miércoles, junio 18, 2025

La situación en Irán se complica

En este par de días la situación bélica entre Irán e Israel se ha complicado bastante, y el balance es notablemente peor para Teherán. El intercambio de ataques aéreos por parte de los cazas israelíes y el lanzamiento de cohetes por el régimen de los ayatolas se ha mantenido, pero es evidente que la superioridad aérea que goza la aviación de las IDF sobre el espacio aéreo iraní (y las tres naciones, Siria, Jordania e Irak) que se encuentran entre ambas naciones otorga al ejército hebreo una capacidad de acción casi absoluta. Puede permitirse el lujo de seleccionar los objetivos de una manera tranquila e ir eliminándolos poco a poco de forma sistemática. Es, nuevamente, una guerra bastante asimétrica en lo que hace a capacidades mutuas.

Esta superioridad israelí está, de facto, cambiando los objetivos con los que se supone comenzó Netanyahu el ataque. La idea era frenar el programa nuclear iraní, y por eso los primeros objetivos fueron, además de las instalaciones de defensa antiaérea, para alcanzar la actual superioridad, bases y equipamientos relacionados con los centros de proceso y enriquecimiento de uranio, así como lugares de investigación y similares, pero durante estos días los objetivos se han ampliado notablemente y tienen claramente en la mira al régimen en su conjunto. Varios mandos del ejército, cúpula política y de las fuerzas de élite han sido eliminados, y desde Tel Aviv se ve como factible la posibilidad de hacer caer a todo el régimen islámico. ¿Es esto posible? Nada se puede descartar en la vida, y me parecería una noticia excelente el derrumbe de la dictadura de los ayatolas, pero no creo que bombardear Teherán sea la mejor manera de lograrlo. El incremento de las hostilidades está llevando a que la presión de Israel sobre EEUU aumente para que los norteamericanos también se metan en la guerra, y ayuden a las IDF a eliminar las dos principales bases relacionadas con el programa nuclear, Fordo y Natanz, donde a unos cien metros de profundidad se esconden las plantas de enriquecimiento de uranio en las que taraba el régimen islámico. Sólo EEUU pose el armamento capaz de llegar hasta esa profundidad y hacer desaparecer instalaciones de ese tipo. Los mensajes que lleva transmitiendo Trump desde hace unas veinticuatro horas son de urgencia creciente. Tras abandonar la cumbre del devaluado G7 ayer tuvo varias reuniones internas, entre otras una en la sala de situación, que sale en tantas películas, donde se supone que los militares le enseñaron posibles operaciones a desarrollar, riesgos y consecuencias. Trump ha recomendado a los habitantes de Teherán, una ciudad de unos diez millones de habitantes, que la evacúen, ha dejado claro que Irán no tendrá una bomba nuclear, y ha pasado de una dialéctica de forzar a los ayatolas a negociar un acuerdo, forzado por las circunstancias, a hablar de una solución definitiva al problema. Así, los signos de que EEUU se va a meter en este avispero aumentan con el paso de los minutos, y no sin bronca entre los miembros de la administración Trump y los que se declaran como salvaguardas de las esencias del movimiento MAGA, que ven en esta guerra otra distracción que ni les va ni les viene respecto a la necesidad de la política interna de EEUU. En todo caso, puede que hoy mismo sepamos si ese movimiento se va a dar, porque los rumores de que Trump va a hacer una declaración oficial al respecto, un anuncio al país para justificar lo que venga después, crecen y crecen. En este momento todos los escenarios están abiertos, desde una operación quirúrgica que emplee una fuerza devastadora sobre esos dos centros de procesamiento hasta una acción militar coordinada integral entre EEUU e Israel que, además, decapite al régimen, eliminando a todas sus figuras de poder, incluyendo al líder supremo Jamenei.

Ante estos escenarios, muchos ojos miran a la cotización del petróleo, +4% ayer, y al estrecho de Ormuz, paso obligado para muchos de los petroleros que exportan desde la zona del golfo, y que Irán ha amenazado frecuentemente con bloquear como amenaza. Un acto de este tipo tendría consecuencias económicas y geopolíticas globales, y el que varios portaviones norteamericanos estén viajando a la zona indica que pueden estar preparándose para actuar sobre ese estrecho en caso de intervención militar. Como ven, las espadas están en alto y la tensión es creciente. Los riesgos de todo lo que está sucediendo son elevados. Mucho.

martes, junio 17, 2025

El ególatra se atrinchera

Bienaventurados los ingenuos que pensaban que, tras su fin de semana de reflexión en Quintos de Mora, Sánchez tomaría algunas medidas realmente efectivas contra la corrupción y respondería al clamor que, asqueado por las prácticas de su entorno y partido, exigen limpieza, responsabilidades políticas y dimisiones en cascada, empezando por la suya. Si algo vimos en la época de Bárcenas es que la dirigencia de un partido puede llegar a extremos absurdos para tratar de ocultar lo obvio. Pensábamos que aquella escena de Cospedal del despido en diferido era insuperable, pero no, Sánchez ha logrado escalar un peldaño más en el escaqueo de la responsabilidad por la corrupción. Era difícil, pero para el ególatra no hay reto pequeño.

Sánchez salió ayer ante los medios atacando, tras la patética comparecencia del jueves. Sólo le faltó mostrarse orgulloso de los suyos, de los muy suyos, de toda esa panda de puteros y ladrones que le han escoltado a lo largo de toda su carrera política. Echó balones fuera, vio la corruptela ya juzgada en el ojo ajeno, pero se escaqueó miserablemente de la propia, y en un ejercicio de cinismo absoluto dijo representar a los millones de personas que no quieren un gobierno de la oposición, cuando por su cargo debe representar a todos los españoles, a los que votan y a los que no. Su sectarismo quedó tan retratado como su psicopatía personal. Admitió implícitamente que, de haber elecciones, las perdería de calle, porque dijo que no se podía dar la oportunidad a la derecha de acceder al poder, lo que es una muestra de asunción de la minoría social en la que se encuentra ahora mismo, y, también, de la prevaricación continua que realiza el CIS cada vez que, con dinero público, se inventa encuestas electorales en las que Sánchez es alabado hasta allí donde no se presenta. Toda la comparecencia fue un vulgar mitin sin el más mínimo acto de contrición, sin rastro alguno de la pena falsamente fingida el jueves en su lamentable actuación, todo fue rabia, enfado, miradas torvas, ausencia de culpa en sí mismo y, en todo caso, algo en otros. Nada en él. Su autoproclamación como capitán dejó a las claras que el partido y el gobierno son suyos, y hasta el último día que pueda ejercer el poder, lo hará a su forma, de manera autoritaria, secreta, sectaria y rencorosa. La fuga de la realidad del personaje sólo es comparable al ego que posee y a las ganas constantes de venganza respecto a todos los que no le adoran que le inflama continuamente. Supongo que desde ayer empezarían a darse llamadas desde Moncloa a los miembros del equipo de opinión sincronizada, antaño se hacían llamar a sí mismos periodistas, para que vuelvan al redil, rebajen el enfado mostrado desde el jueves y se sometan ante quien deben y, casi seguro, les paga. La idea de que tres pillos de poca monta han sido los corruptos en una organización limpia y se han ocultado a la bondadosa vista del líder es tan increíble como imaginarse a Jésica recatada en una fiesta, pero seguro que los más fieles que rodean al ególatra en Moncloa, los que más cobran del dinero público que allí se dilapida, son tan entregados a la causa que logran vencer alguna voluntad, cuotas hipotecarias sufragadas mediante, para que la causa del gran líder de la social democracia occidental pueda seguir viva. Como el apagón de hace un par de meses, seguro que se intenta acabar convenciendo a la gente de que no sucedió nada, de que no hubo mordidas, grabaciones, putas, chanchullos y demás cosas abálicas o cerdanescas, si se me permiten los términos. Se buscará ocultar en montañas de propaganda barata lo que está ante los ojos de todo el mundo, y se confiará en el calor del verano, las vacaciones y la cesión ante nuevos chantajes de los socios sediciosos para dar la ilusión de que las cosas están bajo control y siguen su curso con normalidad. Recuerden, como la mierda del sálvame felizmente fracasado de TVE, todo financiado con el dinero de sus impuestos, y de los míos, con el mismo dinero con el que Cerdán y medio sanchismo se forraban y pagaban sus orgías. Con ese dinero que a usted y a mi se nos extrae sin conmiseración alguna pretende Sánchez cubrir sus vergüenzas y alimentar a los lacayos que le laven la cara.

