jueves, septiembre 27, 2018

Una injusta ministra de justicia


Lo que más me asombra de las grabaciones de Villarejo, poseedor de una fonoteca que haría palidecer al añorado Pérez de Arteaga, es que conociendo la calaña del personaje, todos los que con él se reunían hablaban sin cortapisa alguna. Cuando los zapatófonos del superagente 86 eran objetos cotidianos del espionaje Villarejo ya le daba a las grabaciones sofisticadas con micrófonos ocultos. Y la ingenuidad de los presentes hacía el resto. Quizás el mayor mérito del sujeto sea el de lograr que los que con él se reunían se explayasen de esa manera, le contaran intimidades, que a buen seguro mantenían a resguardo de otras mentes. Y todas, para la colección del personaje, para ser usadas cuando hiciera falta.

No creo que Sánchez deje caer a la ministra Delgado por mucha basura que aparezca en las grabaciones de Villarejo porque, parafraseando la granja de Orwell, todos los ministros son iguales, pero unos más que otros. Sanidad o Cultura son un rango menor del gobierno, pero Justicia no, es de los ministerios importantes, y más si como parece el gobierno desea influir (de manera inadecuada) en la instrucción de los juicios del procés. No, Dolores Delgado es caza mayor, de primera división, y su caída sería casi la antesala de una convocatoria electoral. Queda la duda de si el goteo de suciedades ventiladas puede hacer cambiar de posición al presidente, pero sospecho que en este caso aguantará todo lo necesario. Ya era Delgado un personaje conocido por sus movimientos en el fondo de la carrera judicial, íntima de Baltasar Garzón, muy amiga de sus amigos y enemiga de sus enemigos, poseedora de un carácter muy duro y de una ejecutoria digna de un fiscal militar. No se va a ir por propia decisión después de lo mucho que ha batallado para ocupar un puesto como el que ahora desarrolla, y si Villarejo es un tipo duro, ella no lo es menos. Lo que sí es cierto es que esta polémica le deja muy tocada en su imagen pública, y el aviso que lanzó Iglesias sobre su necesidad de retirada, tenga ésta lugar o no, le condicionará durante el resto del tiempo que pase al frente del ministerio. Las grabaciones conocidas, y las que puedan llegar a salir, muestran la imagen de una persona arribista y que sabe moverse por el mundo del poder en el ámbito de su desempeño, lo que no tiene por qué ser estrictamente negativo, pero que referido a un ámbito como el judicial, donde el descreimiento social está tan extendido, supone una losa. La credibilidad de su palabra ha caído muchos enteros a lo largo de los desmentidos, correcciones, rectificaciones y nuevas opiniones que se han recogido en los distintos comunicados de prensa que han salido de su Ministerio, llegado a afirmaciones tan absurdas como que el término maricón no se refería a la condición sexual de nadie, lo que invita a la risa desatada o a la indignación, en función de si uno cree que le están contando un chite o tomando el pelo directamente. Supongo que las asociaciones LGTBI y demás grupos sociales, tan vociferantes en otras ocasiones, deben estar en esta ocasión refrenando sus instintos porque el cuerpo les pedirá protestar con fuerza, pero parece ser que, como denunciaba Javier Marías el pasado domingo en su columna, la indignación moral se expresa con rabia modulada en función de la ideología de quien comete la falta. Si la pillada hubiera sido a un ministro del PP, acusando de maricón a alguien, el linchamiento público habría sido de los que hacen época, y las acusaciones de homofobia, dignas de inquisición. De eso se ha librado Delgado por su presunta ideología, pero no de la sombra de la sospecha, que ya siempre le perseguirá.

En mi modesta opinión, delgado debió dimitir, mejor dicho, ser cesada, cuando directamente escogió no ayudar al juez Llarena frente al acoso independentista. Cuando determinó que la defensa de Llarena, servidor público, no correspondía al gobierno, delgado traicionó a la justicia y mostró nuevamente, una visión de progresismo que se asocia, de manera absurda, con el nacionalismo sectario, lo más carca y antiprogesista que existe en España y Europa (y trumpilandia). Por eso debió ser cesada. Estas grabaciones que ahora conocemos muestran una realidad sucia, que no nos gusta, pero que no nos debe extrañar. Lo otro, que fue decisión razonada por su parte, es para mi lo que más la inhabilita.

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