La ley del embudo de la corrupción política es algo que practican todos los partidos, con un descaro que asombra cada vez que la emplean, pero como esos anuncios de detergente cutres, que siempre dicen que lavan más blanco, se reiteran sin cesar. Será que les funciona. No lo entiendo. La cosa es que la más mínima sospecha de corrupción en el partido contrario es causa de escándalo absoluto mientras que las abultadas pruebas de corruptelas en el propio no son sino falsedades, rumores sin sentido y meras acusaciones vacías carentes de credibilidad. Sí, es como un grupo de niños que juegan a no verse con las manos puestas en los ojos.
Aldama salió de la cárcel la semana pasada después de señalar a varios de los actuales miembros del desgobierno sanchista, empezando por el propio presidente, y jurando que tiene pruebas de lo que dice. El argumentario fabricado por Moncloa para excusarse y tratar de salir del paso no es sino el de siempre, que lo que dice un presunto delincuente no es cierto ni creíble. Sí, es lo mismo que decía el PP cuando se publicaron los papeles de Bárcenas y que el PSOE pregonaba a los cuatro vientos. Bárcenas era tan presunto culpable entonces como lo es Aldama ahora. Luego el recorrido judicial permitió quitar el presunto y pasó a ser condenado. Ahora estamos en el comienzo de este caso de corrupción y, dada la velocidad de la justicia, es casi seguro que, para cuando se emitan sentencias condenatorias para algunos de los componentes de la trama, ni el gobierno actual esté al cargo y a saber quién es entonces presidente y cuáles son las carteras ministeriales. En todo caso, la reacción indignada de los aludidos por Aldama denota que algo debe haber, porque ellos y sus parapetos denuncian la falsedad del testimonio que les involucra, pero no opinan lo mismo de lo que ya Aldama dijo sobre personajes como Koldo o Ábalos, que siguen acumulando méritos para convertirse en corruptos de primera línea en el panteón de los manguis políticos nacionales, que a este paso habrá que someter a serias reformas de ampliación, mordidas en los contratos por descontado. Si la trama Koldo en la que está involucrado Aldama es cierta, ¿por qué no va a serlo el pago de comisiones a Santos Cerdán y a otra serie de personajes del PSOE? Aldama se ha paseado por el mundo del actual gobierno con una familiaridad propia de quien es conocido, respetado y confiado por todos ellos, y dados los importes que movía el sujeto es comprensible la adoración que le prestaban esos personajillos de tres al cuarto que son famosos por pertenecer a esa estructura de poder pero que carecen de conocimiento, capacidad y mérito para casi cualquier cosa que no sea el compadreo. Desde su puesta en libertad, Aldama se ha convertido en el gran problema para un gobierno débil, incapaz y, desde su constitución, sometido a todo tipo de chantajes por parte de los presuntos socios a los que se ha unido. El único objetivo de Sánchez, el presunto presidente, es mantenerse en el poder todo el tiempo que pueda, y para ello ah demostrado tener una desvergüenza que no ha tenido ninguno de sus predecesores a la hora de mentir, engañar y traicionar a todos los que han pasado a su lado para mantenerse en lo más alto. Su nula credibilidad hace que cuando promete cualquier cosa el coro de risas que se oye sea propio de una telecomedia norteamericana. Ante Aldama, un personaje que también parece carecer de escrúpulos, la situación del trilero que ocupa la Moncloa es más complicada que ante las acometidas de un PP bastante incapaz. Sánchez y Aldama son traidores por definición, sólo les mueve su propio interés. Tiene toda la lógica del mundo que se hayan conocido y tengan relaciones mutuas, porque parecen ser tal para cual. Y de ahí puede salir de todo.
¿Acabará Aldama haciendo caer al gobierno? Mira que lo dudo, porque aunque se demuestre que lo que dice es cierto, estamos ya en un mundo de postverdad en el que Moncloa y todos esos presuntos medios que viven de sus subvenciones, públicos y privados, pueden vender el discurso que les de la gana, ajenos por completo a la realidad, y encontrarán público que compre esas falsedades. Sánchez aguantará en el poder hasta el último día que pueda, no tengo dudas al respecto, sea pillado en corruptelas o no, traicione a sus votantes y al resto del país o no. Para alguien carente de escrúpulo alguno como es él qué más da las tramas que surjan.
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