Pues no, no y no. Sánchez, aunque no quiera verlo, está muerto. Su descrédito ante la sociedad es enorme, e incluso en el mundo sectario en el que se han convertido los partidos, su figura cotiza a la baja en un PSOE herido gravemente que debe escoger entre su supervivencia o su sanchidad. Va a haber más grabaciones, y escándalos de todo tipo, porque esta mafia era bastante eficiente usando sus móviles para dejar constancia de todo lo que pasaba, y aparecerán nuevas figuras en este enredo asqueroso. Y, creo, más de uno acabará sus días exiliado en República Dominicana, donde tienen dinero y propiedades a buen recaudo. Las similitudes entre Sánchez y Rubiales crecen. El primero ya está en el tiempo de la interinidad. Será más o menos largo, pero inexorable.

lunes, junio 16, 2025

Guerra Irán Israel

Dominados por la avalancha de fango que nos rodea, que surge del gobierno y no de donde sus propagandistas denunciaban, en España hemos prestado poca atención a la nueva guerra que se ha declarado en Oriente Medio, una que enfrenta directamente a dos naciones que se odian, Israel e Irán. En medio del proceso de negociaciones entre Washington y Teherán sobre la situación del programa de enriquecimiento de uranio con el que el régimen de los ayatolás busca el acceso al arma nuclear, Tel Aviv desató una ofensiva aérea el viernes, mientras Cerdán y compañía decían que eran inocentes, y lo que se suponía un pulso soterrado ha acabado siendo una guerra abierta entre las dos naciones. Es escenario se ha complicado muchísimo.

Es una guerra sin presencia terrestre, porque Israel e Irán están separadas por dos naciones, Siria e Irak, en las que la influencia de Teherán es enorme. No estamos ante un enfrentamiento de blindados o tropas, sino ante lo que se denomina un intercambio de salvas, en el que Irán dispara misiles balísticos contra Israel e Israel ataca con cazas las infraestructuras nucleares y militares de Irán. Más allá del balance de víctimas que se ha podido establecer hasta ahora, unos doscientos fallecidos persas y algo más de una decena en Israel, la situación muestra una clara superioridad de la estrategia hebrea. En la práctica se ha hecho con el control del espacio aéreo iraní, y sus cazas operan con una cierta libertad en todo el país una vez que las defensas antiaéreas iraníes han sido vapuleadas. La respuesta iraní, lanzando misiles, se ha encontrado con la eficacia de la cúpula de hierro israelí, que aunque trabaja a destajo, no ha sido capaz de pararlos todos. De ahí la destrucción causada en un barrio en Tel Aviv, donde se concentran la mayor parte de la víctimas israelíes, alcanzado por misiles iraníes, que ha sufrido enormes daños físicos, y donde aún se trata de rescatar a personas bajo los escombros que fueron sus viviendas. Israel ha logrado eliminar a varios de los dirigentes de la cúpula militar iraní, tanto de su ejército regular como de la sección de inteligencia como de la élite que conforman los guardianes de la revolución, en una especie de juego de busca y captura similar al que ay realizó en su ofensiva libanesa contra la milicia chií de Hezbollah. Lo cierto es que los daños causados al régimen de Teherán por Israel aparentan ser severos, tanto en instalaciones como en personal de alto rango, y la superioridad aérea que muestran las IDF en su actuación parece mostrar un escenario en el que Tel Aviv puede casi escoger sus objetivos a placer. Tras sólo cuatro días de enfrentamiento abierto empieza a haber voces que señalan que el objetivo último de Israel es la decapitación del régimen chií y su caída del poder, buscando un cambio total en el poder del país persa. ¿Es esto así? Se ha filtrado que Trump ha prohibido a Netanyahu cargarse al líder supremo de la revolución iraní, el ayatola Jamenei, pero está por ver si eso es así o no. El ególatra de Netanyahu ya nos tiene acostumbrado a desarrollar operaciones militares de envergadura en la que la eficacia de las tropas movilizadas contrasta con la ausencia de planes realistas sobre qué hacer tras golpear. Puede que el régimen de terror chií que aprisiona a Irán durante décadas colapse, y no se lo voy a negar, me encantaría que así fuera, pero no acabo de ver que el bombazo constante a Teherán y otras localidades sea la mejor estrategia posible para lograrlo. Además, en caso de riesgo existencial para su supervivencia, el régimen puede optar por medidas drásticas, sabiendo que no tiene nada que perder, y muchas de ellas tienen que ver con el petróleo, la gestión del estrecho de Ormuz y el posible estrangulamiento de parte del suministro global, lo que dispararía la cotización del crudo y nos metería a todo el mundo en un serio problema económico. ¿Pueden las cosas llegar hasta ese punto? No es descartable

¿Y sobre el programa nuclear iraní? Los principales centros de enriquecimiento se encuentran en Natanz y Fordo, lugares situados al sur de Teherán. Enterradas a gran profundidad, esas instalaciones cuentan con edificios en superficie que han sufrido daños por los ataques israelíes, pero es sabido que las IDF no tiene el armamento necesario para penetrar hasta el centenar de metros que separa las grandes plantas de enriquecimiento y de creación de la bomba. Sólo EEUU tiene ese tipo de misiles y bombas, y no consta que esté dispuesto a emplearlas. Israel trata de forzar a EEUU para que se implique en la guerra, pero por ahora Trump amenaza a Irán pero no mueve sus tropas. La situación, como ven, es volátil y peligrosa.

viernes, junio 13, 2025

Sánchez, un personaje psicótico

La compungida actuación de Pedro Sánchez de ayer pasará a los anales de la política española como uno de los mayores ejercicios jamás representados, pero no conseguiría nominación alguna a los Goya o a otro premio de interpretación. El mal actor Sánchez ya ha enseñado todos los recursos de los que disponía y su repertorio de gestos, poses, trucos y trampas está ya más que visto. Hacerse la víctima por la presunta corrupción de casi todos los miembros de confianza que le han rodeado han cometido es de una burdez que cuela en las guarderías, ante unos cuidadores saturados, y quizás en el núcleo duro de los sectarios que siguen en sus filas. Poco más.

