Hoy, con el soniquete de la lotería (que tengan suerte si han jugado y les toque) y los traspasos de cartera de los nuevos ministros nombrados ayer por Rajoy, acaba la edición 2011 de este blog, ya que mañana 23 por la mañana estaré camino a Elorrio y no volveré de las vacaciones hasta el Martes 3 de Enero de 2012, así que es probable que no haya entradas en todo ese tiempo. Me toca, como suele ser habitual, hacer un pequeño resumen de lo que ha dado este ejercicio en lo que hace a la actualidad, no tanto a lo personal, porque eso sería muy breve y poco interesante para ustedes, y lo cierto es que este año ha sido difícil, y más lo es para resumirlo.
Y es que 2011 pasará a la historia, y en este caso no es una frase hecha. Todo el mundo con el que uno hable estará de acuerdo que este año ha sido excepcional en acontecimientos nacionales e internacionales. Con ser muy importantes, los sucesos que han ocurrido en España han quedado empequeñecidos, pero pese a ello nunca olvidaremos que 2011 fue el año en el que ETA lo dejó, esperemos que para siempre jamás, el año en el que el PSOE vivió la derrota electoral más abultada de su historia y en ele que el PP volvió al gobierno, disfrutando de un poder casi absoluto que es probable que no le sirva de mucho. Pero es que más allá de nuestras fronteras el mundo parece haberse puesto a girar a muchas más revoluciones de las habituales, empezando por las revoluciones del Magreb, que nadie previó hace un año, que en Febrero empezaron como revueltas aisladas en Túnez y que se han llevado por delante gobiernos y tiranías tan asentadas como la de Gadafi, al que el propio corrector ortográfico del Word sigue reconociendo (si tu apellido es raro y Word te lo reconoce sin meterlo en el diccionario has triunfado, chaval). Esas revueltas han cambiado el mapa del Mediterráneo sur, han mostrado las vergüenzas y miserias de la comunidad internacional, una vez más, y ahora mismo se extienden por Siria, haciendo que, probablemente, el régimen de Al Asad caiga en la primera parte del nuevo año. Esto desestabilizará la situación en la zona, con un Irán cada vez más belicoso, lo que hará que en 2012 nos debamos fijar mucho en todo el golfo pérsico, Israel y sus vecinos. En este año el terrorismo islamista ha seguido masacrando, pero restringido a países periféricos como Afganistán, Pakistán o Irak, no se le ha prestado atención desde occidente, donde sólo la caída de Bin Laden y el décimo aniversario del 11S trajo de vuelta a la actualidad a Al Queda y su sombra de muerte. El peligro al loco del turbante ha sido sustituido por el miedo al loco a secas, tan nacional como cualquier otro, y que en Noruega demostró que basta la sangre fría y el convencimiento para sembrar el terror en cualquier parte, incluso allí donde menos se la pueda uno imaginar. 2011 será también para siempre el año del terremoto en Japón, del Tsunami, de las imágenes horrendas de la ola llevándoselo todo por delante, de la absoluta impotencia que genera ver como todo puede ser destruido en instantes por la furia desatada e irracional de la naturaleza, y de la sensación de que la más moderna tecnología, la nuclear por ejemplo, puede volverse muy peligrosa cuando se descontrola. Fukushima no ha adquirido el grado de “reconocida por el Word” pero es un lugar que ya no vamos a olvidar en mucho tiempo.
Y por encima de todo, sobrevolando e impregnado cada momento de nuestras vidas personales y de la actualidad, 2011 será contabilizado como el cuarto año de la crisis económica, el año de su enquistamiento, en el que mostró su crudeza a todo el mundo, en el que Europa se puso de rodillas ante su evidencia y mostró una debilidad y desunión alarmante. Llegamos a estas fechas en medio de razonables incertidumbres sobre la supervivencia del euro y de la propia UE, pensamientos que, con lógica, hubieran sido tachados de lunáticos hace un par de años. Este será, otra vez (sí, una pena) el gran tema de 2012, nuestra gran labor. Que entre todos seamos capaces de remontar y, aunque será muy duro, ganar la batalla.
Los mejores deseos para 2012, y que sus sueños se hagan realidad en la compañía de las personas a las que aman y les quieren, que son el puntal de nuestras vidas.
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