miércoles, diciembre 18, 2013

¿Hemos entrado en una fase de economía estancada?


Se acaba el año, y no quiero finalizar los artículos sin echar un vistazo a la situación económica en la que nos encontramos y algunas perspectivas de a dónde nos dirigimos, si es que eso es posible. Lo único que se puede afirmar con seguridad es que a lo largo de 2013 España ha detenido su desastre económico, hemos dejado de bajar, tanto en PIB como en otras variables. La destrucción de empleo se ha frenado mucho, pese a que aún queda bastante para que pudiera empezar a crearse, y las variables financieras se han estabilizado, conteniéndose la prima en el entorno de los 220 – 240 puntos.

¿Lanzamos las campanas al vuelo? Pues no, porque la cosa sigue siendo muy seria, pero es obvio que debemos celebrar que, ante la posibilidad de estar muertos, nos encontremos gravemente heridos. Los ratios de deuda siguen siendo disparatados, y hay cuatro cifras muy fáciles de recordar que, a día de hoy, resumen muy claramente el comatoso estado de nuestra economía. 0% de crecimiento, 25% de paro, 50% de caída del precio de la vivienda y 100% de deuda pública sobre el PIB. La mejoría que pueda experimentar nuestra economía vendrá por un lado de nuestro esfuerzo como país, que es notable pero insuficiente y, sobre todo, del exterior. No nos engañemos, las bajadas salariales y el ajuste en cantidades (paro) registrado en España nos ha permitido recuperar parte de la competitividad perdida en los años de la burbuja, pero a base de un empobrecimiento de la clase media de país, que va a dejar el motor del consumo privado gripado durante bastantes años, y la mejor en variables financieras como la prima de riesgo o la bolsa se ha debido, sobre todo, al efecto de las políticas monetarias expansivas de la FED, los QE y la relajación del BCE, tanto en sus tipos de interés como en sus declaraciones públicas. Recuerden esto, no hemos bajado la prima, nos la han bajado, aunque ya se sabe que muchos son los candidatos a reclamar la victoria cuando esta se presenta. Dado que no podemos controlar el mundo exterior, y que si Yellen, la sustituta de Bernanke en la FED, empieza a retirar los estímulos fiscales, las bolsas perderán parte de lo ganado en la burbujita de 2013, debiéramos centrarnos en las reformas nacionales, que son algo mucho más complejo y profundo que bajar sueldos, que es doloroso pero sencillo. Ayer el gran Luis Garicano incidía en algunos de estos aspectos, señalando como la Administración debiera ser ejemplo de reforma y eficacia, pero que actualmente no lo es. Sin embargo, una pena, 2013 será un mal año para realizar reformas de calado, porque empieza el maldito ciclo electoral, maldito en el sentido que partidos y gobernantes dejarán de preocuparse por las políticas y el crecimiento y se fijarán obsesivamente en lo que les permita arañar votos y ganar. En Mayo tenemos las elecciones europeas, que no son un test muy válido sobre la situación del país porque en ellas la circunscripción es nacional, lo más puro y extraño en nuestro sistema de elección, y sirven para expresar un derecho al pataleo que luego no suele ir más allá. Pero en todo caso no veo al gobierno poniéndose a remodelar sectores y políticas que le puedan generar un coste electoral con la cita de las urnas tan cerca, y un año después son las municipales y luego las generales. Se acabó el periodo de dos años largos sin comicios, y en parte se perdió, como señala Garicano, la ventana de oportunidad para ser valientes y tomar decisiones arriesgadas y profundas. Ello condicionará, y mucho, el crecimiento de ahora en adelante.

Y todo en un contexto en el que empiezan a surgir voces, creo que acertadas, que señalan que el impacto de la gran recesión de estos últimos años ha podido alterar las bases del proceso de crecimiento económico que se registraban en occidente desde hace alguna década. Ese nuevo paradigma, que algunos llaman estancamiento secular, se caracterizaría por tasas débiles de crecimiento, altos niveles de deuda, escasa creación de empleo y necesidad de crear burbujas más o menos continuas para tratar de que la economía no entrara en otra fase descendente. Un panorama como mínimo sombrío y que, siendo cierto o no, vuelve a recordarnos lo mucho que, en particular, nos va a costar a los españoles salir de la depresión económica en la que nos encontramos y crear el empleo que permita absorber el insoportable paro con el que convivimos.

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