Ayer, en el extraño mundo en el que vivimos, sucedieron dos cosas de acuerdo con lo que era previsible, lo que en sí mismo es noticioso. Hubo fumata negra en la primera votación del cónclave y Powell no tocó los tipos de interés en EEUU. Respecto a lo primero, como a partir de hoy empiezan las votaciones relevantes, ya habrá tiempo para comentar cosas, y no, no se quién va a ser el elegido. Sobre lo segundo, la presión sobre la FED para que baje los tipos ha ido aumentando por parte de Trump a intervalos, a veces de manera grosera, como es él, en otras sibilina. En todo caso, es una de las obsesiones del magnate naranja.
¿Por qué? Para ahorrarse dinero en el pago de intereses de la descomunal y creciente deuda norteamericana, cuyo monto no deja de aumentar, a la vez que lo hace la factura de su servicio. Una de las maneras de contener ese gasto infinito es tener tipos bajos, de tal manera que las emisiones de deuda que suplen las caducadas salen más baratas, y el pago de intereses se reduce. Pero claro, Powell, que es quien, junto con el resto del consejo de la FED, decide sobre los tipos, tiene otros muchos puntos de vista a los que atender, y de momento la situación, gracias a Trump, se le está complicando. Desde la FED habían logrado contener la espiral inflacionista post Covid, causada no tanto por inundación monetaria como por sobredemanda que estaba retenida tras el confinamiento, sin llevar a EEUU a la recesión. Más bien todo lo contrario, las cifras macro de la economía norteamericana eran espectaculares en crecimiento y creación de empleo, aunque eso se notase de manera dispar en la vida de los ciudadanos de aquel país. Pues bien, la llegada de Trump al poder y su disparatada política económica, con los aranceles de fondo, han trastocado el escenario. Ahora los estudiosos ven en el horizonte un doble peligro, que es nefasto. El de un crecimiento que se reduzca hasta la nada, incluso con elevada probabilidad de recesión, y unos precios al alza motivados por el encarecimiento de las importaciones, de las que la economía norteamericana es muy dependiente. Este doble negativo de ausencia de crecimiento y subida de precios ya se dio en los años setenta, por otras causas, y hubo que buscar un nombre para definirlo, porque no existía. Acabo denominándose estanflación, y sí, es tan feo como suena. Es, por así decirlo, el peor de los mundos. En ese escenario la autoridad monetaria, cuya principal labor es controlar los precios, está forzada a mantener tipos altos, pero se encuentra con que puede frenar aún más una actividad económica que es débil, o contractiva. Powell sabe que ese escenario es una pesadilla y reza para que no se produzca. En su comparecencia de ayer dijo temerlo, de una manera un tanto velada, refiriéndose a que las tensiones de los precios crecen y la actividad económica parece reducirse, y dejó claro que seguirá siendo datadependiente, de tal manera que irá observando con mucho cuidado cada dato que surja para poder tomar decisiones. La trayectoria previsible de la autoridad monetaria en el mantenimiento de los precios, esa que ha permitido anclar las expectativas inflacionarias en occidente y nos ha salvado de muchas incertidumbres, empieza a no serlo tanto, y eso es, objetivamente, malo. Si la evolución de la actividad es más negativa que la subida de precios, Powell puede tener margen para en julio, siguiente reunión del FED, bajar algo los tipos. Si, por el contrario, los precios remontan más rápido que la respuesta negativa del PIB, las bajadas de tipos serán un sueño e, incluso, mantenerlos se pondrá difícil.
Un factor que puede aliviar momentáneamente las tensiones inflacionarias, y que a nosotros también nos vienen bien, es la bajada del precio del petróleo, de tal manera que el coste energético de nuestras economías se reduce. En parte, cae su precio porque los productores no frenan su extracción y por el mismo temor a que se produzca una reducción del crecimiento económico, siendo en parte un indicador adelantado de posibles futuras recesiones. Si eso sirve para aliviar los posibles incrementos de costes derivados de los condenados aranceles, bienvenido sea. En todo caso, la FED, y el resto de las autoridades económicas, con el BCE a la cabeza, están cada vez más nerviosas. Y no les faltan motivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario