Ayer el banco de inversión Goldman Sachs, una de las mayores joyas financieras de Estados Unidos y el superviviente de la debacle financiera que hace un año arrasó el sector de la banca de inversión presentó resultados. Ganó 4.950 millones de dólares en el cuarto trimestre de 2009, con lo que en el conjunto del ejercicio logró 13.385 millones de dólares de beneficios. Si les gusta el fútbol, esto equivale más o menos a un Cristiano Ronaldo cada tres días aplicando paridad dólar euro. ¿Cómo se les ha quedado el cuerpo?
Esta noticia no es la más destacada de los medios de hoy, pero tiene relación con las portadas en las que luce un Obama muy enfadado amenazando con la guerra a los bancos y diciendo cosas del tipo “Si queréis pelea, la tendréis”. Interesante, pero vacío. Estas son las típicas declaraciones hechas para salir en la tele y en los medios, pero no acabo a comprender que es lo que va a hacer la administración Obama para trocear los bancos, o reducir al menos su tamaño hasta que dejen de ser elementos demasiado grandes para caer, como se dice ahora. Y mis dudas crecen cuando uno empieza a ver los entramados que cruzan desde Wall Street hasta la Avenida de Pensilvania, donde está sita la Casa Blanca. Concretamente hay varios miembros de la actual administración demócrata que han tenido cargos de relevancia en Goldman Sachs, y algunos incluso tratan este asunto como si fuera una conspiración en la que el banco financiero hubiera abducido al gobierno de Estados Unidos parta favorecerle. Sin llegar a estos extremos lo cierto es que el poder y la influencia que estas entidades tienen en Estados Unidos es, obviamente, inmensa, y cualquier medida regulatoria que se plantee, sea acertada, un mero cosméticos, o un intervencionismo rancio y sin sentido, difícilmente podrá ser llevada a cabo con la plena oposición de estas empresas. Pero esto no sólo sucede en los pérfidos, corruptos y conspiradores Estados Unidos, no. En la apacible, tranquila y maravillosa España de nuestras maravillas se imaginan ustedes que se dicte una norma que perjudique al Banco Santander? A parte de que los partidos políticos están cogidos de sus partes por los créditos que deben a los bancos, como hoy señala El Mundo, Botín, y el resto de ejecutivos del sector tienen un enorme poder por sí mismos, y no son intocables, pero es lo más parecido que existen a esa figura. Esta crisis que vivimos, y que pese a lo que puedan leer les advierto de que se va a profundizar en este 2010, es fruto entre otras cosas no tanto de la irresponsabilidad de los banqueros, sino de la excesiva influencia que poseen sus decisiones, y de que los reguladores públicos y privados no han funcionado en ningún momento. Goldman Sachs camina viento en popa mientras que el ciudadano americano ve como su renta disminuye cada vez más y su empleo pende de un hilo que se estrecha. Esto no es sostenible y va a generar problemas, como ya aprecia Obama en su índice de popularidad.
¿Es esta la causa de las caídas bursátiles de esta semana? Pues sí, pues no y a medias. La bolsa está altísima, ha subido sin causas reales que la mantengan salvo la inyección artificial de liquidez de los bancos centrales y sigo pregonando que tendrá que caer mucho de lo que ha ascendido en los últimos meses. Mensajes de guerra entre el gobierno y la banca no ayudan, pero como en este caso la diligencia del Departamento del Tesoro sea como la del FBI buscando y retratando terroristas Goldman va a hacer honor a su dorado nombre más que nunca.
La semana que viene estoy de vacaciones en Elorrio a cuenta de días pendientes de 2009. Si no hay novedades, hasta el Lunes 1 de Febrero. Sean felices.
viernes, enero 22, 2010
jueves, enero 21, 2010
Obama cumple un año
Ayer 20 de Enero, se cumplió un año desde que Obama juró su cargo ante el Capitolio frente a una multitud enardecida y con todos los ojos del mundo puestos sobre él. Hoy se multiplican los balances que tratan de saber si ese año ha respondido a las expectativas o no, y como envenenado regalo de aniversario, la derrota demócrata en las elecciones de Massachussets viene a recordar que Obama no sólo es humano, como algunos habían olvidado, sino que su proyecto corre riesgo de naufragar.
Si ponemos el listón en las infinitas expectativas que se desataron a su llegada a la presidencia, es obvio que Obama ha fracasado, como lo hubiera hecho igualmente Buda, Cristo, porque pedir imposibles genera decepciones. Si comparamos de donde venimos la presidencia norteamericana ha resuelto algunos problemas, se ha encontrado con que otros son más complejos de lo previsto y en algunos casos directamente no ha sabido que hacer. Por poner un ejemplo interno del país, el debate sobre la reforma sanitaria, en el que fracasaron los anteriores presidentes demócratas, empezó con mucha fuerza pero ha ido reduciendo su ambición y dimensiones en aras de ser aprobado, en un interesante ejercicio práctico que demuestra como la política es el arte de lo posible. Pos cierto, la citada derrota de Massachussets complica mucho la mayoría demócrata en el Senado y puede ser un grave problema de cara a aprobar esa reforma y otras normas importantes. En cuestiones internacionales Obama se ha encontrado que la teoría del diálogo no funciona ante sátrapas como Chávez o Ajmadineyad, y menos aún ante Al Queda y la guerra de Afganistán. Hubo suerte en el intento de atentado de Nochebuena en Detroit y gracias a ello ahora no tenemos una nueva guerra en marcha en Yemen, pero puede ser mera cuestión de tiempo. Los socios de Obama, europeos principalmente, alaban mucho su política y carisma, pero Estados Unidos obtiene de ellos tan poco como cuando recibía collejas en la frente de Bush. Poco a poco Norteamérica vira y pone sus ojos en China, principal socio y rival en lo económico, y potencial contrincante en todo lo demás. Quizás sea la sunción de ese liderato global compartido por los dos países y su puesta en práctica ante el resto del mundo lo que más me ha llamado la atención durante este año de política exterior americana. El otro inmenso reto al que se enfrenta la administración demócrata es la crisis económica, y su gestión, y el que el paro no deje de crecer es probablemente lo que más popularidad le ha podido restar en este tiempo, situándolo ahora un poco por debajo del 50% de aprobación. Las intervenciones bancarias, los planes de estímulo y otras medidas no logran remontar el empleo en los EE.UU. mientras que los bonos de los ejecutivos financieros no dejan de crecer y el agujero que separa los intereses de Wall Street (las finanzas y empresas) y Main Street (la política y necesidades del ciudadano norteamericano) se ensancha sin remisión.
No nos engañemos. Es este asunto de la crisis, y el que EE.UU. logre salir de la misma, lo que va a marcar la presidencia de Obama y medirá su grado de acierto o fracaso, que se enfrenta a una dura prueba en las elecciones parciales de Noviembre de este año. Por de pronto en pocos días asistiremos a la renovación en su cargo (o no) de Ben Bernanke como presidente de la Reserva Federal. Si es renovado Obama habrá ganado una batalla, pero si es destituido su presidencia sufrirá un duro golpe interno, y no está ahora en las mejores condiciones posibles para soportar un envite de esas dimensiones.
Si ponemos el listón en las infinitas expectativas que se desataron a su llegada a la presidencia, es obvio que Obama ha fracasado, como lo hubiera hecho igualmente Buda, Cristo, porque pedir imposibles genera decepciones. Si comparamos de donde venimos la presidencia norteamericana ha resuelto algunos problemas, se ha encontrado con que otros son más complejos de lo previsto y en algunos casos directamente no ha sabido que hacer. Por poner un ejemplo interno del país, el debate sobre la reforma sanitaria, en el que fracasaron los anteriores presidentes demócratas, empezó con mucha fuerza pero ha ido reduciendo su ambición y dimensiones en aras de ser aprobado, en un interesante ejercicio práctico que demuestra como la política es el arte de lo posible. Pos cierto, la citada derrota de Massachussets complica mucho la mayoría demócrata en el Senado y puede ser un grave problema de cara a aprobar esa reforma y otras normas importantes. En cuestiones internacionales Obama se ha encontrado que la teoría del diálogo no funciona ante sátrapas como Chávez o Ajmadineyad, y menos aún ante Al Queda y la guerra de Afganistán. Hubo suerte en el intento de atentado de Nochebuena en Detroit y gracias a ello ahora no tenemos una nueva guerra en marcha en Yemen, pero puede ser mera cuestión de tiempo. Los socios de Obama, europeos principalmente, alaban mucho su política y carisma, pero Estados Unidos obtiene de ellos tan poco como cuando recibía collejas en la frente de Bush. Poco a poco Norteamérica vira y pone sus ojos en China, principal socio y rival en lo económico, y potencial contrincante en todo lo demás. Quizás sea la sunción de ese liderato global compartido por los dos países y su puesta en práctica ante el resto del mundo lo que más me ha llamado la atención durante este año de política exterior americana. El otro inmenso reto al que se enfrenta la administración demócrata es la crisis económica, y su gestión, y el que el paro no deje de crecer es probablemente lo que más popularidad le ha podido restar en este tiempo, situándolo ahora un poco por debajo del 50% de aprobación. Las intervenciones bancarias, los planes de estímulo y otras medidas no logran remontar el empleo en los EE.UU. mientras que los bonos de los ejecutivos financieros no dejan de crecer y el agujero que separa los intereses de Wall Street (las finanzas y empresas) y Main Street (la política y necesidades del ciudadano norteamericano) se ensancha sin remisión.
No nos engañemos. Es este asunto de la crisis, y el que EE.UU. logre salir de la misma, lo que va a marcar la presidencia de Obama y medirá su grado de acierto o fracaso, que se enfrenta a una dura prueba en las elecciones parciales de Noviembre de este año. Por de pronto en pocos días asistiremos a la renovación en su cargo (o no) de Ben Bernanke como presidente de la Reserva Federal. Si es renovado Obama habrá ganado una batalla, pero si es destituido su presidencia sufrirá un duro golpe interno, y no está ahora en las mejores condiciones posibles para soportar un envite de esas dimensiones.
miércoles, enero 20, 2010
Haití pierde.. los bancos ganan
Siempre que se produce una tragedia internacional, y más en el caso que nos toca de Haití, se crea una ola de eso que se hace llamar solidaridad y las televisiones y webs se inundan de campañas para colaborar económicamente con ONGs y otro tipo de instituciones mediante donativos privados. Esto esta bien, pero como mínimo es una muestra más de que no tenemos preparado nada serio y consistente, dotado de medios y recursos financieros, para actuar en estas desgraciadas ocasiones. Vivimos de la beneficencia privada ante los desastres.
