Hoy es viernes, día de rezo en el mundo musulmán. Un viernes de hace poco más de un mes acabó con el régimen tunecino de Ben Alí, un viernes de hace dos semanas expulsó a Mubarak de su trono egipcio, y está por ver si este viernes, repleto de odio y sangre, pueda destruir ala dictadura libia de Gaddafi. Parapetado en Trípoli, con cada vez más ciudades en poder de los rebeldes, y socorrido por mercenarios muy violentos, el coronel se hunde poco a poco en medio de un baño de sangre. Infame final para una vida no menos repugnante.
Sin embargo este sujeto aún es capaz de proporcionar momentos de gloria. Ayer, quizá cansado de lo que él se decía, llamó a un programa de televisión, sin recurrir a lo del teléfono de los aludidos porque los de la tele son empleados (siervos) suyos, y en su mejor estilo, empezó a soltar estupideces, comparando la duración de su mandato con el de la Reina de Inglaterra (sólo es comparable su vestuario) e incidiendo todo el tiempo en que es Al Queda quién ha provocado la revuelta, drogado a la juventud y levantado las armas contra su régimen. Al final soltó unas cuantas amenazas de rigor y colgó, quizás falto de crédito o de cobertura. No ha sido Al Queda quién ha provocado esto, sino la miseria contenida de un pueblo aplastado durante décadas y, sobre todo, el efecto contagio, porque si los de Egipto y Túnez pueden, porqué nosotros no. Sin embargo, antes de que el loco lo mencionase, pensaba yo ayer sobre cómo estará viendo Bin Laden todo esto. En el fondo de su cueva, tomándose agua sucia con raíces, equivalente al chocolate con churros local, tras haber planificado algunos atentados mañaneros, qué pensará este personaje sobre lo que sucede. Estará satisfecho o inquieto? Es conocido el odio que Al Queda profesa a todos los regímenes árabes, y que esos regímenes se han sustentado en los últimos años en vender el espantajo de la seguridad a occidente, haciendo frente a la red de Bin Laden. Así, la caía de los dictadores no es mala noticia para la red terrorista, porque desaparece un enemigo. Sin embargo, la posible llegada de la democracia modelo turco sería devastador para las esperanzas de Bin Laden. A corto plazo en procesos como el Egipcio Al Queda tiene las de perder desde un principio, pero en la guerra civil de Libia esos terroristas pueden pescar influencia, incluso zonas o ciudades que poder controlar. Pero no olvidemos que los regímenes que más odia Bin Laden son las monarquías del golfo, especialmente Arabia Saudita. Y tras ellos, occidente, nosotros, los infieles. ¿Existe la posibilidad de que Al Queda aproveche estos tumultos para sus planes a largo plazo? Es una hipótesis muy tentadora y peligrosa. El tablero se ha movido y todos los actores tienen que reposicionarse, no sólo la indolente Europa, o Israel, o los Estados Unidos. También Irán y Al Queda tiene que cambiar sus estrategias ante lo que está pasando. Pensando en esto ayer por la noche (la soledad, es lo que tiene) se me ocurrió que, si yo fuera un genio del mal como se supone que es Bin Laden, se me estaba ofreciendo una oportunidad histórica de dar un golpe cruel no a los saudíes, que también, sino a todo occidente.
Ayer el barril de Brent, referencia europea, acabó cerrando a 111 dólares tras alcanzar un pico de 120. Sólo Europa necesita cada día catorce millones de barriles, sí, catorce, para funcionar. Si en un contexto de nervios como el que vivimos Al Queda desata una ataque contar Arabia Saudita, o un gran atentado en una refinería del golfo, el barril podría subir hasta niveles inimaginables, y el daño que eso haría a la débil economía occidental sería devastador, mucho mayor que cualquier torre destruida. ¿Es una hipótesis sin sentido? ¿Pudiera ser que esta crisis llegara a ofrecer semejante oportunidad a Al Queda? Personalmente no quiero comprobarlo, pero sugerente, si eres un sujeto maligno, sí que es, verdad?.
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