La noticia más impactante de este fin de semana tiene que ver con el mundo de los vuelos y los aeropuertos. Habitualmente estas noticias nos hablan de retrasos, cancelaciones, despidos, huelgas y problemas, todo ello sazonado con cientos de personas enfadadas que se agolpan en sitios con nombres raros (Barajas, El Prat, Son San Joan, etc). Esta vez la novedad no estaba en el tono de la noticia, igual de mala que en ocasiones anteriores, sino en al dimensión. Air Madrid ha cerrado y ha dejado tirados a cientos de miles de personas a lo largo de todo el mundo. Esto es una crisis global de verdad.
La historia de Air Madrid está llena de retrasos, incidentes y problemas. Surgida como una compañía de bajo coste con capital nacional, su intención era buscar nicho en el mercado inmigrante, ofreciendo vuelos baratos a Rumania y, especialmente, Latinoamérica. Desde un primer momento empezaron los desajustes, con vuelos cancelados y esperas enormes ante atestados mostradores de facturación. Ah habido rumores de que Iberia y otras compañías la han boicoteado porque les quitaba un mercado muy goloso, pero eso no justifica el desastre que tenemos ahora entre manos. Los gerentes de la aerolínea cerraron sin previo aviso el Viernes pasado, anticipándose a la probable retirada de la licencia que fue llevada a cabo por el Ministerio de Fomento el Sábado. Ayer, en medio de una inefable rueda de prensa, al Ministra de Fomento Magdalena Álvarez, con una dicción y claridad explicativa propia de un bebe de pocos meses, llegó incluso a insinuar que los aviones no cumplían los requisitos de seguridad, y esa era la causa fundamental de al retirada de al licencia. Como había poco lío, encima entra en juego la seguridad. Me da la impresión de que los gestores de Air Madrid no son más que unos vulgares estafadores, que debieran afrontar un juicio y quizás pasar una temporada en al sombra, previo reembolso de lo cobrado a los pasajeros, claro está, pero me da al sensación de que el Ministerio de Fomento tampoco va a salir muy indemne de todo esto. Opacidad e información tardía han presidido la ceremonia de la confusión de este fin de semana, con vuelos fletados para solucionar el problema que no despegan porque no hay pasajeros, ya que no se les avisa de esos vuelos. Kafkaiano.
Pero lo peor ahora mismos es el desastre en el que se han convertido las terminales internacionales, especialmente en Madrid y Barcelona. Cientos de personas malviven en ellas, abandonadas, sin información, dejadas a su suerte por parte de empresa y autoridades. Decía ayer una ecuatoriana que “residía” en Barajas que su país es pobre y pasan cosas de esas, pero en España, que se supone que es un país rico, no se veía la riqueza por ningún lado. Preguntaba donde estaban los medios, las asistencias, algo de cobijo para ellos, y yo me lo cuestionaba igualmente. Otra vez ofreciendo la imagen de desamparo habitual ante cualquier problema, y todo el mundo lavándose las manos porque nadie es responsable de esto, y todo repitiéndose en cada asunto del país día sí y día también. Creo que esta historia me suena.
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