Santos Cerdán cometió el imperdonable delito de corrupción y traición cuando negoció la ilegal amnistía con el sedicioso Puigdemont, por orden del sujeto que ocupa, desde ese momento de manera formal, pero sin legitimidad pública, el palacio de la Moncloa. Ese es, para mi, el delito imborrable de Cerdán. Lo que se supo ayer en forma de aplastante informe de la UCO es que, además, Cerdán era un ladrón, un estafador, un comisionista, y responsable parcial de una banda dedicada al saqueo de las cuentas públicas. Eso, con ser serio, y mucho, es para mi lo de menos. Que se le juzgue, ojalá le caigan varios años de cárcel, soñemos con que devuelva el dinero que se ha llevado (soñar es gratis, no sucederá) y confiemos en que no haya otro sinvergüenza que saque una norma para absolverle, como ha sucedido con los delincuentes de los EREs, rescatados por este indigno gobierno. Cerdán, Ábalos, Koldo y cía, con los personajes auxiliares de la trama, son los responsables del tinglado de extorsión y reparto del botín, al parecer en euros y carne, pero son piezas habituales en estas tramas, sujetos basura que se tirarían por un barranco si ven en el fondo una onza de oro o que no dudarían en arrojar a su madre, o a la de cualquier otro, a cambio de una mordida. Son basuras como las ha habido siempre, como fueron Correa y demás en el caso de la Gürtel pepera, o los comisionistas del 3% catalán, o casi todos los miembros del consejo de administración de la expoliada Bankia, sujetos carentes de escrúpulo que sólo piensan en dinero (bueno, en este caso curiosamente también en sexo, mucho sexo). Su devenir judicial será largo y rezaré para que se pudran en la cárcel el resto de sus días, a ser posible numerosos. Lo interesante no son ellos, no. Es su jefe, Sánchez, el que lo ha consentido y permitido todo, el que durante años y años, ya lleva más en la presidencia del gobierno que Rajoy, ha mantenido una estructura de poder en una organización, el PSOE, que ha convertido en poco más que una carcasa a su servicio, destruyendo por completo lo que antaño fue un partido político, una organización, para dejarla en poco más que cartel, logo y secta de prietas filas en torno al liderazgo cesarista de un sujeto que tiene una concepción de sí misma tan elevada que nadie llegará a ella. A Sánchez no le preocupa la corrupción, siempre que se beneficie de ella. A Sánchez no le preocupa el desempleo, siempre que no llegue al entorno de los suyos. A Sánchez no le preocupa la subida de los precios, porque va a tener ingresos en su entorno de sobra para soportarlos. A Sánchez sólo le importa el mismo, su persona, su imagen, su poder. Su soberbia es tan enorme que incluso ayer, ante el hundimiento de toda la estructura orgánica de las siglas con las que se ha presentado a las elecciones, optó por no asumir responsabilidad alguna. Eran otros los que habían delinquido, eran otras organizaciones las que habían fallado. Él, sacrificado hasta el extremo, se ofrecía a pasar el trance de pedir perdón por ello, pero otros serán los que paguen por los delitos que bajo su absoluto mando se han producido. Él ni adelanta elecciones ni cesa a nadie ni se plantea no ser nuevamente candidato. Él, por siempre jamás, será el que todo lo dirija, pero de nada se responsabilice. La comparecencia de ayer fue un ejercicio de psicopatía absoluta, estremecedora.

Era divertidísimo escuchar ayer a algunos, que hasta hace años se autocalificaban de periodistas, mostrarse indignados porque se sentían engañados por el PSOE y por la banda de Sánchez. Los más se rompían las vestiduras en público de una manera tan teatral como, seguro, temerosa, al ver que a lo mejor las prebendas que han disfrutado por parte de este gobierno (veremos si también de sus tramas) pudieran estar cerca de acabarse. El equipo de opinión sincronizada que controla (y seguro financia) Moncloa empezó ayer a agrietarse. Lo de que las ratas son las primeras que abandonan el barco cuando empieza a hundirse pasa en todos lados. También en el sanchismo cuando empieza a ser un concepto terminal.

jueves, junio 12, 2025

Cuarenta años en la UE

Hoy se cumple el cuarenta aniversario del acto solemne, celebrado en el Palacio Real, en el que se firmó el tratado de adhesión de España a lo que entonces se denominaba la Comunidad Económica Europea, la CEE, o las comunidades europeas, que también se decía. Bajo el gobierno de Felipe González, con Fernando Morán como ministro de asuntos exteriores y Manuel Marín, añorado, como responsable principal de lo que había sido la interminable negociación, se rubricaron los documentos oficiales por parte de nuestro gobierno y representantes de lo que era la Comisión Europea, el garante de los tratados y ejecutor de las políticas. La entrada oficial tuvo lugar el 1 de enero de 1986.

Se puede decir que estas cuatro décadas, con sus sombras, que las han tenido, han sido las más prósperas, estables, seguras y transformadoras de la historia de nuestro país desde que hay registros. La España de hoy se parece bien poco a la de entonces, aunque mantenga atavismos y vicios inherentes a nuestra condición, y el nivel de vida del que disfrutamos no sería ni soñado por aquellos que en los ochenta vivían de las rentas de su trabajo. Tras haber logrado, como sociedad, el mayor de los éxitos posibles de nuestra historia, en ese periodo que se llama la transición, España logró llevar a cabo el mejor de los proyectos colectivos en los que se ha embarcado en su historia con otras naciones, que es este empeño extraño de construir una unión entre naciones que han llevado enfrentadas desde hace milenios. Europa era para los españoles una aspiración, un sueño, un imposible. Atrasados en lo económico y lo social, sometidos a un encierro de décadas por parte de la dictadura, Europa era vista como la panacea en la que todo sería posible, tanto en lo político como en cualquier otro aspecto. En Europa eran libres, ricos y modernos. Y nosotros éramos una dictadura pobre y atrasada. Por eso la firma de hace cuarenta años, tras el trabajo previo de demolición de la dictadura y la construcción de un régimen de libertades, se vio como un momento trascendental. Ozores, el cineasta, al que ya me referí la semana pasada al hablar de la lugarteniente del presunto corrupto Cerdán, decía al terminar sus intervenciones en el 1, 2, 3, con pose solemne “y por fin, seremos europeos” como el sueño que tenía un país que había estado ajeno a todo lo que sucedía en el continente durante el convulso siglo XX. Entrar en la CEE, ahora UE, ha supuesto un esfuerzo enorme para el conjunto del país, ha provocado la creación de nuevos sectores económicos y la destrucción de otros, ha transformado las expectativas de los que ya han nacido en un espacio carente de fronteras, donde es tan común ir a Ámsterdam como a la provincia limítrofe, y ha ensanchado el campo de las ides y la mentalidad de una buena parte de la sociedad. ¿Ha resuelto todos los problemas? Claro que no, porque Europa no es una utopía, sino un intento de cooperar para arreglar problemas comunes en beneficio de todos, y quien piense que la solución a todos los males humanos está ahí será pasto de la amargura permanente. No, Europa como aspiración es un camino hacia la integración de naciones, culturas, economías e intereses que, en muchos aspectos son divergentes, incluso opuestos, pero que se ven en la necesidad de coordinarse para ganar más y, ya de paso, sobrevivir en un mundo cambiante. En estas décadas nosotros hemos prosperado, la UE en su conjunto lo ha hecho, pero el resto del mundo no se ha quedado quieto, ni mucho menos. Se produjo el derrumbe del muro de Berlín, la caída de la dictadura soviética y las décadas de esplendor democrático y liberal, y ahora, desde hace algunos años, volvemos a una senda sombría en la que antiguos enemigos que parecían haberse disuelto nos atacan y socios que se suponía que lo iban a ser a perpetuidad empiezan a ser vistos como amenazas imprevistas. El marco global no tiene nada que ver con el que era hace cuatro décadas, y el poder de las naciones europeas en el mundo ha menguado de una manera espectacular. Eso, aunque no lo parezca, nos obliga a empeñarnos en el sueño europeo, porque también es de las pocas tablas de salvación que nos quedan como continente.

