viernes, julio 18, 2025

La IA y el internet que conocemos

Desde hace un tiempo, no mucho, se habrán dado cuenta de que, cuando buscan algo en Google, lo que aparece arriba del todo en la pantalla de resultados, antes de cualquier enlace, es la propuesta que la IA de Alphabet, la empresa matriz dueña del buscador, les sugiere ante su consulta. A veces es un texto pequeño y en otras ocasiones un par de párrafos. Tras ello, como sucedía antes, se listan los enlaces que PageRank, el algoritmo que ha permitido convertir a Google en el monstruo que es ha seleccionado como los más relevantes dada su consulta, y en donde se puede acceder a la información solicitada y contenidos más relevantes o completos.

Si la IA es buena, y lo que ofrece inicialmente es correcto y satisface la consulta hecha, mucha gente optará por tener su consulta resuelta y no entrará en ninguno de los enlaces ofertados por el buscador, con lo que, aunque se muestren, no se utilizarán. Antes de la implantación de la IA, sin otra posibilidad, era inevitable que el usuario que buscaba algo accediera a alguno de los enlaces mostrados, casi siempre los dos o tres primeros nada más, de tal manera que veía el contenido de esas webs y, de paso, además de la duda que le había surgido, podía acceder a otro tipo de información que pudiera serle curiosa. Ahora ya no. La gran mayoría de los usuarios se quedan con el resultado que otorga la IA y no clican a ninguna otra parte. Las consecuencias de esto son muy interesantes. El tráfico en internet está empezando a bajar, sí, sí entendemos como tráfico el número de páginas consultadas, los accesos a las mismas, etc. Google era una enorme fuente de demanda de tráfico que el buscador canalizaba a millones de webs, y que ahora ya no funciona como canal, salvo en un pequeño porcentaje de los casos. Antes, estar en lo más alto del PageRank era un orgullo, e incluso fuente de estafas, con empresas que modificaban código y hacían perrerías para intentar engañar al algoritmo para que las posicionase en lo más alto como resultado de la búsqueda. Ya no hace falta nada de eso. Miles y miles de webs que antes obtenían accesos a través de las búsquedas ahora son consultadas muchísimo menos, de tal manera que su relevancia se apaga, su papel disminuye y se van convirtiendo poco a poco en islas en un mar menos transitado. Google, y su servicio de IA, siguen accediendo a toda la información relevante y se quedan con el resultado de las consultas de los usuarios y las respuestas, y comprueban en cada una de las iteraciones pregunta respuesta que reciben, millones y millones al día, la efectividad de su IA y los efectos en el buscador y en la web. De hecho el papel de buscador empieza a ser menos de buscar como tal y más de servicio de consulta directo, y eso altera por completo la ecuación que hemos visto durante bastantes años en el internet que hemos conocido. Una de las mayores consecuencias, de las más relevantes en el plano económico, han empezado a denunciarlas servicios webs como revistas, portales y otros muchos, que viven de la publicidad que facturan, y que la contratan en función de las visitas que reciben. Como es lógico, cuantas más visitas, más puedo cobrar en mi web por poner anuncios y más ingreso por ellos, y más posibilidades tiene el anunciante de que su producto llegue a más gente. Si el acceso a mi web se derrumba porque las visitas ya obtienen información directa de lo que desean sin acudir a lo que publico, el anunciante querrá renegociar el contrato o, directamente, cancelarlo, porque una web que se ve poco interesa poco. Y así los ingresos que mantienen muchos de los servicios están empezando a declinar por primera vez desde que internet explotó, porque existe una competencia feroz que es capaz de suplantar a la audiencia que antes tenían y les proporcionaba su fuente de financiación. La IA les está quitando el negocio.

Si el proceso se extiende, si las IAs aumentan su capacidad y precisión, si finalmente todo lo que se quiera saber esté al alcance de una IA que es capaz de responder al instante, ¿Cuál es el papel que le queda a internet? ¿Está condenada la red a ser un barrio decadente con visitas menguantes y, en muchos casos, lugares cerrados o apenas visitados? No se sabe, pero la derivada de que la IA iba a hacer que internet fuera una de sus primeras víctimas no la había visto casi nadie, muestra de que, en general, el futuro es impredecible y, en particular, que es casi imposible saber hasta qué punto pueden llegar los efectos de la IA en nuestras vidas. Todo está por averiguar en este caso, y no hay brújula ni mapa, sólo incógnitas, que la propia IA desconoce.

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