. Aglutinador del boto extremista de los de Farage, tendrían opciones reales los conservadores de ganar la elección y eso es un panorama que aterra a Corbyn y, sobre todo, a los europeístas, que se presentarían divididos a estos comicios entre, al menos, los laboristas y los liberales. Eso, condado a condado, que es como se escoge a cada uno de los diputados de la Cámara de los Comunes, puede ser letal para el voto europeísta. Sin embargo la situación actual es de un marasmo tal que va a ser inevitable que las elecciones se den a no mucho tardar. Si las gana Johnson pero el mandato de prórroga se ha ejercido, habría un tiempo para gestionar las cosas, por eso, de todas maneras, se busca como prioritario forzar el reloj para que esa espada de Damocles que vence en menos de dos meses no se precipite sobre las cabezas de los británicos y el resto de los europeos. El problema es que, en medio de la absoluta confusión que se vive en el Reino Unido, sumido en la vergüenza, puede suceder de todo, hasta un Brexit por accidente, y nadie se atreve a predecir qué es lo que puede acabar pasando allí.

Bueno, nadie nadie… Enrique Feás ha escrito un artículo de política ficción que es apasionante, en el que Johnson dialoga con Dominic Cummings, uno de sus principales asesores y gran impulsor de la demagógica y triunfante campaña del Brexit. En el texto, Cummings va contando paso por paso lo que está sucediendo ahora y lo que podría pasar en los próximos días, previendo los acontecimientos que podrían darse, y dando forma de estrategia premeditada a los movimientos caóticos a los que asistimos, asombrados, desde la barrera. ¿Tiene Johnson una estrategia ganadora en todo este proceso? ¿La tiene Corbyn? Lo que parece seguro es que los perdedores de todo esto serán los ciudadanos británicos y del resto de Europa, porque pase lo que pase, ambas economías, muy relacionadas, ya se resienten ante el disparate que vivimos. Y en el capítulo de hoy, lso guionistas aún no saben qué es lo que escribir.

miércoles, septiembre 04, 2019

Mitin en Chamartín


Una de las cosas que me resultó raras del mitin de precampaña que organizó ayer Sánchez es el escenario escogido, la estación de Chamartín. Su el proyecto Madrid Nuevo Norte arranca de una vez, y falta hace que lo haga, la bóveda roja bajo la que el presidente en funciones desgranó algunos de sus compromisos y dio pistoletazo de salida para la próxima campaña electoral será demolida, como casi todo el complejo de la estación. De hecho muchos de los cortinajes que ayer lucían vistosos en la tele probablemente escondieran ruinas y abandonos de unas estructuras, visibles desde la zona norte de la ciudad, que llevan en desuso desde mucho tiempo y que son una reliquia setentera de ningún valor. ¿Síntoma de futuro o de vacuidad?.

