jueves, julio 31, 2025

Desastre evitado

Al llegar ayer las primeras noticias del terremoto ruso y las alertas de tsunami en todo el Pacífico era imposible no recordar el desastre que se produjo en 2004, cuando un tsunami enorme, originado también por un terremoto, arrasó las costas de gran parte de Asia y causo víctimas en un balance que se pudo medir en cientos de miles, una de las mayores catástrofes de los tiempos modernos. Desde entonces tsunami se asocia a devastación, a miedo absoluto, y, en parte, esto es lo que ha permitido que ayer no se reprodujera un balance similar, ni a la escala más pequeña imaginable. Hemos tenido suerte y se ha actuado bien.

Transcurrido un día, el saldo del evento es, afortunadamente, nimio. Se han registrado destrozos en tierra, principalmente en la remota zona de la península de Kamchatka, uno de esos sitios donde se puede situar, de manera figurada, el fin del mundo. El tren de olas que ha generado el fuerte terremoto se ha sentido en ambas orillas del Pacífico, pero ni ha sido de una gran intensidad ni ha pillado a nadie en la costa. Hay zonas en las que el mar ha entrado anegando tierra, pero no son muy significativas, y las evacuaciones preventivas decretadas han minimizado los efectos en la población, de tal manera que se habla de uno o dos muertos, y creo que se han debido a infartos provocados por la angustia de la evacuación más que a otra cosa. Los daños materiales probablemente sean significativos en la zona rusa donde se ha dado el movimiento, pero en general son menores. Hemos tenido suerte. Dada la magnitud del sismo, de 8,8, enorme, las posibilidades de catástrofe eran muy altas, pero el movimiento de las placas que ha generado el temblor ha sido de desplazamiento entre ambas, no de levantamiento o subducción, y esto hace que las masas de agua que se encuentran sobre la placa se agiten, obviamente, pero en menor medida. Ante un movimiento de placas que se alzan o subduccionan el agua sufre un impulso vertical directo mucho más intenso y, por tanto, el oleaje generado también es de mayor potencia. Tsunami ha habido, pero menor del esperado. El otro factor que ha contribuido a que el desastre sea menor es el del aviso y evacuación de la población de las zonas potencialmente afectadas. En Japón más de dos millones de personas fueron ayer desplazadas a toda prisa de la zona en la que los modelos indicaban que se producirían los mayores efectos, lo que hizo que al llegar la ola no se encontrase a nadie allí. Este ha sido un perfecto ejemplo de lección bien aprendida, algo que no se da frecuentemente. El desastre de 2004 pilló a gran parte del mundo sin protocolos, sin sistemas de aviso mediante móviles o sirenas, sin planes de evacuación ni estrategias claras para responder ante algo así. Sumado a que la marejada era mucho más intensa, el desastre estaba servido. El trauma que generó aquello se tradujo en la creación de unos sistemas de alerta global en toda la cuenca del Pacífico, que desde entonces se han disparado más de una vez, siendo la de ayer la primera en la que se ha dado de manera efectiva un tsunami real. Esos sistemas de alerta están coordinados con los de emergencia de las naciones y localidades costeras, de tal manera que móviles, sirenas, policía y demás efectivos de protección civil se movilizan de manera casi instantánea, y coordinada, para responder ante lo que pueda suceder. Las rutas de evacuación para escapar de la costa y dirigirse a las zonas altas están bien señaladas, y aunque es imposible que no se produzcan escenas de aglomeración o miedo, como algunas de las vistas ayer en Hawái, el resultado global es que en un tiempo muy corto es posible sacar a casi todas la población de la franja más peligrosa, los primeros kilómetros de costa, de tal manera que las pérdidas materiales no puedan ser vitadas en caso de impacto pero sí las humanas, salvándose vidas que, sin información, estarían en un grave riesgo.

La imagen que ofrecieron ayer las naciones de la cuenca del Pacífico fue positiva, y aleccionadora. Se puede aprender de desgracias pasadas en las que o no se hizo lo debido o se falló al hacer cosas. Si alguno está pensando en la DANA de Valencia, sí, quizás lo único bueno de desastres de ese tipo, donde la naturaleza se alió con la necedad administrativa, es que cuando la naturaleza vuelva a castigar, que lo hará, nos pille con unas autoridades, medios y sistemas preparados para minimizar las consecuencias. Si al menos logramos eso habrá salido algo bueno de estos desastres. Ojalá tardemos mucho mucho tiempo en tener que comprobar si nos sabemos la lección.

miércoles, julio 30, 2025

Llevar la contraria al jefe

Hoy hay reunión de la FED en EEUU para decidir sobre los tipos de interés en aquel país en función de la economía. A ver si mañana o pasado puedo escribir sobre ello, pero, no huyan aún, hoy no quiero centrarme en la economía. La semana pasada Trump visitó las obras que se desarrollan en el edificio histórico de la FED, no muy lejos de la Casa Blanca. En un momento dado, habló del presupuesto de la obra, que ciertamente se ha disparado, y citó un coste unas tres veces mayor de lo que va a acabar siendo. A su lado, Powell, el mandatario de la FED, empezaba a cabecear en un claro gesto de negación. El subordinado contradecía a su jefe.

¿Cuántas veces se han visto ustedes en esa situación? En la de estar delante de un jefe que afirma algo que no es cierto, o que incurre en un error, y ustedes saben la respuesta correcta. ¿Se atreverían a contradecirle? ¿levantarían su voz para llevarle la contraria? Supongo que la respuesta depende mucho del contexto, de la relación personal con el jefe, del tamaño de la hipoteca que queda por pagar, de lo directamente relacionado que esté el jefe con el contrato que le une a usted a su empresa, y un montón de factores similares, pero, en general, es bastante poco común el ver una escena en público donde un superior es contradicho por alguien que, directa o indirectamente, depende de él. A medida que se asciende en el escalafón de una estructura, sea pública o privada, el poder es más intenso, y más es lo que se puede perder en caso de contradecirlo. Esto lleva a muchos a adoptar el rol del pelota, el adulador, el que siempre le da la razón al jefe pase lo que pase, aunque sepan que a veces tenga razón o no. Han descubierto que en su ecosistema se prospera más y mejor alabando las bondades de la jefatura que trabajando o siendo sinceros. Estos personajes se dan en todas partes, pero crecen en proporción a medida que nos acercamos a la cumbre, dado que desde ella el jefe puede decidir de manera discrecional quiénes le acompañan y quienes no (esos ya no podrán pagar sus hipotecas). Esto está muy estudiado y se sabe que el poder, cuanto mayor es, más ciego se muestra ante la realidad porque está todo el día oyendo voces aduladoras que le ciegan el juicio, creyéndose el superior el más listo de todos, cuando sólo está rodeado de un mayor número de aprovechados que viven a cuenta de él. Pero bueno, no nos vayamos a los cielos, donde viven muy pocos. En el día a día de su trabajo, en su empresa o negocio, tendrá muchas situaciones en las que su superior conoce más que usted y, al revés, y el cómo se gestiona eso cuando en ambos casos se deben acatar las decisiones que provienen sólo de un sentido es uno de los mayores problemas del trabajo habitual. Conseguir grados de confianza suficientes con los jefes para hacerles ver que hay cosas en las que están equivocados y no poner en riesgo la nómina es todo un arte, que a veces se aprende con el tiempo, y en otras muchas ocasiones resulta inaccesible. Mi experiencia al respecto es mixta y poco extrapolable, creo, dado que juego con red al tener un puesto de trabajo casi garantizado al 100%. En más de una ocasión le he llevado la contraria a mis superiores en aspectos técnicos que sí dominaba y ellos no, y el resultado ha sido variable, siendo mi criterio tenido en cuenta en unos casos y en otros no. De unos años a esta parte sí estoy notando dos tendencias que no me gustan nada en el mundo laboral en el que me muevo. Una es la inflación de cargos, el número de jefes no deja de crecer, y eso genera disfunciones y disputas entre ellos. Otra es que el criterio por el que reclutan a la gente no tiene tanto que ver con la valía profesional como con la lealtad, lo de no llevar la contraria y seguir las directrices. Y eso es condición necesaria para que una organización se estrelle. El papel del técnico se va reduciendo a medida que el nivel de jerarquía se dispara y opera de manera inaccesible, y justo cuando la vida real que nos rodea se complica cada vez más. No se, es lo que veo.

En la discusión entre Trump y Powell, Powell llevaba la razón. Trump le sacó un papel en el que figuraba esa cifra que triplicaba los costes. Powell se puso las gafas de leer y le contestó, en segundos, que eso hacía referencia a obras de otros edificios que no eran el del la FED, por lo que nada tenían que ver con él. A Trump ser pillado en renuncio le da igual, porque la realidad es lo que a él le parece, pero quedó claro hablaba sin saber y quién no. Eso no evitará que, en lo que le queda de mandato, Powell sea torturado sin cesar por los insultos de Trump, pero, al menos, se irá con la cabeza alta. Quizás eso, una vez pagada la hipoteca, sea lo más importante que se pueda decir del ejercicio de uno de su profesión y su relación con la jefatura.

martes, julio 29, 2025

La irrelevancia

Más allá de las palabras, tratados y acuerdos, los gestos. No es necesario leerse páginas farragosas para detectar, con una sola mirada, en la cara del interlocutor las perspectivas de una relación o una situación de incomodo. Podemos hacer el mejor de los discursos, el más sentido, si para ella no somos nada, o casi nada, de poco valdrán las palabras. Esto se da en las relaciones personales y, desde luego, en la diplomacia entre naciones, porque ese arte de las relaciones estatales es ejercido por personas, con sus flaquezas, orgullos, valías y debilidades. En el fondo, el cortejo amoroso y la redacción de tratados comerciales o de paz comparten un origen similar.

Si la situación de la presidenta de la Comisión Von der Layen era embarazosa durante su encuentro con Trump, la que se pudo ver ayer del primer ministro británico Stammer resultó, directamente, sonrojante. Trump, el visitante, en su club de golf escocés, hacía de anfitrión al primer ministro del país en el que se encontraba. Pocas formas hay más claras de decir hasta qué punto uno considera subordinado al otro. En las muchas escenas que se les vieron juntos, compartiendo un tiempo de varias horas, Stammer mantenía una pose sonriente y cordial, pero quería adivinar uno un deje de malestar, de sentirse desubicado. Él, laborista, pero Lord británico, tratado como invitado, como personal de servicio al que se le permite acceder a la casa del dueño de la finca para que disfrute de una tarde de ocio, a sabiendas de que mañana volverá a su chamizo y lo que hoy es techo se volverá a convertir en cielo inalcanzable. Para los británicos, clasistas profundos, estas relaciones estructuradas entre clases sociales son parte de las reglas de comportamiento que aprenden desde niños, y les han sabido sacar un enorme partido en todo tipo de producciones para el cine y la televisión, que se degustan en medio mundo sin apenas rascar en la profunda injusticia que destilan. Trump es norteamericano, de una nación que se creó como reverso de la jerarquía cerrada británica, como opuesto a su monarquía y corte, pero se siente como el emperador del mundo, y le gusta ejercer como si lo fuera. Encaprichado hasta el extremo, ególatra máximo y con un comportamiento infantil desmesurado a la hora de coger las cosas que cree que son suyas, Trump va por el mundo deseando ser servido y dejando claro que él es el primero en todas partes. ¿Cómo se iba a rebajar a una vista de estado a Reino Unido, a ese país de cortesanos que no es sino una mota de polvo frente a su imperio americano? ¿Cómo iba a caer en la ordinariez de visitar Bruselas, que no sabe ni dónde está, para discutir con una mujer sobre aranceles? No, ni hablar. Les concedo a todas estas naciones menores que me perturban el privilegio de acercarme a ellas, de cruzar el Atlántico para estar junto a sus territorios, pero nada de someterme a protocolos y ordenanzas que no sean las mías. Me quedo en mi finca privada, donde soy rey señor, donde ejerzo de terrateniente y de presidente, y desde allí estoy dispuesto a recibir a los mandatarios que se tercie, a dispensarles algo del valioso tiempo que tengo destinado a jugar al golf, para escuchar sus opiniones y súplicas, y tras ello, hacer lo que me plazca. La ordinariez del comportamiento mostrado por el mandatario norteamericano estos días alcanza un punto difícilmente imaginable, pero no es sino una muestra perfecta de la personalidad del sujeto y del aprecio que nos tiene (nulo). Para él Europa es un incordio, un problema, una antigualla, una rémora, una petardez, un lugar dividido lleno de sujetos débiles que se quejan y emiten normas para regular cosas. Un lugar atrasado, un espacio lleno de cosas viejas para ver pero sin interés alguno. Una realidad que, geopolíticamente, no cuenta, está superada, es débil e indefensa, y debe ser tratada con el desprecio que se merece.

