Ayer se produjo un hecho bastante insólito en la televisión. Por un fallo técnico se tuvo que cortar la emisión del Telediario de TVE1 de las 21:00. Había una desincronización entre el sonido y la imagen, y esta iba con un notable retraso respecto a la voz. Cuando cambié al canal y empezó el programa me di cuenta del fallo, pero inicialmente pensé que era un problema de mi decodificador de TDT, que a veces estos cacharros de tres duros dan problemas. Al pasar a otras cadenas vi que no era así, y cuando Pepa Bueno se disculpó con una recepción oficial de imágenes de fondo comprendí que el problema era de ellos. Ala!!!!
Cerca de las 21:15 la cosa era divertida, pero desconcertante. Era imposible seguir las noticias porque, si bien el fallo no era muy relevante en bloques grandes de pregrabados, las apariciones de Pepa no tenían sentido ni sus entradillas contexto alguno con lo que se veía. Finalmente Pepa, o quien estuviera al mando, decidió cortar aquel despropósito y, despidiéndose sin que se le viera, cerró la emisión poco antes de las 21:20. Lo que no consiguió un golpe de estado lo había logrado una deficiencia técnica. El informativo más visto de España se transformaba en una secuencia de carátulas y anuncios puestos sin ton ni son. Me imagino que el cabreo que se debió organizar en la redacción de TVE sería de los gordos. Carreras, gritos, broncas, “este XXXX trastos de los XXXX no funciona” y similares. Lo de ayer fue un error muy gordo, y supongo que tras saber que es lo que falló alguien deberá asumir responsabilidades. Es como si un avión se cae en pleno vuelo por problemas técnicos, cosa que a veces ocurre (y sí, ay se que no se suelen adoptar responsabilidades en los fabricantes y demás salvo pagar indemnizaciones). La que debió sentirse muy muy mal ayer sería la propia Pepa Bueno. Reconozco que me está cayendo bien esta mujer. Sigo pensando que, como dije aquí hace ya algunas entradas, tiene una voz rara, muy rugosa como para presentadora de noticias, y un pose físico algo extraño. Tiende a ladearse mucho y de vez en cuando hace unos giros forzados que parece que anticipan su caída de la silla. Es guapa, sí, pero no de esas bellezas que a uno le hacen sentirse acomplejado por la luz que emanan, y es adulta, en un mundo de presentadoras adolescentes. En su etapa anterior le tocaba llevar un bloque de sucesos que anticipaba a la crónica rosa previa al telediario. Aunque habitualmente nunca estaba en casa a esas horas, de hacerlo no veo programas de ese estilo, por lo que no sabía ni que estilo, voz ni presencia tenía Pepa cuando se anunció que presentaría los telediarios. A mucha gente el anuncio le cogió por sorpresa, porque sustituir la figura de Lorenzo Mila, que aquí tanto elogia la propia Pepa, en el informativo de mayor audiencia de España, con más de tres millones de espectadores todos los días, no sólo es el camino más rápido al estrellato, sino una responsabilidad enorme, reservada en muchos caso s consagrados presentadores. Si Pepa se estrellaba la culpa era de ella, por novata y poca cosa, y si le salía bien y mantenía la audiencia ganaba la casa, TVE y su nombre, no tanto el de la presentadora. El Telediario con aires de autor que hacía Milá, que nunca llegó a ser plenamente suyo, devoraría a otra figura, en este caso más fácil de digerir.
Y Pepa lo ha hecho muy bien. Ha mantenido la audiencia y el primer puesto del programa en su segmento horario. Parece controlar las riendas de lo que cuenta, y como no se le ve un aire de querer hacer “su” informativo y de poseer un estilo muy marcado se ha amoldado bien a la cierta rigidez que exige un Telediario en TVE. Ayer todos los profesionales de la casa pasaron por una prueba muy dura y vergonzosa. Ella en su nombre pidió disculpas, primero sin que la voz siguiera sus palabras y después, pasadas las 21:30, con todo correcto, volvió a disculparse, y esta vez sus palabras y su boca concordaban. Me imagino que ha debido ser esta una noche de pesadilla para Pepa y sus compañeros..............
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