Pero un particular, por ejemplo yo mismo, que está cómodamente en su casa, a miles de kilómetros de donde se produce el desastre, que no dispone de medios para actuar y que no sabe nada de lo que sería necesario para ayudar a la población si le desembarcasen en Haití puede pensar que sea mediante esos donativos como más útil puede ser su pensamiento de ayuda hacia los desgraciados que parecen en la televisión. Eso pensé el fin de semana, y he hecho algunos donativos, repartidos a varias instituciones, a sabiendas de que parte del dinero se perderá en el camino, intermediarios o simplemente se malgastará, pero algo llegará, aunque sea poco, y eso allí es más necesario que mucho dinero aquí. Pero, en relación con el título de la entrada de hoy, lo he hecho al sistema “antiguo”. Es decir, me he ido a Internet a buscar las cuentas corrientes de los organismos a los que iba a donar y las he apuntado. Luego he ido a un cajero de mi red y he sacado el dinero físico que iba a donar y luego me he ido a las sucursales de las entidades donde están las cuentas de los organismos para hacer allí el ingreso, cola mediante y con abonaré escrito clásico, que pese a estar escrito en mi letra ha sido válido. ¿Por qué toda esta vuelta? Porque como me suponía, los bancos y cajas cobran comisiones por todo tipo de transferencia, y esta ocasión no iba a ser muy distinta, y recuerden que mi idea no era hacer un donativo a Haití y a os bancos, solamente a los primeros. La única manera que conozco de eludir ese engorro es coger un poco de paciencia y molestarse en perder tiempo, esfuerzos y paseos para hacer todas las imposiciones necesarias. Algunos ciudadanos están descubriendo estos días las comisiones que les han cobrado sus entidades, sean cuales sean, al hacer estas transferencias y la indignación es creciente. Se ha dicho desde ciertas plataformas de consumo que se puede reclamar a los bancos para recuperarlas, pero veo ese proceso como algo difícil y lento. La AEB, Asociación Española de la Banca, ha dicho que el cobro es un error y que están en vías de corrección, y ante esas declaraciones, curiosamente, nadie se ah carcajeado ni exigido explicaciones. ¿acaso conoce usted a un banco que se equivoque en su contra propia y a favor del cliente? Si es así, háganlo público, por favor!!!!!
La banca lo tiene fácil para arreglar este nuevo agujero a su imagen pública, aunque dudo mucho que le importe. No es necesario que elimine las comisiones porque sus sistemas siempre las cobrarán por defecto. Sólo deben calcular cual es el importe de las mismas generado por transferencias a las instituciones benéficas que poseen cuentas en sus sistemas y donar esa cuantía a un organismo público que actúe en la zona (ONU, Cáritas, Cruz Roja, etc). ¿Nos apostamos algo a que no lo harán? Espero equivocarme, como en tantas otras cosas en la vida, pero esta vez lo dudo mucho.
Pero un particular, por ejemplo yo mismo, que está cómodamente en su casa, a miles de kilómetros de donde se produce el desastre, que no dispone de medios para actuar y que no sabe nada de lo que sería necesario para ayudar a la población si le desembarcasen en Haití puede pensar que sea mediante esos donativos como más útil puede ser su pensamiento de ayuda hacia los desgraciados que parecen en la televisión. Eso pensé el fin de semana, y he hecho algunos donativos, repartidos a varias instituciones, a sabiendas de que parte del dinero se perderá en el camino, intermediarios o simplemente se malgastará, pero algo llegará, aunque sea poco, y eso allí es más necesario que mucho dinero aquí. Pero, en relación con el título de la entrada de hoy, lo he hecho al sistema “antiguo”. Es decir, me he ido a Internet a buscar las cuentas corrientes de los organismos a los que iba a donar y las he apuntado. Luego he ido a un cajero de mi red y he sacado el dinero físico que iba a donar y luego me he ido a las sucursales de las entidades donde están las cuentas de los organismos para hacer allí el ingreso, cola mediante y con abonaré escrito clásico, que pese a estar escrito en mi letra ha sido válido. ¿Por qué toda esta vuelta? Porque como me suponía, los bancos y cajas cobran comisiones por todo tipo de transferencia, y esta ocasión no iba a ser muy distinta, y recuerden que mi idea no era hacer un donativo a Haití y a os bancos, solamente a los primeros. La única manera que conozco de eludir ese engorro es coger un poco de paciencia y molestarse en perder tiempo, esfuerzos y paseos para hacer todas las imposiciones necesarias. Algunos ciudadanos están descubriendo estos días las comisiones que les han cobrado sus entidades, sean cuales sean, al hacer estas transferencias y la indignación es creciente. Se ha dicho desde ciertas plataformas de consumo que se puede reclamar a los bancos para recuperarlas, pero veo ese proceso como algo difícil y lento. La AEB, Asociación Española de la Banca, ha dicho que el cobro es un error y que están en vías de corrección, y ante esas declaraciones, curiosamente, nadie se ah carcajeado ni exigido explicaciones. ¿acaso conoce usted a un banco que se equivoque en su contra propia y a favor del cliente? Si es así, háganlo público, por favor!!!!!
La banca lo tiene fácil para arreglar este nuevo agujero a su imagen pública, aunque dudo mucho que le importe. No es necesario que elimine las comisiones porque sus sistemas siempre las cobrarán por defecto. Sólo deben calcular cual es el importe de las mismas generado por transferencias a las instituciones benéficas que poseen cuentas en sus sistemas y donar esa cuantía a un organismo público que actúe en la zona (ONU, Cáritas, Cruz Roja, etc). ¿Nos apostamos algo a que no lo harán? Espero equivocarme, como en tantas otras cosas en la vida, pero esta vez lo dudo mucho.
martes, enero 19, 2010
Le grandeur gilipollué
Ayer por la noche, viendo los informativos y escuchando la radio empecé a coger un mosqueo considerable al notar como el desastre de Haití empieza a derivar en un desastre de gestión internacional. Ahora resulta que el problema para algunos no es que haya muertos por todas partes ni gente muriéndose de hambre, no, sino que haya muchos o pocos soldados norteamericanos. Algunas de las declaraciones más estúpidas de la jornada llegaban de al acomodada e inmóvil Europa, y más concretamente, de Francia.
Francia, Francia.... antes de salir a decirlo que dijo Sarkozy podría haber pensado un poco sobre el porqué su excolonia es el país más pobre del continente, y de si la actitud francesa sobre los haitianos a generado pobreza o desarrollo en la isla. También podía haberse pasado pro el lujoso piso parisino en el que reside Baby Doc, el pequeño Duvaleir, el que fue dictador de la isla durante años con el beneplácito francés, y que durante su tiempo en el ahora derruido palacio presidencial no hizo nada por su pueblo.. bueno, sí, lo exprimió y torturó con saña. Pues bien, ese Sarkozy, uno de los presidentes que con más ímpetu llegaron al poder y que, al menos a mi, más ha decepcionado, salió ayer con una cara de orgullo y celos para denunciar el exceso de tropas norteamericanas en la isla, y preguntándose qué hacían allí. ¿A caso lo que sucede es que Sarkozy tiene celos? ¿No será que no le importa un pimiento lo que le suceda a los haitianos y sí el que Francia no encabece la misión de solidaridad? Yo alucino. Todo el mundo quiere que la ONU lidere esta misión de rescate, pero la ONU tiene intenciones, ideas, pero no soldados, y si llamamos a los militares para que despejen nuestras lujosas autopistas de nieve para que corramos en ellas con nuestros cochazos, ¿cómo XXX no van a ir militares, a millares, a controlar lo que ahora sucede en Haití?. Aquí siempre sucede lo mismo. Los norteamericanos debe ir apagando los focos que los europeos encienden, y para no hablar del nazismo podríamos remontarnos al Vietnam que, mira por donde Francia, incendió en los cincuenta o la crisis de las repúblicas exyugoslavas, sucedida en el patio trasero de una Europa harta de mirarse al ombligo y que no hizo nada por detener aquella carnicería hasta que los americanos se hartaron y vinieron a poner orden. En una situación límite como la que se vive en Puerto Príncipe de nada sirve que haya alimentos en el aeropuerto de la ciudad si no hay destacamentos militares que controlan su distribución, detienen a los delincuentes que campana a su anchas por lo que queda de las calles y controlan a una población superviviente que, lógicamente, está desesperada. El único que por medios, disponibilidad y cercanía, está en condiciones de hacer eso, nos guste o no, es el ejército norteamericano. Suyo debe ser el papel de intervenir en la zona y estabilizarla, y hacerlo YA, porque los que aún están vivos bajo los cascotes, milagroso pero posible, no entienden de francés o inglés. Sólo buscan luz.
No nos engañemos. Los europeos, como siempre, no vamos a mandar ningún soldado allí hasta que deje de ser realmente necesario y, por tanto, peligroso. Como no tenemos tropas ni peso relevante en la zona, y más vale acostumbrarse a que cada vez lo tengamos menos en todo el mundo, lo único que podemos hacer como ricos que somos es pagar los costes de la intervención y callarnos, no actuar como niños mimados, desagradecidos y rencorosos. La pataleta de ayer de Sarkozy, y la comisaría de exteriores Ashton no le anduvo muy a la zaga, me produjo auténtica vergüenza ajena.
Francia, Francia.... antes de salir a decirlo que dijo Sarkozy podría haber pensado un poco sobre el porqué su excolonia es el país más pobre del continente, y de si la actitud francesa sobre los haitianos a generado pobreza o desarrollo en la isla. También podía haberse pasado pro el lujoso piso parisino en el que reside Baby Doc, el pequeño Duvaleir, el que fue dictador de la isla durante años con el beneplácito francés, y que durante su tiempo en el ahora derruido palacio presidencial no hizo nada por su pueblo.. bueno, sí, lo exprimió y torturó con saña. Pues bien, ese Sarkozy, uno de los presidentes que con más ímpetu llegaron al poder y que, al menos a mi, más ha decepcionado, salió ayer con una cara de orgullo y celos para denunciar el exceso de tropas norteamericanas en la isla, y preguntándose qué hacían allí. ¿A caso lo que sucede es que Sarkozy tiene celos? ¿No será que no le importa un pimiento lo que le suceda a los haitianos y sí el que Francia no encabece la misión de solidaridad? Yo alucino. Todo el mundo quiere que la ONU lidere esta misión de rescate, pero la ONU tiene intenciones, ideas, pero no soldados, y si llamamos a los militares para que despejen nuestras lujosas autopistas de nieve para que corramos en ellas con nuestros cochazos, ¿cómo XXX no van a ir militares, a millares, a controlar lo que ahora sucede en Haití?. Aquí siempre sucede lo mismo. Los norteamericanos debe ir apagando los focos que los europeos encienden, y para no hablar del nazismo podríamos remontarnos al Vietnam que, mira por donde Francia, incendió en los cincuenta o la crisis de las repúblicas exyugoslavas, sucedida en el patio trasero de una Europa harta de mirarse al ombligo y que no hizo nada por detener aquella carnicería hasta que los americanos se hartaron y vinieron a poner orden. En una situación límite como la que se vive en Puerto Príncipe de nada sirve que haya alimentos en el aeropuerto de la ciudad si no hay destacamentos militares que controlan su distribución, detienen a los delincuentes que campana a su anchas por lo que queda de las calles y controlan a una población superviviente que, lógicamente, está desesperada. El único que por medios, disponibilidad y cercanía, está en condiciones de hacer eso, nos guste o no, es el ejército norteamericano. Suyo debe ser el papel de intervenir en la zona y estabilizarla, y hacerlo YA, porque los que aún están vivos bajo los cascotes, milagroso pero posible, no entienden de francés o inglés. Sólo buscan luz.
