viernes, diciembre 13, 2019

Boris Johnson arrasa en Reino Unido


Los resultados aún son preliminares, pero no dejan lugar a ninguna duda. Boris Johnson no ha ganado, ha arrasado en las elecciones celebradas ayer en el Reino Unido. La mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes se sitúa en 326 y el resultado final de los conservadores se puede llegar a la cota de los 360, por lo que su éxito es incontestable. La actual mayoría incapaz sobre la que se asentaba su gobierno torna ahora a un soporte fijo sobre el que podrá ejercer sus funciones de primer ministro sin muchas cortapisas, algo que no se produce en aquel país desde que May adelantó las elecciones tras ser nombrada en sustitución del innombrable Cameron.

El éxito de los conservadores es también el fracaso de los laboristas, y si Johnson hoy puede levantarse triunfante y con el pelo alborotado (como siempre) por una buena razón, el muy incapaz de Corbyn debiera estar ya empaquetando sus enseres y abandonando la sede de un partido laborista al que ha llevado al peor resultado desde la década de los años treinta del siglo pasado. No llega a los 200 escaños, su fuerza es nula y ha perdido feudos históricos en los que su voto estaba más anclado a las urnas que la mugre depositada en los viejos ladrillos de las casas. Corbyn encarnaba lo peor de un movimiento izquierdista extremo, que jugaba a rememorar los años marxistas de su lejana juventud en pleno siglo XXI, y que no se ha decantado en el debate del Brexit salvo para opinar más bien a favor el mismo cuando le han forzado a expresarse. También ha representado una siniestra ala del izquierdismo caracterizada por un antisemitismo larvado y apenas escondido, dando vergüenza ajena algunas de sus opiniones y, sobre todo, silencios. Lo peor, sin duda, de este laborismo de Corbyn ha sido que ha desperdiciado la gran oportunidad de enfrentarse a los conservadores encabezando, sin disimulos, sin tapujos, la bandera del “remain” la permanencia en la UE. La sociedad británica sigue muy dividida en torno a este asunto, pero frente a la dispersión de los votantes que desean volver a la UE, Johnson ha sabido concentrar el deseo de marcha de los que votaron salir en el referéndum de hace ya tres años, y lo que es más importante, ha conseguido con este movimiento capitalizar voto obrero que siempre ha sido laborista, y que ahora, movido por la promesa de un nuevo país tras la salida, se ha decantado por los conservadores. Con un partido conservador desgarrado por el brexit, con división entre sus familias internas y un candidato tan peculiar como Boris, la oportunidad que tenían los laboristas por delante era enorme, y de poseer un candidato de verdad y un programa moderno y europeísta quizás lo hubieran logrado, o al menos conseguido que la mayoría absoluta no existiera, pero no ha sido así. El suicidio laborista en Reino Unido es un aldabonazo para muchas formaciones progres de todo el continente que se están escorando hacia mensajes de izquierda pasados de moda (y lo peor, ineficientes) sin conseguir nada a cambio, excepto derrotas y derrotas. En estas elecciones el que aquí escribe no hubiera votado ni por los conservadores ni por los laboristas, sino por los liberales demócratas, que han quedado relegados a una tercera posición (nacional) muy mediocre y sin apenas valor en sus pocos escaños. El desbarre que ha mostrado la política británica ha sido tal que estas elecciones obligaban a escoger entre alternativas nefastas y horrendas. Así no hay manera de cohesionar una sociedad y que esta pueda avanzar a ninguna parte.

He puesto la coletilla de nacional en el resultado de los liberales porque, en escaños, la tercera formación del parlamento británico son los nacionalistas escoceses, que han arrasado, consiguiendo 55 de los 59 escaños que se disputaban allí. Proeuropeos y con aires independentistas, su posición se refuerza enormemente tras los resultados de ayer, y obliga a pensar que, junto con el problema irlandés ahora que se va a ejecutar el Brexit en pocos días, la U de Unido que acompaña al Reino va a haber que escribirla, de momento, en minúscula, porque las tensiones territoriales de esa nación se van a disparar, y de rebote nos afectarán aquí. Aclaran mucho el panorama los resultados de ayer, pero crean nuevos inquietantes problemas.

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