La nueva filtración de los papeles de la guerra de Irak que ha realizado la web de wikileaks ha vuelto a generar una enorme polvareda, y mira que es difícil leerse los miles y miles de documentos que se supone están colgados, lo que sin duda dará titulares durante varios días, pero la polémica que se creo hace unos meses se ha reavivado. Indignación internacional por los abusos que allí se relatan, enojo de las autoridades norteamericanas por lo que consideran violación de su seguridad y mi personal asombro por lo que se publica en algunos medios y por los rasgados de vestiduras que se ven al respecto.
Y es que lo que wikileas ha publicado son las interioridades de una guerra, y parece que nuestra infantilizada y simplona sociedad se ha olvidado de lo que es una guerra, que para que no se les olvide a muchos, es la mayor recopilación de barbaridades que puede realizar el ser humano sobre sus semejantes. Se habla en los papeles de torturas, asesinatos indiscriminados, violaciones, asaltos, y todo tipo de atrocidades. ¿Y qué esperaban que saliese? ¿Diálogos al anochecer? ¿Desfiles y charlas de geoestrategia con partidos de fútbol entre los americanos y los milicianos iraquíes? No creo que haya una sola guerra en el mundo en la que no se hayan realizado esas salvajadas. Podemos obtener testimonios de supervivientes en distintos conflictos a lo largo y ancho del mundo y todos nos contarán lo mismo, y en todos casos nuestra sensación de horror será semejante, ¿Hay grados en ese horror? Sí, y no es lo mismo asesinar a trece civiles en Bagdad que a ocho mil bosnios en Srebrenica, pero las pulsiones que laten por debajo de los asesinados y sus ejecutores son similares, y los miedos e inseguridades. Lo que sucede en estos tiempos es que vivimos en un mundo de fantasía donde las víctimas son daños colaterales, las guerras son intervenciones, el recorte de gasto público se llama consolidación fiscal, y nos pasamos todo el día inventando eufemismos y complejas expresiones para disimular lo que nos avergüenza. Y en el caso de las guerras esa cobardía es la máxima posible. Ya ni si quiera se nos deja pensar en el ejército como una tropa preparada y destinada a cumplir órdenes y morir, que es lo que es, sino que se potencia su papel como ONG vestida de caqui, llevando comida y alimento a zonas necesitadas, y esa patochada que queda muy bien en televisión se derrumba ante las revelaciones que hace wikileaks, ante lo que se describe en esos documentos con una seriedad burocrática más propia de la elaboración de un presupuesto que de la contabilidad de la muerte derivada de una guerra. En ese sentido las voces escandalizadas que denuncian torturas y vejaciones, que tienen razón en lo que dicen, debieran preguntarse que es lo que harían en caso de estar involucrados ellos en una guerra, o si alguien les ataca. Lo más interesante de estas filtraciones es el papel de la prensa y la libertad de información. En las guerras siempre pierde la verdad, en todas ellas, y el bando ganador fabrica su versión de los hechos, antes con libros y ahora con periodistas empotrados, pero igualmente manipulados. En ese aspecto sí que hay una gran novedad en lo que ha hecho wikileaks.
No pretendo defender esos comportamientos bélicos, por su puesto, a quién no le da asco lo que se puede leer en esos documentos, pero no me extrañan nada lo que en ellos aparece. Es lo que se ha descrito siempre en el campo de batalla, lo que allí ha pasado, lo que los derrotados denominaron como masacres y los victoriosos como actos heroicos. Si quieren una descripción gráfica de todo esto, vean las dos películas de Clint Eastwood sobre Iwo Jima, y verán supuestos vencedores y vencidos, héroes y villanos, y sobre todo, el sabor amargo de la guerra que todo lo impregna, envilece y pudre.
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