No nos engañemos. Los europeos, como siempre, no vamos a mandar ningún soldado allí hasta que deje de ser realmente necesario y, por tanto, peligroso. Como no tenemos tropas ni peso relevante en la zona, y más vale acostumbrarse a que cada vez lo tengamos menos en todo el mundo, lo único que podemos hacer como ricos que somos es pagar los costes de la intervención y callarnos, no actuar como niños mimados, desagradecidos y rencorosos. La pataleta de ayer de Sarkozy, y la comisaría de exteriores Ashton no le anduvo muy a la zaga, me produjo auténtica vergüenza ajena.
lunes, enero 18, 2010
Seguimos desescombrando
Fíjense lo impactante y destructivo que ha sido el terremoto de Haití que por sexto día consecutivo sus imágenes vuelven a abrir los informativos. Las escenas de cascotes, edificios ruinosos y cadáveres siguen dominando en el menú que nos ofrecen las televisiones, aderezadas con rescates milagrosos que, transcurridas muchas horas más allá de las 72 que se suelen citar siempre como límite de supervivencia, demuestran que la suerte y la fortaleza humana pueden lograr lo que nunca seríamos capaces de pensar posible, viendo a esos niños desvalidos que rescatan de semejante infierno.
Lo que cada vez se ve más son escenas de pillaje y revuelta. Los muertos ya no tienen solución, pero los vivos carecen de esperanza, y si los primeros no esperan más que la fosa o la hoguera los segundos ansían comer y sobrevivir. Algunas escenas de saqueo, tiroteos y persecuciones de este fin de semana parecen sacadas del guión de una película de ciencia ficción en la que la civilización se hubiera derrumbado. Esto que vemos cada vez se parece más a los efectos de un posible atentado nuclear en una ciudad. Cada vez es más urgente que las tropas internacionales, sobre todo norteamericanas, que se despliegan por la isla, empiecen a imponer un control sobre el terreno que ocupan, porque de lo contrario ni se va a poder distribuir la ayuda que llegue a la zona ni los supervivientes van a poder estar mínimamente seguros en un entorno tan hostil. Las ONGs suelen trabajar habitualmente en escenarios de pobreza y marginación pero en los que hay una infraestructura que, más o menos, funciona, como podía ser el caso de la propia Haití antes del terremoto, pero ahora la situación es completamente distinta. Víveres y materiales se acumulan en el ruinoso aeropuerto de Puerto Príncipe sin que sea posible distribuirlos salvo que batallones armados se encarguen de esa labor. La ONU, diezmada en sus efectivos y sin apoyo militar propio, está completamente superada, por no contar el episodio que ha protagonizado con la falsa identificación de Pilar Juárez, la diplomática española de su contingente que fue dada por muerta y que ahora resulta que se trató de un error de identificación y que no era ella. Le toca, como siempre, a los Estados Unidos, ejercer el papel de “poli duro”, y empezar a utilizar los 10.000 efectivos que ya están en la isla para tratar de mantener un cierto orden, dentro de lo posible. Y es que para los espectadores que, como es mi caso, asistimos con una mezcla de incredulidad y horror a lo que vemos pos la tele cada imagen parece superar en crudeza y miseria a la anterior. Crees que lo has visto todo y de repente un nuevo reportero enfoca su cámara y ... glups, se te vuelve a caer el alma al suelo, y empiezas a pensar porqué ello sí y yo no, y que a parte de dar dinero a una cuenta bancaria no puedes hacer nada, y que no sabes si ese dinero llegará, y las preguntas te asaltan, y otra imagen te bombardea. No se que pensarán ustedes, yo aún no estoy insensibilizado ante tanta tragedia, pero me parece muy difícil de describirla. Los testimonios genérales de los que allí están relatan que jamás habían visto algo así. Es duro decirlo, pero estamos viendo algo nuevo, que hasta ahora nuestros ojos no habían contemplado, y es horrible.
¿Dónde encuentra uno consuelo a esto? En mi caso este fin de semana lo he logrado siendo inmerecidamente agasajado por todo el mundo. El Viernes cené en casa de unos amigos que siempre se desviven por todos los que les visitan y rodean, el Sábado lo hice en una inmejorable compañía en casa de mi amiga JCJ y el Domingo tocó una nueva sesión de maravillosos roscón de reyes y cariño en casa de mi amiga ABG en compañía de otros amigos que fuimos a visitarla. Yo, recibiendo cariños por todas partes, y en Haití los muertos siguen bajo los escombros, y ni ellos ni yo hemos hecho nada para merecer ese destino. No me digan que no es para sentarse a reflexionar y no dejar de preguntarse por qué.
Lo que cada vez se ve más son escenas de pillaje y revuelta. Los muertos ya no tienen solución, pero los vivos carecen de esperanza, y si los primeros no esperan más que la fosa o la hoguera los segundos ansían comer y sobrevivir. Algunas escenas de saqueo, tiroteos y persecuciones de este fin de semana parecen sacadas del guión de una película de ciencia ficción en la que la civilización se hubiera derrumbado. Esto que vemos cada vez se parece más a los efectos de un posible atentado nuclear en una ciudad. Cada vez es más urgente que las tropas internacionales, sobre todo norteamericanas, que se despliegan por la isla, empiecen a imponer un control sobre el terreno que ocupan, porque de lo contrario ni se va a poder distribuir la ayuda que llegue a la zona ni los supervivientes van a poder estar mínimamente seguros en un entorno tan hostil. Las ONGs suelen trabajar habitualmente en escenarios de pobreza y marginación pero en los que hay una infraestructura que, más o menos, funciona, como podía ser el caso de la propia Haití antes del terremoto, pero ahora la situación es completamente distinta. Víveres y materiales se acumulan en el ruinoso aeropuerto de Puerto Príncipe sin que sea posible distribuirlos salvo que batallones armados se encarguen de esa labor. La ONU, diezmada en sus efectivos y sin apoyo militar propio, está completamente superada, por no contar el episodio que ha protagonizado con la falsa identificación de Pilar Juárez, la diplomática española de su contingente que fue dada por muerta y que ahora resulta que se trató de un error de identificación y que no era ella. Le toca, como siempre, a los Estados Unidos, ejercer el papel de “poli duro”, y empezar a utilizar los 10.000 efectivos que ya están en la isla para tratar de mantener un cierto orden, dentro de lo posible. Y es que para los espectadores que, como es mi caso, asistimos con una mezcla de incredulidad y horror a lo que vemos pos la tele cada imagen parece superar en crudeza y miseria a la anterior. Crees que lo has visto todo y de repente un nuevo reportero enfoca su cámara y ... glups, se te vuelve a caer el alma al suelo, y empiezas a pensar porqué ello sí y yo no, y que a parte de dar dinero a una cuenta bancaria no puedes hacer nada, y que no sabes si ese dinero llegará, y las preguntas te asaltan, y otra imagen te bombardea. No se que pensarán ustedes, yo aún no estoy insensibilizado ante tanta tragedia, pero me parece muy difícil de describirla. Los testimonios genérales de los que allí están relatan que jamás habían visto algo así. Es duro decirlo, pero estamos viendo algo nuevo, que hasta ahora nuestros ojos no habían contemplado, y es horrible.
¿Dónde encuentra uno consuelo a esto? En mi caso este fin de semana lo he logrado siendo inmerecidamente agasajado por todo el mundo. El Viernes cené en casa de unos amigos que siempre se desviven por todos los que les visitan y rodean, el Sábado lo hice en una inmejorable compañía en casa de mi amiga JCJ y el Domingo tocó una nueva sesión de maravillosos roscón de reyes y cariño en casa de mi amiga ABG en compañía de otros amigos que fuimos a visitarla. Yo, recibiendo cariños por todas partes, y en Haití los muertos siguen bajo los escombros, y ni ellos ni yo hemos hecho nada para merecer ese destino. No me digan que no es para sentarse a reflexionar y no dejar de preguntarse por qué.
viernes, enero 15, 2010
¿Ha dejado Haití de ser un país?
Si ayer las imágenes que llegaban del desastre de Haití eran individuales, y transmitían en los ojos de una persona o el rotor de un deambulante la crudeza de lo vivido, hoy son colectivas, y en ellas se intuye el hedor ene. que transitan los supervivientes al atravesar calles, o zonas en las que los escombros permiten andar, rodeados de cadáveres. Decenas. Cientos de cuerpos apilados en las esquinas, o alfombrando unos prados que hasta el Miércoles estaban abandonados y ahora son el destino final de un montón de personas anónimas.
Poco a poco se ve que la magnitud del desastre es tan grande como era de imaginar por las primeras noticias, y que el estado en Haití, que ya era tan frágil como su nivel de desarrollo, ha quedado tan destruido como las casas de Puerto Príncipe. Cooperantes que llegan por goteo, técnicos, bomberos, enfermeros.. muchos profesionales venidos de todo el mundo se encuentran al llegar con una situación desbordad en al que no hay luz de noche, el pillaje se extiende y la zona de la capital es lo más parecido a un escenario de Apocalipsis. Se habla de equivalencia con una bomba nuclear o de calles convertidas en morgue. En esta situación los primeros que han tomado un poco el control de la situación son los integrantes del ejército norteamericano que han empezado a llegar a la isla. Creo que la situación es lo suficientemente grave como para usar a Haití como experimento no ya de una cooperación internacional, sino directamente como zona intervenida. Ya antes de este desastre Haití era un fracaso como país, con una población mísera y maltratada por décadas de desgobierno y violencia corrupta. Dadas como están las cosas creo que nos podemos saltar a la torera el principio de no ingerencia, y se puede plantear que el país se convierta en un protectorado de la ONU y sea regido por funcionarios de la organización, pero no se yo sin al ONU está en condiciones de realizar esa labor. Otra opción es que el país sea completamente tomado por los americanos, muy próximos geográficamente, y que se transforme en un estado libre asociado a EE.UU, en un estatus similar al que ahora tiene Puerto Rico, que es independiente pero sólo hasta cierto punto, pero hasta ese momento sería un protectorado del ejército americano, de tal manera que se pudiera canalizar de manera adecuada los donativos que llegan de todas partes y al ayuda material y humana, y en una segunda fase, planificar una reconstrucción del país, la generación de instituciones libres y democráticas y tutelar un proceso de transición a una democracia y procurar en paralelo el desarrollo económico del país. Puede que todo esto suene a chino, y al final Haití, como les pasa a todos, sea sustituido en nuestros telediarios por otras noticias y el olvido caiga sobre ellos, como ha sucedido en muchas otras catástrofes recientes. Sin embargo creo que debemos aprovechar esta ocasión e intentar hacer un buen trabajo. No sólo los cooperantes de la primera semana. Rehacer Haití es un trabajo de años que debe ser llevado a cabo con dedicación y tesón por parte de todos.
Ahora mismo lo importante es rescatar gente de los escombros. Ayer por la tarde, en el metro camino a casa, una joven le iba contando a otra que había logrado contactar con una amiga suya que estaba en el hotel Montana, que se derrumbó. La amiga tenía un brazo y pierna rota, pero estaba bien. Sin embargo contaba que su madre, que debía estar en el momento del derrumbe en alguna planta superior, no había aparecido aún entre los cascotes, y que se temía lo peor, y las amigas se miraban compungidas al comentarlo, y eso tan lejano de Haití, que vemos como si hubiera sucedido en otro planeta, se hacía presente en un vagón de metro a la altura de Sainz de Baranda, en pleno Madrid.