Y resulta que a esta visión, que creo que es la que domina en la mente del personaje y la corte de pelotas que le sigue en su movimiento, vamos los europeos y contribuimos plenamente a fortalecerla, al prestarnos sumisos al ejercicio de humillación que ha supuesto no sólo el tratado comercial firmado, que también, sino las formas y modos que antes les comentaba. En el único campo en el que la UE tenía un poder relevante para hacerle frente a EEUU, el comercial, hemos optado por la retirada como estrategia. Ahora mismo los de MAGA no hacen sino carcajearse de lo que ha pasado “allí, donde los viejos europeos” y nuestra irrelevancia global ha quedado certificada ante el mundo.

lunes, julio 28, 2025

Mal acuerdo comercial para la UE

Antes que nada, resaltar que todo con Trump es anómalo y como no debe ser. Resulta escandaloso que una reunión de estado, y con la trascendencia de la celebrada ayer, se produzca en su campo de golf privado de Escocia. Para Trump no hay ni que mantener el disimulo hipócrita que separa su función presidencial de sus negocios, todo es uno. El nivel de corrupción que esto supone es casi absoluto, y convierte a la institución presidencial norteamericana en una mera agencia de representación de un comisionista encargado de sacar todo el valor posible a sus negocios. Da mucha grima que esa gran nación consienta algo así.

Ahora, algo sobre el acuerdo de ayer, por llamarlo de alguna manera. En esencia, la UE se baja los pantalones y, para evitar la amenaza del 30% con la que Trump nos iba a arrear a partir del viernes 1 de agosto acepta un 15% de arancel a casi todos los productos fabricados en la UE que entran en territorio norteamericano. No sólo eso, la UE se compromete a realizar compras a EEUE en materias como energía y seguridad por valor de cientos de miles de millones de euros, y acepta inamovible el gravamen extra que ya tenían el acero y aluminio europeo, que me quiere sonar que es del 25% pero no descarten un valor mayor. ¿Qué penalizaciones pone la UE como contrapartida? Ninguna. No se cobrará arancel alguno a los productos norteamericanos que accedan a nuestro mercado, de tal manera que nosotros seremos castigados al vender allí y ellos no lo serán al hacerlo aquí. Si esto no es una claudicación en toda regla que alguien me lo explique. Bruselas tenía estudiados un grupo de bienes norteamericanos sobre los que ir imponiendo gravámenes en caso de que se llegara a un procedimiento de aranceles agravado a partir de agosto, de tal manera que se diera un cruce de tarifas que disuadiera al presidente naranja de sus intenciones iniciales, pero todo eso ha debido quedarse olvidado en un cajón, porque las negociaciones han sido de una simpleza extraordinaria. A cambio de rendirnos, se nos aplica un castigo menor. El papel de la UE como socio comercial pasa a ser de igualdad a subordinación, y los daños que estas tarifas van a suponer para los sectores europeos no tardarán en mostrarse. Para España, en principio, el acuerdo es dañino, pero supeditado a sectores específicos, como el agroalimentario. No es EEUU el mayor de nuestros mercados, por lo que vana ser algunas empresas concretas las que sufran, pero no tanto el tejido productivo. Pero esa primera impresión debe matizarse mucho, porque otros grandes mercados a los que si vendemos, por ejemplo, Alemania, van a ser de los más perjudicados. Los coches europeos sí van a tener ese gravamen del 15%, y el coche alemán se vende mucho allí, y el coche alemán demanda componentes en una cadena de suministros global en la que hay muchas empresas españolas. Directamente no, pero indirectamente la industria de componentes nacional va a sufrir esos aranceles. A este gravamen, injusto, se le debe sumar la actual depreciación del dólar respecto a un euro que cotiza caro, en el entorno de los 1,17, por lo que la competitividad de los productos europeos en el mercado americano se va a ver muy dañada. Además de los destrozos que esto pueda suponer para nuestras empresas, este arancel, estúpido, va a generar inflación en EEUU. El consumidor norteamericano va a ver como las marcas europeas, algunas de las cuales son sus favoritas para ciertas cuestiones, se encarecen notablemente de un día par otro, y eso va a hacer daño en su capacidad adquisitiva. Los aranceles son un impuesto al consumo, una idea nefasta que sólo genera daños y que pagan aquellos que menos renta tienen (al que va sobrado le preocupa poco el precio de los bienes). El consumidor norteamericano es, junto a la UE, el gran perdedor del acuerdo de ayer.

¿Por qué la UE ha aceptado semejante disparate? No lo se. Quizás a cambio de ceder Se haya conseguido un apoyo norteamericano en seguridad frente a Rusia en el frente del este, pero algo así no ha trascendido, y la palabra de Trump tiene la misma solidez que la de Sánchez. Desde luego, la imagen que hoy domina es la de una Europa sometida, rendida, que agacha la cabeza ante un matón que, por ahora, se sale con la suya. Comprando el discurso injusto de los abusones es como no se acaba con ellos, y las bazas de presión que tenía la UE en este asunto han sido arrojadas a la basura a las primeras de cambio. Un mal acuerdo que nos va a salir caro.

jueves, julio 24, 2025

El infierno es Gaza

Puede que en estos momentos sea Gaza el peor lugar del mundo para vivir, si es que vivir es algo que tenga sentido allí ahora mismo. Sometidos a un cerco estricto del que no pueden escapar, en un paisaje lleno de escombros y ruinas, sin alimentos, y muriendo a decenas cada vez que se organizan colas para el suministro racionado de comida, el hambre empieza a causar los estragos propios de una situación de escasez generalizada. Los más débiles, niños y mayores, son los primeros que caen, y las escenas que de allí llegan son propias de hambrunas africanas de los ochenta, esqueléticas, atroces.

Hay una responsabilidad originaria de lo que está pasando, la de Hamas al desencadenar la matanza del 7 de octubre de 2023, pero ahora mismo es sobre Israel donde recae la mayor de las responsabilidades ante la situación de Gaza, ante la muerte y desesperación de sus habitantes. El que se produzca una hambruna en ese territorio es por causa de la guerra y de cómo el ejército israelí está desarrollando los combates, y cómo su estrategia de tierra quemada ha convertido a la población civil de ese territorio no ya en rehenes, que también, sino en un estorbo que pareciera ser necesario eliminar. A poca gente le importan los rehenes israelís que se encuentran aún en la franja, salvo a sus familiares directos. Desde luego nada le importan al gabinete de Netanyahu, que contempla con ojos muy abiertos como la guerra le ha permitido llevar a cabo el mayor de los planes radicales jamás soñados, en el que no sólo Gaza deja de ser un problema, sino que, directamente, los gazatíes pueden dejar de ser. Que decenas de personas mueran tiroteadas cada día en los infames puntos de aprovisionamiento de ayuda que ha organizado Israel en la franja es responsabilidad de Israel, no de la masa desesperada de hambrientos que no busca otra cosa que algo que llevarse a la boca para poder sobrevivir otro día en el infierno que es su vida. La sociedad israelí contempla con distancia lo que allí está pasando, con un sentimiento de cierta venganza, os lo tenéis merecido por lo que nos habéis hecho, y ese silencio es el que ampara a los más radicales entre los sionistas, que ejecutan su ambición de una Israel grande, limpia, pura, y sin presencia palestina. Es muy difícil decir si realmente se está produciendo un genocidio en Gaza, porque esa figura exige probar que hay una voluntad manifiesta, explícita, por parte de las autoridades que desarrollan la acción, de eliminar a una parte significativa de una sociedad o grupo humano, es decir, que es algo pensado y planificado, no fruto del azar o el caos. Sí hay facciones radicales en Israel que sueñan con ejecutar un proceso similar, e incluso miembros del actual gobierno israelí, de pequeños partidos ultranacionalistas, que abiertamente reconocen que su objetivo es erradicar a los palestinos, eliminarlos, en un lenguaje idéntico al del propio Hamas, que sueña con ese reino palestino desde el río hasta el mar, excluyendo a todo lo que suene a israelí. ¿Es viable una acusación formal de genocidio contra Netanyahu y su gabinete por lo que está sucediendo en Gaza? No lo se, pero a cada día que pasa, a cada imagen atroz que nos llega desde allí, la consistencia de esa acusación, la más grave que puede recaer sobre un gobernante, es más consistente. No es cuestión de si el número de fallecidos llega a un punto mayor o menor, o si el daño en el territorio es demasiado amplio o no. Se trata de saber si hay una orden clara y conocida de eliminar a un grupo humano por el hecho de compartir un origen, creencia, característica, etc. Es probable que en semanas o meses veamos procedimientos judiciales abiertos en tribunales internacionales, a los que Israel no otorga legitimidad, pidiendo investigar a Netanyahu y a otros miembros de su gabinete y de las fuerzas armadas israelíes por la comisión de este posible delito extremo, y serán los expertos y juristas los que digan si se puede usar esa palabra tan dura, y que nunca se debe pronunciar con frivolidad, pero reitero, a cada día que pasa, a cada escena que contemplamos, el tamaño con el que el término se define aumenta ligeramente, y ya sólo eso es insoportable.

Eso que se llamaba comunidad internacional, que va camino de la inexistencia, contempla lo que sucede en Gaza con una mezcla de horror e indiferencia. Los países europeos son los que denuncian de manera más clara lo que pasa, con diferencias entre ellos, mientras que los países árabes se suman al coro de los que no hacen ni dicen nada. En EEUU la posición empieza a ser dubitativa, con rumores de que la administración Trump ya no le ve sentido a lo que está haciendo su aliado Netanyahu, pero sin mojarse en lo más mínimo. La ausencia absoluta de poder de Europa en el mundo hace que nuestras condenas no sirvan para mucho, y nos aboque a la irrelevancia. Y a cada día que pasa la situación en Gaza empeora.

