viernes, septiembre 07, 2012

Masturbarse ante la inquisición


El caso de la concejala de Yébenes que ha visto como un vídeo privado de contenido sexual ha sido divulgado por la red sin su consentimiento pone de manifiesto muchos de los problemas reales que tenemos para controlar el mundo privado en el que vivimos en este contexto de desarrollo tecnológico que nos invade, pero la respuesta que el suceso ha tenido en su localidad toledana muestra que por mucha tecnología que tengamos a nuestro alcance y por mucho siglo XXI en el que vivamos el atraso, la incultura y los zafios prejuicios siguen firmemente instalados en los más hondo de nuestros pensamientos.

Olvido Hormigos, que así se llama la protagonista de la historia, y que además de ser guapa posee un nombre muy literario (que gran novela podría escribirse con una protagonista así llamada) se masturbó un día en su casa, cosa que hace todo el mundo con una cierta regularidad, y se grabó. Desconozco los fines de la grabación, pero es un asunto de ella, y como tal debió quedar la cosa. Sin embargo, y el hecho sigue bajo investigación judicial, esa grabación circuló más allá de la persona de olvido, no se sabe si por su voluntad o no, y alguien acabó colgándola en youtube, accesible a todo el mundo. Y ahí se armó la escandalera, Olvido vio su intimidad violada y lo primero que pensó fue en dimitir (que aprendan los responsables de los aeropuertos fantasmas, las Bankias infernales y tantos otros). El interés mediático del asunto creció a lo largo de la semana y las muestras de apoyo a Olvido también, y ayer la concejala manifestó que daba marcha atrás en su intención de dimitir. Y yo le apoyo, porque no debe dimitir, porque no ha hecho nada malo. Es más, ella es la víctima de un delito de violación de la intimidad y de daño a su imagen por parte de quien ha difundido el vídeo, acto que se ha hecho muy probablemente con el objeto de hundir su imagen, quien sabe si en un arrebato de venganza o por pura maldad. Olvido en esta historia sólo ha cometido un error, el más habitual, en el que caemos todos, que es el de ser demasiado confiada. En estos tiempos en los que todo el mundo lleva en el bolsillo un aparato capaz de grabar, fotografiar y difundirlo todo por Internet la intimidad es algo tan relativo y estrecho que se nos escapa de las manos. No somos conscientes de que los principales defensores de nuestra intimidad, y muchas veces los únicos, somos sólo nosotros mismos. Las redes sociales y estas cosas están muy bien, pero tienen riesgos, y si colgamos en ellas fragmentos de nuestra intimidad corremos el riesgo de que escapen a nuestro control y sean utilizados por terceros para saber con que fines. Uno cuando va en el metro no le dice a todo el vagón, frecuentemente formado por desconocidos, cómo se lo pasó anoche en la juerga con los amigos, pero eso es exactamente lo que hacemos cuando subimos fotos de esa juerga a nuestro perfil de facebook o lo contamos por twitter. Hay que ser cuidadosos y tener un mínimo sentido de la precaución. En el asunto de las grabaciones caseras de alto voltaje, como es el caso de Olvido, la precaución debe ser doble. Hay personas a las que les pone ser grabadas o ver este tipo de vídeos, o los demandan de sus parejas para en los momentos de soledad, recordarlos, o que les sirvan de inspiración para sus propios ejercicios onanistas, o por cualquier otro motivo. Ahí las precauciones deben ser máximas, ya que en caso de traición, como le ha pasado a Olvido, las consecuencias pueden ser serias, pese a que no se haya hecho nada malo.

Y es que las consecuencias del acto las determina el entorno, y en este caso ese entorno ha demostrado ser digno heredero de la inquisición más burda, zafia y nauseabunda. Ayer, a la entrada del primer pleno al que acudía Olvido desde los hechos, varios vecinos se apostaron a la puerta del Ayuntamiento y la insultaron, vejaron y llamaron de todo, en un acto vergonzoso, humillante y digno de un auto de fe de la España más rancia de hace varios siglos. Muchos de esos hipócritas que ayer gritaban en la calle seguro que esta noche se han masturbado pensando en lo que hicieron, orgullosos de sus actos. Ellos debieran dimitir de sus responsabilidades, empleos y cargos, ellos debieran ser acusados por la policía, ellos son la imagen del oprobio y la vergüenza, y no Olvido, que fue víctima con la difusión de las imágenes y lo volvió a ser ayer en medio de los insultos de la masa embrutecida.

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