Poco a poco se ve que la magnitud del desastre es tan grande como era de imaginar por las primeras noticias, y que el estado en Haití, que ya era tan frágil como su nivel de desarrollo, ha quedado tan destruido como las casas de Puerto Príncipe. Cooperantes que llegan por goteo, técnicos, bomberos, enfermeros.. muchos profesionales venidos de todo el mundo se encuentran al llegar con una situación desbordad en al que no hay luz de noche, el pillaje se extiende y la zona de la capital es lo más parecido a un escenario de Apocalipsis. Se habla de equivalencia con una bomba nuclear o de calles convertidas en morgue. En esta situación los primeros que han tomado un poco el control de la situación son los integrantes del ejército norteamericano que han empezado a llegar a la isla. Creo que la situación es lo suficientemente grave como para usar a Haití como experimento no ya de una cooperación internacional, sino directamente como zona intervenida. Ya antes de este desastre Haití era un fracaso como país, con una población mísera y maltratada por décadas de desgobierno y violencia corrupta. Dadas como están las cosas creo que nos podemos saltar a la torera el principio de no ingerencia, y se puede plantear que el país se convierta en un protectorado de la ONU y sea regido por funcionarios de la organización, pero no se yo sin al ONU está en condiciones de realizar esa labor. Otra opción es que el país sea completamente tomado por los americanos, muy próximos geográficamente, y que se transforme en un estado libre asociado a EE.UU, en un estatus similar al que ahora tiene Puerto Rico, que es independiente pero sólo hasta cierto punto, pero hasta ese momento sería un protectorado del ejército americano, de tal manera que se pudiera canalizar de manera adecuada los donativos que llegan de todas partes y al ayuda material y humana, y en una segunda fase, planificar una reconstrucción del país, la generación de instituciones libres y democráticas y tutelar un proceso de transición a una democracia y procurar en paralelo el desarrollo económico del país. Puede que todo esto suene a chino, y al final Haití, como les pasa a todos, sea sustituido en nuestros telediarios por otras noticias y el olvido caiga sobre ellos, como ha sucedido en muchas otras catástrofes recientes. Sin embargo creo que debemos aprovechar esta ocasión e intentar hacer un buen trabajo. No sólo los cooperantes de la primera semana. Rehacer Haití es un trabajo de años que debe ser llevado a cabo con dedicación y tesón por parte de todos.
Ahora mismo lo importante es rescatar gente de los escombros. Ayer por la tarde, en el metro camino a casa, una joven le iba contando a otra que había logrado contactar con una amiga suya que estaba en el hotel Montana, que se derrumbó. La amiga tenía un brazo y pierna rota, pero estaba bien. Sin embargo contaba que su madre, que debía estar en el momento del derrumbe en alguna planta superior, no había aparecido aún entre los cascotes, y que se temía lo peor, y las amigas se miraban compungidas al comentarlo, y eso tan lejano de Haití, que vemos como si hubiera sucedido en otro planeta, se hacía presente en un vagón de metro a la altura de Sainz de Baranda, en pleno Madrid.
jueves, enero 14, 2010
Sin respuesta posible
A todos nos va a llegar nuestra hora, el momento en el que abandonaremos este mundo, y lo sabemos, es una de nuestras condenas en al vida, quizás la mayor. A veces ese final llega de manera controlada. Enfermamos, degeneramos, nos hacemos viejos, y poco a poco nos acercamos al final. Otras es de improviso, con accidentes, o asesinatos, pero en general sin que nos hayamos preparado para ese momento de la muerte. Ayer en Haití nadie estaba preparado para lo que sucedió.
Hay muchas imágenes en los periódicos y en Internet de lo que allí ha sucedido. Por ahora son confusas, y muestran cascotes, ruinas y gente desesperada. La información llega desde el país caribeño con cuentagotas y de una manera muy fragmentada, por lo que habrá que esperar algunos días que el personal de los medios de comunicación pueda acceder a Puerto Príncipe y sepamos así como está realmente la situación, pero de momento vivimos gracias a las fotografías. Entre las muchas que existen yo me quedo con la que hoy es portada en El País, en la que se ve a un joven que trata de salir de los escombros en los que, probablemente, se ha transformado su hogar. Algo difuminados, y cubiertos de polvo y sangre, se ven las espaldas de algunos voluntarios, quien sabe si amigos, familiares, vecinos.. en todo caso supervivientes, que tratan de quitar los escombros que se intuye cubren las piernas de la chica. Ella también tiene polvo y suciedad en todo su cuerpo y cara. Los pelos, un conjunto de rastas típicas de la región, aparecen sucios, desordenados, y con toques blancos en medio de ese color granate de gena. Se nota que en al imagen hay prisa, inquietud, urgencia por desenterrar a la chica, que quién sabe si tiene algún miembro roto, probablemente si sufra de fuertes dolores, aprisionada entre cascotes, contenta por estar viva, pero alarmada, desconcertada por lo que ve a su alrededor. Puede que estuviera en casa pasando un rato, en su cuarto leyendo, o mirando cosas en el ordenador. A lo mejor eso era una escuela, en la que estaba estudiando o tomando algo con algunas amigas, o charlando en los pasillos. A lo mejor es una tienda, y la chica había ido de compras para comer algo o a mirar unos escaparates. Fuera lo que fuese ahora no es nada. Sólo ruinas. Polvo y destrucción, y esa chica viva emerge de esos restos, antes dotados de vida, ahora meros contenedores de muerte, ayudada por unas manos desconocidas de las que sólo podemos intuir su esfuerzo y urgencia. Los ojos de la chica están llenos de miedo, angustia, terror a lo que está viendo a su alrededor, desconcierto porque quizás lo último que recuerda es la sonrisa de alguien conocido con el que charlaba, el anodino hilo musical de un comercio o simplemente los pensamientos en los que estaba inmersa, y de repente todo se ha fundido en blanco, como el polvo que le rodea. Todo se ha venido abajo, y en esa mirada, sin que quizás ella sea consciente, al te una pregunta que interroga la cámara, al espectador y a todo el mundo que le rodea. ¿Por qué?.
¿Por qué al país más pobre de América y del Hemisferio Norte le ha pasado eso? ¿Por qué en su ciudad, su barrio, su casa... en su vida? ¿Por qué a ella? Es una pregunta lógica, instintiva, natural, para la que no existe respuesta, para la que el que observa la imagen, en este caso yo mismo, no puedo aportar nada, no puedo decir nada y aún menos puedo hacer para ayudarla. El rostro de esa chica, como resumen de el de otros tantos que veremos a lo largo de estos días, refleja muy bien el dolor, la angustia, y la insoportable inutilidad del sufrimiento, de la tragedia que se ha abatido sobre Haití.
Hay muchas imágenes en los periódicos y en Internet de lo que allí ha sucedido. Por ahora son confusas, y muestran cascotes, ruinas y gente desesperada. La información llega desde el país caribeño con cuentagotas y de una manera muy fragmentada, por lo que habrá que esperar algunos días que el personal de los medios de comunicación pueda acceder a Puerto Príncipe y sepamos así como está realmente la situación, pero de momento vivimos gracias a las fotografías. Entre las muchas que existen yo me quedo con la que hoy es portada en El País, en la que se ve a un joven que trata de salir de los escombros en los que, probablemente, se ha transformado su hogar. Algo difuminados, y cubiertos de polvo y sangre, se ven las espaldas de algunos voluntarios, quien sabe si amigos, familiares, vecinos.. en todo caso supervivientes, que tratan de quitar los escombros que se intuye cubren las piernas de la chica. Ella también tiene polvo y suciedad en todo su cuerpo y cara. Los pelos, un conjunto de rastas típicas de la región, aparecen sucios, desordenados, y con toques blancos en medio de ese color granate de gena. Se nota que en al imagen hay prisa, inquietud, urgencia por desenterrar a la chica, que quién sabe si tiene algún miembro roto, probablemente si sufra de fuertes dolores, aprisionada entre cascotes, contenta por estar viva, pero alarmada, desconcertada por lo que ve a su alrededor. Puede que estuviera en casa pasando un rato, en su cuarto leyendo, o mirando cosas en el ordenador. A lo mejor eso era una escuela, en la que estaba estudiando o tomando algo con algunas amigas, o charlando en los pasillos. A lo mejor es una tienda, y la chica había ido de compras para comer algo o a mirar unos escaparates. Fuera lo que fuese ahora no es nada. Sólo ruinas. Polvo y destrucción, y esa chica viva emerge de esos restos, antes dotados de vida, ahora meros contenedores de muerte, ayudada por unas manos desconocidas de las que sólo podemos intuir su esfuerzo y urgencia. Los ojos de la chica están llenos de miedo, angustia, terror a lo que está viendo a su alrededor, desconcierto porque quizás lo último que recuerda es la sonrisa de alguien conocido con el que charlaba, el anodino hilo musical de un comercio o simplemente los pensamientos en los que estaba inmersa, y de repente todo se ha fundido en blanco, como el polvo que le rodea. Todo se ha venido abajo, y en esa mirada, sin que quizás ella sea consciente, al te una pregunta que interroga la cámara, al espectador y a todo el mundo que le rodea. ¿Por qué?.
¿Por qué al país más pobre de América y del Hemisferio Norte le ha pasado eso? ¿Por qué en su ciudad, su barrio, su casa... en su vida? ¿Por qué a ella? Es una pregunta lógica, instintiva, natural, para la que no existe respuesta, para la que el que observa la imagen, en este caso yo mismo, no puedo aportar nada, no puedo decir nada y aún menos puedo hacer para ayudarla. El rostro de esa chica, como resumen de el de otros tantos que veremos a lo largo de estos días, refleja muy bien el dolor, la angustia, y la insoportable inutilidad del sufrimiento, de la tragedia que se ha abatido sobre Haití.
miércoles, enero 13, 2010
Terremoto en Haití
Ayer cuando me fui a la cama y apagué la radio las noticias ya recogían como primicia que se había producido un terremoto en Haití, pero eran relatos confusos los que llegaban a las redacciones los provenientes de un país de por sí golpeado por la miseria y carente de medios parea casi todo. Se declaraba a esas horas una alerta por tsunami, que afortunadamente ahora miso ya se ha desactivado y que no ha tenido que registrar ola alguna en el resto del Caribe. Sin embargo, lo sucedido en Haití parece tan grave como lo muestran las imágenes que ya están en las webs.
Esas imágenes, que aún no poseen la voz de corresponsales locales, muestran edificios derruidos o a punto de desplomarse, calles desiertas llenas de cascotes y escombros, postes de la luz y farolas arrancadas de cuajo, miradores y balcones sobre las aceras, coches sepultados entre bloques de hormigón y ladrillos... el horroroso panorama que habitualmente sigue a un terremoto. Lo que no se ve por ahora pero se intuye, y es mucho más grave, son las víctimas. En Puerto Príncipe, la capital de un país mísero donde los haya, es de suponer que serán muchas las personas que han muerto o resultado heridas por una catástrofe semejante, que habrá reducido barrios enteros, de construcciones endebles y paupérrimas en muchos caso a simples montones de escombros ordenados por calles. La imagen del palacio presidencial es todo un poema, y ver como ese edificio blanco, con aspecto de pequeño pastel de bodas está derrumbado sobre sí mismo, como un pastel cuyo bizcocho se ha caído de flojera muestra como han podido quedar otras construcciones del país. Ahora vendrán esos movimientos de solidaridad internacional que llenan portadas y telediarios pero que realmente no se si sirven para algo y son sólo una mera gota de agua en medio del desierto. Haití es el país más pobre de América, con unos niveles de vida inimaginables para los occidentales como nosotros, que carece no sólo de las cosas materiales más básicas, sino también de seguridad. Durante décadas ha sido regido por dictaduras más o menos salvajes, al igual que su vecino de isla, la República Dominicana, pero si los dominicanos han logrado salir poco a poco de su pozo, y apoyados en el turismo tratan de elevar sus niveles de vida, que siguen siendo bajos, no lo olvidemos, en Haití el agujero de la historia le ha absorbido de una manera de la que parece que no es posible que escape. La última vez que Haití salió en las noticias en España fue hace ya algunos años cuando Guardias Civiles fueron enviados en misión de la ONU para estabilizar el país, que vivía otra ola de represión gubernamental y disturbios. En esa época murió en sus calles el corresponsal de Antena 3 Ricardo Ortega, desplazado al lugar para seguir los disturbios que se sucedían en Puerto Príncipe. Con u cadáver de vuelta Haití desapareció de los titulares y nuestras mentes, y hoy resurge con la imagen de muerte y destrucción que llena nuestras pantallas.