Mañana es fiesta en Madrid. Nos leemos el próximo lunes 28

miércoles, julio 23, 2025

Zelensky comete un grave error político

Miles de manifestantes, con pancartas de todo tipo, abarrotan el centro de la ciudad y protestan ante las instituciones donde reside el poder parlamentario y ejecutivo del país por una decisión de su gobierno que coarta a la magistratura que persigue la corrupción, mal endémico del país. El parlamento ha aprobado una ley por la que esa institución que lucha contra los corruptos pasa a ser controlada completamente por el ejecutivo, de tal manera que puede someterla y evitar que, si el propio ejecutivo o algunos de sus miembros cometen actos delictivos de ese tipo, sean perseguidos. Es un golpe durísimo a la legitimidad del gobierno y un acto indigno.

¿Es este el sueño húmedo de Pedro Sánchez? A buen seguro que sí, pero la escena no se produce en Madrid, por ahora, sino en Kiev. Sí, en medio de la guerra de Ucrania miles de habitantes de la castigada capital han salido a protestar contra una medida de su gobierno que consideran lesiva para los intereses de la nación. Es algo digno de ser destacado, y merece la pena verlo con la importancia que tiene, tanto por lo que se discute como por la libertad que existe en la nación asediada a la que apoyamos, donde la sociedad civil puede protestar contra su gobierno, aún en medio de los combates, cosa que es imposible en la Rusia agresora, donde la dictadura de Putin prohíbe cualquier tipo de manifestación civil que no sea para alabar a su líder. El problema de la corrupción en Ucrania es, para que se hagan una idea de su dimensión, aún más grave que en España. Allí, durante muchos años, los oligarcas han sido los auténticos dueños y señores de la nación y sus recursos, ocuparan cargos en el ejecutivo o no. Más de uno, por ejemplo Petro Poroshenko, han llegado hasta la presidencia del país, después de haber amasado amplias fortunas en las que la captura de las instituciones, la información privilegiada y, en algunos casos, el simple reparto del botín de lo que el estado les podía proporcionar, han sido el modus operandi de todos ellos. Un régimen en el que la cleptocracia ha estado a la orden del día. En esto Ucrania era muy similar a Rusia. Sin embargo, ha habido movimientos sociales en el país que han tratado de frenar esa deriva, que en Moscú se pervirtió hasta el extremo de que la mafia putinesca se hiciera con las riendas de todo, estado, economía, poder. Zelensky mismo representó, en su candidatura a las presidenciales de 2021, una alternativa a los oligarcas. Su discurso tenía como bandera principal no la relación con Rusia, con la que se mantenía una guerra de baja intensidad en el Dombas, sino la lucha contra la corrupción. Proveniente de fuera de cualquier entorno de poder económico establecido, famoso por su participación como actor en series de televisión de corte satírico, Zelensky representaba la nueva política, para que nos entendamos, frente a las castas establecidas que deseaban seguir repartiéndose el botín. Su victoria electoral fue sonada y le otorgó una amplia mayoría parlamentaria, con la que podía reformar las instituciones del estado, pero el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022 alteró todos los planes y convirtió al gobierno y al propio Zelensky en un símbolo de resistencia patrio. Desde entonces se ha hecho muy poco en Ucrania respecto a asuntos no relacionados con el frente militar, por motivos obvios, y la integridad del país, el reclutamiento y la disponibilidad de munición han sido las obsesiones de Kiev, dejando atrás las promesas de política interna que dominaron la ya muy olvidada campaña electoral. Es comprensible que así haya sido, porque lo urgente prevalece ante todo, pero tarde o temprano algunos de los problemas de fondo que siguen existiendo en el país afloran, y no son pocos los casos de corrupción destapados con relación a suministros militares y, en definitiva, todo lo relacionado con la guerra. Su persecución exige ser drásticos y ejemplarizantes si se quiere mantener la moral del país en una lucha desesperada y eterna frente al invasor.

Pues bien, la votación en la Rada, parlamento ucraniano, y la posterior firma de Zelensky del decreto antes mencionado es una nefasta decisión, un grave error, que va en contra de no pocas de las ideas con las que Ucrania lucha su guerra frente a Rusia. La opinión unánime de analistas e instituciones que apoyan sin fisuras a Kiev en su lucha frente a Moscú es que lo de ayer es uno de los mayores errores estratégicos que ha podido cometer Zelensky, un auténtico baldón a su figura y gestión, y un golpe bajo a la sociedad ucraniana, que ve como la guerra no acaba y su gobierno dicta una norma en contra de sus más íntimas aspiraciones de transparencia. Ayer Ucrania perdió una batalla importante, pero no en el frente del este, ni a manos del enemigo ruso.

martes, julio 22, 2025

Recortes severos (de festivos) en Francia

Entretenidos como estamos en la disputa de corruptos de nuestro cutre patio nacional no prestamos atención a lo que sucede fuera, y no hay que irse muy lejos para ver cosas que nos debieran hacer pensar. Basta, después de echar un vistazo a la etapa del día del Tour, pensar en el ajardinado país vecino y hacerse una idea de las propuestas de recorte que el primer ministro Bayrou presentó la semana pasada, con el objetivo de reducir en 40.000 millones el importe de gasto público, actualmente desbocado, en una nación rica, pero bastante menos de lo que ella misma cree.

La economía francesa es un caso especial dentro de las occidentales. Es, probablemente, la más centralizada y la que presenta una mayor proporción de gasto público sobre el PIB, superando ampliamente el 50%. París es un el corazón, cerebro y músculo del mayor país en extensión de la UE y de lo que antaño fue una potencia global, ahora en declive. Su peso en el contexto internacional declina año a año, pese a los constantes esfuerzos que hacen los presidentes de la república por aparentar ser líderes globales (sí, la ampulosidad de los salones en los que se pasean les da empaque), su idioma hace tiempo que dejó de ser lengua franca global, habiendo sido superado ampliamente por el español, por ejemplo, y la competitividad general de la economía francesa deja mucho que desear, poseyendo grandes empresas de alcance global pero mostrando una cuota de mercado internacional que se erosiona sin freno. Las finanzas públicas, como las de la mayor parte de los países occidentales, dan miedo, con déficits presupuestarios año tras año y un volumen de deuda pública que no deja de crecer. En todas esas ratios está peor que nosotros, que no estamos bien. La prima de riesgo de la deuda francesa ha superado a la española desde hace ya algún tiempo, y la sensación de que una posible crisis fiscal en el euro pueda surgir allí es uno de los temores recurrentes de muchos analistas. Las prestaciones sociales siguen siendo más generosas que en otras naciones y el proceso de envejecimiento, aunque más lento que en el resto de la UE al mantener un mínimo saldo vegetativo positivo, se nota cada vez más. Y todo con la sabida inestabilidad política que se lleva ahora tanto en nuestras naciones, para desgracia de todos. Bien, en este contexto, y con la idea principal de controlar el crecimiento de la deuda y dar una señal a los mercados que le prestan el dinero a “Marianne” de que se va a poner seria, el gobierno francés ha presentado un conjunto de medidas de recortes sociales, reformas y redistribución de partidas de gasto, que ha soliviantado a media clase política gala y promete, tras el verano, un otoño caliente de manifestaciones y protestas, que ya se sabe la querencia de los galos a la bronca callejera, por mucho que su pastelería, moda y estilo de vida estén llenos de sofisticado encanto. Las medidas aumentan el gasto en una partida, defensa, en la que Francia posee no pocas empresas de carácter estratégico, por lo que ese aumento de gasto puede ser visto como un paquete de estímulo para la economía nacional y un intento del equipo de Macron de que la industria de defensa gala tome algo del relevo que los EEUU dejan con su actitud despectiva respecto a la UE. Que la asunción de capacidades estratégicas de defensa de la UE se traduzca en empleos e inversiones en Francia es uno de los sueños del Eliseo. El resto de las ideas, más o menos las habituales en los paquetes de austeridad. Recorte de prestaciones, congelación de sueldos públicos, reducción de inversiones no esenciales… seguro que les son familiares, pero hay una que ha llamado mucho la atención, y es la propuesta de suprimir dos festivos en el calendario laboral, de tal manera que se conviertan en laborales ordinarios y, así, la productividad del país crezca. Es algo bastante novedoso y que ha delado descolocado a muchos.

¿Es una buena idea? Dado que las naciones asiáticas trabajan mucho más que las occidentales, y que el esfuerzo del ciudadano occidental está en retroceso frente a la competencia china o coreana, no es un disparate proponer algo así. También tiene sus contras, y más en una nación en la que el turismo es una de las mayores industrias (por ahora Francia sigue siendo el país más visitado del mundo, con unos cien millones de turistas al año). Póngase en el papel de los franceses, mire nuestras cuentas públicas, no buenas, y piense. ¿Cómo respondería si nuestro gobierno, este o cualquier otro, propusiera eliminar dos festivos? ¿Cómo se lo tomaría? ¿Qué haría? Creo que no tardaremos en ver propuestas similares en otros países de la UE. ¿Llegarán hasta aquí?

lunes, julio 21, 2025

Negocios Montoro SA

Los sumarios judiciales pueden ser inabordables, por su tamaño y complejidad. Afortunadamente los hay que se los leen, desmenuzan y extractan lo más relevante para que el conjunto de los mortales podamos entender algo. El que ha salido a la luz a cuenta de la imputación del ex ministro Cristóbal Montoro y gran parte de su organigrama ejecutivo durante el gobierno de Rajoy es de los grandes, en tamaño y contenido, y deja a las claras que la corrupción en España puede albergar todo tipo de estilos, desde el zafio de Ábalos y cía al reservado para aquellos que quieren guardar las formas, pero todas las vías acaban llevando al mangoneo más evidente y al fraude al ciudadano, da igual quién y cómo lo haga.

Por lo que parece, Montoro no accedía a presiones directas por parte de algunas empresas interesadas en que su fiscalidad se viera reducida, deseo que compartimos todos los seres vivos del planeta. Esas empresas fallaban en su objetivo, y tras un primer intento legal, convencional, iban por la puerta de atrás. Montoro fundó una consultora, Equipo Económico, EE, a la que no le fue mal antes de que el PP llegase al gobierno, y de la que formalmente se desvinculó al acceder al cargo de ministro. Al frente de la empresa se quedaron personas de plena confianza de Cristóbal, algunas de las cuales acabaron siendo nombradas altos cargos del ministerio de Hacienda. Las empresas que lo habían intentado por lo legal descubrieron que había una vía encubierta para lograr sus objetivos, que era a través de EE. Se reunían con ellos, les contaban sus deseos y pagaban favores, y el equipo de EE accedía a la sala de mandos del ministerio y acababa convirtiendo los deseos de esas empresas en realidades, normalmente mediante decretos o normas presupuestarias que aliviaban su carga fiscal. Así, mientras Montoro subía a la tribuna del Congreso y se ciscaba en media nación a cuenta de sus incumplimientos fiscales, algunas empresas apalabraban con su mano derecha e izquierda cómo pagar menos de lo debido. Todo un ejercicio de corrupción organizada, en el que no consta que el propio Montoro recibiera ingresos ilegales, pero hay sospechas que muchos de los de su equipo sí lo hacían. Esto no es sino un entramado corrupto adosado a la administración, algo muy similar en el fondo a lo que hemos visto en el caso Cerdán, que ahora nos tiene bastante ocupados. Sí, hay diferencias, porque no está claro aún el papel del partido, en este caso el PP, en esta trama, y si existía una connivencia entre las estructuras de Génova y los altos cargos de Hacienda que se llevaban tajada, pero lo que es seguro es que la trama era real, que había personas que, haciéndose valor de su cargo, alto en denominación y poder, influían para beneficio injusto de terceros y se llevaban mordidas a cambio. Todo un entramado de corrupción del que aún queda bastante por saber, tanto en dimensión económica (cuánto se han llevado) como en protagonistas (corruptos y corruptores) como en las ramificaciones que pueden existir, pero una vez destapado el caso en su superficie, es de esperar que el procedimiento judicial vaya contestando a varias de estas preguntas, y que los presuntos acusados, al verse acorralados por la justicia y el oprobio social, comiencen a cantar para que se sepa todo. Es probable que muchos de ellos tiren por elevación y le echen el muerto a Montoro, que es un personaje que se ganó el odio de gran parte de la sociedad por esa actitud que poseía a la hora de denunciar el fraude, con tics inquisitoriales y formas propias de un Scrugge recién salido de un cuento de Dickens. Pero eso, si es así, no va a librar ni a unos ni a otro de la responsabilidad sobre lo que han cometido, ni de la pena en el caso de que se demuestre la veracidad de todo lo que se señala en el sumario, que pinta verosímil. El caso es muy feo, es corrupción de primer grado, aborrecible, injustificable, odiosa, cometida en este caso por altos cargos de un gobierno del PP.