Si uno pone la mano en su cartera, o paga en tarjeta y ve el recibo, comprobará que la moneda con la que paga se llama euro, y que funciona en la mayoría de las naciones de la UE. Ese experimento de la unión monetaria es uno de los más trascendentales que se han hecho en estas décadas, y para un país pusilánime en lo monetario y abusón de devaluaciones y otras prácticas cutres como lo ha sido el nuestro, ha significado un cambio absoluto. Bendito el día en el que el gobernante español dejó de tener acceso a la financiación monetaria. Celebremos este aniversario y sigamos, pese a todo, construyendo Europa. Creo que seguimos sin ser conscientes del valor de lo logrado y del peligro que supone estar fuera de este proyecto.

miércoles, junio 11, 2025

Somos un país pobre

¿Cuánto ganas? Esta pregunta es una de las más habituales que los norteamericanos se realizan entre sí y plantean a los que conocen, al muy poco tiempo de entablar una relación. En España, sin embargo, nadie osa a pronunciarla, se considera una muestra de muy mala educación y quien trate de inquirir algo así será visto por los demás como un sujeto bastante despreciable. Siempre he pensado que esto se debe a la envidia que nos corroe a los españoles. No soportamos sospechar que los que nos rodean gana más que nosotros y, tácitamente, no nos lo preguntamos para que, en la duda, uno se pavonee en su interior de ser el más afortunado. Suena a infantilismo del cutre, quizás porque lo sea.

Así, el estudio como el que ha publicado estos días Kiko Llaneras resulta de una enorme utilidad y arroja unos datos demoledores sobre la estructura salarial de nuestro país, poniendo cifras a esa gran duda que no nos cuestionamos y dimensionando los ingresos de los españoles. Anticipo, son bajísimos. En términos brutos, el salario mediano en España es de 24.000 euros anuales, y recordemos que la mediana, que no la media, es el valor que divide entre dos la distribución. Eso significa que una mitad de los españoles gana menos de 24.000 brutos anuales y la otra mitad más. Eso supone que, descontadas las cotizaciones, retenciones y demás, esa cifra se puede traducir en una nómina mensual de unos 1.1150 euros en catorce pagas al año, o 1.330 en doce mensualidades exactas. Este cálculo de la nómina neta ingresada es un poco más aproximado, pero por ahí andará la cosa. La gráfica de la distribución nacional muestra que los 30.000 euros brutos divide la distribución de manera muy precisa. Dos tercios del país ganan menos y un tercio más. Apenas un 5% de los asalariados superan los 60.000 euros brutos anuales, lo que marca el estrato más alto de los ingresos. Por regiones la cosa varía, y como era de esperar Madrid, País Vasco o Navarra tienen las nóminas más altas mientras que Canarias o Extremadura se encuentran entre las regiones de cola, pero las diferencias no son tan abultadas como uno pudiera esperar. En el caso de Madrid si destaca que la presencia de salarios altos es bastante más relevante en el resto de comunidades, pero, en general, la cifra de los 24.000 de mediana resulta relevante. Si uno compara estos ingresos con los niveles de precios con los que nos relacionamos habitualmente, y que han experimentado grandes alzas en los últimos años, podrá deducir que la sensación que embarga a muchos de que no llegan a fin de mes es más que lógica. Especialmente sangrante es comparar esta distribución de salarios con los costes de acceso a la vivienda, tanto en propiedad como en alquiler. Los precios actuales de la cuota mensual para estar arrendado en las ciudades españolas medias y grandes suponen no ya un tijeretazo considerable a los ingresos mensuales sino, prácticamente, su expropiación. Estos niveles de salarios conforman un país de ingresos bajos en comparación con el resto de la UE. Una parte no pequeña de la competitividad de la empresa española en el extranjero es el coste escaso de la mano de obra, que como podemos ver con las cifras resulta palmario. El modelo de bajos salarios ha funcionado durante bastante tiempo pero la necesidad de acceder a las demandas de la clase media ha supuesto que las nóminas de los empleados de muchos sectores hayan subido en los últimos tiempos. Eso no se ha traducido en ganancias salariales completas en ese dato de la mediana porque, por ejemplo, la llegade de inmigrantes de estos últimos años, que copa en gran parte puestos que muchos de los españoles ya no quieren desempeñar, ha presionado a la baja a los salarios de numerosas categorías profesionales, que pesan mucho en el cálculo global (piense usted en todos los temporeros agrarios, empleados fabriles de base, cuidadores de hogar, etc). Más allá de los detalles, la imagen que ofrecen los datos es la de un país pobre en el contexto europeo.

Supongo que el instinto de cada uno al ver esos datos ha sido el de posicionarse en la gráfica, en buscar dónde nos encontramos, y sacar sensaciones de ello. El ejercicio es casi inevitable, y puede llevar a frustraciones y subidones artificiales, y a reflexiones del tipo “estoy mal, pero si me comparo con los murcianos no tanto”. Si quieren saber dónde estoy en el gráfico, les reconozco que por encima de la mediana nacional, pero supero la mediana del País Vasco por muy poco, que está en 30.000, la más alta del país. ¿Eso es, para mi, mucho o poco? Como nos pasa a casi todos, siempre creeré que no lo necesario, y les confieso que en mi entorno soy de los que se encuentra en la escala "baja". Es lo que hay.

martes, junio 10, 2025

Sigue la bronca en Los Ángeles

Malo está siendo este año 2025 para la ciudad de Los Ángeles. En enero, avivados por los resecos vientos de Santa Ana, una oleada de incendios arrasó con varios barrios de la ciudad, reduciendo enormes extensiones de casas, algunas de ellas mansiones, y entornos arbolados a meras cenizas y escombro. Las imágenes que llegaban de allí eran propias de una versión alternativa de Blade Runner, carentes de la sempiterna lluvia sucia que baña toda la película original, bastante más acordes con la secuela de hace pocos años. El desastre que causaron los fuegos fue enorme.