Al ver en la tele el pastel de merengue caído del palacio presidencial que antes comentaba me he acordado de los muchos años en los que la dinastía de los Duvalier, padre e hijo, pap Doc y Baby Doc los apodaban, dominaron ese país a lo largo del siglo pasado, y como fueron depuestos por un golpe de estado al que siguió otro,y otro.... Cuanto sufrimiento y dolor fue gestionado desde esas paredes, que ahora yacen en el suelo, agrietadas y ruinosas como gran parte de la ciudad en la que se encuentra el edificio. Todo un símbolo de lo que ha sufrido el país a lo largo de los años y del castigo adicional que le toca ahora penar. Muy triste.
Esas imágenes, que aún no poseen la voz de corresponsales locales, muestran edificios derruidos o a punto de desplomarse, calles desiertas llenas de cascotes y escombros, postes de la luz y farolas arrancadas de cuajo, miradores y balcones sobre las aceras, coches sepultados entre bloques de hormigón y ladrillos... el horroroso panorama que habitualmente sigue a un terremoto. Lo que no se ve por ahora pero se intuye, y es mucho más grave, son las víctimas. En Puerto Príncipe, la capital de un país mísero donde los haya, es de suponer que serán muchas las personas que han muerto o resultado heridas por una catástrofe semejante, que habrá reducido barrios enteros, de construcciones endebles y paupérrimas en muchos caso a simples montones de escombros ordenados por calles. La imagen del palacio presidencial es todo un poema, y ver como ese edificio blanco, con aspecto de pequeño pastel de bodas está derrumbado sobre sí mismo, como un pastel cuyo bizcocho se ha caído de flojera muestra como han podido quedar otras construcciones del país. Ahora vendrán esos movimientos de solidaridad internacional que llenan portadas y telediarios pero que realmente no se si sirven para algo y son sólo una mera gota de agua en medio del desierto. Haití es el país más pobre de América, con unos niveles de vida inimaginables para los occidentales como nosotros, que carece no sólo de las cosas materiales más básicas, sino también de seguridad. Durante décadas ha sido regido por dictaduras más o menos salvajes, al igual que su vecino de isla, la República Dominicana, pero si los dominicanos han logrado salir poco a poco de su pozo, y apoyados en el turismo tratan de elevar sus niveles de vida, que siguen siendo bajos, no lo olvidemos, en Haití el agujero de la historia le ha absorbido de una manera de la que parece que no es posible que escape. La última vez que Haití salió en las noticias en España fue hace ya algunos años cuando Guardias Civiles fueron enviados en misión de la ONU para estabilizar el país, que vivía otra ola de represión gubernamental y disturbios. En esa época murió en sus calles el corresponsal de Antena 3 Ricardo Ortega, desplazado al lugar para seguir los disturbios que se sucedían en Puerto Príncipe. Con u cadáver de vuelta Haití desapareció de los titulares y nuestras mentes, y hoy resurge con la imagen de muerte y destrucción que llena nuestras pantallas.
Al ver en la tele el pastel de merengue caído del palacio presidencial que antes comentaba me he acordado de los muchos años en los que la dinastía de los Duvalier, padre e hijo, pap Doc y Baby Doc los apodaban, dominaron ese país a lo largo del siglo pasado, y como fueron depuestos por un golpe de estado al que siguió otro,y otro.... Cuanto sufrimiento y dolor fue gestionado desde esas paredes, que ahora yacen en el suelo, agrietadas y ruinosas como gran parte de la ciudad en la que se encuentra el edificio. Todo un símbolo de lo que ha sufrido el país a lo largo de los años y del castigo adicional que le toca ahora penar. Muy triste.
martes, enero 12, 2010
Simon y Garfunkel deben estar alucinando
Con lo oportunistas que son las cadenas de televisión no entiendo como aún ninguna de ellas ha programado la película de El graduado. Recordemos que en este bonito filme un adolescente Dustin Hoffman es seducido por la madre de la chica a la que ama, interpretada por Anne Brancoft. Frente a la tradicional historia de madurito asaltacunas tipo lolita, el graduado presenta un personaje femenino dotado igualmente de ambición y lujuria por la carne fresca, lo que suscitó un cierto escándalo en su momento. En la película, ese personaje femenino se llama Mrs Robinson.
Esto viene a cuento porque en Irlanda del norte se ha organizado una fenomenal bronca política por los cuernos que la señora Robinson le ha puesto a su marido, que ocupa el cargo de Primer Ministro en esa región tan convulsa, y que han acabado con la extraña decisión de que el señor Robinson cese temporalmente de sus funciones hasta que el escándalo se apacigüe. La señora Robinson, de nombre Iris, poseedora también de cargos electos en la región, presentaba ante la opinión pública una imagen intachable según algunos cánones. Conservadora a ultranza, religiosa convencida, opuesta a los matrimonios gays, Iris era al típica imagen de la tradición religiosa irlandesa. Sin embargo bajo esa fachada se escondía un lujurioso volcán, haciendo honor a esa idea de que cuanto más santas parecen. Más putillas pueden llegar a ser. A escondidas de su marido Iris mantenía un romance con Kirk McCambley, un joven de 19 años, 39 menos que ella. Además, iris se la arregló para, desde su posición, desviar fondos, estimados por ahora en unas 50.000 libras, para que su novio Kirk pudiera montar un bar, lo cual ya sí es un delito que traspasa la alcoba y entra en el juzgado. Así, la imagen del matrimonio Robinson, unidos como uña y carne en la política y en la cama escondía una suculenta historia de infidelidades, engaños y delitos. Se ha llegado a publicar incluso que la señora Robinson mantuvo una relación con el padre de Kirk, sin que ni éste lo supiera, ni por su puesto su marido, que todos confiamos que se enterase de lo que ocurría con el presupuesto de su región, porque está claro de que era ciego respecto a lo que pasaba en su vida privada. Como los rumores son libres en breve empezarán a aparecer amantes, ciertos o inventados, que más da, que asegurarán haberse acostado con Iris a cambio de unas pintas de cerveza, o que ella celebraba San Patricio con unos ligueros verdes y bailando entre espuma de cerveza frente a un grupo de adolescentes a su alrededor en una tasca con el sonido de violines y arpas celtas de fondo. Una vez abierta la veda todo es posible, y al final la carrera política del señor Robinson amenaza con irse a la quiebra. Es paradójico, pero no va a ser ni el ira, ni los paramilitares unionistas ni las marchas de los pirados de la orden de orange lo que pueda desestabilizar Irlanda del norte, no. El ansia de la señora Robinson puede ser más peligrosa que un terrorista con una metralleta. Alucinante.
Las últimas crónicas cuentan que la señora Robinson está internada en un psiquiátrico de Belfast, y es una pena, porque de ser la historia al revés, con igual dosis de cachondeo, no creo que hubiera acabado así. Imagínense que es el marido el infiel, no se, por ejemplo... pongamos a Bill Clinton, y es ella la engañada con, digamos, una becaria...... ¿Les suena? Si obviamos el hecho del desvío de fondos, al historia es bastante simétrica, pero Bill Clinton sigue hoy en día cobrando un pastón por sus conferencias, y sospecho que la señora Robinson, de momento, no se va a hacer de oro con todo esto. Y luego dicen que la política es aburrida.
Esto viene a cuento porque en Irlanda del norte se ha organizado una fenomenal bronca política por los cuernos que la señora Robinson le ha puesto a su marido, que ocupa el cargo de Primer Ministro en esa región tan convulsa, y que han acabado con la extraña decisión de que el señor Robinson cese temporalmente de sus funciones hasta que el escándalo se apacigüe. La señora Robinson, de nombre Iris, poseedora también de cargos electos en la región, presentaba ante la opinión pública una imagen intachable según algunos cánones. Conservadora a ultranza, religiosa convencida, opuesta a los matrimonios gays, Iris era al típica imagen de la tradición religiosa irlandesa. Sin embargo bajo esa fachada se escondía un lujurioso volcán, haciendo honor a esa idea de que cuanto más santas parecen. Más putillas pueden llegar a ser. A escondidas de su marido Iris mantenía un romance con Kirk McCambley, un joven de 19 años, 39 menos que ella. Además, iris se la arregló para, desde su posición, desviar fondos, estimados por ahora en unas 50.000 libras, para que su novio Kirk pudiera montar un bar, lo cual ya sí es un delito que traspasa la alcoba y entra en el juzgado. Así, la imagen del matrimonio Robinson, unidos como uña y carne en la política y en la cama escondía una suculenta historia de infidelidades, engaños y delitos. Se ha llegado a publicar incluso que la señora Robinson mantuvo una relación con el padre de Kirk, sin que ni éste lo supiera, ni por su puesto su marido, que todos confiamos que se enterase de lo que ocurría con el presupuesto de su región, porque está claro de que era ciego respecto a lo que pasaba en su vida privada. Como los rumores son libres en breve empezarán a aparecer amantes, ciertos o inventados, que más da, que asegurarán haberse acostado con Iris a cambio de unas pintas de cerveza, o que ella celebraba San Patricio con unos ligueros verdes y bailando entre espuma de cerveza frente a un grupo de adolescentes a su alrededor en una tasca con el sonido de violines y arpas celtas de fondo. Una vez abierta la veda todo es posible, y al final la carrera política del señor Robinson amenaza con irse a la quiebra. Es paradójico, pero no va a ser ni el ira, ni los paramilitares unionistas ni las marchas de los pirados de la orden de orange lo que pueda desestabilizar Irlanda del norte, no. El ansia de la señora Robinson puede ser más peligrosa que un terrorista con una metralleta. Alucinante.
Las últimas crónicas cuentan que la señora Robinson está internada en un psiquiátrico de Belfast, y es una pena, porque de ser la historia al revés, con igual dosis de cachondeo, no creo que hubiera acabado así. Imagínense que es el marido el infiel, no se, por ejemplo... pongamos a Bill Clinton, y es ella la engañada con, digamos, una becaria...... ¿Les suena? Si obviamos el hecho del desvío de fondos, al historia es bastante simétrica, pero Bill Clinton sigue hoy en día cobrando un pastón por sus conferencias, y sospecho que la señora Robinson, de momento, no se va a hacer de oro con todo esto. Y luego dicen que la política es aburrida.
lunes, enero 11, 2010
Lo peor está por llegar...