Hay un matiz especialmente odioso en este caso, y es la implicación de Hacienda en él. Ese ministerio, con el de Economía, es la base de cualquier gobierno, y se encarga de recaudar los ingresos que permiten a todo el gobierno y la administración pública llevar a cabo su labor. Hacienda impone tributos, por eso se llaman impuestos, los exige y cobra a todo el mundo, y que sea precisamente Hacienda el lugar en el que anide una trama corrupta supone un golpe muy duro en la credibilidad del estado en su conjunto, en la creencia del ciudadano contribuyente en la necesidad de pagar esos impuestos que se le requieren. En definitiva, es una traición profunda al contrato social que vertebra nuestra sociedad y al régimen político que, así misma, se ha dado.

viernes, julio 18, 2025

La IA y el internet que conocemos

Desde hace un tiempo, no mucho, se habrán dado cuenta de que, cuando buscan algo en Google, lo que aparece arriba del todo en la pantalla de resultados, antes de cualquier enlace, es la propuesta que la IA de Alphabet, la empresa matriz dueña del buscador, les sugiere ante su consulta. A veces es un texto pequeño y en otras ocasiones un par de párrafos. Tras ello, como sucedía antes, se listan los enlaces que PageRank, el algoritmo que ha permitido convertir a Google en el monstruo que es ha seleccionado como los más relevantes dada su consulta, y en donde se puede acceder a la información solicitada y contenidos más relevantes o completos.

Si la IA es buena, y lo que ofrece inicialmente es correcto y satisface la consulta hecha, mucha gente optará por tener su consulta resuelta y no entrará en ninguno de los enlaces ofertados por el buscador, con lo que, aunque se muestren, no se utilizarán. Antes de la implantación de la IA, sin otra posibilidad, era inevitable que el usuario que buscaba algo accediera a alguno de los enlaces mostrados, casi siempre los dos o tres primeros nada más, de tal manera que veía el contenido de esas webs y, de paso, además de la duda que le había surgido, podía acceder a otro tipo de información que pudiera serle curiosa. Ahora ya no. La gran mayoría de los usuarios se quedan con el resultado que otorga la IA y no clican a ninguna otra parte. Las consecuencias de esto son muy interesantes. El tráfico en internet está empezando a bajar, sí, sí entendemos como tráfico el número de páginas consultadas, los accesos a las mismas, etc. Google era una enorme fuente de demanda de tráfico que el buscador canalizaba a millones de webs, y que ahora ya no funciona como canal, salvo en un pequeño porcentaje de los casos. Antes, estar en lo más alto del PageRank era un orgullo, e incluso fuente de estafas, con empresas que modificaban código y hacían perrerías para intentar engañar al algoritmo para que las posicionase en lo más alto como resultado de la búsqueda. Ya no hace falta nada de eso. Miles y miles de webs que antes obtenían accesos a través de las búsquedas ahora son consultadas muchísimo menos, de tal manera que su relevancia se apaga, su papel disminuye y se van convirtiendo poco a poco en islas en un mar menos transitado. Google, y su servicio de IA, siguen accediendo a toda la información relevante y se quedan con el resultado de las consultas de los usuarios y las respuestas, y comprueban en cada una de las iteraciones pregunta respuesta que reciben, millones y millones al día, la efectividad de su IA y los efectos en el buscador y en la web. De hecho el papel de buscador empieza a ser menos de buscar como tal y más de servicio de consulta directo, y eso altera por completo la ecuación que hemos visto durante bastantes años en el internet que hemos conocido. Una de las mayores consecuencias, de las más relevantes en el plano económico, han empezado a denunciarlas servicios webs como revistas, portales y otros muchos, que viven de la publicidad que facturan, y que la contratan en función de las visitas que reciben. Como es lógico, cuantas más visitas, más puedo cobrar en mi web por poner anuncios y más ingreso por ellos, y más posibilidades tiene el anunciante de que su producto llegue a más gente. Si el acceso a mi web se derrumba porque las visitas ya obtienen información directa de lo que desean sin acudir a lo que publico, el anunciante querrá renegociar el contrato o, directamente, cancelarlo, porque una web que se ve poco interesa poco. Y así los ingresos que mantienen muchos de los servicios están empezando a declinar por primera vez desde que internet explotó, porque existe una competencia feroz que es capaz de suplantar a la audiencia que antes tenían y les proporcionaba su fuente de financiación. La IA les está quitando el negocio.

Si el proceso se extiende, si las IAs aumentan su capacidad y precisión, si finalmente todo lo que se quiera saber esté al alcance de una IA que es capaz de responder al instante, ¿Cuál es el papel que le queda a internet? ¿Está condenada la red a ser un barrio decadente con visitas menguantes y, en muchos casos, lugares cerrados o apenas visitados? No se sabe, pero la derivada de que la IA iba a hacer que internet fuera una de sus primeras víctimas no la había visto casi nadie, muestra de que, en general, el futuro es impredecible y, en particular, que es casi imposible saber hasta qué punto pueden llegar los efectos de la IA en nuestras vidas. Todo está por averiguar en este caso, y no hay brújula ni mapa, sólo incógnitas, que la propia IA desconoce.

jueves, julio 17, 2025

Volar el ministerio de defensa sirio

Desde hace unos días se producen graves enfrentamientos en los altos del Golán, territorio disputado entre Israel y Siria, entre fuerzas islámicas alentadas por el gobierno sirio y personas de la minoría drusa, aliada de Israel, que viven en esa zona. Apenas ha salido en los medios, pero el balance de la refriega ha dejado un saldo de cerca de trescientos muertos y numerosos heridos. El actual gobierno sirio, débil, no es capaz de imponer la seguridad en su territorio y las milicias que respalda, en muchas ocasiones, no es que se extralimiten, sino que directamente realizan acciones de tierra quemada en las que no dejan nada vivo. Ya pasó algo similar en Tartus, antigua base rusa y zona controlada por los alauíes, afectos al caído régimen de los Asad.

Pues bien, Israel, que ah descubierto que su mejor diplomacia es la del palo, y no la zanahoria, ayer atacó posiciones en el mismo centro de Damasco, la capital siria, y en una acción de gran impacto destruyó, directamente, la sede del ministerio de defensa sirio, con una serie de bombazos que redujeron el edificio a un conjunto de escombros. Como llamada de atención equivale a pulsar un timbre muy grande. Aunque Siria es enorme frente al tamaño de Israel, Damasco está situada en el extremo oeste, por lo que la distancia de tiro desde Israel es mínima, tanto para un lanzamiento balístico como para una operación aérea de ida y vuelta. Es de suponer que el gobierno sirio haya captado el mensaje y la situación en el Golán se reconduzca rápidamente, pero esta vuelve a ser una nueva muestra de hasta qué punto el gabinete israelí de Netanyahu ha decidido resolver todos sus problemas a base de ataques militares, empleando una fuerza disuasoria de capacidad no vista en la zona. Todos sus vecinos, a excepción de Egipto, creo, han sido atacados últimamente por Israel, con consecuencias devastadoras para la población civil y con el claro mensaje de superioridad que esos actos han implicado. Ahora mismo nadie es capaz de toser a Tel Aviv en su región, porque tanto Líbano como Siria como Irán han sufrido duros castigos que les han hecho ver que meterse con Israel es un mal negocio. En un mundo de diplomacia en retirada las armas imponen su ley, e Israel ha decidido que su seguridad vale más que cualquier otra cosa, y desde luego más que la vida de cualquiera de sus vecinos. EEUU ha reaccionado con una posición diplomática ante lo sucedido, reclamando la calma entre las partes y la apertura de negociaciones para que la situación en el Golán se encauce, pero de las declaraciones de Marco Rubio y de algunos miembros de su equipo trasluce una creciente incomodidad respecto a la autonomía estratégica con la que Israel se desenvuelve. Completamente dependiente del suministro de armas por parte de EEUU, Netanyahu se ha convertido en un pistolero de gatillo fácil en una zona demasiado convulsa, y el recurrir a bombardear como primera medida de presión es algo que no se contempla en los manuales de la diplomacia moderna. Hasta ahora estaba claro que la seguridad de Israel estaba en manos de EEUU y que la superpotencia era el garante último de lo que pasase allí, pero desde los crueles atentados de Hamas del 7 de octubre de 2023 y la llegada al poder en Tel Aviv del extremismo sionista, las reglas han cambiado, e Israel dicta su política de seguridad sin ambages, sin cortapisa alguna. Sabe que su imagen en el mundo se ha desplomado, pero no le importa, porque ha logrado meter miedo a sus enemigos históricos, que ahora están más débiles que nunca. El ciudadano israelí contempla como su país se ha embarcado en un proceso de militarización acelerada, con reservistas llamados a filas de continuo, con muchos negocios y empresas cerrados por los recelos de los clientes internacionales y la falta de trabajadores, algunos en el ejército, otros, inmigrantes, que no pueden acceder al país, y una sociedad que vive el orgullo de imponer su ley a todo quisqui que le rodee pero que no se quita el miedo de encima sobre posibles agresiones y venganzas. Israel está construyendo su seguridad a base de humillar a todo lo que le rodea, y ese es el perfecto caldo de cultivo de futuras venganzas.