No me he leído las más de trescientas medidas de las que se habló ayer sobre los andenes de la estación, pero por lo que veo en algunos medios son un refrito de lo que ya se presentó en la pasada campaña electoral aderezado con propuestas de Podemos y otras innovaciones que, en muchos casos, no pasan de ocurrencias. La idea peregrina de que los ciudadanos no podrían vender sus coches térmicos más allá del 2040 se cayó por la tarde, después de que semejante ocurrencia trascendiera y que todo el mundo pusiera cara de pasmo ante una tontería de un calibre difícilmente superable. En medio del marasmo actual, con algo más del 10% del PIB del país dependiendo del sector de la automoción, que pasa por una crisis de ventas y conceptos, el gobierno, sembrador de intranquilidad, echaba una nueva pulla al sector en sus horas bajas. Más allá de ideas de este tipo, que esconden mensajes ideológicos y que se equivocan por completo en el fondo y las formas, el programa del PSOE peca de lo que siempre ha pecado esta formación, de tratar de solucionar todos los problemas habidos y por haber con aumentos de gasto y subidas de impuestos. Nada de mejor gestión, de acompasar el esfuerzo tributario con el rendimiento de los servicios públicos, de hace que la tecnología permita discriminar por renta los esfuerzos y los beneficios sociales… nada de eso. Sabe el PSOE que conseguir votos es similar a comprarlos, y que las subvenciones universales siempre cosechan rédito electoral. La deuda actual ronda el 100% del PIB y somos incapaces de ejecutar un presupuesto (ni soñar con elaborarlo) que no se desvié en sus ingresos, a la baja, y en sus gastos, al alza. Se mantienen, y pretenden reforzar, medidas de gasto horizontales que benefician tanto a quienes las necesitan como a quienes no, y suponen una detracción de recursos sin que se pueda justificar ni su eficiencia ni su equidad. Por ejemplo, proponer una universidad gratuita para todos es un error de libro, porque los que tienen rentas altas pueden pagar las matrículas sin que eso les suponga esfuerzo alguno. Lo lógico es que todos paguen matrículas y tasas y se establezca un sistema de becas que beneficie mucho a las rentas bajas, menos a las medias y nada a las altas, de tal manera que, en efecto, los hijos, independientemente de las rentas de sus padres, puedan estudiar en la universidad si así lo desean, y que el punto de salida de las oportunidades sea igual para todos. Eso es equidad, y utilizar con cabeza los recursos públicos es eficiencia. Universalizar medidas de este tipo en muchos servicios no esenciales es un error enorme que presiona hasta extenuar las arcas públicas, y obliga en un futuro a hacer recortes que, obviamente, perjudicarán a quienes más necesitan las ayudas, dejando indiferentes al resto. La idea de ZP de los 2.500 euros por niño nacido para todo el mundo, venga ese niño en una barriada marginal o en el despampanante mundo de La Moraleja era, y sigue siendo, una forma de actuar de la que el PSOE es muy partidaria y es conceptual, económica y socialmente errónea.

¿Servirá este paquete de medidas, que copian algunos de los postulados de Podemos, para que su líder supremo y luminoso se avenga a apoyar una investidura? Por lo escuchado ayer, no. Iglesias, en uno de sus ejercicios de cinismo a los que tan aficionado es, se presentó como un mártir, dispuesto a aceptar la humillación de no estar en el consejo de Ministros, pero exigió respeto a los votantes de su formación, que no dejan de menguar debido a la gestión ciega y dogmática que se ejerce desde el chalet de Galapagar. Visto lo visto ayer a Sánchez le da igual lo que diga Iglesias, y de hecho le vendría mejor un rechazo. Ya está en campaña, ayer se estrenó en su primer mitin tras el verano, y con unos datos de desempleo de agosto que son desoladores, decidió tirar la casa del gasto por la ventana. Si consigues el poder, da igual que venga una crisis.

martes, septiembre 03, 2019

Argentina, el desastre económico sin fin


Diríase que, a efectos económicos, Latinoamérica es algo parecido al caribe a la hora de generar tormentas y huracanes, o al Pacífico cuando hablamos de tifones. Provocados en este caso por la mano del hombre, peo con una capacidad de devastación mucho más extensa y profunda que los desastres naturales, la penuria económica y el descontrol de sus variables que viven varias de esas naciones le deja a uno asombrado. No sólo por la magnitud de los daños, en forma de pobreza y desarraigo social, sino por la reiteración de errores que, año tras año, generación tras generación, impiden a esas naciones salir del pozo de la crisis. Con lógica muchos de sus habitantes dejan su tierra en busca de prosperidad y se crean los problemas migratorios que conocemos.