Hoy, lo que arden metafóricamente son las calles, algunos coches y parte del mobiliario urbano lo hace literalmente, por las revueltas originadas ante la política de detención de inmigrantes de Donald Trump. La caza del inmigrante ilegal es una de las obsesiones de Trump, y una de las vías que ha encontrado para llevar a cabo una política que, en la práctica, es inviable, es el miedo. No se puede expulsar de EEUU a los millones de inmigrantes, legales e ilegales, que residen allí, por lo que una alternativa es que introducir el miedo en sus vidas sirva para que algunos decidan irse, muchos no vengan y, los que estén, se escondan lo más posible. Para generar ese miedo Trump ha escogido Los Ángeles, bastión demócrata de la demócrata california, y ha ordenado allí redadas en las que las fuerzas de seguridad han detenido a numerosas personas a las que se les acusa de residencia ilegal en EEUU. Esto, en algunos casos es cierto, en otros no, pero los arrestos han sido retransmitidos a todo trapo por las cadenas de televisión y mostrado al país lo que sucede cuando la mano dura de Trump actúa. Lo de inocular el miedo que les comentaba. Ante estas medidas se ha producido una reacción de protesta, comenzada en primer lugar por allegados de los detenidos, a los que se han sumado numerosas personas que tienen vínculos con la inmigración, y algunas de esas manifestaciones han acabado en bronca, y esto ha servido de excusa para que Trump haya movilizado a la Guardia Nacional, un cuerpo de carácter federal, para que varios de sus efectivos se trasladen a Los Ángeles e impongan el orden. La escalada de violencia que se vive en la ciudad aún está en un estadio bastante moderado si la comparamos con otras vividas en esa urbe (lo de Rodney King de los noventa por ejemplo) o los disturbios que se vivieron allí y en otras muchas ciudades del país tras la muerte de George Floyd, pero no dejan de ser escenas de enfrentamiento violento que resultan desagradables. La actitud de Trump es la de aprovecharlas para proclamar a la inmigración ilegal como un acto de insurrección, y sus declaraciones son incendiarias día sí y día también. El gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom, uno de los pesos pesados del partido, denuncia sin cesar el abuso de poder que el gobierno federal está desarrollando en la ciudad y la propia movilización de la Guardia Nacional. No se lo suficiente de la legislación norteamericana para decir si el movimiento de esas tropas hacia California tiene base jurídica sólida o no, pero me da la impresión de que esta crisis viene bien para el mensaje trumpista y que la sobreactuación le beneficia de cara a los suyos y a la imposición de medidas más drásticas en el conjunto del país. El enfrentamiento en las redes entre el gobernador y el presidente es total, y esto, en un estado federal, es un riesgo que debe ser evitado, porque cada uno de los estado que componen la federación cuenta con un grado de poder bastante más elevado del que pensamos, y no es que California se vaya a separar de EEUU por lo que está pasando, pero sí que la disfuncionalidad del país se verá acrecentada por estos sucesos, y la sensación de descontrol creciente que se percibe desde fuera va a más en una nación en la que los disturbios tampoco son tan infrecuentes, (ni les cuento la violencia diaria) pero nunca han sido aprovechados de esta manera por el gobierno federal.

Acabe como acabe todo esto, parte del mal ya se ha sembrado. Trump y los suyos han mostrado ser capaces de recurrir a la fuerza a las primeras de cambio y de mostrar un perfil muy duro en un tema sensible para el electorado. Las primeras encuestas sobre lo que sucede muestran datos contradictorios, porque algo más de la mitad de los consultados se muestran favorables al discurso antiinmigrante de Trump y un porcentaje similar rechaza la manera en la que está gestionando la crisis de Los Ángeles. La posibilidad de que Trump militarice cada vez más toda protesta que se produzca contra su figura y medidas es algo que también se debe tener en cuenta en el contexto de degradación institucional que se vive en el país.

lunes, junio 09, 2025

El futuro de la pobre NASA

Una de las muchas derivadas que surgen tras el divorcio abrupto entre Musk y Trump, y no es precisamente la menor, es qué va a pasar con la NASA, la agencia espacial norteamericana, una de las marcas de EEUU más reconocidas en el mundo y, también, de las más inspiradoras. La NASA tiene mucho de ese poder blando del que hablaba el recientemente fallecido Joseph Nye y su capacidad de influencia es global. Para Musk, enamorado de los cohetes y creador de SpaceX, la NASA era tanto un sueño como un competidor y socio, en función de sus variables intereses. Ahora la agencia queda en un peligroso limbo.

Dentro de la propuesta de gasto presentada al Congreso, que ha sido el detonante del divorcio, se incluían numerosos recortes en todas las agencias federales, y la NASA era de las más perjudicadas, con un tijeretazo del entorno del 20% de su asignación. Ya se habían publicado algunos artículos sobre el efecto de esta reducción en las misiones previstas, intuyéndose cuáles serían canceladas y cuáles no. Las propias perspectivas de la vuelta a la Luna de la agencia quedaban en entredicho y todo el proyecto del SLS, que arrastra costes muchos mayores de los previstos y críticas desde hace tiempo, corría el riesgo de acabar siendo suprimido en su totalidad. El gobierno federal designa al responsable de la agencia, y Trump propuso el nombre de Jared Isaacman, empresario afín a Musk, que hubiera sido ratificado sin problema en la cámara. Issacman ya había hecho algunas declaraciones de compromiso sobre la necesidad de reforzar el programa espacial norteamericano y el hecho de que la NASA debía ser una de las referencias del país, pero eso lo dijo antes de conocerse el recorte financiero. A ver quién es el gracioso que se presenta a dirigir una entidad con una cuarta parte menos de presupuesto y con la misión de cancelar misiones. Tras la bronca, Trump ha retirado el nombre de Isaacman de la mesa de los congresistas, y ahora mismo no hay una persona candidata que se sepa para el puesto. La relación de Musk con la NASA es muy intensa, aunque sea sólo por el hecho, trascendental, de que su nave Dragon, con sus cohetes de SpaceX, sea la única que permite a los astronautas llegar a la estación espacial y a misiones en órbita. Lo cierto es que SpaceX le ha ido comiendo terreno a la agencia en todo lo que hace al mercado de satélites y a otras misiones con un cierto carácter comercial. Se especulaba con que, al estar Musk al mando de áreas del gobierno, pudiéramos llegar a un punto en el que su empresa y la agencia actuaran de una manera unificada, siendo Elon el auténtico rector de todo el sistema espacial norteamericano. Eso, sin duda, generaba profundos recelos en todo el sistema investigador y tecnológico norteamericano, que veía a Musk como un innovador en ciertos aspectos (sus cohetes reutilizables son una joya) y un pirado en muchos otros, con su obsesión de llegar a Marte sin disponer de la tecnología necesaria que sea capaz de solventar los muchísimos y graves problemas que ese viaje significa. Ahora mismo esa situación de simbiosis ya no es posible, y la NASA puede ser utilizada por Trump como ariete frente a SpaceX, lo que sin duda supondrá una pérdida para ambas entidades. En el disparatado cruce de tuits que los dos se dispararon el jueves Musk amenazó con desmantelar la Dragon, la nave imprescindible que antes les comentaba, y eso son palabras muy serias. Lo cierto es que ahora mismo nadie sabe qué es lo que va a pasar ni con el programa espacial norteamericano, ni con los contratos que se mantienen entre el gobierno federal y SpaceX ni, desde luego, la colaboración de ambas entidades con otros organismos internacionales, necesaria para el desarrollo de proyectos como la Estación Espacia, la tantas veces planeada Estación Gateway en torno a la Luna o decenas de misiones de exploración espacial, con carácter científico y visionario. Lo único seguro es el recorte de presupuesto para la NASA y que viene tiempos muy complicados para las personas que allí trabajan, de mano de Trump y de sus paranoias.

Mientras eso pasa en EEUU, China mantiene el rumbo de su programa espacial sin descanso, y día tras día sus misiones aumentan en complejidad. La idea de que una persona de nacionalidad china llegue a la Luna con el plazo límite de 2030 se mantiene en el ideario del gobierno de Beijing, y contemplar desde allí el aparente desmadre que se está organizando en la que sigue siendo la primera potencia espacial mundial resulta, sin duda, un espectáculo gratificante que es celebrado con arroz, soja, te y cosas de esas que se tomen por allí. Conquistar el espacio es, también, conquistar los corazones de millones de personas en todo el mundo. Hasta ahora nadie como la NASA lo había logrado. Hasta ahora.

viernes, junio 06, 2025

Musk vs Trump

Era conocido por todos que en la relación de Trump y Musk existía un exceso desatado de ego en ambos que iba a acabar convirtiendo lo que parecía una extraña amistada en enfrentamiento. Tarde o temprano personas de carácter tan extraño y opuesto, y poseedoras cada una de una enorme cantidad de poder y creencia en sí mismo estaban destinados a chocar, por lo que el que se haya producido ya la ruptura no ha cogido a nadie por sorpresa. Pero sí lo ha hecho la velocidad y las formas. En apenas un día han pasado de mandarse elogios en las redes a cruzarse amenazas de un enorme calibre y de consecuencias difíciles de imaginar.

