viernes, septiembre 06, 2019

Construir el relato electoral


Relato es la palabra mágica por la que disputan todos sus actos los políticos españoles en este momento. Y mucho más allá, relato se ha impuesto como concepto entre todo tipo de personajes e instituciones para tratar de amoldar lo sucedido, la verdad, a sus intereses, sean estos del tipo que sean. No es más que construir una historia, un cuento con lógica y que ofrezca el desenlace deseado para que sea comprado, apoyado, por los propios y a ser posible alguno de los contrarios. Saben los que tratan de elaborarlos que el poder de las historias que se relatan es tan elevado que no hay campaña de marketing que pueda contra ellas. Crear ese texto mágico que de coherencia a lo sucedido y soporte a la visión propia es el santo grial que todos buscan.

A día de hoy, a esta hora, la probabilidad de que haya elecciones en noviembre es muy alta, casi el único escenario posible. Tras la reunión fracasada de ayer entre PSOE y Podemos no parece haber muchas opciones de un acuerdo de última hora, por lo que puede que nos tengamos que enfrentar a las urnas otra vez, en un tedio de votaciones que harta a todo el mundo. Los hechos crudos a los que nos enfrentamos admiten poca discusión y son compartidos por todos. Hubo unas elecciones a finales de Abril que ganó el PSOE, con notable distancia respecto al resto de partidos, pero muy lejos de la mayoría absoluta. En función de las reglas de investidura que poseemos (y que requieren de un alto consenso para ser alteradas) es necesario que el candidato a presidente cuente, en alguna votación, al menos con más votos a favor que en contra, sino no podrá ser escogido como tal. Transcurridos los plazos del proceso, si no se logra investir un candidato, la convocatoria electoral es automática. Estos son los hechos, y lo que puede pasar el lunes 23 de este mes si nadie es investido antes. A partir de aquí empieza la construcción de ese relato soñado que trate de justificar el por qué se repiten las elecciones y el grao de culpa que tienen unos y otros en todo ello. La base de la construcción es siempre la misma, y se puede resumir en “yo he hecho todo lo posible y la culpa de que no haya acuerdo es de otros” y a partir de ahí se cogen momentos reales, hechos ciertos, y se tejen de tal manera que el que cuente la historia sea capaz de embaucar con lo narrado a la mayor cantidad de ciudadanos, léase votantes, posibles. A día de hoy, a esta hora, el que más fácil lo tiene para engarzar sus pelar en el collar de la historia es el PSOE. Puede argumentar que ganó y que ha sido la intransigencia de Podemos la que le ha impedido acceder al gobierno. Tras los resultados de abril Sánchez era el único candidato a presidente posible y los de Iglesias, sobre todo Iglesias, lo han frustrado. A partir de aquí se desarrollaría toda la campaña electoral con el objetivo de laminar a Podemos y quedarse con la mayor parte de sus votos, todo ello aderezado con toques de miedo a la derecha, que nunca faltan en este caso. Podemos, a día de hoy, tiene que fabricar un discurso casi inverso, en el que sea la intransigencia de un PSOE crecido y orgulloso la que ha impedido alcanzar el pacto, que aparezca Sánchez como el orgulloso, el que ha impuesto un trágala que la formación morada no podía aceptar, y es verdad que en el estado actual de la negociación ese relato es el de más difícil venta. Una jugada estratégica de última hora de Iglesias, que regalase sus votos a cambio de nada sería una manera de forzarlo todo. Ayer se comentaba en los medios que, ante esta última opción, Sánchez no aceptaría, al sentir que se le daba una investidura válida pero una presidencia tocada. De hacer ese movimiento, y de optar el PSOE por esa respuesta, también iríamos a elecciones, pero los relatos de ambos partidos debieran alterarse y las opciones de Podemos de vender su posición mejorarían mucho respecto a la de un PSOE que podría ser acusado mucho más fácilmente de ser el culpable de que volvamos a votar.

En el resto de partidos esa necesidad de relato de cara a las elecciones es algo menor, porque para el centro derecha la base de la historia es culpabilizar tanto a PSOE como a Podemos de ser los culpables de la repetición, pero como en todo en la vida hay matices. Así, Vox no tiene argumentos ni parece necesitarlos, le bastan plantas de chalet irregular. El PP sabe que de repetirse las elecciones mejorará resultados, porque peor no puede estar, y es Ciudadanos el que tiene que estar muy preocupado porque su posición en estos meses ha quedado muy tocada, para los suyos y los ajenos, y no está claro cómo va a poder construir una historia que le salve los papeles. Rivera necesita urgentemente un hábil relatador que le ayude a sobrellevar una probable derrota en caso de nuevos comicios.

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