Lo que antes les comentaba, recurrir a la violencia como primera alternativa, antes de la negociación, es, en parte, un resultado del mundo descontrolado al que vamos, en el que la labor policial que ejercía EEUU se está diluyendo con las decisiones que cada día toma Trump desde su despacho. Vamos a un escenario global fragmentado, inestable, peligroso, en el que la fuerza empieza a ser la vara de medir, y en el que varios actores pueden tomar decisiones militares de relevancia en la creencia de que nadie va a detenerlos. El nivel de peligrosidad crece y las violencias locales pueden resurgir. Israel, en este caso, puede ser el alumno aventajado de lo que está por venir.

miércoles, julio 16, 2025

El caso Epstein y los muy MAGA

El caso Epstein es uno de los mayores escándalos de los tiempos modernos y una fuente de constantes bulos, rumores, conspiraciones y demás. Epstein era un millonario de Nueva York con contactos en las más altas esferas de la economía, política y sociedad del mundo, y un adicto a algunas sustancias y, sobre todo, al sexo con menores. Organizaba fiestas en islas privadas del caribe en las que el suministro de menores estaba garantizado para los asistentes. Allí jugaba un papel trascendental Ghislaine Maxwell, su mejor amiga, hija del magnate británico Robert Maxwell (fallecido en Canarias en extrañas circunstancias) como organizadora de todo. Epstein acabó detenido y se suicidó en la cárcel. Ese es el discurso oficial

Hay grabaciones públicas de Epstein con todo quisqui, empezando por el propio Donald Trump en los noventa en una actitud de compadreo absoluto. Lo que no se sabe con certeza es la lista de los que acompañaban a Epstein en sus repugnantes fiestas, y esa ha sido una de las mayores fuentes de rumores de todo el caso. Los republicanos muy duros siempre han acusado a los líderes demócratas de haber sido invitados a esas reuniones y de que allí cometían todo tipo de delitos. Trump ha enarbolado la “lista Epstein” como uno de sus lemas en todas las campañas electorales que ha desarrollado, y ha dicho que la iba a hacer pública para escarnio de los pedófilos que en ella figuran. La llegada al poder del Donal en febrero reactivo este asunto y, desde las posiciones más ultras del movimiento MAGA, comenzaron las peticiones para que se desclasificasen todos los documentos al respecto. Trump, al principio, dijo que sí, que sin problemas, pero luego ha empezado a dar largas, y eso ha mosqueado a muchos. El acabose en este asunto llegó tras la bronca en redes de Musk y Trump, la escenificación de su divorcio, cuando Musk dijo que Trump figuraba en esa lista, acusándole públicamente de haber sido uno de los abusadores. Trump lo negó categóricamente, pero no ha querido saber nada más del asunto Epstein, y cada vez que los periodistas le preguntan sobre el tema monta en cólera y se niega a responder. De hecho empieza a decir públicamente que esa famosa lista que él ha alardeado en hacer pública no existe, y que todo eso es un viejo asunto que debe ser olvidado. Una mentira tipo Sánchez de reescribir lo que dije en el pasado que puede colar para algunos, pero en EEUU los más recalcitrantes del movimiento MAGA, que son los que han elevado al poder a Trump, no olvidan este asunto y llevan unos cuantos días encolerizados. Más allá de vídeos en las redes de sujetos quemando gorras de MAGA como desprecio a su líder, por lo que consideran una traición, y que puede notarse en el respaldo electoral el año que viene, lo relevante es que pesos pesados de la opinión ultraconservadora en EEUU están lanzando acusaciones contra Trump sobre este tema. No sólo le tachan de mentiroso al incumplir la promesa electoral que hizo de transparencia sobre el tema, sino que, tras los tuits de Musk, empiezan a exigirle que cuente lo que sepa no como presidente de EEUU, sino como antiguo amigo del pederasta. Este asunto, turbio donde los haya, ha escalado muy alto en el organigrama del poder de aquel país. La fiscal general, a las órdenes de Trump (que guay, eh, Sánchez?) se ha unido al discurso de su jefe y, cuando le mentan a Epstein, echa balones fuera y pasa del tema, pero en el FBI hay una bronca monumental, porque los dirigentes puestos por Trump no están siguiendo la línea oficial y exigen transparencia sobre el asunto. Esta semana se ha llegado a rumorear incluso la posible dimisión del máximo responsable de ese organismo en protesta por la negativa de Trump a aclarar el caso. Por ahora no se ha producido, al parecer porque Trump lo ha evitado, pero la marejada es intensa.

¿Qué hay de cierto en todo lo que rodea a la lista Epstein? A saber. La defenestración pública del príncipe Andrés de Inglaterra viene de ahí, porque Epstein era un muy buen amigo suyo, y se da por sentado que el príncipe cometió con el pederasta oficial actos deleznables, pero no hay constancia de otros nombres, aunque la rumorología ha puesto a muchos en el disparadero. Ghislaine Maxwell, condenada a varios años de cárcel por colaboración con Epstein es, probablemente, la fuente más autorizada para saber realmente quiénes estuvieron en esas fiestas y qué hicieron. Por ahora calla, como una auténtica profesional. Las evasivas de Trump aumentan la rumorología del escándalo y las teorías de todo tipo, sin que se les vea freno alguno.

martes, julio 15, 2025

Singulares injusticias

Aunque hay bastante poca concreción en el texto, lo ayer firmado entre el desgobierno central y la Generalitat de Cataluña plasma, en un documento oficial, la esencia de lo apalabrado en Waterloo entre el sedicioso Puigdemont y el ahora en prisión preventiva Santos Cerdán. Dos delincuentes repartiéndose como si fuera un botín, de hecho así lo ven, la Agencia Tributaria y la recaudación fiscal, con el objeto de que uno de ellos se quede con una de las partes más sustanciosas, quitándoselo a los demás. Un acto de absoluta injusticia, insolidaridad y desprecio hacia el resto que, en su momento, fue un acuerdo entre partidos y ahora lo es entre administraciones.

A partir de hoy, toda la artillería mediática de Moncloa, pública y privada subvencionada, se dedicará sin descanso a vender las ventajas “progresistas” de este acuerdo como si fuera el mayor avancen de derechos sociales jamás registrado en nuestro país, cuando se trata de justamente lo contrario. La mal llamada financiación singular, el cupo catalán sería una denominación mucho más ajustada, no es sino el intento de plasmar en ley la segregación de Cataluña de la caja común de la recaudación tributaria nacional, de la que ya están exentas las tres diputaciones vascas y Navarra a cuenta del cupo, muy injusto, pero reconocido constitucionalmente. La aspiración del nacionalismo catalán, recuerden, dominado por facciones de derechas o muy de derechas, y representando a los intereses de las clases altas catalanas, las que por renta pagan más impuestos allí, es que ese dinero que ellos pagan como tributo se lo queden ellos, a ver si de esa manera logran pagar menos y, desde luego, no aportar nada a la financiación del conjunto del país. Cataluña no paga impuestos, Asturias no paga impuestos. Las personas físicas y jurídicas que residen en cualquier parte del país y que generan rentas sujetas a tributo pagan impuestos, y si sumamos lo que aportan los que radican en un territorio averiguaremos lo que de ese territorio se recauda, pero no lo que EL territorio paga. Un rico en Extremadura paga más impuestos que un pobre en Cataluña. Es el hecho de que haya más ricos en Cataluña que en Extremadura el que hace que las cuantías obtenidas mediante residentes que miran al Mediterráneo superen a las que se perciben agregando lo que vive en las vegas del Guadiana. Así de simple. Lo que ocurre es que el nacionalismo catalán, ese sector extractivo de la población que se inventa agravios con tal de sacar pecho y, a través de la victimización, conseguir prebendas, ha decidido que rompe las reglas del juego y que se quiere quedar con todo el dinero que los ricos de Cataluña aportan a la caja nacional, y que se traduce en que si se realiza una obra de Alta Velocidad en Extremadura, de coste millonario, sea la tributación nacional quien la pague, de tal manera que, si sumamos territorios, sean Cataluña o Madrid los que más hayan cofinanciado de los costes de esa obra. Subidos a una ola de mentiras y agravios inventados digna de la mejor de las estrategias trumpistas, y sabiendo que ante ellos tienen a un gobierno débil, presidido por un sujeto al que nada le importa más allá de su posición de poder, los nacionalistas han pisado el acelerador y quieren elevar a rango de ley un privilegio cantonal propio de la edad media, en la que las naciones modernas sujetas a derecho no existían, en la que los ciudadanos no tenían arte ni parte en la gobernación, y menos derechos, y los caciques locales eran los que determinaban que sucedía. El populismo catalán nunca se ha visto más fuerte, a pesar de la debilidad electoral de sus últimos resultados, y el acuerdo de ayer no es sino un intento de plasmar, de manera legal, la infame cesión a la que Cerdán llegó con el sedicioso a cambio de siete votos en la investidura. En ese acuerdo de cesión también se incluía la asquerosa ley de amnistía, que este desgobierno ha llevado a la práctica, por lo que no duden, si el ambicioso Sánchez ve que su posición depende de cometer la mayor injusticia fiscal que se haya propuesto en occidente en las últimas décadas, la ejecutará con total orgullo.

El resto de Comunidades Autónomas de régimen común, tanto las gobernadas por el PP como por el PSOE, han salido en tromba en contra de este acuerdo, por motivos fiscales y políticos. De llevarse a cabo, el nivel de inversión global del estado se reduciría muy notablemente por la evidente pérdida de ingresos que supondría. Además, obviamente, este acuerdo supone una discriminación política al resto del país, ya que se le dice que es de segundas, que es menor de edad, inferior, y que debe acatar lo que otros, los que se creen superiores a ellos, les imponen. Sí, así es el nacionalismo, en este caso el catalán, una máquina de discriminar sin freno, y con medios potentes que venden su discurso. Indigno en grado sumo, pero con este desgobierno lo pueden lograr. Ojalá no sea así.

lunes, julio 14, 2025

Disturbios en Torre Pacheco

La presencia bastante más numerosa de fuerzas de la Guardia Civil ha logrado impedir enfrentamientos entre personas en Torre Pacheco, Murcia, pero por tercera noche consecutiva se han dado incidentes, que en este caso han consistido en actos de “kale borroka” por parte de violentos contra las fuerzas del orden. Ya saben, arrojamiento de objetos, quema de contenedores, cruce de los mismos, destrozo de mobiliario urbano, etc. No se si hay nuevos detenidos que sumar a los que ya se han producido, pero al menos no consta que haya heridos ni agresiones personales. Tarde, demasiado tarde, pero la calma se irá imponiendo en las calles.

Lo de Torre Pacheco es un tema complicado, en el que la demagogia hace que se expandan las posiciones simplistas y se llegue a justificar la violencia de manera absurda, cuando bien saben ustedes que la violencia no tiene justificación alguna, y quien al esgrime pierde toda la razón o argumentos que pudiera tener en un momento dado. Hace cuatro días un jubilado de la localidad sufrió una agresión que le dejó mal herido. Al parecer los autores eran un grupo de chavales, de origen magrebí, que estaban desarrollando un reto viral, una de esas estupideces que tan de moda se ponen a cuenta de las redes sociales y que no logro entender qué valor pueden tener para quienes las llevan a cabo. Tras ese incidente, serio, se produjo una primera noche de incidentes en la que nacionales, nacidos en el pueblo de familias de allí, se dedicaron a buscar a hijos de inmigrantes, tan nacidos en Torre Pacheco como los primeros, para llevar a cabo un ajuste de cuentas. Venganza con tintes racistas. Esa noche ya hubo altercados significativos, sin respuesta de las fuerzas y cuerpos de seguridad, cuyos mandos debían estar viendo algo más interesante en sus despachos que lo que sucedía a pie de calle en un pueblo de Murcia. La segunda noche fue aún más violenta, con grupos de origen magrebí y vecinos y llamados a través de las redes sociales por grupos de extrema derecha enfrentándose de manera más violenta y organizada. Esa noche los disturbios superaron cualquier límite tolerable y ya había en la calle más periodistas que fuerzas de seguridad. Tras ello se decidió movilizar a la Guardia Civil y esta tercera noche, al menos, se han evitado las agresiones mutuas. Al parecer, según dicen los vecinos, no son pocos los hijos de inmigrantes que residen en la localidad que no tienen trabajo ni ocupación y causan problemas de manera regular, cosa que ha hartado a mucho de los residentes y llevado la tensión en las calles a un punto en el que la acción contra el jubilado ha desatado los ánimos. Al calor de esta situación se han sumado profesionales de la algarada, en este caso de la extrema derecha, que se han movilizado por redes y han llamado a acudir a Torre Pacheco a algo así como “la caza del inmigrante” en un movimiento de tintes xenófobos que echa para atrás y que debe ser perseguido de raíz. Los autores de la paliza al jubilado que ha servido como excusa para que se den todos estos incidentes deben ser detenidos y puestos a disposición judicial, al igual que todos aquellos que se han enfrentado y agredido a otras personas, sean o no de las fuerzas de seguridad, por agresión a la autoridad. Me da igual el origen de los que se dedican a pegar a otros o queman contenedores por la calle, son una panda de indeseables y deben ser detenidos, y castigados. Que en sus apellidos aparezcan nombres de tradición hispana o magrebí sólo señala quiénes eran sus padres, no la excusa de sus innobles actos, y por ellos deben pagar. Así mismo, se deben rastrear las redes para detectar quiénes alientan, amparados en la seguridad del anonimato seguramente, actos de violencia organizada, cacerías y semejantes disparates. Deben ser detenidos de igual manera que los que arrojan cosas, porque ellos han arrojado odio organizado.