Más allá de la despedida oficial que Trump le tributó en el despacho oval el otro día, cuando Musk apareció con el ojo morado, por el fin de su cargo temporal al frente del departamento de eficiencia administrativa (DOGE) Musk había empezado a tuitear en su red mensajes en contra de la nueva propuesta de presupuesto federal que el equipo de Tump ha presentado en la Cámara de Representantes, una ley que Trump califica de maravillosa y genial y Musk, directamente, de abominable. En ella se recorta el presupuesto de varias de las agencias federales, especialmente la que tienen que ver con la ciencia e investigación, (pobre NASA) pero el gasto global se dispara, y con él el déficit y la deuda, en un proceso de bola de nieve fiscal que empieza a ser preocupante. Musk llevaba dos días criticando intensamente esta norma y anunciando que iba a hacer todo lo posible para que los congresistas la rechazaran, y eso ya despertó ayer las iras de Trump y los suyos, empezando a acusar a Musk de traición y cosas por el estilo. En apenas unas horas el grado de acusaciones mutuas escaló de una manera inimaginable y ayer por la noche en España, primera hora de la tarde allí, Musk soltó que Trump aparece en los archivos no desclasificados del pedófilo Epstein, calificando ese anuncio como de bomba nuclear. Trump le llamó de todo, Banon, uno de los más peligrosos jefes de la secta MAGA abogó por deportar a Musk y el tecnólogo amenazó con desmantelar la cápsula Dragon, de su empresa SpaceX, la única manera que tienen ahora mismo los astronautas norteamericanos, y el resto de occidentales, para acceder al espacio. En medio de esta escalada cuasimilitar las acciones de Tesla se despeñaban, y al final de la sesión en Wall Street cayeron en el entorno del 14%, lo que supone una pérdida de más de cien mil millones de dólares de capitalización. Una sangría absoluta. El coro de adeptos trumpistas no cesó de lanzar mensajes insultantes contra Musk, reclamando la cancelación de todo contrato federal con sus empresas, mientras que Elon consultaba en la red la necesidad de crear un partido de centro que aglutine a la mayoría social del país y reclamaba un “impeachment” para destituir a Trump. Todo esto casi en tiempo real, a esta velocidad, y con esta virulencia. El asombro de periodistas y del resto del mundo ante lo que se escribían dos de las personas más poderosas del mundo era absoluto, a la vez que la venta de palomitas virtuales se disparaba al contemplar el espectáculo del despellejamiento que ofrecían. Lo cierto es que ayer debió ser un día de locos en Washington y en todos los estratos del poder de EEUU, y nadie puede sentirse extraño por ello. Colocar al frente de la nación a un desquiciado como Trump y que se haya apoyado en un excéntrico como Musk es una perfecta receta para acabar teniendo un caos absoluto en todo. El proceso de degeneración de la política que vivimos ha arraigado también allí y, sí, ayer EEUU dio un espectáculo patético y denigrante. Imagino que China, Rusia y otros rivales, tan asombrados como el resto, aprovecharían para brindar con lo que suelan hacerlo, vodka ruso aparte.

¿Cómo va a acabar esto? Ni idea. Tras lo de ayer es difícil pensar, como sostienen algunos, que estamos ante un teatro, una actuación cara a la galería, y se me antoja imposible una reconciliación. Quizás un futuro pacto de no agresión sea posible, pero ante sujetos tan extraños como estos nada es descartable. En todo caso, el daño reputacional que provocan a su país es enormes, y las consecuencias económicas, tecnológicas y de poder pueden ser inmensas. La bronca del miércoles de Aldama y Dolset en versión norteamericana. Y ya se sabe, allí todo es a lo grande.

jueves, junio 05, 2025

Una banda de sinvergüenzas

Hace pocos días murió, a los noventa y cinco años, Jose Luis Ozores, olvidado por muchos y despreciado por casi todos los que, como él, se dedicaron al cine, sin que ninguno de ellos admita que fue su trabajo incesante el que permitió que muchos hicieran carreras y pudieran vivir de las películas. Las que hicieron famoso a Ozores son cutres, no vamos a negarlo, pero sirven perfectamente como documental de una época, como retrato de unas formas de ser y costumbres que eran las del momento, y que no aparecen reflejadas en otra parte. Y sí, también, esas películas muestran personajes miserables, vergonzantes, que se mantienen en nuestro día, y que en no pocos casos han llegado a lo más alto del gobierno.

Creo que ni Ozores hubiera sido capaz de diseñar una escena como la que se vivió ayer en Madrid, protagonizada por varios de los miembros de la banda de delincuentes que han florecido a la sombra del sanchismo. En sus pelis Ozores le daba mucho peso al humor, un peso que aliviaba la carga de cutrez de lo que se exponía, y otorgaba al conjunto una pinta mucho más amable de lo que era realmente. Te reías con esas historias y las risas te ocultaban lo patéticas que eran y lo nauseabundo de sus protagonistas. Berlanga era similar, pero con mucha mayor calidad cinematográfica. Pero compartía la colección de sujetos que se creen algo y que, en el fondo, son unos mierdas que viven de robar y engañar. Ozores en bruto y Berlanga en destilado definen una manera de ser que no es únicamente hispana, pero que ellos supieron adaptar perfectamente al paisanaje que conocían. Pues bien, ni uno ni otro hubieran diseñado una escena como la de ayer, porque les hubiera entusiasmado verla, seguro, pero habrían considerado que el casting de protagonistas no daba la talla y hubieran temido, con razón, que cualquiera de ellos les acabase robando las ganancias obtenidas por la distribución del filme. Una chula de barrio que es una vulgar trepa que se hace pasar por periodista de investigación y que se dedica veinte minutos a posar sin decir nada para alimentar su desmedido ego (en eso también es sanchista de pura cepa) un comisionista encausado por corruptelas de todo tipo que se le enfrenta a la chula, otro comisionista que sale en defensa de ella y que agrede al primero, escenas de pasillo, insultos, amenazas, empujones, golpes, formas de personajes de tugurio puestos de todo a las tres de la mañana en un hotel madrileño a eso de las diez de la mañana en un día de verano delante de toda la prensa del mundo, que asiste atónita a un espectáculo no diseñable pero que es propio de un reality televisivo. Ruidos de caídas, de cámaras rotas, más móviles que en un encuentro de influencers y una sensación generalizada, de quien ve la secuencia, de asco y bochorno, al comprobar cómo la pseudopolítica española y los arribistas que se han forrado a cuenta de las dádivas del actual gobierno han degenerado en un espectáculo tipo sálvame que, tanto Ozores como Berlanga, hubieran considerado indigno. Pero, ay, estamos en tiempos de vulgaridad consagrada, de malas formas elevadas al olimpo de lo que debe ser. Época esta en la que, con el dinero público, la tele del gobierno contrata a los sujetos basura de lo que fue el sálvame de Tele Cinco a un coste de millones de euros para llenar su programación estelar de tarde, por recomendación de Moncloa, y con la alabanza de todo el equipo de opinión sincronizada al servicio del gobierno. Esa mierda que hace TVE, que ha tenido que recortar ya porque es un fracaso absoluto de audiencia, puede ser renovada para la siguiente temporada con la sustitución de los mierdosos personajes del sálvame original por los del actual desgobierno, empezando por Leire, Aldama. Ábalos, Dolcet, Koldo y Jesi…. Bueno, muchas Jesis, que las hay. Además, todos esos ya saben lo que es cobrar sin límite del presupuesto público por la cara. Seguro que hay gente en TVE que ya conoce sus cuentas corrientes para ingresarles una nómina.

