Ayer fue un día de desmentidos eléctricos, no relacionados en este caso con OPAs y fusiones entre empresas, sino con la subida de los precios para el sufrido consumidor. Después de los avisos de la semana pasada, por parte del Ministerio de Industria y Economía, de que el recibo doméstico podría alcanzar ascensos cercanos al 10%, y el inicio de rebelión social aparejada a esas cifras, salió Mª tersa Fernández de al Vega, la apagafuegos oficial, afirmando que la subida no será mayor que el IPC previsto. Como en tantas otras cosas, habrá que esperar y ver para confirmarlo.
Todos los 1 de Enero suben los precios de casi todo. Luz, agua, gas, transportes, teléfono, etc. Se ve que nos cogen con la guardia baja después de los excesos de Nochevieja, y como casi nadie se levanta ese día en buen estado, aprovechan y nos la cuelan. El caso de la luz (mejor llamarlo electricidad, porque hoy para lo que menos se usa es para encender bombillas) ha sido la excepción estos años. Subiendo siempre por debajo del IOPC, e incluso bajando algunos años, ha permitido el disparo del parque de electrodomésticos y aparatos varios conectados a la red, de entre los que destacan, por su mayor consumo relativo, los aires acondicionados. Eso sin contar con los cuartos de juego que se están configurando en los hogares, a veces en el cuarto de los niños, pero otras muchas en el de los padres, dotados de varias máquinas de videojuegos, pantallas, ordenadores, impresoras fotográficas, escaners y demás zarandajas, todo envuelto en kilómetros de cables y tomas de enchufe infinitas y siempre repletas. El ocio electrónico se ha instalado del todo en nuestras vidas, y subidas como las que se anunciaban la semana pasada rozarían el grado de confiscación. Pero no nos confiemos, siempre hay trampas en los recibos, como subirlos un poco en Enero y luego pegarle otro acelerón en Junio, o llamarlo de otra manera, como RENFE, que con todo el morro del mundo, según hoy ayer, sube las tarifas en poco más del 1% (bueno) pero crea un nuevo concepto de cobro por gastos de emisión de billetes cercano al 3% (lamentable) justo cuando Internet permite que ya no haya billetes. Subida total del 4% más o menos.
Al final se confirman alguna de las cosas que se rumoreaban en al época de fragor de las compras eléctricas, no desaparecida aún. Va a ser el consumidor, entre otros, el que pague las mareantes cifras que las empresas ponen encima de la mesa para comprarse unas a otras. Ahora, de generar un debate serio sobre el consumo responsable y el diseño de una política de generación de energía sostenible y no dependiente de zonas o países a evitar, nada de nada, no vaya a ser que se abra el debate y se descubra que, desde los altos cargos políticos hasta los empresarios, nadie tiene idea alguna sobre como capear el temporal que se nos avecina en algunos años de seguir así. Entonces si que vendrá el gran chispazo.
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