Ayer Zapatero, tras negarlo muchas veces como Pedro, volvió a engañarnos y transformó el relevo del Ministro de Trabajo en el cambio de gobierno más profundo desde que lleva siendo presidente. La noticia se coló en las webs a eso de las 8:15 de la mañana, justo cuando terminaba de escribir mi artículo sobre la revolucionaria francesa, y así la actualidad me desbordó. Se dice que no hay nada más viejo que el periódico del día de ayer, y hoy es uno de esos días en los que esa frase es más cierta que nunca.
Más allá de los cambios más o menos importantes, lo fundamental a mi entender es que el que ahora manda en el gobierno, y en el país, es uno de los que siempre lo ha hecho, sólo que ahora lo vamos a ver ejercer, y no es otro que Alfredo Pérez Rubalcaba, ascendido a Vicepresidente Primero, que sigue siendo Ministro de Interior, y de paso portavoz del gobierno desde la rueda de prensa de mañana Viernes. Suelo decir que Rubalcaba es uno de las personas más listas de España, en el buen y mal sentido del término. Listo porque lleva en la brecha política desde los noventa, donde acabó como portavoz del último gobierno de Felipe González (curiosa casualidad…) y siempre que el PSOE ha tocado poder él ha estado allí, y listo porque se ha visto involucrado en muchos asuntos sucios en todos estos años y ha logrado salir indemne de ellos. El GAL, el 11M y su “queremos un gobierno que no nos mienta” las conversaciones con ETA, etc. Mi madre, y supongo que muchas otras personas opinarán lo mismo, dice que es un Rasputín, por su consabida capacidad para la intriga y el retorcimiento, y puede que por ello le vaya tan bien en el poder. En todo caso es innegable su experiencia, su valía profesional y sus cualidades, empezando por el hecho de que se explica y habla muy bien, y no necesita leer papeles para contar cosas. Es probable que él y Rodrigo rato hayan sido los mejores parlamentarios de estos últimos años, los de lengua más fácil, afilada y precisa, y desde luego ayer por la noche me imagino que Soraya Sáenz de Santamaría, su oponente en la bancada del Congreso del PP, debió tomar muchas pastillas para poder dormir, porque Rubalcaba no va a ser un toro nada fácil de lidiar para ella. Más allá del cambio de gobierno se habla mucho en los medios sobre si Alfredo será el sucesor de ZP: No lo se, ni creo que lo sepa ni el propio Zapatero, pero todo dependerá de lo que pase en las municipales y autonómicas de Mayo. Este gabinete tiene como objetivo llegar hasta ese punto en condiciones de plantar cara al PP y evitar la catástrofe que anunciaba Barreda. Que lo consiga o no dependerá de cómo evolucione la economía, que no va a dejar de dar disgustos, y de lo que hagan los nuevos ministros, y ahí Rubalcaba es básico, quizás el único que pueda afrontar ese reto con garantías. Si finalmente el PSOE se desploma en Mayo auguro que ZP se irá y Rubalcaba tomará el gobierno. Hasta entonces así será, solo que ZP aparecerá como si fuera el presidente. Pero no lo duden, Alfredo ha venido para quedarse hasta que el PSOE desaparezca del gobierno, sea cuando sea ese momento. Elena Salgado es muy amiga suya, por lo que ya tienen ustedes el dúo que manda, mientras que el zapaterismo de Aído y compañía se repliega envuelto en su fracaso.
Bueno, queda un elemento muy zapateril, que es Leire Pajín, Ministra de Sanidad. Pajín es una incompetente profesional que ha fracasado durante sus tres años como Secretaria de Organización del PSOE, con una capacidad de gestión y carrera profesional no daría ni para ser consultor junior en una auditora mediana, y que empieza su mandato al frente de la salud nacional luciendo una pulsera que es un engaño y que sólo sirve para robar dinero. ¿Qué pensarán mentes tan lúcidas como Rubalcaba o Ramón Jáuregui al verla sentada en la misma mesa del Consejo de Ministros?
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