Lo de Egipto se complica cada vez más, y es probable que hoy asistamos a un desenlace tras la huelga general convocada en el país, pero permítanme que hoy huya un poco de esa actualidad y les hable de la muerte de John Barry. Su cara no les sonará a muchos, a mi de nada, su apellido quizás, pero si les cuento, como hace hoy la prensa, que era el autor de las bandas sonoras de 007, Enigma, Bailando con Lobos o Memorias de África la cosa cambia, verdad? Ahora seguro que sienten que Barry es parte de ustedes y lamentan su muerte como propia.
John Williams, Danny Elffman, Howard Shore, Jerry Goldsmith, John Barry, y otros muchos, son famosísimos compositores de bandas sonoras, y autores de las que sin duda son las melodías sinfónicas más aclamadas del siglo XX. En el caso de Barry hay una película, Memorias de África, que marcó un antes y un después en su carrera, y me atrevo a decir que en parte también en la vida de todos los que la vimos. Dirigida por Sidney Pollack, con Robert Redfordy Meryl Streep en estado de gracia, esa película lo tiene todo. Interpretaciones, diálogo, emoción, sensibilidad, belleza visual a raudales, y una música que es maravillosa. No creo que haya nadie que se haya quedado indiferente cuando, al poco de empezar la película, Isak Dinesen, la escritora que interpreta Streep, dice de fondo esas palabras de “Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong” y el plano nos transporta desde la gélida Dinamarca a la sabana Africana, con un tren de vapor que parte el paisaje, o lo cierra como si de una cremallera se tratase, y empiezan a sonar las notas que Barry compuso para el adagio que hace de tema principal de la escena, y toda la película. Durante varios minutos nadie dice nada, y es que nada se puede decir. Las imágenes, de una bastedad inmensa, lo llenan todo, y esa música, maravillosa, se eleva por encima del tren, el paisaje, los personajes, y alcanza un grado de pura belleza difícil de describir. Uno ya sabe que lo que va a ver no es una película normal, porque lo que acaba de presenciar, oír y sentir, tampoco lo es. A partir de ahí las escenas se suceden, y Barry extrae lo mejor de sí mismo para que ese clímax inicial no sea un hecho aislado. Se atreve incluso a competir con Mozart cuyo adagio del concierto de clarinete KV 622 es uno de los protagonistas de la función, sonando en una vieja gramola, que extrae del disco de vinilo que Robert Redford lleva consigo unos sonidos que no acaban de pegar con el contexto africano, pero sí con la inmensidad de su paisaje, de su rotundo esplendor…. Parece que me gusta la película, verdad??? No se si hoy tendría éxito una historia así, tan falta de explosiones, gritos, tacos, insultos, violencia y despilfarro de dinero, pero en su momento triunfo plenamente, y fue una de esas ocasiones en las que crítica y público se pusieron de acuerdo, porque era magnífica, y nada se le podía reprochar. Sus protagonistas se hicieron un chalet en el cielo artístico en el que ya vivían y Barry alcanzó fama universal, que ya no le abandonaría nunca. Hasta ayer, en que falleció a los 77 años, sólo 77 años…….
Su otro gran triunfo como compositor fue Bailando con Lobos, pero si quieren que les cuente un secreto, yo no me enamoré de la música de esa película en el momento de verla, sino posteriormente, en un anuncio de Repsol… sí, sí. No se si se acuerdan, era un mar tormentoso, y de el surgían los cuatro postes sobre los que se erigía una plataforma petrolífera que se construía en medio de la lluvia y los rayos, poderosa, fuerte, inmensa… Creo que fue en los años de la privatización, finales de los noventa, y en aquellos días iba saltando de cadena en cadena, buscando la publicidad, la plataforma de Repsol….. y la música del genial Barry.
1 comentario:
La música que describes de "Out Of Africa", en concreto la canción "Main Title - I Had A Farm In Africa" es la que acompañó la entrada de mi mujer y mía en el salón de la cena el día de nuestra boda.
Imagina si esa composición significa algo para mi o para mi mujer.
Se ha ido otro de los grandes...y la verdad es que actualmente, quedan pocos como él, o como Basil Poledouris o tantos otros.
Saludos
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