Que haya un problema de integración de ciertas comunidades en pueblos y comarcas del país, que es cierto, no es excusa para alentar comportamiento violento alguno. El mantenimiento de la seguridad pública es una de las principales labores de un estado digno de llamarse como tal, y eso también significa que si el delincuente es de origen inmigrante debe ser tratado con la misma severidad como cualquier otro. La visión buenista ante el delito en función de la procedencia de quien lo cometa sólo origina problemas mayores y, por cierto, no le hace ningún favor alguno al delincuente, que no es consciente de la gravedad de lo que ha hecho. Cabeza fría, intensa presencia policial y represión ante cualquier conato violento hasta que las noches en Torre Pacheco vuelvan a ser sólo un lugar en el que el calor del verano afloja algo.

viernes, julio 11, 2025

Treinta años de Srebrenica

Hoy se cumplen treinta años de la masacre de Srebrenica, localidad bosnia que fue masacrada por las tropas serbias durante la cruel guerra sucesiva que vivieron los territorios de la antigua Yugoslavia durante la década de los noventa del siglo pasado. Los serbios, ortodoxos, asesinaron de manera genocida a unos 13.000 residentes de esa localidad, de religión musulmana, en apenas un par de días, con el consentimiento de las tropas de pacificación de la ONU, que ya estaban sobre el terreno, principalmente integradas por contingentes europeos, sobre todo de los países bajos. La orden de eliminar a los habitantes de esa localidad se ejecutó con frialdad y eficacia. Fue el primer acto genocida en Europa desde el fin de la IIGM.

Hoy, tres décadas después, asistimos a una repetición a escala de lo que pasó en Srebrenica en muchas de las localidades del este de Ucrania, donde las tropas rusas asesinan sin piedad ni organización a civiles y a todo lo que se mueva de una manera burda, chapucera, pero efectiva. No existe una planificación estructurada de limpiar las poblaciones como sucedió en el pasado, o al menos no ha trascendido un plan consistente al respecto, pero el resultado es similar. Asesinatos fríos, indiscriminados, generalizados, en los que se busca reducir hasta la nada la población que en un momento dado ocupaba el asentamiento, para que sea sustituida por nuevos vecinos, provenientes de allí donde la raza es la correcta, serbia entonces, rusa ahora. Los testimonios de los supervivientes de Bucha, localidad al norte de Kiev, en su extrarradio, que estuvo bajo control ruso durante las primeras semanas de la invasión putinesca de Ucrania, y que son el testimonio más fiel de lo que sabemos que ocurre en las zonas sometidas al yugo del invasor, relatan unas primeras semanas de ocupación fría, de soldados algo perdidos, de episodios de violencia aislados, absurdos, crueles, pero esporádicos. No se cortaban los rusos en matar a civiles en Bucha, por las causas más peregrinas posibles, pero no lo hacían de manera generalizada. El miedo entre todos los residentes era enorme, porque no sabías qué es lo que te podía salvar la vida o hacerla perder en medio de aquella situación, totalmente inesperada. Muchos optaron por salir lo menos posible de sus casas, hacer como que allí no había nadie y no pisar el exterior para no encontrarse con soldados que pudieran hacer preguntas para las que no hubiera respuesta. Cuando las tropas rusas empiezan a perder posiciones en el entorno de la población la cosa cambia, y entonces sí se desata un proceso de asesinato generalizado. Nuevamente, a lo ruso: desorganizado, improvisado, desestructurado, ejecutado por críos o personajes que van vestido de militar pero que carecen de instrucción ni de tablas. Eso sí, saben que disparar es fácil y les sale gratis. Grupos improvisados de soldados empiezan a entrar en las casas, a sacar a sus moradores y a tirotearlos por la espalda, dejando sus cadáveres abandonados en jardines, aceras o calles, así, sin más. Algunos aún están vivos después de ser abatidos, pero mueren en medio del asfalto desangrados en medio de la indolencia de sus captores, que les dejan ahí tirados de camino a otra casa. Cientos y cientos de personas fueron asesinadas de una manera tan irracional como esta durante los días en los que la soldadesca de Putin tuvo que abandonar el enclave al fracasar la toma de Kiev, en las primeras semanas de la guerra. Las imágenes de lo que allí sucedió dieron la vuelta al mundo, y fueron negadas por sus ejecutores y por aquellos que, a sueldo o por creencia, defienden la visión imperialista de Putin. También muchos negaron las matanzas de Srebrenica. Allí, como en Bucha, fue decisivo el papel de los periodistas, los corresponsales de guerra, que actuaron como notarios para atestiguar un horror que escapaba a la comprensión y que requería pruebas sólidas para ser asimilado y que, en un futuro, alguna condena cayese sobre los autores intelectuales y ejecutores de aquel crimen.

Karadzic y Milosevic, cada uno en su papel, fueron juzgados y condenados por las atrocidades cometidas en Bosnia, pero eso no sirvió para que ninguno de sus actos se revertiera. Hoy, la posibilidad de juzgar a Putin o a cualquiera de los dirigentes civiles y militares rusos que ejecutan la carnicería de Ucrania se antoja como una fantasía. Sus crímenes permanecen impunes, y su número crece a cada ataque masivo que lanzan sobre el país, a cada pequeña aldea que conquistan y arrasan. No, no parece que hayamos aprendido mucho en el tiempo transcurrido. Las tierras de sangre, como las denomina Timothy Snyder, siguen chorreando.

jueves, julio 10, 2025

Agonizar en Gaza

Ahora ya no, pero durante los meses del curso escolar no han sido pocas las veces en las que, al subir al metro de la parada de mi barrio para venir al trabajo, he coincidido con una chica joven que llevaba dos colgantes metálicos en su cuello con sendas placas. En una se podía leer “bring them back” que es el lema con el que los israelíes se manifiestan para reclamar la vuelta de los secuestrados tras los atentados del Hamas del 7 de octubre de 2023. La otra placa, ilegible para mi, estaba escrita en caracteres hebreos. Supongo que será el mismo lema en su propia lengua.

A tres meses de cumplirse los dos años de aquella salvajada islamista, la situación en Gaza y aledaños es, simplemente, desoladora. El número de palestinos que mueren cada día a manos de las tropas de Israel se cuenta por docenas, el nivel de destrucción de la franja la ha convertido en poco más que un erial lleno de escombros y la superioridad aplastante de las tropas del IDF respecto a los milicianos de Hamas se ha traducido en un constante abuso de la fuerza, siendo incontables los casos denunciados de violaciones de los derechos humanos cometidos en la franja por parte de las tropas israelíes. Hace tiempo que la guerra de Gaza dejó de ser un ejercicio de legítima defensa para convertirse en una venganza largamente rumiada por parte de la sociedad israelí, y las acciones que allí se han desarrollado han estado marcadas, sobre todo, por ese deseo de resarcimiento, de devolver el dolor sufrido una y mil veces, hasta la extenuación. El destino de los secuestrados, desde que empezaron las operaciones, ha sido la menor de las preocupaciones del gobierno de Netanyahu, que ha visto en esta guerra la oportunidad de oro no sólo de mostrar a las claras la extensión de su ideología extremista, sino, sobre todo, la vía para paralizar los procesos judiciales que le acosaban en casa por denuncias de corrupción. Bibi se ha envuelto en la bandera y subido al tanque para eludir a los jueces que le empezaban a cercar. Esta guerra, también por la actitud comentada de su gobierno, ha supuesto una partición profunda en la sociedad israelí, completamente unida respecto a la necesidad de rescatar con vida a los rehenes y traerlos de vuelta, el lema que lleva la chica del metro colgado al cuello, pero totalmente dividida en todo lo demás. Los sectores liberales de Israel contemplan con miedo como los más radicales de entre los suyos se han hecho con el control del gobierno y no han dudado ni un segundo en lanzar ofensivas militares a diestro y siniestro para asegurarse el control del territorio y, también, de la sociedad. Se repiten cada fin de semana en Tel Aviv las manifestaciones de ciudadanos que reclaman la vuelta de los rehenes y acusan al gobierno de Netanyahu de prorrogar la guerra de Gaza sin sentido, pero no es menos cierto que en el conjunto del país se ha instalado una especie de mantra de olvido respecto al sufrimiento de la población palestina de Gaza. Hay una especie de sensación, vista desde fuera, de que se están mereciendo lo que les pasa tras años y años de hostigamiento terrorista, y es muy difícil realmente saber hasta qué punto el país asume que lo que está cometiendo en Gaza no es un genocidio, no, pero sí una guerra de dimensiones injustas y llena de actos de absurda crueldad. Con su acción terrorista, Hamas ha provocado la destrucción de Gaza, la muerte de decenas de miles de palestinos y una especie de corrupción moral en el seno de Israel que está dejando herida a la sociedad civil, y que ha arrasado la imagen del país en el mundo. Para muchas sociedades y naciones Israel es culpable de cometer crímenes de guerra y su bandera el símbolo de un estado agresor. Esa nación, que se fundó como respuesta al mayor crimen colectivo del siglo XX, está ahora mancillada por la actitud de su gobierno y el silencio, en parte cómplice, en parte muestra de miedo, también de conmoción, de una parte significativa de su sociedad. Desde el 7 de octubre de 20213 el mal ha anidado de una manera nunca vista en aquella parte del mundo. Si ese era el plan de los estrategas islamistas de Hamas, enhorabuena, sus peores deseos se han hecho realidad.