¿Cuántas veces hemos oído esa frase a lo largo de los últimos días? La escena era siempre parecida, y en ella una corresponsal, joven, probablemente becaria subcontratada, era abandonada a las afueras de Franganillo del Páramo Tenebroso, en una provincia perdida del norte de España, y rodeada de nieve, ventisca, y con tiritona en la voz, decía eso de que “las condiciones hoy aquí son muy duras pero lo peor está por llegar, porque para mañana se espera aún más frío” y con el pelo agitado frente a al cara trataba de hacerse ver pese a que la nieve le seguía golpeando con furia.
Temporal lo que se dice temporal lo hemos tenido. No es de los muy gordos, pero sí de los que en los ochenta eran más habituales y que, después de unos inviernos muy templados, aunque el anterior ya fue duro, nos ha pillado de pleno con la guardia baja. Ha nevado en Sevilla, unos copos que no se prodigan nada por allí, pero que la montaña de Castellón esté cubierta de nieve o que en Castilla y león haga un frío diabólico es lo normal, o que en la cornisa cantábrica caiga una de las gordas. Cuando yo estudiaba en la EGB era normal que perdiéramos algunos días de clase por nieve. Hubo un año, no se si fue 1985 o 1986, pero por ahí andaba, en el que cayó una gran nevada el Domingo por la noche, justo antes de empezar las clases tras las fiestas navideñas. Esa nevada que sale en la películas americanas por la que todos los niños rezan, pues esa. Cayó, bloqueó Elorrio y alrededores y nos quedamos sin clase una semana. A escala, hoy en Madrid se han suspendido las clases, sobre todo para evitar accidentes con los autobuses de transporte escolar, así que niños y mayores tienen un día extra de fiesta, lo cual agradecerán todos, y será motivo más que suficiente para hacer bolas y guerras en la nieve en una ciudad que ahora parece tener sus calles principales abiertas, pero que luce unos jardines y tejados completamente blancos. Menos mal que en Madrid no nevaba, porque estos últimos años no deja de hacerlo. Al menos esta vez las autoridades han sido previsoras, se han comportado como deben y, aunque es cierto que ha caído menos, han evitado desastres como el que se organizó el año pasado justo por estas fechas, cuando se colapsó Barajas, los accesos a la ciudad eran ratoneras y los coches y autobuses bailaban la danza del hielo sobre unas carreteras que no servían para nada. Supongo que Maleni Álvarez, la anterior e incompetente Ministra de Fomento, debe estar rabiando al ver como su sucesor José Blanco no ha resbalado en la misma acera en la que ella se cayó víctima de la nieve. Me la imagino como una bruja frente al espejo, implorando que lleguen nuevas nevadas que colapsen al ciudad y pueda sacar pecho diciendo eso de “qué, ahora qué” pero esta vez parece que la situación está controlada, y Blanco, haciendo honor a su apellido, sale de este episodio inmaculado.
¿Y qué hay de nuestra corresponsal de Franganillo del Páramo Tenebroso? Confío en que haya pasado una noche cubierta de mantas y abrigos, porque en los telediarios matinales y en los programas esos de “Franganillo directo” van a conectar un montón de veces con ella y se va a estar toda la mañana en medio de la nieve. Parece que, al menos, ahora podrá decir algo tan deseado como que “lo peor ya ha pasado”... para el tiempo pensará, “no para mis pies, piernas y mofletes, que ya no puedo con el frío que hace aquí, XXXX” soltará fuera de cámara, y con un poco de mala suerte le sacarán en un zapping.
Temporal lo que se dice temporal lo hemos tenido. No es de los muy gordos, pero sí de los que en los ochenta eran más habituales y que, después de unos inviernos muy templados, aunque el anterior ya fue duro, nos ha pillado de pleno con la guardia baja. Ha nevado en Sevilla, unos copos que no se prodigan nada por allí, pero que la montaña de Castellón esté cubierta de nieve o que en Castilla y león haga un frío diabólico es lo normal, o que en la cornisa cantábrica caiga una de las gordas. Cuando yo estudiaba en la EGB era normal que perdiéramos algunos días de clase por nieve. Hubo un año, no se si fue 1985 o 1986, pero por ahí andaba, en el que cayó una gran nevada el Domingo por la noche, justo antes de empezar las clases tras las fiestas navideñas. Esa nevada que sale en la películas americanas por la que todos los niños rezan, pues esa. Cayó, bloqueó Elorrio y alrededores y nos quedamos sin clase una semana. A escala, hoy en Madrid se han suspendido las clases, sobre todo para evitar accidentes con los autobuses de transporte escolar, así que niños y mayores tienen un día extra de fiesta, lo cual agradecerán todos, y será motivo más que suficiente para hacer bolas y guerras en la nieve en una ciudad que ahora parece tener sus calles principales abiertas, pero que luce unos jardines y tejados completamente blancos. Menos mal que en Madrid no nevaba, porque estos últimos años no deja de hacerlo. Al menos esta vez las autoridades han sido previsoras, se han comportado como deben y, aunque es cierto que ha caído menos, han evitado desastres como el que se organizó el año pasado justo por estas fechas, cuando se colapsó Barajas, los accesos a la ciudad eran ratoneras y los coches y autobuses bailaban la danza del hielo sobre unas carreteras que no servían para nada. Supongo que Maleni Álvarez, la anterior e incompetente Ministra de Fomento, debe estar rabiando al ver como su sucesor José Blanco no ha resbalado en la misma acera en la que ella se cayó víctima de la nieve. Me la imagino como una bruja frente al espejo, implorando que lleguen nuevas nevadas que colapsen al ciudad y pueda sacar pecho diciendo eso de “qué, ahora qué” pero esta vez parece que la situación está controlada, y Blanco, haciendo honor a su apellido, sale de este episodio inmaculado.
¿Y qué hay de nuestra corresponsal de Franganillo del Páramo Tenebroso? Confío en que haya pasado una noche cubierta de mantas y abrigos, porque en los telediarios matinales y en los programas esos de “Franganillo directo” van a conectar un montón de veces con ella y se va a estar toda la mañana en medio de la nieve. Parece que, al menos, ahora podrá decir algo tan deseado como que “lo peor ya ha pasado”... para el tiempo pensará, “no para mis pies, piernas y mofletes, que ya no puedo con el frío que hace aquí, XXXX” soltará fuera de cámara, y con un poco de mala suerte le sacarán en un zapping.
viernes, enero 08, 2010
Vuelve el miedo que nunca se fue
Si ha habido una noticia que ha dominado estas navidades, además de la lluvia en España, ha sido el frustrado atentado terrorista que pretendía volar un avión que iba rumbo al aeropuerto norteamericano de Detroit. Umar Farouk Abdul Mutallab, que así de sencillo es el nombre del presunto terrorista, llevaba consigo un paquete de explosivo plástico, sito en sus genitales, y fue detenido por otros pasajeros cunado trataba de introducirse el detonador y eso generó un pequeño incendio. De origen muy rico en su Nigeria natal, Umar ha dejado dos cosas muy claras.
Una, de la que más se habla pero que me parece la menos relevante, es que las medidas de seguridad aeroportuaria, los protocolos de intervención, los registros, cacheos, las agencias de inteligencia y seguridad, y demás procedimientos con que nos hemos dotado para combatir la amenaza terrorista en el transporte aéreo han fracasado estrepitosamente. Ahora estamos debatiendo sobre ese fracaso, pero si Umar no hubiera fallado con el detonador, y estuvo apunto de no hacerlo, hubiéramos tenido más de doscientos muertos sobre la pista de Detroit el día de Navidad, y el miedo que ahora ha resurgido sería pánico en unas fechas críticas, y pondría a Obama frente al problema terrorista de la manera más cruda y cruel posible, y es probable que el debate no fuese sobre aeropuertos, sino sobre qué objetivos bombardear en Yemen. Se habla ahora de la instalación de escáneres de cuerpo entero en los aeropuertos, que permiten generar una imagen tridimensional de los pasajeros (es una manera muy moderna de desnudarlos) y saber que llevan consigo bajo sus ropas. No se si esos escáneres hubieran sido útiles en el caso del vuelo navideño de Detroit, pero si suponemos que lo son, implantarlos en todos los aeropuertos internacionales del mundo, y contratar al personal especializado que sea capaz de interpretar esas imágenes supone un coste económico y de tiempo que no soy capa de imaginar. Pueden estar en toda Europa, pero si sube un pasajero a un avión en el, pongamos, aeropuerto internacional de Bangalore y allí no está el escáner y lleva la bomba no ha servido de nada el esfuerzo europeo. Además en el caso de Umar lo que ha fallado no ha sido sólo el chequeo del aeropuerto, no. La CIA y otros organismos de seguridad internacionales tenías sospechas sobre este individuo, estaban sobre aviso, y su trabajo de filtrado, análisis y alerta en base a la información que poseía se ha mostrado inoperante. Toda la estructura de seguridad norteamericana ha fallado. Eso es más grave que los escáneres. Obama lo ha dicho muy claro, y se señala como responsable último de este fallo, lo que es encomiable en contraste con la desafección de la responsabilidad que tanto se lleva en España, pero no es suficiente. Resulta evidente que la CIA y el resto de organismos, además de descoordinados y estar rivalizando continuamente unos contra otros, no están preparados mentalmente como para hacer frente a la hidra islamista que sigue ahí. Los fallos de estructura y percepción que reveló el informe del 11S no se han corregido, y son graves, y se que difíciles de solventar, pero debe hacerse algo al respecto.
La otra cosa que Umar ha dejado muy clara, y de la que no se habla mucho, y es la importante, es que eso que llamamos Al Queda no se ha ido. Sigue ahí y seguirá mucho mucho mucho tiempo. Por mucho que mejoremos los escáneres algo inventarán para atacar, y si los aviones son imposibles lo harán en esos trenes que no tienen control alguno, o barcos carentes de arcos de seguridad. Elegía El Correo de Bilbao como portada de su suplemento de la década (que no se cumple en 2010) la imagen de un hombre cayendo de la torres gemelas, como símbolo de los tiempos. Hoy, nueve años después, y cientos de cadáveres repartidos por todo el mundo, parece que hemos aprendido poco sobre la amenaza que se cierne sobre nosotros.