Lo ideal, lo propongo por si puedo vender la idea y llevarme algo de comisión, es montar una casa al estilo gran marrano, un concurso de eliminación entre todos estos sujetos, reunidos juntos bajo el mismo techo, en el que se produzcan eliminaciones y se despellejen públicamente, entre citas con las varias Jesis que habría por todas partes. El que sobreviva al reto puede optar a ser, no se, jefe de comunicación de Presidencia del Gobierno, con el ínclito Idafe como jefe, para fabricar mentiras orquestadas por el poder con sello oficialista. ¿A qué es buena idea? Además, con un poco de suerte, estos sujetos pasan a las manos de verdad y se eliminan “del todo" unos a otros, y todos salimos ganando al desaparecer semejante escoria.

miércoles, junio 04, 2025

Leire como síntoma

El caso de la fontanera Leire, un personaje salido del guion no tan zafio como el que relata la vida de Ábalos y su troupe sexy, pero sí de igual dimensión en lo que hace a la indignidad, es el último en la larga lista de corruptelas que asedian al desgobierno sanchista, del que ya sólo espero su final, probablemente dentro de un par de años, dada la nula moralidad del presidente y su consciencia, pese a las encuestas amañadas que le obliga a hacer al CIS con nuestro dinero, que nova a volver a gobernar si se presenta a unas nuevas elecciones. Su idea será durar todo lo que pueda, llevarse lo que sea posible y reírse de todo el mundo hasta que la cosa ya no de para más. Bonita regeneración la que nos vendieron.

Con todo, la repugnancia de lo de Leire ejemplifica perfectamente el implacable proceso de degeneración en el que han caído los partidos, convertidos en meras agencias de colocación de sujetos carentes de escrúpulos y sí de ambiciones personales. El proceso de selección adversa que se ha ido dando a lo largo de los años ha provocado que los más capaces, los que tienen más cabeza y pueden pensar algo huyan de la política, dejando a los más necios la gestión y organización de unas entidades, los partidos, llenos de carcoma. Cierto, hay gente competente y estúpida en todas partes, pero en la política la proporción es bastante más sesgada a los otros que a los unos. Sin fijarnos en el PSOE, corroído por la corrupción y sometido al despotismo sanchista hasta dejar de ser lo que fue, el PP ha creado entidades como el pequeño Nicolas que, no nos engañemos, difícilmente vivirían en un entorno empresarial o se ganarían sueldo alguno en cualquier empresa seria. Carromero, ese hombre que un día perteneció a las juventudes peperas y que, ya talludito, empalmaba cargos orgánicos sin cesar causando desastres allí por donde pasaba es otro buen ejemplo de necio sin límites. Ahora la mayor parte de los focos de la corrupción están en el PSOE, y es lógico, porque al detentar el poder tiene una mayor capacidad de colocación de propios en puestos bien pagados y con acceso a la caja, y dado el nivel de los sujetos que ha posicionado es inevitable que el desfalco, la mentira y la juerga al estilo Torrente sean la marca de la casa. Muchos de esos sujetos se quedarán colgados de la brocha si el PSOE pierde el poder, y el PP, al llegar, empieza a colocar a los suyos en esos puestos. Y con el tiempo, empezaríamos a conocer apellidos, nombres de tramas e historietas en las que la repetición de la jugada corrupta sería constante. Eso sí, con la presunción de inocencia por delante, el “y tú más” de constante y la sensación ciudadana de que realmente debemos ser tontos porque los que se encargan de dilapidar la caja pública nos tratan como tales y ahí seguimos, permitiéndoselo. Los movimientos de regeneración política que surgieron en España por hartazgo ante corrupciones y precariedades derivadas de la crisis económica y financiera de 2008 – 2012 acabaron por cristalizar en una acampada en Sol el 15M, y de aquello apenas queda nada, salvo una gran sensación de fracaso. A mi entender, las cosas han empeorado con el tiempo no porque ahora haya más corruptos que antes, dado que siempre los ha habido y los habrá, sino porque se ha impuesto un discurso sectario en parte de la población que defiende plenamente las corruptelas y todo tipo de presuntos delitos si son cometidos por los “suyos”. Algo parecido a la futbolización se ha dado en la política, y en los medios de comunicación, de tal manera que el sentido crítico que antes permanecía asediado, pero presente, ha sido directamente barrido del mapa. Mazón es una desgracia como político y como gestor, pero no hay cargo del PP que lo afirme a riesgo de dejar de serlo. Leire, Ábalos y demás son unos sinvergüenzas y, presuntamente, autores de una larguísima serie de delitos, pero cualquier socialista con carnet y nómina negará que hayan hecho algo malo. Y todo así. Es una porquería absoluta, y eso aumenta la desafección ciudadana y la selección adversa que antes les comentaba, acelerando la salida de quien, por un mínimo de dignidad, no quiera saber nada de toda esta mierda y aumentando la llegada de arribistas sin escrúpulos a cargos de responsabilidad pública.

Todo esto también se ha visto favorecido por el contexto tecnológico, con la presencia de las redes sociales, su inmediatez, su sesgo y su necesidad constante de actualización, y la debacle financiera de los medios convencionales, que ahora sobreviven gracias a lo que el gobierno de turno pueda darles como dádiva a cambio de su servilismo fiel. Lo de Leire es asqueroso en todo, tanto en el fondo como en la forma, pero no es extraño en el ecosistema que hemos creado, y eso es lo peor, porque alguien tan necia y sectaria como Leire es la más adaptada para prosperar en medio de semejante mundo. Darwinismo puro.

martes, junio 03, 2025

Ucrania altera la ecuación de seguridad

No está claro si la acción ucraniana del domingo va a servir para cambiar el rumbo de la guerra, y por ahora Rusia adopta un perfil bajo, sin cambiar de postura ni admitir daños, una táctica muy monclovita, pero es innegable que lo sufrido es un enorme golpe para sus capacidades aéreas y de disuasión nuclear. También, claro, es un mazazo para su moral e imagen en el mundo, porque nuevamente ha quedado claro que la pretendida superpotencia militar es una chapuza carente de servicios de información de tal nombre y con limitaciones logísticas y operativas de primer grado. Rusia da miedo, pero es tan peligrosa como patética.