Argentina es el caso perfecto de desastre que no deja de reiterarse. Cada no muchos años su economía, simplemente, colapsa, hasta un punto en el que no seríamos capaces de imaginar, que deja nuestras pesadillas de la crisis de 2008 – 2013 convertidas en meras sombras ante el desastre que se vive en la orilla sur del Río de la Plata cuando las cosas se ponen serias. País riquísimo, lleno de tópicos y recursos para poder vivir de ellos, su economía depende en exceso de las exportaciones de materias primas, especialmente minerales y productos agropecuarios, en unos mercados en los que no controla el precio al que es capaz de colocarlos. Su moneda, el peso, es débil por naturaleza y el argentino de toda la vida trata de ahorrar en dólares a sabiendas de que, tarde o temprano, allí normalmente muy temprano, se producirá un corralito que destruirá sus ahorros en la moneda nacional. Los intentos por anclar el peso al dólar, la llamada convertibilidad, fracasaron en el pasado, porque la fortaleza de la economía norteamericana nada tiene que ver con la que se rige, es un decir, desde Buenos Aires, y tarde o temprano ese anclaje o referencia fijada, revientan. Para que se hagan una idea, y a escala, es lo que le sucedía a la peseta española frente al marco alemán. Se buscaba no tener que devaluarla, pero cuando venían mal dadas la moneda débil, la nuestra, se tenía que abaratar para poder amortiguar el impacto de las crisis locales. Sólo hemos logrado vivir con una moneda fuerte, el euro, una vez que hemos cedido soberanía monetaria y se han impuesto rígidas reglas de gasto, y ya saben que esa convivencia, que tiene enormes ventajas, también acarrea inconvenientes. El caso de Argentina respecto al dólar es mucho más extremo, y se junta además allí la constante irresponsabilidad de unos gobernantes que, se vistan de derechas o de izquierdas, tienen el peronismo en sus genes, peronismo en forma de intervencionismo, de abuso de la deuda interna y externa, del derroche del gasto público y del descontrol de las cuentas en la búsqueda del voto cautivo, a sabiendas de que una parte muy importante de la población, de los votantes, depende directamente de las transferencias que recibe del estado. El detonante de la actual crisis fue la derrota del vigente presidente Mauricio Macri, centro derecha, frente al candidato opositor Alberto Fernández, peronista, en una especie de primarias que son el preludio de las presidenciales de, creo, noviembre. La más que posible vuelta del peronismo a la casa rosada, con la horrenda Cristina Fernández de Kitchner como vicepresidenta, ha asustado a los inversores de todo el mundo, y ha cavado por descalabrar la cotización del peso y de la deuda, pero el problema viene de mucho antes, y el tiempo de presidencia de Macri, que se recibió con cierta esperanza por parte de analistas de medio mundo, se ha demostrado perdido. No ha sabido, no ha querido o no ha podido, a sabe, qué porcentaje asignamos a cada supuesto, afrontar la gestión de la economía local, y contando además con vientos de cola durante parte de su mandato, con un crecimiento global y una insaciable demanda china de sus productos, especialmente carne y soja. YA el año pasado Macri tuvo que recurrir a una línea de crédito del FMI, un rescate, porque la economía se le ahogaba. Ahora todo está mucho peor.

La decisión tomada ayer de limitar la demanda de dólares por parte de los particulares y empresas argentinas es, de facto, un corralito del mercado de divisas, y una muestra de que el Banco Central de Buenos Aires apenas tiene ya capacidad para soportar la cotización de un peso que sigue en caída libre y que amenaza con generar el monstruo de la hiperinflación, alfo que los argentinos conocen muy de primera mano. Las inversiones de las empresas españolas en aquel país se devalúan a la velocidad a la que lo hace el peso, el panorama se ennegrece y la salida de capitales y personas irá a más a medida que pasen los días. Otra vez una pesadilla a ritmo de tango, que como siempre sufrirán mucho más aquellos que no tengan opciones de escapar ni ingresos que mantener. Un desastre absoluto

lunes, septiembre 02, 2019

Cada vez huele más a elecciones


Era casi imposible leer la entrevista a Pedro Sánchez que publicaba ayer El País. De hecho, no logré terminarla. Era tal el derroche de seriedad, responsabilidad, altura de miras y sentido de estado que exhala el personaje que los sentimientos de culpa de mi pobre ser mortal iban creciendo a cada párrafo y pregunta. Cómo la fortuna nos ha permitido contar, en este tiempo de tribulación, de un estadista de talla y lustre como el del señor Sánchez y cómo todos no somos capaces de verlo, de postrarnos ante su imagen y rendirnos a la evidencia de que él debe gobernar sea cual sea el resultado de las elecciones. Desde luego, la ingratitud de los españoles con sus próceres es algo digno de estudio.