Una, de la que más se habla pero que me parece la menos relevante, es que las medidas de seguridad aeroportuaria, los protocolos de intervención, los registros, cacheos, las agencias de inteligencia y seguridad, y demás procedimientos con que nos hemos dotado para combatir la amenaza terrorista en el transporte aéreo han fracasado estrepitosamente. Ahora estamos debatiendo sobre ese fracaso, pero si Umar no hubiera fallado con el detonador, y estuvo apunto de no hacerlo, hubiéramos tenido más de doscientos muertos sobre la pista de Detroit el día de Navidad, y el miedo que ahora ha resurgido sería pánico en unas fechas críticas, y pondría a Obama frente al problema terrorista de la manera más cruda y cruel posible, y es probable que el debate no fuese sobre aeropuertos, sino sobre qué objetivos bombardear en Yemen. Se habla ahora de la instalación de escáneres de cuerpo entero en los aeropuertos, que permiten generar una imagen tridimensional de los pasajeros (es una manera muy moderna de desnudarlos) y saber que llevan consigo bajo sus ropas. No se si esos escáneres hubieran sido útiles en el caso del vuelo navideño de Detroit, pero si suponemos que lo son, implantarlos en todos los aeropuertos internacionales del mundo, y contratar al personal especializado que sea capaz de interpretar esas imágenes supone un coste económico y de tiempo que no soy capa de imaginar. Pueden estar en toda Europa, pero si sube un pasajero a un avión en el, pongamos, aeropuerto internacional de Bangalore y allí no está el escáner y lleva la bomba no ha servido de nada el esfuerzo europeo. Además en el caso de Umar lo que ha fallado no ha sido sólo el chequeo del aeropuerto, no. La CIA y otros organismos de seguridad internacionales tenías sospechas sobre este individuo, estaban sobre aviso, y su trabajo de filtrado, análisis y alerta en base a la información que poseía se ha mostrado inoperante. Toda la estructura de seguridad norteamericana ha fallado. Eso es más grave que los escáneres. Obama lo ha dicho muy claro, y se señala como responsable último de este fallo, lo que es encomiable en contraste con la desafección de la responsabilidad que tanto se lleva en España, pero no es suficiente. Resulta evidente que la CIA y el resto de organismos, además de descoordinados y estar rivalizando continuamente unos contra otros, no están preparados mentalmente como para hacer frente a la hidra islamista que sigue ahí. Los fallos de estructura y percepción que reveló el informe del 11S no se han corregido, y son graves, y se que difíciles de solventar, pero debe hacerse algo al respecto.
La otra cosa que Umar ha dejado muy clara, y de la que no se habla mucho, y es la importante, es que eso que llamamos Al Queda no se ha ido. Sigue ahí y seguirá mucho mucho mucho tiempo. Por mucho que mejoremos los escáneres algo inventarán para atacar, y si los aviones son imposibles lo harán en esos trenes que no tienen control alguno, o barcos carentes de arcos de seguridad. Elegía El Correo de Bilbao como portada de su suplemento de la década (que no se cumple en 2010) la imagen de un hombre cayendo de la torres gemelas, como símbolo de los tiempos. Hoy, nueve años después, y cientos de cadáveres repartidos por todo el mundo, parece que hemos aprendido poco sobre la amenaza que se cierne sobre nosotros.
jueves, enero 07, 2010
Sintiéndome como un Rey Mago
Ayer, por avatares del destino, me toco hacer en parte de rey mago, o de mascota de varias casas, porque estuve toda la tarde danzando para, en primer lugar, ir a comer a casa de JBH y AAI, en lo que ya se ha convertido en una especie de gozosa tradición navideña, y luego me fue a visitar a mi amiga ABG, que aún está algo convaleciente de su enfermedad. A ambas casas llevé libros y en todas ellas comí roscón, y me sentí en algún momento demasiado agasajado y en parte, incapaz de devolver tanta atención y generosidad.
JBH y AAI, marido y mujer, amigo y amiga mío, viven en lo que vulgarmente se dice el quinto pino, una urbanización de pisos construida en la tierra de nadie que separa Alcorcón y Móstoles, y en la que hay que andar mucho o que te lleven en coche desde la parada de cercanías para poder llegar hasta su hogar, uno de esos pisos grandes que se levantan en bloques anodinos que rodean el extrarradio de Madrid. Ambos estaban ayer constipados, no así la tía de JBH, que a punto de jubilarse mostraba una alegría vital que para sí la quisieran muchos de mi edad o menos. Los dos perros del matrimonio, Linda y Noemí, blanco y negro, estaban dando vueltas por todas partes, y menos mal que eran pequeños, pero a mi no se me dejaba de hacer raro tener un chucho debajo de la silla o recorriendo el salón como si nada. La comida estuvo buenísima y la única pega es que AAI estaba todo el tiempo levantándose y yendo a la cocina, por lo que era algo intermitente le poder disfrutar de su compañía. Con el roscón me dieron un regalo, un libro, que casualidad de la vida, era el mismo que yo les llevaba comprados a ellos, el Invictus de John Carlin, cuya película, rodada por Clint Eastwood, se estrena en breve en España. Yo lo escogí porque a JBH le gusta mucho el fútbol, y quería regalarle algo deportivo, que no fuese de fútbol, y que tuviera contenido e historia por detrás. Espero que les guste. En la sobremesa me tuve que ir para la segunda cita de la tarde, y JBH me llevó en coche con la intención de alcanzar al estación de cercanías de Getafe industrial. Como suele suceder en estos casos, y pese al plano, nos perdimos, y al final de muchos vericuetos acabamos en Pinto, donde yo abandoné a JBH y cogí el cercanías camino a Aranjuez, donde me esperaba ABG. Me subió en coche hasta la urbanización de chalets donde viven sus padres y está su casa de toda al vida, y desde la que se debe vislumbrar una vista de la vega de Aranjuez portentosa. Pese a ser de noche se veían luces muy lejanas y una amplitud que de día debe prometer un gratificante espectáculo. Estuve un buen rato de provechosa, emotiva y cariñosa charla con ella, que aún está recuperándose de una enfermedad que la tiene de baja y alejada de su San Francisco del alma. Su madre, muy atenta, nos dejó el último pedazo que quedaba del último roscón de reyes que había hecho, y que estaba muy bueno, por lo que ayer desayuné, comí y cené roscón. Sin duda, un día muy dulce, y lo de menos es por el postre.
A ABG también le regalé un libro, que espero que le guste, pero que no le sonaba de nada. A eso de las 21:00 llegamos de vuelta a al estación, me despedía de ella deseándole lo mejor y a las 21:30 cogí el cercanías rumbo a Madrid. En el viaje de vuelta iba pensando, entre otras cosas, en cuantas personas de distintas casas habían trabajado ayer para que yo y otros nos sintiéramos como reyes, agasajados y honrados. No creo que sea capaz de devolver tanta atención como la recibida ni a JBH, ni a AAI ni a ABG ni a sus familias y mascotas, pero al menos, pese a lo poco que eso es, desde aquí no puedo decir nada más que GRACIAS.
JBH y AAI, marido y mujer, amigo y amiga mío, viven en lo que vulgarmente se dice el quinto pino, una urbanización de pisos construida en la tierra de nadie que separa Alcorcón y Móstoles, y en la que hay que andar mucho o que te lleven en coche desde la parada de cercanías para poder llegar hasta su hogar, uno de esos pisos grandes que se levantan en bloques anodinos que rodean el extrarradio de Madrid. Ambos estaban ayer constipados, no así la tía de JBH, que a punto de jubilarse mostraba una alegría vital que para sí la quisieran muchos de mi edad o menos. Los dos perros del matrimonio, Linda y Noemí, blanco y negro, estaban dando vueltas por todas partes, y menos mal que eran pequeños, pero a mi no se me dejaba de hacer raro tener un chucho debajo de la silla o recorriendo el salón como si nada. La comida estuvo buenísima y la única pega es que AAI estaba todo el tiempo levantándose y yendo a la cocina, por lo que era algo intermitente le poder disfrutar de su compañía. Con el roscón me dieron un regalo, un libro, que casualidad de la vida, era el mismo que yo les llevaba comprados a ellos, el Invictus de John Carlin, cuya película, rodada por Clint Eastwood, se estrena en breve en España. Yo lo escogí porque a JBH le gusta mucho el fútbol, y quería regalarle algo deportivo, que no fuese de fútbol, y que tuviera contenido e historia por detrás. Espero que les guste. En la sobremesa me tuve que ir para la segunda cita de la tarde, y JBH me llevó en coche con la intención de alcanzar al estación de cercanías de Getafe industrial. Como suele suceder en estos casos, y pese al plano, nos perdimos, y al final de muchos vericuetos acabamos en Pinto, donde yo abandoné a JBH y cogí el cercanías camino a Aranjuez, donde me esperaba ABG. Me subió en coche hasta la urbanización de chalets donde viven sus padres y está su casa de toda al vida, y desde la que se debe vislumbrar una vista de la vega de Aranjuez portentosa. Pese a ser de noche se veían luces muy lejanas y una amplitud que de día debe prometer un gratificante espectáculo. Estuve un buen rato de provechosa, emotiva y cariñosa charla con ella, que aún está recuperándose de una enfermedad que la tiene de baja y alejada de su San Francisco del alma. Su madre, muy atenta, nos dejó el último pedazo que quedaba del último roscón de reyes que había hecho, y que estaba muy bueno, por lo que ayer desayuné, comí y cené roscón. Sin duda, un día muy dulce, y lo de menos es por el postre.
A ABG también le regalé un libro, que espero que le guste, pero que no le sonaba de nada. A eso de las 21:00 llegamos de vuelta a al estación, me despedía de ella deseándole lo mejor y a las 21:30 cogí el cercanías rumbo a Madrid. En el viaje de vuelta iba pensando, entre otras cosas, en cuantas personas de distintas casas habían trabajado ayer para que yo y otros nos sintiéramos como reyes, agasajados y honrados. No creo que sea capaz de devolver tanta atención como la recibida ni a JBH, ni a AAI ni a ABG ni a sus familias y mascotas, pero al menos, pese a lo poco que eso es, desde aquí no puedo decir nada más que GRACIAS.
martes, enero 05, 2010
Una imagen del futuro
Ayer, con una ceremonia faustuosa digna de los tiempos que lo imaginaron y no de los de la crisis actual, fue inaugurado el Buró Dubai, el edificio más alto del mundo. Bautizado como Buró califa, la torre Califa homenajea así al emir de Abu Dhabi que ha salido a rescatar financieramente a su vecino Dubai, por lo que la torre no es ajena a estos tiempos de penurias. Sin embargo sus dimensiones exceden todo lo conocido, y con su altura final, 828 metros, rompe todos los records existentes en altura, sean edificación o estructuras. No hay nada igual en el mundo. Nada.
¿Cuánto son 828 metros de altura? Evidentemente mucho, pero pondré algunas comparaciones para que el lector pueda no hacerse a la idea, que es difícil, pero si echarse a temblar. El edificio más alto de España es la torre Caja Madrid, del complejo CTBA de Madrid, que con sus 250 metros no llega ni a la tercera parte de la altura de ese coloso. Torre Picasso, también en Madrid, tiene 157 metros de altura, por lo que habría que colocar seis torres una encima de la otra para alcanzar el techo de Dubai. 6 Torres!!!!. Si viven en Bilbao conocerán la torre del BBVA, que con sus 88 metros era hasta hace poco el techo de la ciudad. La de Dubai equivale a casi 10 torres de BBVA puestas una encima de la otra. Ahora que en Abandoibarra crece el mascarón de proa de la torre Iberdrola, que esta previsto que llegue a los 160 metros de altura, imagínensela multiplicada por seis, como Torre Picasso.... sí se que es difícil de imaginar. Para un lector que esté en Elorrio, la altura de la torre de la iglesia, enorme y preciosa, llega hasta los sesenta metros, por lo que serían cerca de catorce torres una encima de otra las que habría que colocar para igualar al monstruo, aunque una comparativa más fácil de entender sería que suponemos la torre de Dubai en la plaza, sita a 200 metros sobre el nivel del mar, su altura sería equivalente a la punta de Udalaitz, con sus poco más de mil metros de altura. Alucinante, verdad? Podríamos así ir ciudad por ciudad cogiendo sus monumentos emblemáticos y multiplicándolos hasta casi el infinito. Y no sólo en España. Los trescientos metros de la torre Eiffel son poco más que la tercera parte de todo el complejo, y las destruidas y santas torres gemelas, con sus 410 metros de altura aproximadamente, eran prácticamente la mitad de esta torre de Dubai. Sí, las torres gemelas del WTC puestas una encima de la otra equivaldrían al portento que se eleva sobre las arenas del desierto arábigo. Cifras, comparaciones, imágenes... lo que quieran, pero a mi que los rascacielos me encantan, que trabajo en una planta 19 a unos 80 metros del suelo sobre Madrid y la tengo a mis pies, y día tras día esta altura y vista me siguen pareciendo fascinantes no soy capaz de calibrar las dimensiones de algo como lo que han hecho en Dubai. Simplemente se me escapa. He seguido las obras por Internet a lo largo de estos cinco años y mes a mes la torre crecía, se retranqueaba, y su altura era cada vez más fantasiosa. Esto no puede ser, pensaba para mi. Y desde ayer, simplemente, es.