Pero más allá del escenario ucraniano, la acción de Kiev ha vuelto a poner de manifiesto una de las lecciones que todo el mundo está extrayendo de la guerra que se libra desde febrero de 2022. Es un conflicto extraño, que mezcla posiciones fijas con trincheras propias de la IGM de hace más de un siglo con la más moderna tecnología de hoy en día. Una de sus rarezas es la ausencia de combate aéreo. Ucrania apenas tiene flota y la patética Rusia, a la que antes me refería, no ha logrado imponer un dominio de los cielos en el país invadido en ningún momento, motivo por el que la aviación de Moscú tampoco opera plenamente. Es una guerra en la que las grandes plataformas, especialmente aviones, barcos y tanques, están fracasando como elementos de combate. Los primeros, ya les comentaba, por inoperancia, y los otros, porque los avances tecnológicos los han convertido en blanco fácil de elementos destructores como los drones, que son la gran revolución de esta contienda. El caso extremo lo hemos visto este domingo. Inteligencia y un dron de 500 euros pueden destruir un bombardero estratégico valorado en cientos de millones de dólares. A escala, la situación con los tanques se reproduce, y el número de unidades destruidas en el frente por parte de Ucrania mediante el empleo de drones es altísimo, hasta convertirlos en figuras esporádicas de un campo de batalla en el que los soldados atacan y repelen en posiciones muy pequeñas, de cinco a ocho unidades, apoyados por fusilería y sus zumbones propios, y el equipo pesado sólo aparece cuando una posición ha sido tomada y el enemigo abatido. En la costa del mar negro, donde Kiev apenas tenía flotilla militar digna de tal nombre, la armada rusa ha sido humillada con el hundimiento de varias de sus naves mediante el uso de drones subacuáticos, que como torpedos teledirigidos han logrado una serie de blancos tan efectivos como disuasorios, de tal manera que los buques rusos se encuentran a resguardo en las zonas más lejanas a las capacidades ucranianas y ese es un frente tenso, pero en el que apenas se registra actividad. Ucrania ha logrado controlarlo. En los ataques aéreos es donde más hemos visto el disparo de uso de drones, en este caso de mayor porte, capaces de desplazarse a una gran distancia y cargar con un explosivo significativo lo que, unido a su velocidad y energía cinética, hace que sean armas muy destructivas. Y baratas. Respecto al empleo de un misil hipersónico, el uso por parte de Rusia de los drones de origen iraní Sahel, que ahora ya se fabrican dentro de la federación, se ha generalizado, permitiendo ráfagas de ataques en los que un par de centenares de estos aparatos se lanzan sobre parte del territorio ucraniano. Aunque algunos puedan ser detenidos, sólo por saturación es imposible que un sistema defensivo sea capaz de pararlos todos, y así Moscú mata y destruye en las ciudades ucranianas de una manera económica y persistente. No son ataques de magnitud devastadora, pero sí actúan con la machacona insistencia capaz de debilitar el aguante y moral de cualquier tipo de persona. Ambos bandos, Ucrania por necesidad, Rusia por respuesta, han aprendido a emplear los drones como arma ofensiva y extraen diariamente lecciones sobre su uso y capacidad. Y cogen ventaja al resto del mundo, que observa y toma nota.

Que unos aparatos de un coste ridículo sean capaces de poner en jaque a plataformas de millones de euros de presupuesto es algo que ha alterado la percepción de los ejércitos de todo el mundo. Ahora mismo parece obvio que las necesidades de inversión en defensa debieran centrarse en artillería masiva y de precisión, munición infinita para ambas y en drones de todo tipo. ¿Son los drones el arma definitiva? Por supuesto que no, y hay contramedidas que los pueden inutilizar, como los bloqueos magnéticos y algunos experimentos que se están publicitando sobre el uso de láseres, pero ahora mismo son una baza obligatoria, un recurso primordial. Y no hay objetivo en el mundo que pueda estar plenamente a salvo de su presencia.

lunes, junio 02, 2025

Ucrania ejecuta un Pearl Harbor sobre Rusia

El que lo más relevante de la actualidad nacional de este fin de semana sea la creación de un bulo por medios afines al gobierno, algunos pagados por él, y que tres ministros se dediquen a propagarlo sin vergüenza alguna dice casi todo sobre cómo estamos y lo que nos pasa. Saliendo del estercolero de quienes nos gobiernan, a los que mejor no prestar atención alguna, es evidente que lo que sucedió ayer en la guerra de Ucrania merece toda la atención posible, y que resulta asombroso, tanto por la manera en la que Kiev ha planeado la operación como por las consecuencias de la misma, devastadoras para la flota estratégica rusa. Es un golpe maestro.

Al parecer, ha llevado más de un año el proceso de planificación de este golpe, lo que hace que me recuerde a la acción israelí que atacó a Hezbollah mediante la manipulación de sus busas. Un trabajo concienzudo, meticuloso, lento, lleno de esfuerzo e inteligencia y que, favorecido por la suerte, ha alcanzado sus objetivos. En este caso Ucrania logró introducir en Rusia un grupo de contenedores que, como carga útil, llevaban maderas para la construcción de cabañas. Grises y estandarizados, cargados en camiones, esos contenedores atravesaron las fronteras de la federación y se adentraron en el territorio de Putin sin levantar sospechas. Los destinos eran las proximidades de bases en las que se estacionan los bombarderos estratégicos rusos, aviones de gran porte capaces de cargar armamento nuclear y que pueden volar a enormes alturas y recorrer grandes distancias. Junto con los submarinos y los silos, son la joya de la capacidad de disuasión rusa, y más si me apuran, porque permiten localizar de manera más precisa el posible ataque disuasorio que los misiles convencionales. Esos contenedores tenían trampa. En el techo falso de cada uno de ellos se encontraba un enjambre de drones, una buena colección por cada uno de ellos. Drones baratos, de unos 500 euros cada uno, que operaban en parejas. Uno de ellos iba cargado con explosivos y otro con cámara para poder registrar lo sucedido. Aparcados en las proximidades de las bases, la trampa, el caballo de troya, esperaba su momento, y ese fue ayer. A un conjunto de señales, transmitidos al parecer por móvil, sin usar codificación de gran complejidad, el programa instalado en el equipamiento se puso en marcha, se abrió la tapa de los contenedores, y los drones empezaron a surgir de ellos de una manera sorprendente. A mu baja altura, indetectables para los sistemas de seguridad de las bases, fue mínimo el tiempo entre su arranque y llegada a los objetivos. Las flotas de aviones que se encontraban en las pistas eran un blanco perfecto, sencillo, casi de juguete, y ahí fue cayendo uno tras otro, en varias de las bases rusas, alguna de ellas a unos 4.000 kilómetros de la frontera occidental del país. Rusia ha reconocido el ataque, lo que es una buena muestra del éxito logrado. Las estimaciones de lo sucedido varían, pero el daño es inmenso. Kiev informa que ha logrado eliminar cuarenta aeronaves, lo que supone cerca de la mitad de la flota rusa disponible. Entre ellos se encuentran modelos Tupolev de enorme envergadura y coste. Se estima en miles de millones de dólares las pérdidas infringidas a la aviación rusa en lo que ha sido el mayor golpe que ha sufrido en la historia moderna, y el daño causado a la capacidad de despliegue nuclear del país resulta significativo. En el corazón de la nación, Rusia ha sufrido un golpe tan intenso como humillante, y todo con una operación en la que, si se miran las cifras, se ha invertido una cantidad ridícula de dinero. Aviones de decenas, cientos de millones de dólares de coste, destruidos por drones de unos 500 euros. La asimetría entre el coste y el efecto de la operación resulta tan salvaje que todo el mundo está asombrado y, también, admirado, por lo que Ucrania ha logrado.

¿Es este el Pearl Harbor de Rusia? No lo se. Varios han sido los golpes sufridos por el que se vendía como el segundo mejor ejército del mundo que han podido ser decisivos en el curso de la guerra, pero ello no ha frenado los planes asesinos de Putin. El de ayer es un golpe de una escala hasta ahora no vista y que, además de ser estudiado en todas las escuelas militares, supone nuevamente la defenestración de las grandes y caras plataformas a costa de la tecnología de los drones y las armas de precisión. Ayer Ucrania revolucionó el arte de la guerra y dio un golpe asombroso. A ver cómo responde el asesino que reina en el Kremlin.