En el apasionante asunto de El Proceso, así, con mayúsculas, que todo el mundo lo sobreentiende, ha llegado el momento de las declaraciones de crisis, los augurios funestos y, quién sabe si los últimos días se están acercando. Recordemos que ETA señaló el 21 de Diciembre (mañana n una semana) como fecha límite para constatar avances que permitan sacar al proceso del estado de abandono en el que se encuentra. A lo largo de la semana gente como Rubalcaba o Txema Montero han empezado a lanzar mensajes que hablan de muertes si se rompe el diálogo, y ayer Rodríguez Ibarra se desfogó diciendo algunas cosas ciertas (pocas) en un tono aún más desabrido de lo habitual en él.
Puede que esto ocurra, se rompa el tinglado y ETA vuelva a las andadas. Pero una cosa debe quedar muy clara entre todos aquellos que tenemos a este enemigo delante. La única culpable de romper el supuesto diálogo es ETA, la única culpable de no aceptar las normas democráticas es ETA y, por supuesto, al única culpable de lo que ocurra si se rompe el alto el fuego permanente es ETA. Este pasado Sábado estaba por la noche en Durango, y pude ver en compañía de algunos amigos los efectos, bien que a distancia, de la kale borroka, no sólo en incendios y destrozos, sino en intimidación, nerviosismo e inquietud. Casi me atrevería a decir que sólo entre nosotros, ya que mientras se apreciaban perfectamente las luces de los camiones de bomberos y la humareda que crecía a mitad de la calle de Goienkale, fruto del incendio de la sucursal de la BBK, al principio de dicha calle la gente estaba en los bares y las aceras aparentemente más preocupada por la pertinaz lluvia que no cesaba que del desastre que se estaba produciendo a unos cuantos metros. Un espectáculo descorazonador en todos los sentidos, por el destrozo y la indiferencia. Quizá este sea el principal fruto del casi agotado proceso de paz, la generación de frustración entre la sociedad, creo que en este caso motivada por las expectativas desorbitadas que el gobierno generó al principio del año. Creo que Zapatero ha pagado el pato de su bisoñez, pensando que a ETA se le podía domesticar, que son personas normales, pero la verdad es que en su núcleo duro hay mas iluminados de lo que parece.
Así las cosas podemos tener un comunicado que nos amargue las Navidades (y el día del orgasmo global, no hay que olvidarlo) y a la vuelta del año podemos volver a esa horrible rutina de seguridad, vigilancia de los bajos de los coches, huidas del turismo, pisadas traicioneras que siguen pasos atemorizados.... pero los demócratas debemos tenerlo calo. Costara uno, diez o cien muertos más (ojalá que ninguno) y uno diez o cien años más, pero ETA será derrotada. Quizás algunos de ellos lo sepan, y lamenten al oportunidad perdida para rendirse que están a punto de derrochar. Bueno, es su elección, y que asuman las consecuencias de la misma.
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