lunes, septiembre 29, 2008

Ñam, ñam..... (para MCD y DCM)

Dicen que el desayuno es la comida más importante del día, quizás porque como es la que menos se practica se merece al menos el elogio de los expertos y entendidos. Habitualmente nos levantamos dormidos, y pese a lavarnos con agua caliente (o fría, según el gusto) muchas veces no tenemos ganas de meternos nada a la boca a esas horas en las que las calles parece que ni están puestas, que las aceras son falsas y en las que surge un instintivo recelo de los extraños seres que por ellas andan.

Viene esto a cuento porque este fin de semana he tenido visita de un grupo de muy buenos amigos de Elorrio. Por cuestiones que podríamos calificar de logísticas, ninguno de ellos se ha alojado en mi casa, y todos han recalado en dos viviendas próximas entre sí, pero lejanas a la mía, siendo una de ellas la que ha jugado el papel de “campamento base” de la excursión. Nos hemos juntado un total de nueve personas, ocho de las cuales han desayunado todo el fin de semana en el citado campamento, y una novena, este escribiente, dormía en su casa y llegaba por las mañanas a la comuna general cuando el desayuno famoso estaba ya empezado. Eso sí, yo ya venía alimentado, porque es cierto que donde comen n comen n+1, pero aquí el n ya era demasiado grande, creo yo. Bien, cuando llegué el Sábado a eso de las 10:25 de la mañana el espectáculo era grandioso. Ocho personas arracimadas en torno a una mesa con decenas de objetos delante. A parte de platos, vasos, servilletas y cubiertos, allí había leche, café, cola cao, distintos tipos de te, zumos variados, cestos de frutas, cajas de cereales, agua, magdalenas, cruasanes, pan, tostadas, mantequilla, mermelada, nocilla, azúcar de distintos tipos, embutido, queso.... y seguro que me dejo alguna cosa. Vista desde arriba la mesa parecía la emulación de un downton norteamericano, en el que las cajas de cereales hacían de rascacielos y todo lo demás eran barrios, arracimados, cutres o señoriales, extendiéndose desparramados sobre una mesa en la que era difícil distinguir el color del mantel. Y claro, un montón de gente dando buena cuenta de ello. Al ver eso, sí, es un poco raro, lo primero que se me ocurrió fue el contraste con la parquedad de cosas que tengo yo en casa, suficientes para mi, pero a todas luces escasas de recibir una visita y de tratar de atenderla como se merece, pero más allá era evidente el enorme volumen de recursos, energía, inputs, CO2 y demás cosas que habían sido necesaria para generar todo lo que veía. Envoltorios de distintos tipos y de biodegradabilidad más que discutible, residuos generados, etc.. aquello era la viva imagen del consumo humano, eso sí, aderezada por las lógicas y radiantes caras de felicidad de los que a la mesa se sentaban, dispuestos a degustar tan esperado y merecido festín.

Y a buena fe que disfrutaron, porque con tanta gente, una vez que empieza la fiesta culinaria la ciudad virtual se convierte en una especie de
Coruscant, ese mundo del universo Starwars surcado de naves por todas partes, con distintas formas, arrastradas en este caso por manos deseosas. Quienes no se si disfrutaron tanto de este ágape fueron la pareja anfitriona, auténtica fuente alimentaría, que como los pájaros de esos documentales de La 2, se desvivían y no paraban quietos por lograr alimentar a su prole, en este caso sus amigos, siendo a veces difícil verles al estar abducidos en esa habitación infernal llamada cocina. Para ello sea el agradecimiento por su hospitalidad y esfuerzo.

2 comentarios:

amenaza fantasma dijo...

Me ha gustado mucho esta entrada de hoy entre otras cosas porque me encanta comer, seguramente esas personas han disfrutado mucho el desayuno. No entiendo porque te refieres a la cocina como habitacion infernal, es la habitacion mas necesaria de la casa, donde se preparan todas las viandas que se hacen con mucho amor y donde esperan a ser sevidas y disfrutadas por los comensales.
Un consejo, utiliza mas la habitacion infenal, quizas de ahi puedas pasar con mas facilidad a la habitacion conyugal.

David Azcárate dijo...

Me alegro de que te haya gustado la entrada, amenaza fantasma, aunque es cierto que soy más de disfrutar las viandas que de hacerlas (si dependiese de mi alimentarles....) Un saludo y gracias.