miércoles, diciembre 07, 2011

El Putinazo

Hoy es Miércoles, ¿qué tal llevan el lío del calendario? Seguro que ya hay alguno que para estas horas ya no tiene claro ni que día es ni si tenía que ir a trabajar, al colegio o a llevar a la suegra a hacer recados (bueno, eso último siempre se olvida, jeje) Una forma de evitar este caos es vivir en un país en el que no sea fiesta estos días, por ejemplo Rusia, donde el 6 y el 8 es laborable. Eso sí, el cambio incluye un descenso de temperaturas, aún más bajas de las que hay en Madrid estas mañanas, y un régimen político que aparenta democracia pero que es una refinada versión del totalitarismo de toda la vida.

De hecho
este fin de semana han tenido lugar las elecciones parlamentarias en Rusia, a las que se presentaban varias formaciones, y en la que estaba claro que iba a ganar Rusia Unida, el partido dirigido por ese curioso tándem que forman Putin y Mevdeved. Y no, no hubo sorpresas, y el dúo ruso más famosos desde los hermanos Karamazov ganó, con una holgada mayoría, aunque perdieron bastantes escaños y por los pelos han conservado la mayoría absoluta en la Duma, que es como se llama el Congreso de allí. Esto de por los pelos es tan cierto que las sospechas de fraude en el proceso electoral, que ya existían en otros comicios pasados celebrados en Rusia, esta vez han sido tan evidentes que hasta los observadores internacionales, asustados, que han estado vigilando el proceso, las están denunciando a la opinión pública y medios internacionales. Y lo nunca visto en la era Putin, hay manifestaciones en Moscú por parte de ciudadanos que se consideran estafados ante este presunto fraude. Como es tradición en estos casos, la policía les ah detenido a casi todos y arrestado en se supone frías cárceles (no creo que haya nada cálido en Rusia en esta época) y el actual presidente Mevdeved ha declarado que “la política rusa no es asunto de Occidente'” con la evidente intención de que los gobiernos y medios de comunicación occidentales dejen de mirar a Moscú y no interfieran. Lo cierto es que lo de este fin de semana es un nuevo episodio, muy descarado eso sí, del proceso de construcción de un régimen totalitario en Rusia, en el que Vladimir Putin es el hombre fuerte que lo controla todo. Su idea de buscarse a un hombre de paja, Dimitri Mevdeved, con el que intercambiar los papeles de presidente y primer ministro en algunas de las elecciones es extraña, la verdad, pero el tiempo muestra que el dúo funciona mejor que los planes de Telefónica de igual nombre. Así, tras varios años con Putin en la presidencia del país, en el pasado turno de elecciones Mevdeved fue elegido como presidente y Putin fue nombrado primer ministro, motivo por el que llevamos algunos años viendo al gris Mevdeved en la tele más que la mediático y algo siniestro Putin. Pero el plan que sigue en vigor es que en las presidenciales que deben celebrarse a mediados del año que viene, si no recuerdo mal, vuelva a ser Putin el que encabece la candidatura y, como no, arrase, nombrando a (adivina, adivinanza) Mevdeved como primer ministro. Sí, sí, suena a chiste, pero es como el juego de las muñecas rusas, que abres una y luego dentro hay otra. En este caso solo hay dos muñecas, una grande llamada Putin y una pequeña llamada Mevdeved, que realmente oculta a la primera cuando ésta no quiere exponerse en público. Sumen a todo esto un férreo control de los medios de comunicación, la estructura económica y el ejército, e imagínense cual es el panorama al que se enfrentan los opositores y la sociedad civil rusa.

Evidentemente una situación de este tipo en cualquier otro país hubiera provocado muestras inmediatas de rechazo y condena en la llamada comunidad internacional, pero es obvio que Rusia no es un país cualquiera. Primer productor de petróleo del mundo, abastecedor de gas a toda Europa central y del este, poseedor de un territorio, ejército e influencias heredadas de su decadente imperio soviético, Rusia es un gigante en el que la democracia no logra implantarse, y en el que el ordeno y mando de Putin no hace sino reflejar un autoritarismo, con preocupantes toques nacionalistas, que se extiende por toda la nación. No, creo que no me voy allí a evadirme del puente….. hasta el Viernes!!!!

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