viernes, diciembre 20, 2013

Los Papas Francisco y Benedicto XVI, y Siria como imágenes del año 2013


Es un ejercicio falaz realizar resúmenes del año. Se nos olvidan muchas cosas que son importantes y, querámoslo o no, hace casi un año que pasó el último enero, y la impresión de los hechos que sucedieron entonces es mucho menor que cualquier acontecimiento que pueda suceder ahora mismo. Es natural. Los balances, además, son sesgados, ponderan unas cosas sobre otras, y quizás sólo el deporte, sí, que tiene calendarios prefijados con las citas nacionales e internacionales, pueda realizar el ejercicio preciso de rellenar a final de año los huecos que al principio definían quienes serían los ganadores de tal o cual competición.

El personaje del año, en mi opinión, es el Papa Francisco, junto con el dimitido Papa Benedicto XVI. Si hemos vivido un hecho que de verdad pueda calificarse de histórico en este 2013 ha sido el de la renuncia de un Papa por voluntad propia, la elección de otro y la convivencia vital de ambos, cosa que no se producía desde hace muchísimos siglos. La gloria se la ha llevado Francisco, todo un personaje, un cura argentino locuaz, hasta cierto punto desvergonzado, rompedor en el discurso y las formas, generador constante de titulares, que ha sabido abrir el espíritu de la iglesia a los aires modernos del mundo, pero manteniendo un discurso, el de la humildad, la sencillez y la entrega, que a muchos les suena revolucionario, pero que lleva dos milenios impreso en eso que llamamos evangelios. Francisco ha demostrado que volver a lo obvio, al sentido común, es noticia, causa sorpresa, y demuestra lo perdida que se encuentra nuestra sociedad, enredada en tonterías de poco gusto, nulo valor y precio disparatado. Pero si Francisco está ahí es, sobre todo, porque Ratzinger dimitió. El atrevimiento de uno es complementario del valor de otro, del ejemplo dado por un hombre culto como pocos, pero que se vio incapaz de gobernar en medio de una manada de lobos que lo atenazaban. Su gesto de dejar el papado es una señal al mundo como pocas, para que seamos conscientes de que nadie es imprescindible, todos somos necesarios y que los cargos están para servir a los demás, no para servirse de ellos. En España nadie ha aprendido esta lección, y así nos va. Frente a estos ejemplos de luz y humanidad, la guerra de Siria me parece el caso opuesto, la perfecta unión de todo lo repulsivo e indigno que se puede albergar en el corazón humano. Muertes, asesinatos, bombardeos, hipocresía… Siria nos coloca ante un espejo que nos devuelve la peor cara de nosotros mismos. En medio de la total indiferencia de la comunidad internacional, ese engendro que nadie sabe lo que es, son ya cerca de cuatro millones los sirios refugiados que han huido de su país, para escapar de las matanzas que practica el régimen del tirano Basar Al Asad, los islamistas que a él se enfrentan y todos los grupos que, en medio del caos, se dedican a la matanza y rapiña sin control alguno. El episodio al final del verano de la posible intervención norteamericana tras descubrirse, oh sorpresa, el uso de armas químicas por parte del régimen contra la población, alcanzó el colmo del absurdo. El gatillazo con el que finalmente se saldó aquella pantomima dejó la imagen de Obama muy tocada, ha sido un año nefasto para él, y permitió que Putin reforzara su poder internacional y que el tirano Asad se riera de todo el mundo. Meses después la guerra sigue, los muertos se cuentan por decenas al día, hay muchos periodistas secuestrados y, en el fondo, a nadie parece importarle lo que allí suceda. El desastre total.

Si todo va como preveo, este será el último artículo del año. Subo a Elorrio a pasar las navidades y volveré a Madrid la tarde del día de Reyes, por lo que no podré escribirles durante los días festivos. Aprovechen estas fechas para dar rienda suelta a su moralina y buenos sentimientos, ya que quizás son las únicas del año en las que no está mal visto comportarse con amabilidad y buena cara (así es la sociedad que hemos creado) abracen a sus seres queridos, muéstrenles que lo son, que importan mucho en su vida, y den las gracias por todo lo que los demás han hecho por ustedes a lo largo del año, que habrá sido mucho. Yo desde luego tengo mucho que agradecer a muchos, y desde aquí les digo GRACIAS a ustedes, que quizás una vez leyeron mis escritos. Muchas gracias. Felices fiestas y feliz año 2014.

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