Cuando coincidía con esa chica, que se quedaba en mi línea tras bajar yo de ella en busca de un intercambio que me acercase a la oficina, me quedaba con muchas ganas de preguntarle sobre todo esto, sobre si tenía vinculación con alguno de los secuestrados, sobre cómo ve la situación de su país y la actitud de su gobierno, sobre si apoya a los manifestantes sabatinos de Tel Aviv, sobre cómo valora lo que está pasando allí y cómo se observa desde las sociedades occidentales, tradicionales valedores de Israel, ahora en gran parte hostiles por la oposición de sus opiniones públicas a lo que ven que pasa cada día en Gaza. Muchas preguntas, que no formularé y para las que, al menos yo, no encuentro respuestas satisfactorias. Sólo una sensación profunda de dolor y pena. Nada más.

miércoles, julio 09, 2025

Inundaciones en Texas

Ya el excelente guitarrista Stevie Ray Vaughan titulo uno de sus álbumes más conocidos como “Texas Flood” inundación en Texas, porque, aunque asociamos a este estado la aridez, no son infrecuentes las grandes tormentas que convierten a modestos ríos en corrientes impetuosas de gran peligro. Texas es un estado de dimensiones espectaculares, similar a toda España, y de la costa de Galveston hasta la frontera con Nuevo México hay tanta distancia como de Barcelona a Cádiz, un mundo. La meteorología en ese lugar es menos cambiante de lo que pueda parecer dado su tamaño, pero en verano es relativamente normal que fenómenos ciclónicos le asalten desde el mar o que frentes tormentosos del interior le golpeen con fuerza.

Eso es lo que ha pasado esta vez, un frente de tormentas de esos que se desarrollan en el interior de EEUU, que puede adquirir dimensiones inimaginables para nosotros y que no ha azotado ninguna de las grandes ciudades del estado, como Dallas o Houston, pero que se ha cebado en el curso medio del río Guadalupe, relativamente cerca de la capital, Austin. En pocas horas ese frente de tormenta convirtió el caudal apacible de ese río en un torrente descontrolado, que multiplicó por mucho su anchura y volumen, y arrasó todo lo que tenía cerca. El número de muertos ha ido creciendo a lo largo de los días, y ya el lunes se confirmó que superaban el centenar, pero en una comparecencia de ayer del gobernador del estado, el republicano duro George Abbott, se hizo saber que los desaparecidos, que se cifraban en poco más de una decena, escalaban de manera dramática hasta superar con creces el centenar, por lo que el balance del desastre puede subir mucho más de lo que ya lo ha hecho, hasta situarse en dimensiones equivalentes a la DANA de Valencia, nuestra gran desgracia del año pasado. Curiosamente, puede que ese trágico recuento de víctimas no sea lo único que la asocia con lo sucedido en el levante español. Desde el principio se ha instalado una intensa polémica en EEUU sobre el estado de la gestión de catástrofes, con dos vertientes distintas pero importantes. Una, la de la falta de avisos (¿les suena?) donde numerosos residentes de las zonas afectadas denuncian que las llamadas de alerta de las autoridades se produjeron tarde, y a unas horas de la madrugada en las que muchos de ellos dormían, por lo que la efectividad fue bastante escasa. Eso pudo, como pasó en el caso de Valencia, aumentar el balance de víctimas, porque el que te avisen de que viene un desastre no impedirá que se produzca, pero si puede lograr que no te pille y te salves, y eso es lo más importante. La otra denuncia tiene relación con los recortes impuestos por la administración Trump tanto en los servicios federales de gestión de catástrofes, allí denominados FEMA como en los organismos encargados del seguimiento y previsión meteorológica. Muchos son los que llevan meses insistiendo que los recortes en la NOAA, el gran organismo meteorológico de EEUU, empiezan a afectar a la calidad de las previsiones que realiza esta institución y a su capacidad de comunicar alertas, avisos y demás informaciones de relevancia. La predicción meteorológica es cara, requiere profesionales de primera, innumerables aparatos de medición dispersos por el territorio que aportan datos y potentísimos sistemas informáticos que realizan modelado y predicción para tratar de saber lo que va a pasar en los plazos cortos y medios de tiempo. En zonas de EEUU donde los desastres meteorológicos son tan frecuentes, pensemos en el corredor de los tornados o las costas azotadas por los huracanes, esas previsiones, como antes señalaba, permiten a la gente planificar la huida y salvar sus vidas ante fenómenos que escapan a cualquier capacidad de contención. En estos casos recortar inversiones supone aumentar los peligros.

Es pronto para saber si la dimensión de la catástrofe de Texas se hubiera podido reducir sin esos recortes, pero lo cierto es que ese peligro existe, y es probable que vaya a más. La tragedia allí ha sido especialmente dramática porque entre los fallecidos se encuentran muchos menores que se alojaban en un campamento juvenil cristiano de verano, que en parte fue arrasado por las aguas. En las imágenes de muertos y desaparecidos los rostros infantiles abundan sobremanera. Aún queda mucho para acotar por completo la dimensión de lo sucedido, ni les cuento para reconstruir. Lo único seguro es que la tragedia es absoluta.

martes, julio 08, 2025

El matonismo trumpista de Óscar Puente

Qué remanso de paz son las formaciones políticas, qué entrañable reunión de amigos unidos por unos ideales que se escuchan y aprenden conjuntamente. Qué envidia. El que se graben las conversaciones de lo que son reuniones a puerta cerrada y se filtren al cabo de un par de días es muestra de la vileza a la que ha llegado una organización podrida en la que el odio es el dominante y sólo las migajas de poder que caen desde lo alto son capaces de mantener unidas unas siglas que hace tiempo que dejaron de significar lo que pretendían. Supongo que todas las ruinas son similares, pero es cierto que el estrépito de algunas al caer es bastante más llamativo.

De lo que hemos escuchado del comité federal del PSOE lo que más me llama la atención es cómo un sujeto como Óscar Puente puede seguir ahí, en posiciones de mando, y sobre todo, cómo el resto de los que le rodean son capaces de mantenerse a su lado, siendo la personalidad tóxica que muestra a cada paso que da y rebuzno que pronuncia. Puente es el típico matón de barrio, el chulo de la esquina que alardea de lo duro que es y que no duda en insultarte o pegarte una cuando menos te lo esperaras. Es ese personaje de instituto que abusaba de los que podía, porque siempre había alguno más débil, y que se creía superior a todos ellos. Una muestra de lo injusta que es la vida es que ese sujeto a llegado a Ministro y muchos de aquellos a los que ha maltratado, en todos los sentidos, ahora ocupan puestos profesionales de menor relevancia y, a buen seguro, mucha menor nómina. Puente es el típico jefe capullo que grita, que maltrata, que desprecia a los que no le siguen la corriente o le hacen la pelota, el sujeto que se deja llevar por las malas maneras, que no duda en cortar en las conversaciones, en amenazar, en elevar el tono de voz. En definitiva, Puente es un sujeto indeseable del que hay que permanecer lo más lejos posible si uno quiere mantenerse con un cierto grado de cordura. Un jefe de este tipo, o peor aún, convivir en pareja con alguien así, es la receta perfecta para el desastre profesional y personal. Ahora que las estanterías están llenas de libros de autoayuda barata sobre quererse, personas vitamina y demás, Puente es el típico ejemplo de personaje siniestro que chupa la energía y ganas de vivir de los que le rodean, que hace imposible las relaciones, que lo entiende todo como una lucha en la que él es el que debe prevalecer y el resto están condenados a callarse o a darle la razón de la manera más servil posible. Este tipo de personajes son capaces de medrar en las estructuras profesionales porque exprimen equipos, los destruyen, pero logran alcanzar algunos de los objetivos a los que se habían comprometido ante sus superiores, a costa de la salud de no pocos de los subordinados. Van ascendiendo y dejando cadáveres a su paso, y labrándose una cierta fama de eficientes a la vez que duros, en medio del silencio de los que han sido destruidos, el acojone general de los que les rodean en cada punto y el peloteo de unos pocos que ven que si se suben al carro del capullo van a poder medrar a la vez que él, ocultando sus propias incapacidades. El caso de Puente tiene algo de particular, porque este tipo de comportamientos repugnantes se producen habitualmente en la intimidad, en reuniones de trabajo que se convierten en comités inquisitoriales, en encuentros de despacho donde la amenaza, insultos y malas maneras son dominantes, pero no se llevan a la luz pública, no se suelen exhibir ante todo el mundo de una manera tan descarada. Sin embargo, quizás como una nueva muestra de la nueva era en la que vivimos, Puente ha decidido desde hace ya tiempo dejarse de medias tintas y usar el insulto y el tono matonista como un distintivo personal. Al menos no engaña, es tan indeseable como lo muestran sus formas. Que su jefe, un psicótico narcisista, lo mantenga, es una muestra más de lo que ha degenerado la política en general y ese partido en particular. Mi consejo es claro. Ante este tipo de sujetos, ante los Puente que se encuentren en la vida, mejor no enfrentarse a ellos. Huyan a la primera oportunidad, abandónenlos, déjenles lo más lejos posible de sus vidas. Son tan indeseables como incorregibles.

Lo cierto es que lo que les comentaba de la era en la que vivimos me ha hecho pensar que Puente es un perfecto exponente del trumpismo, en versión local. Trump presume de ser un tipo directo, de no ser diplomático. Insulta, abusa de su posición de poder, no guarda las formas, es mal educado, soez, patán, abusón, deslenguado, impresentable…. Si lo piensan, alguien como puente llegaría muy lejos en el gabinete de Trump, que a buen seguro vería al vallisoletano como una curiosa reencarnación latina de su estilo. El magnate naranja lo miraría con desprecio, dada su componente racista, pero, sin lugar a duda, con cariño. Reconocería en los ladridos de Óscar el mismo sonido que se le hace familiar cuando se escucha con arrobo.

lunes, julio 07, 2025

La ceguera del poder

Primer fin de semana de julio, temperaturas altísimas, y dos citas políticas de gran calado en Madrid, demostrando que, ante la llamada del poder, nada es freno, ni si quiera la canícula desatada. Lo de ambiciones no es sólo el nombre de una finca patrocinada por la prensa rosa, sino el motor que mueve a personas en todo el mundo a la búsqueda de un poder que ansían por encima de todo. En nuestro país, ese movimiento se desarrolla a través de dos formaciones políticas, PP y PSOE, cuyo estado de ánimo es inverso. La depresión de uno genera la euforia en el otro, y viceversa.

