jueves, diciembre 12, 2013

Cachondeo en el funeral de Mandela


Quizás debió ser así, no lo tengo muy claro, pero puede que fuera el último guiño del destino que la ceremonia de despedida de una de las personalidades mundiales que, sobre todo, es conocida por su gesto sonriente, acabara convirtiéndose en una especie de celebración cachonda en la que nada era lo que parecía y los allí congregados, más que mostrar respeto y solemnidad, parecían estar disfrutando de una velada del estilo del club de la comedia, en la que lo importante no era el homenaje al fallecido, sino la autopromoción, echarse unas risas y pasar un buen rato. ¿Lo hubiera aprobado el propio Mandela? Quizás sí.

A mi desde luego no me parece nada presentable que muchos de los líderes allí reunidos se hayan convertido en noticia de la semana porque se han dedicado a sacarse fotos con su móvil, haciendo lo que se denomina un “selfie” una autofoto, como si fueran adolescentes desatados en una juerga que desean recordar para siempre, o al menos hasta la que tenga lugar dentro de una semana. El caso más sonado ha sido el de Barack Obama y David Cameron, que rodearon a la primera ministra de Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt, rubia y atractiva, y se dedicaron a pasar un buen rato, todo ello bajo la atenta mirada de una Michelle Obama con cara de pocos amigos, que veía como la rubia encandilaba a los dos mandatarios que, como colegiales, se pegaban por arrimarse lo más posible a la chica. La escena es curiosa y, hasta cierto punto, patética, dado que no podemos olvidar que todos ellos están en un funeral de Estado, no en la ceremonia de graduación de sus hijos. Me imagino a muchos líderes mundiales, empresarios, representantes de ONGs y de cualquier otro tipo de entidades, que hacen ímprobos esfuerzos por captar la atención de Obama y conseguir una cita en la Casa Blanca de apenas unos minutos para presentarle sus proyectos o ideas, y que ven frustrado ese objetivo día sí y día también, y que contemplan ahora tan asombrados como usted y yo esas imágenes, apercibiéndose de que quizás baste incluir a una rubia llamativa en la delegación que desea visitar la Casa Blanca para que las puertas de la misma se abran de par en par. La que seguro que ha hecho el mejor de los negocios en todo este asunto es la primera ministra danesa, y por extensión su país. Ahora mismo si cualquier empresa danesa quiere un contrato en EEUU basta con que la señora Thorning-Schmidt levante el teléfono, llame a su querido Barack, y este se pondrá a sus pies encantado, incluso puede que sin que la conversación sea espiada, ella tiene preferencias y prebendas que el resto del mundo no posee… En EEUU se ha convertido en uno de los temas más discutidos y controvertidos, especialmente en lo que hace al aparente enfado de Michelle, que al poco rato se da cuenta de que sobra en esa escena, de que es la que no debiera estar allí. Su gesto lo delata, y su pose enfadada no deja mucho recorrido a la imaginación. Es fácil suponer que tras tanta alegría Obama tuvo un viaje de vuelta a Washington bastante más serio, y quizás pareciera que ese era el auténtico momento funeral de todo el viaje, tras la emoción de la ida y el cachondeo de la estancia. No consta que en el Air Force One el presidente norteamericano sufriera agresiones o improperios por parte de su esposa, pero a buen seguro que requirió que su escolta personal estuviera muy cerca de él en todo momento para prevenir atentados provenientes de su entorno, y avisarle si la danesa llamaba para disimular y que Michelle, ojo avizor, nos le pillara de confidencias al menos hasta regresar a la seguridad del hogar.

A todo esto hay que sumar el episodio de ese intérprete de signos que parecía estar traduciendo los discursos a la lengua de sordos pero que ni sabía los signos ni era intérprete. Es el colmo del surrealismo. Ahora resulta que ningún sordo entendió nada porque el supuesto intérprete se limitaba a mover manos y dedos de manera aleatoria, quizás pensando en cómo envolver los paquetes de regalo navideños, y las asociaciones de sordos no le conocen ni tienen referencia alguna sobre su procedencia ni conocimientos (esto último parece sencillo, son nulos). Así, un desconocido se dedicó a hacer teatro en la tribuna de oradores a pocos metros de los que allí estaban hablando, en el colmo del cachondeo, la falta de seguridad y la improvisación. Sería para morirse de risa si no fuera porque ya había un muerto en el escenario.

3 comentarios:

Abducido dijo...

Como he leído en algún medio: "La verdad es que lo del funeral parecía que lo había escrito Blake Edwards. Sólo faltaba que apareciese Peter Sellers por allí."

Fernando dijo...

Hola, David.

Tienes razón en la ridiculez de la foto con la danesa y en el absurdo del traductor que no sabía traducir. Pero para mí lo más grotesco fue ver a políticos que en sus Estados no respetan en absoluto los derechos humanos y que estaban ahí llorando por la Justicia y la Paz.

En la radio dijeron que fue largo y aburrido, no sé.

David Azcárate dijo...

Había ayer una web de noticias sarcásticas que decía que una de de las tribunas del estadio se había derrumbado por el exceso de hipocresía que albergaba.... Fue un triste espectáculo, en muchos sentidos. Muchas gracias a ambos