En lo que ya puede ser considerada como una sección fija de este blog, y que podríamos titular como “¿Cómo va lo del Caúcaso?” tenemos algunas novedades, pero pocas sorpresas. Este pasado Lunes se celebró en Bruselas una cumbre extraordinaria de jefes de estado de la Unión Europea, organizada por Sarkozy, a la sazón presidente de turno del contubernio, para debatir que hacer con respecto a la actitud rusa de reconocimiento de las regiones secesionistas de Osetia del Sur y Abjasia. Tras el órdago ruso y algunas declaraciones individuales de dirigentes europeos la UE debía expresar una opinión unánime, firme y convincente.
A mi juicio consiguió a duras penas lo primero, pero fracaso en todo lo demás. La declaración final, típico producto de la diplomacia continental, usa términos duros, como referirse a la “exigencia” de que el ejército ruso abandone el territorio georgiano. También se condena el uso de la fuerza militar rusa, considerado “desproporcionado”. Bien, aplausos y vítores, pero ¿cuál es el peso en el que se ampara esta declaración? O dicho de otra forma, ¿qué va a hacer la Unión Europea para castigar a Rusia por su actitud? La respuesta es obvia. Nada. Así, Rusia ha oído estas palabras “duras” y todas aquellas que se hubiesen escrito en la declaración, con una indiferencia absoluta, dando palmaditas en la efigie de algún representante comunitario y volviendo a mirarse al ombligo satisfecha. En el fondo lo que ha reflejado la reunión del lunes es la impotencia y la sumisión europea a Rusia, a sus recursos energéticos y a su poder militar. Algunos países, especialmente reino Unido y los escandinavos, apostaban por tomar represalias comerciales, al menos para mostrar una cierta postura rígida y no dar la sensación de poder ser vejado sen cualquier momento. Sin embargo, el núcleo central europeo se olvidó rápidamente de posibles sanciones. Alemania depende del suministro de gas y petróleo ruso en mayor medida que otros países, y Francia tiene enormes contratos comerciales suscritos con Gazprom, el monopolio estatal energético ruso, para el que trabaja, entre otros, el excanciller alemán Gergard Schroeder. Así las cosas el resto de países han plegado velas en torno a una decisión consensuada, algunos a regañadientes y otros, como España, aplaudiendo hasta con las orejas el que la Unión no se haya mostrado más firme, sin que tenga yo muy claro a que se debe ese afán de entreguismo, cuando somos uno de los países de Europa que menos depende del suministro energético ruso (dependemos de otros). A partir de esta declaración resulta obvio para Rusia que Europa es algo así como una triste conciencia, que puede ser diluida con una buena ración de vodka, sea este literal o aderezado con unas tropas bien dispuestas y agazapadas donde sea. Además, se aproxima el invierno, y con el los fríos de verdad a centroeuropa, y quién sabe si alguna de las conducciones de Gazprom puede sufrir “averías imprevistas” cortes “no programados” o incidencias de otro tipo que hagan aumentar aún más la sensación de ninguno ruso hacia los países de Europa. Atentos a la tubería.
De hecho esta política de ninguneo ya ha comenzado. El Lunes que viene, el viajero Sarkozy acude a Moscú para comentar en persona con Medveded (léase Pútin), que debe estar temblando de miedo, los acuerdos del consejo europeo, y salen ahora los rusos diciendo que el acuerdo firmado el 12 de agosto para poner fin a las operaciones militares en Georgia no es el mismo que el que poseen los georgianos, y acusa al propio Sarkozy de haber cometido una especie de error de versiones del Word. Vamos, recochineo a la cara. Todavía Pútin le va a decir el Lunes a Sarkozy que no piensa comprar el último disco de Carla Bruni, y puede que ose a bajárselo del emule delante de las narices del atribulado presidente y marido galo. ¿Hará eso reaccionar a Francia y a la Unión? Sino es por esas olvidémonos.
1 comentario:
Je, je, je.
En realidad, Europa no tiene ganas de meterse en una partida de ajedrez a la que no estaba invitada: por un lado Georgia y USA y por el otro Osetia-Abjazia y Rusia.
Lo mejor es que deje que los contendientes sigan con la partida. Qué manía este Sarkozy con querer figurar en todos los sitios!!
Un saludo.
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