Convocó Sánchez el comité federal de su partido para reorganizarlo ante los escándalos de corrupción que lo acosan. Para arreglar la podredumbre producida por aquellos a los que él eligió ha sido él el que ha elegido a otros, y casi entre aclamaciones. Pocas han sido las voces críticas que han expresado su malestar por lo que pasa, el único relevante ha sido García Page, especialista en amañar y no dar, que puede expresar su opinión porque tiene un poder propio que le defiende de lo que decida el psicótico que se ha atrincherado en Moncloa. El resto de los que acudieron al comité, casi en su totalidad, viven de sueldos y cargos que dependen de que el líder se los mantenga, y evidentemente no expresaron duda alguna sobre las bondades de Sánchez y todas las mentiras, uy, no, quería decir verdades, que no dejan de salir por su boca a cada minuto que pasa. Lo único que ha resultado relevante de esa reunión es que uno de los más estrechos colaboradores de Sánchez, Francisco Salazar, ha sido apartado por conductas inadecuadas ante denuncias de acoso por parte de varias mujeres. Otra de esas historias que todo el mundo sabía en su entorno pero que nadie denunciaba por ser el protagonista alguien con un cargo relevante y protegido de su sanchidad. Era tierno, realmente patético, ver como a la entrada del comité más de uno y una defendía a Salazar, es decir, a Sánchez, que es quien lo había escogido, y a la salida esos mismos despotricaban contra Salazar, alabando a Sánchez el haberle retirado de sus cargos. Esto de decir una cosa y al poco la contraria es algo que se lleva en el fondo de todas estas organizaciones, donde el peloteo al líder es la consigna principal y la vía para ascender, conseguir cargos y, lo más deseado, dinero, en forma de sueldos públicos o de la organización, y a ser posible de ambos. En el congreso que ha celebrado el PP este mismo fin de semana no se han visto cosas muy distintas, en lo que hace a peloteo al líder, pero el ambiente era mucho más relajado. La crisis del enemigo es música para los oídos del partido rival, y eso se notaba en el ambiente de una reunión en la que bastaba con no hacer mucho ruido para que el escándalo constante que se vive en las filas socialistas cubra de expectativas de victoria a todo lo que suene a PP. Feijoo tenía una cita plácida, e incluso los rescoldos que le podían causar un cierto dolor de cabeza, como algunas iniciativas presentadas desde el Madrid de Ayuso o del PP catalán, fueron pactadas previamente al encuentro a la búsqueda de la unanimidad absoluta. La foto buscada era la de la unidad total, la de una máquina engrasada que, ante el derrumbe del contrario, se encuentra en plena forma para coger un poder que se escapa de las filas socialistas. El PP espera alcanzar el poder por incomparecencia del adversario, por la caída del mismo como fruta madura tras la sucesión de escándalos conocidos y los que puedan llegar. Saben los populares que pueden encontrarse con una travesía por el desierto aún más larga de lo esperado porque la decisión de convocar elecciones le corresponde exclusivamente a Sánchez, y él aguantará todo lo que quiera y pueda, consciente de que es su pellejo lo único que le importa, tras demostrar que nada de lo que fue el partido por el que se presentó, el histórico PSOE, le merece respeto alguno. De ahí que la agonía de los de la rosa se extienda mucho más de lo que sea previsible y la ansiedad de los del charrán amenace con crecer durante una temporada larga. Todo en medio de la podredumbre general.

Visto desde fuera ¿Cuál es el aliciente para incorporarse a un partido político? Pasada la época en la que mi ingenuidad me hacía pensar que ahí se defendían una serie de ideas y se trabajaba por el bien del país, los partidos se han convertido en nuestro tiempo en agencias de colocación de los no pocos mediocres que acuden a sus filas a la búsqueda de un empleo que jamás lograrían encontrar con sus propios medios. Con excepciones, que las hay, el nivel de los que forman los cargos orgánicos de estas formaciones ha degenerado de manera inexorable, y más allá del peloteo y la búsqueda del cargo, poco hay. Conseguir el poder, mantenerse en él, cobrar de mientras. Ese es el lema que rige la política hoy en día.

viernes, julio 04, 2025

Revolución militar en Ucrania

Aunque hoy sea festivo en EEUU, y en Elorrio, poco podemos celebrar los occidentales dadas las decisiones que emanan de Washington tras la llegada al poder de Trump. Esta semana, por indicaciones suyas, se ha detenido el flujo de armamento que los norteamericanos suministraban a Kiev en virtud del último paquete aprobado en la etapa Biden. Los ucranianos necesitan esas armas como agua de mayo y restringirlas es uno de los mayores favores que se le pueden hacer a un crecido Putin, que redobla los ataques aéreos sobre las ciudades ucranianas con olas crecientes de drones de licencia iraní y producción propia.

Ante esto, Kiev tiene que tirar de ingenio, y en esta guerra estamos viendo cosas que son muy interesantes, no se si el futuro de lo militar, pero a estudiar en todo caso. Es esta una guerra extraña, que mezcla posiciones estáticas y trincheras al más puro estilo IGM de hace más de un siglo junto con toda la tecnología imaginable propia de la época en la que estamos viviendo. Los zapadores y las zanjas se juntan con los operadores de drones y la búsqueda de objetivos de precisión con las armas más avanzadas posibles. En el campo de los drones aéreos hemos visto una revolución en ambos contendientes, con una presencia abrumadora de este tipo de armas, desde las más pequeñas, destinadas a observación o a la eliminación de soldados de manera individual hasta los que actúan como bombas volantes de gran impacto, pero el efecto de los drones va mucho más allá, con la presencia novedosa de robots de tierra que no vuelan, pero tienen un funcionamiento bastante similar a los de los cuadricópteros en cuanto a autonomía, versatilidad y capacidad. Les enlazo aquí dos ejemplos, uno de la empresa Milrem Robotics y otro de la empresa ucraniana Tencore. Las plataformas que fabrican ambas empresas son similares, mayor en tamaño la norteamericana, menor la ucraniana, pero hermanas por así decirlo. Son un juego de orugas con capacidad de desplazamiento tanto mediante diésel como baterías que sirven como base para instalar sobre ellas todo tipo de dispositivos; de observación, vigilancia, carga, armamento de disparo, etc. También sirven como sistema de carga para transportar pertrechos, utilizándolos como carros de caga, recuperar soldados heridos, y cualquier cosa que usted pueda imaginar. Disponen sistemas de GPS y de control remoto de tal manera que pueden ser operados tanto por los soldados que disponen de ellos como de manera remota por operadores que trabajan desde lugares ocultos y a refugio. Su polivalencia es enorme, y fabricados en masa, pueden ofrecer un rendimiento muy elevado a un coste realmente bajo. Sirven para casi todo y suplen, nuevamente, a plataformas caras de gran volumen como tanques, vehículos convencionales de orugas o incluso camiones, todos ellos necesitados de una tripulación humana que puede ser eliminada por parte del enemigo, causando bajas preciosas y pérdida de los vehículos. En este caso, al no estar pilotados presencialmente, no hay pérdidas humanas en caso de que el transporte sea atacado, y el valor bastante menor del aparato respecto a las caras plataformas los hace menos valiosos de cara a su eliminación. Imaginemos una posición de combate en la que varias de estas máquinas operan de manera coordinada suministrando, informando, atacando…. La escena resulta extraña, pero es propia de una visión futurista de una guerra robotizada en la que hombres y máquinas autónomas operan conjuntamente en el campo de batalla. Como es obvio, este tipo de elementos también pueden ser utilizados con sistemas de IA, de tal manera que, al igual que podemos planificar ataques con enjambres de drones, también podemos crear enjambres con este tipo de robots para crear operaciones masivas coordinadas, sin la presencia de soldados humanos. Las posibilidades que ofrecen estos elementos sobre el terreno son enormes, y, también, inquietantes.

Uno de los comentarios que se lee habitualmente respecto a toda esta revolución de drones y equipamientos ligeros es que el terreno no se conquista en una guerra con este tipo de dispositivos, sino con las plataformas convencionales cara, y con soldados, vamos, como siempre. No le falta razón a este argumento, pero no es menos cierto que la capacidad que ofrecen estos nuevos dispositivos para causar daños, bajas y meter miedo al enemigo, sea civil o militar, es enorme. Quizás lo suficiente como para facilitar la toma del terreno, ablandando mucha de la posible resistencia con todos estos dispositivos. ¿La guerra con robots es el futuro? No lo se, pero, desde luego, no lo descarten.

jueves, julio 03, 2025

Fallo tras fallo tras fallo tras fallo

Todo sistema es susceptible de fallar, y cuanto más complejo e interconectado está, esa probabilidad crece. Tarde o temprano algo va a salir como no se espera y habrá problemas, y por eso los equipos de mantenimiento trabajan sin descanso revisando piezas, procedimientos, maquinarias y lo que sea para comprobar que cada una de las partes del sistema es lo más robusta posible. Eso, que no evita fallos, los hace mucho menos recurrentes, y aumenta la fiabilidad de todo el sistema, y con ello la calidad del servicio que presta y la seguridad de todos los que hacen uso de él.

Pues bien, la racha de fallos que llevamos en los transportes públicos de alta capacidad en España empieza a estar muy por encima de lo que indicaría cualquier curva de probabilidad razonable. El colapso de ayer en Barajas por un problema informático que afectó a los controles de seguridad fue el último de una secuencia que, como no, tuvo a principios de semana su recurrente episodio ferroviario en la línea Madrid Sevilla, con catenarias estropeadas y convoyes tirados en medio de la nada a cuarenta grados. Una anciana tuvo que ser evacuada de urgencia, y costó lo suyo, porque empezó a mostrar síntomas de gravedad, sin duda fruto del calor. Lo de que coger el AVE se haya convertido en una prueba de esfuerzo y algo parecido a la lotería negativa, con una pedrea de retrasos que, esa sí, está muy repartida, es algo que nos debiera escandalizar a todos, y que requiere explicaciones claras. Obviamente el ciudadano de a pie ya se ha empezado a dar cuenta que, desde el sujeto que ocupa la Moncloa hasta el energúmeno que cobra como ministro de fomento para insultar sin cesar desde su cuenta de X, hasta el último directivo colocado en la empresa pública de turno, nadie se hace responsable de nada de lo que pasa, las críticas de los miles de viajeros que, día sí y día también, sufren abandono en estaciones o descampados no sirven para nada y las hojas de reclamaciones deben tener como uso el convertirse en objetos reciclables una vez que han sido rellenadas. Los formularios webs de las empresas gestoras de las redes, sea ADIF o REDEIA o la que ustedes deseen, esconden de manera prodigiosa todo lo relacionado con las quejas y reclamaciones, y si usted logra acceder a ellas y rellenarlas sabe, con seguridad, que pulsar al botón de envío en esa web equivale al de borrado de los datos del formulario, porque su queja nunca será atendida. Ayer, sin ir más lejos, en el colapso de Barajas, fueron AENA, el gestor aeroportuario, el Ministerio de Interior, responsable de los controles de seguridad, y el Ministerio de Fomento, titular de la infraestructura, los que se cruzaron acusaciones mutuas sobre lo que había sucedido sin que ninguno asumiera parte alguna de la culpa. Lo que había pasado no era un hecho real, parecía decir cada uno de los entes involucrados, porque ellos lo habían hecho todo bien, y en todo caso sería responsabilidad de los demás. De los cientos de vuelos perdidos, de la frustración que se vivió ayer en el aeropuerto, de la colosal estafa que vivieron miles y miles de viajeros, nacionales y de todas las procedencias imaginables, ni palabra. Nada de indemnizaciones, de asunción de responsabilidades, ni siquiera de ofrecer unas míseras disculpas públicas por lo sucedido, no. Disculparse debe ser de pringados, pensarán todos los ejecutivos de los entes públicos que, mes tras mes ven engordar sus patrimonios en medio de la decadencia de los servicios que están obligados a prestar. Reitero lo del principio. Los errores existen, y asumirlos es el primer paso para evitarlos. Lo que estamos viendo desde hace tiempo en determinados sectores, el ferroviario desde luego, no es error, sino pura negligencia, desidia, abandono, desatención.

Aquí, en el fondo, lo que pasa es que la táctica sanchista ha calado en lo más hondo de muchos de los que por él han sido nombrados. Pase lo que pase, aguanta, no te muevas, no cedas, no dimitas, no te vayas, no seas tan gilipollas de dejar de cobrar el pastizal que te estás levantando. Acusa a todos los demás y al mundo entero, extiende la confusión, crea bulos, invéntate sabotajes y patrañas, dedica un pequeño porcentaje de los ingresos de tu ente a pagar a manipuladores mediáticos que te defiendan y acusen a todo lo que se mueva para salvar tu culo. Y el ciudadano, el usuario de los servicios públicos, el que los paga vía tasas o impuestos, que se joda, que se pudra, que se fastidie. Puro sanchismo en acción