jueves, septiembre 05, 2019

Brexit va, Brexit viene


Es espectacular lo que está sucediendo en el Parlamento Británico. Obnubilados como estamos por las series y demás producciones audiovisuales, asistimos en tiempo real a unas escenas de confrontación, tensión, estética y dramatismo imposibles de superar por el mejor grupo de actores, y todo sin guion alguno, sin reglas sobre lo que va a poder suceder en los próximos minutos. Ese hemiciclo que no tiene forma de tal, en el que no entran todos los están habilitado para ocuparlo, y en el que, es genial, basta con que un parlamentario se cambie de bancada para que eso signifique el abandono de un partido y su adscripción al contrario. Es asombroso.

Dos fueron las derrotas consecutivas que sufrió ayer Boris Johnson en sus días de parlamento antes del cierre decretado. A buen seguro, de saber algo así, hubiera ordenado un cierre mucho más prolongado, y seguro que sueña, como otros, con aquellos autócratas que en el mundo hay que no tienen que soportar esa tortura de verse superados por los votos de un hemiciclo electo. La democracia es así, y no a todos les gusta. Su primera derrota fue la del proyecto de ley, que debe ser tramitado con urgencia extrema, para obligarle a solicitar una prórroga del plazo de salida del Brexit, que se cumple el 31 de octubre. Si esa ley al final sale, sería una absoluta humillación para Johnson que él fuera el que acudiera a Bruselas a pedir, rogar, por un aplazamiento. En esa derrota fueron capitales una veintena de diputados conservadores que votaron junto al resto de la oposición, dejando a las claras la fragilidad del grupo parlamentario que sustenta al precario gobierno. La segunda derrota vino derivada de la primera. Ante esa posible vergüenza que supondría para él renunciar al Brexit duro, Johnson solicitó ir a elecciones, pero esa convocatoria, que allí puede proponerla el Primer Ministro, requiere que dos tercios del Parlamento la validen, y no fue así. Corbyn, el líder de los laboristas, un político no tan nefasto como Johnson pero también negativo en muchos términos, no quiere, de momento, unas elecciones. Sospecha, como todo el mundo, que nos las podría ganar, por lo que no tiene especial prisa para convocarlas, y desde luego ninguna antes de que esa primera ley que les comentaba, la que obliga a pedir el aplazamiento, entre en vigor, porque sería un horror que se convocasen comicios y que llegara al poder y fuera justo él el que tuviese que gestionar el desastre de la salida. Sabe Corbyn que en las condiciones actuales una campaña electoral sería totalmente polarizada y que Johnson se presentaría como el mártir de los auténticos ingleses, traicionados en su voluntad de salir de la UE, por los que no respetan el resultado del referéndum. Aglutinador del boto extremista de los de Farage, tendrían opciones reales los conservadores de ganar la elección y eso es un panorama que aterra a Corbyn y, sobre todo, a los europeístas, que se presentarían divididos a estos comicios entre, al menos, los laboristas y los liberales. Eso, condado a condado, que es como se escoge a cada uno de los diputados de la Cámara de los Comunes, puede ser letal para el voto europeísta. Sin embargo la situación actual es de un marasmo tal que va a ser inevitable que las elecciones se den a no mucho tardar. Si las gana Johnson pero el mandato de prórroga se ha ejercido, habría un tiempo para gestionar las cosas, por eso, de todas maneras, se busca como prioritario forzar el reloj para que esa espada de Damocles que vence en menos de dos meses no se precipite sobre las cabezas de los británicos y el resto de los europeos. El problema es que, en medio de la absoluta confusión que se vive en el Reino Unido, sumido en la vergüenza, puede suceder de todo, hasta un Brexit por accidente, y nadie se atreve a predecir qué es lo que puede acabar pasando allí.

Bueno, nadie nadie… Enrique Feás ha escrito un artículo de política ficción que es apasionante, en el que Johnson dialoga con Dominic Cummings, uno de sus principales asesores y gran impulsor de la demagógica y triunfante campaña del Brexit. En el texto, Cummings va contando paso por paso lo que está sucediendo ahora y lo que podría pasar en los próximos días, previendo los acontecimientos que podrían darse, y dando forma de estrategia premeditada a los movimientos caóticos a los que asistimos, asombrados, desde la barrera. ¿Tiene Johnson una estrategia ganadora en todo este proceso? ¿La tiene Corbyn? Lo que parece seguro es que los perdedores de todo esto serán los ciudadanos británicos y del resto de Europa, porque pase lo que pase, ambas economías, muy relacionadas, ya se resienten ante el disparate que vivimos. Y en el capítulo de hoy, lso guionistas aún no saben qué es lo que escribir.

No hay comentarios: