Ayer fue un mal día para la economía nacional. Las cifras de paro dieron un susto, con un repunte en Agosto bastante serio, Argelia fastidió un importante contrato a Repsol y Gas Natural por, creo yo, la posición política del gobierno español en el contencioso del Sahara (Marruecos y Argelia se llevan muy mal por este y otros asuntos) y el índice de confianza del consumidor, elaborado por el ICO, disminuyó notablemente, situándose en los 86,5 puntos. Es sabido que la economía funciona mucho a base de irracionales creencias y expectativas, y parece que empiezan a dibujarse nubes oscuras en el horizonte.
Y para rematar la semana, mañana, desde Frankfurt, tendremos una nueva edición del sorteo de los Euromillones negativos, en el que jugamos muchos ciudadanos. Se reúne el Banco Central Europeo (BCE) y allí, a orillas del Meno, Trichet y los suyos deben optar por una de las tres clásicas alternativas. Subir los tipos, dejarlos como están o bajarlos. Hagan lo que hagan el Euribor seguirá el mismo camino, aunque seguro que también los habrá que piensen que el Euribor subirá independientemente de lo que diga el BCE. Para las familias españolas una subida de los tipos puede ser muy dura, aumentando el volumen de deuda mensual y empujando a la insolvencia a un grupo mayor de personas, con lo que la famosa morosidad subiría, y mucho. Una bajada sería celebrada como si hubiesen caído las olimpiadas en cada capital de España. No se vería gente con champán por la calle, pero el sentimiento sería similar. Eliminaría opresión en el mercado y tranquilizaría los ánimos. No tocarlos sería una especie de esperar y ver, el BCE actuaría de menara prudente y dejaría abiertas las puertas para todo tipo de interpretaciones. Supondría un parón en al subida de tipos, pero probablemente sólo durante unos pocos mese. ¿Qué decisión se tomará? A saber. A favor de al subida de tipos juega que la inflación europea se esta disparando a cuenta de los cereales y el encarecimiento de los bienes de consumo básico, y que el petróleo no afloja. También serviría para dar un mensaje de firmeza a los mercados, mostrando que la independencia del BCE está a salvo de Sarkozy y de aquellos que pretenden convertirlo en instrumento de los gobiernos, cosa que no es.
Pero una subida también tendría efectos negativos, y no sólo en España. Encarecería aún más el euro, lo que dificultaría las exportaciones de economías muy abiertas como la alemana, ralentizaría el crecimiento en la Unión, ya de por sí débil, y sería contradictorio con las últimas inyecciones de capital suministradas con motivo de la crisis subprime. Como verán, argumentos de sobra para justificar cualquier movimiento visto a posteriori, pero inútiles para predecir con fiabilidad lo que vaya a suceder. La solución, mañana al mediodía. ¿Me mojo y hago un pronóstico? Trichet anunció hace semanas que los subiría, y no creo que se deje llevar por la presión. A ver si me equivoco, pero predigo una subida de 0,25 puntos. Espero fallar y quedar muy muy muy mal :-)......
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