Si el tamaño de las burbujas económicas se mide por las dimensiones de los edificios que dejan, y dado que sólo esas acumulaciones de dinero pueden costear complejos como el de Dubai, con un coste estimado de construcción de 1.000 millones de euros pese a los sueldos míseros de sus trabajadores, acabamos de ver reventar la mayor de la historia. La aguja de la torre de Dubai pincha un globo que nos ha sostenido artificialmente durante más de una década, como sucedió con la inauguración del Empire State Building en 1930, pero el entonces llamado Empty State hoy luce glorioso en Manhattan. Desde ayer Dubai mira al mundo desde lo más alto.
Mañana, Reyes, es festivo. Hasta el Jueves y suerte con los regalos.
¿Cuánto son 828 metros de altura? Evidentemente mucho, pero pondré algunas comparaciones para que el lector pueda no hacerse a la idea, que es difícil, pero si echarse a temblar. El edificio más alto de España es la torre Caja Madrid, del complejo CTBA de Madrid, que con sus 250 metros no llega ni a la tercera parte de la altura de ese coloso. Torre Picasso, también en Madrid, tiene 157 metros de altura, por lo que habría que colocar seis torres una encima de la otra para alcanzar el techo de Dubai. 6 Torres!!!!. Si viven en Bilbao conocerán la torre del BBVA, que con sus 88 metros era hasta hace poco el techo de la ciudad. La de Dubai equivale a casi 10 torres de BBVA puestas una encima de la otra. Ahora que en Abandoibarra crece el mascarón de proa de la torre Iberdrola, que esta previsto que llegue a los 160 metros de altura, imagínensela multiplicada por seis, como Torre Picasso.... sí se que es difícil de imaginar. Para un lector que esté en Elorrio, la altura de la torre de la iglesia, enorme y preciosa, llega hasta los sesenta metros, por lo que serían cerca de catorce torres una encima de otra las que habría que colocar para igualar al monstruo, aunque una comparativa más fácil de entender sería que suponemos la torre de Dubai en la plaza, sita a 200 metros sobre el nivel del mar, su altura sería equivalente a la punta de Udalaitz, con sus poco más de mil metros de altura. Alucinante, verdad? Podríamos así ir ciudad por ciudad cogiendo sus monumentos emblemáticos y multiplicándolos hasta casi el infinito. Y no sólo en España. Los trescientos metros de la torre Eiffel son poco más que la tercera parte de todo el complejo, y las destruidas y santas torres gemelas, con sus 410 metros de altura aproximadamente, eran prácticamente la mitad de esta torre de Dubai. Sí, las torres gemelas del WTC puestas una encima de la otra equivaldrían al portento que se eleva sobre las arenas del desierto arábigo. Cifras, comparaciones, imágenes... lo que quieran, pero a mi que los rascacielos me encantan, que trabajo en una planta 19 a unos 80 metros del suelo sobre Madrid y la tengo a mis pies, y día tras día esta altura y vista me siguen pareciendo fascinantes no soy capaz de calibrar las dimensiones de algo como lo que han hecho en Dubai. Simplemente se me escapa. He seguido las obras por Internet a lo largo de estos cinco años y mes a mes la torre crecía, se retranqueaba, y su altura era cada vez más fantasiosa. Esto no puede ser, pensaba para mi. Y desde ayer, simplemente, es.
Si el tamaño de las burbujas económicas se mide por las dimensiones de los edificios que dejan, y dado que sólo esas acumulaciones de dinero pueden costear complejos como el de Dubai, con un coste estimado de construcción de 1.000 millones de euros pese a los sueldos míseros de sus trabajadores, acabamos de ver reventar la mayor de la historia. La aguja de la torre de Dubai pincha un globo que nos ha sostenido artificialmente durante más de una década, como sucedió con la inauguración del Empire State Building en 1930, pero el entonces llamado Empty State hoy luce glorioso en Manhattan. Desde ayer Dubai mira al mundo desde lo más alto.
Mañana, Reyes, es festivo. Hasta el Jueves y suerte con los regalos.
lunes, enero 04, 2010
Resaca sin turrón
Si lee estas frases desde la comodidad de su habitación de casa a las horas laborales, felicidades, y sepa que este que escribe ya ha consumido sus vacaciones navideñas, en una Navidad bastante desangelada por la crisis, en la que he notado menos espíritu de juerga y celebración que en otros años, y ya pongo por delante que no soy yo el juerguista empedernido para poder juzgarlo en la mejor posición. Pero no se, han sido unas navidades algo descafeinadas, con espumillones en las tiendas, pero sin clientes alegres, con mucho scrugge y poco espíritu de las fechas.
¿Es esta una sensación que sólo tengo yo? La he oído en algunas tertulias de radio, y es cierto que ni en Navidad ni en Nochevieja ha habido esos mensajes de felicitación cachondos, obscenos y procaces que abundaban en otras ocasiones. Cierto es que 2010 tiene un rima compleja (pez, fez, tez, pardiez y otros términos que no dan mucho juego morboso) pero si exceptuamos los colgados que han salido en todas las televisiones a cuenta de la macrofiesta que se organizó en la casa de campo el 1 de enero el resto de noticias de la nochevieja trataban de los cotillones en los que aún había plazas, del precio del marisco que no había subido como otros años y de, en definitiva, efectos del retraimiento del consumo por la crisis. Es lógico que no haya mucho ambiente de celebración entre aquellos que no tienen trabajo o ven el suyo peligrar. Si casi el 80% de los españoles está preocupado por el paro la alegría de la Navidad vendrá a consola esta situación, pero poco. Para terminar de empañar las fiestas apareció Al Queda con un intento de atentado en Detroit y con amenazas en Yemen, país que estas fechas muchos han descubierto que existe en el mapa, pero que no olvidemos que en él perdieron la vida, entre otros, un grupo de turistas españoles en el verano de 2007. La psicosis de los aeropuertos crece, unida al caos propio de estas instalaciones, en las que parece que nada acaba de funcionar bien, salvo la remuneración a los controladores y otros colectivos con ciertos privilegios. Se anuncia la instalación de esos escáneres de cuerpo entero que desnudan al pasajero para ver que lleva bajo la ropa, y que pueden hacer que las terminales se conviertan en una nueva edición del can can parisino, si uno se anima y se pone a contorsionarse de manera sensual mientras sus partes íntimas son vistas en tonos grises y azules por un supuesto equipo de seguridad, que va a ser un reducto de voayeurs y mirones profesionales, y muy bien remunerados. Entre sustos y paros encubiertos, y abandonos de pasajeros por parte de compañías tan “serias” y “profesionales” como Air Comet (y no tengo comillas suficientes) volar ha sido una de las pesadillas navideñas. No me ha tocado, así que me he librado, pero me imagino que pasear un día de estos por las terminales de Barajas, el Prat, o Canarias ha podido ser un magnífico despliegue de espíritu navideño, sonrisas y caras de felicidad por doquier, seguro que se lo imaginan.
Bueno, no todo es desastroso. Podemos endulzar nuestras penas diarias a base de chocolatinas y dulces típicos como el mazapán o el turrón.... pero no en todas partes. No se si debido al incremento de la demanda o a la imprevisión (por no llamarlo estupidez) de los comercios, pero para el 30 de Diciembre se acabó el turrón en el duranguesado, en todas sus modalidades. Ibas al Eroski o al Sabeco y veía cajas y cajas de espárragos, gambas, conservas, pimientos y otras cosas que a mi no me gustan nada, pero ni una mísera caja de turrón. Esto o es la crisis que golpea con fuerza inusitada...... o que tenían que traerlo por avión.
¿Es esta una sensación que sólo tengo yo? La he oído en algunas tertulias de radio, y es cierto que ni en Navidad ni en Nochevieja ha habido esos mensajes de felicitación cachondos, obscenos y procaces que abundaban en otras ocasiones. Cierto es que 2010 tiene un rima compleja (pez, fez, tez, pardiez y otros términos que no dan mucho juego morboso) pero si exceptuamos los colgados que han salido en todas las televisiones a cuenta de la macrofiesta que se organizó en la casa de campo el 1 de enero el resto de noticias de la nochevieja trataban de los cotillones en los que aún había plazas, del precio del marisco que no había subido como otros años y de, en definitiva, efectos del retraimiento del consumo por la crisis. Es lógico que no haya mucho ambiente de celebración entre aquellos que no tienen trabajo o ven el suyo peligrar. Si casi el 80% de los españoles está preocupado por el paro la alegría de la Navidad vendrá a consola esta situación, pero poco. Para terminar de empañar las fiestas apareció Al Queda con un intento de atentado en Detroit y con amenazas en Yemen, país que estas fechas muchos han descubierto que existe en el mapa, pero que no olvidemos que en él perdieron la vida, entre otros, un grupo de turistas españoles en el verano de 2007. La psicosis de los aeropuertos crece, unida al caos propio de estas instalaciones, en las que parece que nada acaba de funcionar bien, salvo la remuneración a los controladores y otros colectivos con ciertos privilegios. Se anuncia la instalación de esos escáneres de cuerpo entero que desnudan al pasajero para ver que lleva bajo la ropa, y que pueden hacer que las terminales se conviertan en una nueva edición del can can parisino, si uno se anima y se pone a contorsionarse de manera sensual mientras sus partes íntimas son vistas en tonos grises y azules por un supuesto equipo de seguridad, que va a ser un reducto de voayeurs y mirones profesionales, y muy bien remunerados. Entre sustos y paros encubiertos, y abandonos de pasajeros por parte de compañías tan “serias” y “profesionales” como Air Comet (y no tengo comillas suficientes) volar ha sido una de las pesadillas navideñas. No me ha tocado, así que me he librado, pero me imagino que pasear un día de estos por las terminales de Barajas, el Prat, o Canarias ha podido ser un magnífico despliegue de espíritu navideño, sonrisas y caras de felicidad por doquier, seguro que se lo imaginan.
Bueno, no todo es desastroso. Podemos endulzar nuestras penas diarias a base de chocolatinas y dulces típicos como el mazapán o el turrón.... pero no en todas partes. No se si debido al incremento de la demanda o a la imprevisión (por no llamarlo estupidez) de los comercios, pero para el 30 de Diciembre se acabó el turrón en el duranguesado, en todas sus modalidades. Ibas al Eroski o al Sabeco y veía cajas y cajas de espárragos, gambas, conservas, pimientos y otras cosas que a mi no me gustan nada, pero ni una mísera caja de turrón. Esto o es la crisis que golpea con fuerza inusitada...... o que tenían que traerlo por avión.
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