La táctica que el PSOE, encabezado por Sánchez y su Rasputín Iván Redondo, ha dejado muy clara es la siguiente; o te rindes o elecciones, y el destinatario de la misma es Podemos, bueno, más bien su líder absolutista, otro dechado de virtudes que debe usar crema de protección solar en todo momento para que el brillo que emana de su figura no le cause lesiones cutáneas. Esto es lo que tienen los podemitas encima de la mesa, o apechugan y facilitan el gobierno monocolor del PSOE o habrá elecciones en la que, muy probablemente, su debacle electoral les colocará en una posición de mucha mayor debilidad. El mensaje que no deja de emanar de todas las terminales socialistas es que la confianza con los de Podemos está rota, completamente, tras el desastre de investidura que se vivió en Julio. Dos veces ha logrado Iglesias que no se constituya un gobierno del PSOE, y no estamos dispuestos a que sean tres, pregonan desde Ferraz y sus terminales mediáticas, en un intento clarísimo de establecer claramente quienes son los culpables de la actual situación y que así aparezcan ante la cabreada opinión pública en el caso de que, otra vez, tengamos que ir a votar el 10 de noviembre. Es lo que se llama insistentemente la “construcción del relato” una táctica política, y no sólo, en la que el PSOE es especialmente habilidoso (y por el contrario, el PP sumamente negado). De hecho, el anuncio de que mañana Sánchez presentará en público las trescientas medidas fruto de sus reuniones con la sociedad civil (madre mía lo que hay que oír) no es sino un adelanto de la campaña electoral de noviembre, un nuevo programa electoral con el que seducir a los votantes de izquierda de todo el espectro para que se decanten y escojan la única opción que tiene posibilidades de alcanzar el poder. Es una estrategia muy clara, muy bien ejecutada, y que puede tener resultados, o no, pero que está claro que se desarrolla desde la unanimidad de las filas socialistas, aunque a buen seguro habrá dirigentes a los que la situación actual les produzca un vértigo elevado. Lo sucedido estos últimos días en La Rioja, donde se ha mostrado hasta las claras la descomposición y sectarismo que afecta a Podemos, refuerza el mensaje socialista, y deja muy claros los puntos del debate. El tiempo además no deja de avanzar y al PSOE le basta con quedarse quieto para que los plazos devoren a Podemos. ¿Qué hará Iglesias? No lo se. En un personaje malicioso y sectario, pero es listo. Sabe perfectamente que ha perdido su oportunidad de asaltar los cielos, y es lógico que alguien que posee alma de dictador se sienta frustrado al ver fracasar sus ansias infinitas de poder y ego. Desde su dacha de la sierra contempla el escenario, y si actuara en lógica se rendiría, porque sabe que en unas nuevas elecciones va a perder escaños respecto a lo que ahora tiene. Pero la lógica hace tiempo que no funciona en los partidos. Frustrado, resentido, cabreado, Iglesias contempla como el Podemos que pudo ser todo va camino de convertirse en la Izquierda Unida 2, y que del sorpaso al PSOE no queda nada de nada. Curiosamente, con su actitud, se ha convertido en el mejor ejecutante de las políticas de la derecha, impidiendo a la izquierda gobernar. Probablemente lo sepa, pero eso no quiere decir que condicione su actitud.

¿Y el resto de partidos? Mirando y esperando, con expectativas muy distintas. Ciudadanos, que a mi entender ha cometido enormes errores de estrategia, no lo dice, pero sabe que unas nuevas elecciones le harán daño, como le sucedería lo mismo a un Vox que se ha mostrado con la intransigencia e inutilidad propias de sus delirantes propuestas políticas. El PP no lo dice, pero sabe que con nuevos comicios sólo puede mejorar respecto a los ridículos resultados de abril, por lo que, si hay que votar, encantados estarán en Génova de hacerlo y recoger algunos de los trozos perdidos en el camino que se quedaron en otras formaciones. Y entre todos, la gobernabilidad del país inexistente y la gestión de los problemas, presentes y futuros, nula.