El caso Epstein es uno de los mayores escándalos de los tiempos modernos y una fuente de constantes bulos, rumores, conspiraciones y demás. Epstein era un millonario de Nueva York con contactos en las más altas esferas de la economía, política y sociedad del mundo, y un adicto a algunas sustancias y, sobre todo, al sexo con menores. Organizaba fiestas en islas privadas del caribe en las que el suministro de menores estaba garantizado para los asistentes. Allí jugaba un papel trascendental Ghislaine Maxwell, su mejor amiga, hija del magnate británico Robert Maxwell (fallecido en Canarias en extrañas circunstancias) como organizadora de todo. Epstein acabó detenido y se suicidó en la cárcel. Ese es el discurso oficial
Hay grabaciones públicas de Epstein con todo quisqui, empezando por el propio Donald Trump en los noventa en una actitud de compadreo absoluto. Lo que no se sabe con certeza es la lista de los que acompañaban a Epstein en sus repugnantes fiestas, y esa ha sido una de las mayores fuentes de rumores de todo el caso. Los republicanos muy duros siempre han acusado a los líderes demócratas de haber sido invitados a esas reuniones y de que allí cometían todo tipo de delitos. Trump ha enarbolado la “lista Epstein” como uno de sus lemas en todas las campañas electorales que ha desarrollado, y ha dicho que la iba a hacer pública para escarnio de los pedófilos que en ella figuran. La llegada al poder del Donal en febrero reactivo este asunto y, desde las posiciones más ultras del movimiento MAGA, comenzaron las peticiones para que se desclasificasen todos los documentos al respecto. Trump, al principio, dijo que sí, que sin problemas, pero luego ha empezado a dar largas, y eso ha mosqueado a muchos. El acabose en este asunto llegó tras la bronca en redes de Musk y Trump, la escenificación de su divorcio, cuando Musk dijo que Trump figuraba en esa lista, acusándole públicamente de haber sido uno de los abusadores. Trump lo negó categóricamente, pero no ha querido saber nada más del asunto Epstein, y cada vez que los periodistas le preguntan sobre el tema monta en cólera y se niega a responder. De hecho empieza a decir públicamente que esa famosa lista que él ha alardeado en hacer pública no existe, y que todo eso es un viejo asunto que debe ser olvidado. Una mentira tipo Sánchez de reescribir lo que dije en el pasado que puede colar para algunos, pero en EEUU los más recalcitrantes del movimiento MAGA, que son los que han elevado al poder a Trump, no olvidan este asunto y llevan unos cuantos días encolerizados. Más allá de vídeos en las redes de sujetos quemando gorras de MAGA como desprecio a su líder, por lo que consideran una traición, y que puede notarse en el respaldo electoral el año que viene, lo relevante es que pesos pesados de la opinión ultraconservadora en EEUU están lanzando acusaciones contra Trump sobre este tema. No sólo le tachan de mentiroso al incumplir la promesa electoral que hizo de transparencia sobre el tema, sino que, tras los tuits de Musk, empiezan a exigirle que cuente lo que sepa no como presidente de EEUU, sino como antiguo amigo del pederasta. Este asunto, turbio donde los haya, ha escalado muy alto en el organigrama del poder de aquel país. La fiscal general, a las órdenes de Trump (que guay, eh, Sánchez?) se ha unido al discurso de su jefe y, cuando le mentan a Epstein, echa balones fuera y pasa del tema, pero en el FBI hay una bronca monumental, porque los dirigentes puestos por Trump no están siguiendo la línea oficial y exigen transparencia sobre el asunto. Esta semana se ha llegado a rumorear incluso la posible dimisión del máximo responsable de ese organismo en protesta por la negativa de Trump a aclarar el caso. Por ahora no se ha producido, al parecer porque Trump lo ha evitado, pero la marejada es intensa.
¿Qué hay de cierto en todo lo que rodea a la lista Epstein? A saber. La defenestración pública del príncipe Andrés de Inglaterra viene de ahí, porque Epstein era un muy buen amigo suyo, y se da por sentado que el príncipe cometió con el pederasta oficial actos deleznables, pero no hay constancia de otros nombres, aunque la rumorología ha puesto a muchos en el disparadero. Ghislaine Maxwell, condenada a varios años de cárcel por colaboración con Epstein es, probablemente, la fuente más autorizada para saber realmente quiénes estuvieron en esas fiestas y qué hicieron. Por ahora calla, como una auténtica profesional. Las evasivas de Trump aumentan la rumorología del escándalo y las teorías de todo tipo, sin que se les vea freno alguno.
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